EDITORIALES II


 En Costa Rica

Ministros de Policía Negligentes, han Permitido que Extranjeros se Lleven

el Oro de la Finca “Crucitas.”

En este país centroamericano, ubicado entre Nicaragua y Panamá, y que es la única democracia sólida de América Latina desde 1948, los últimos ministros de Seguridad Pública han fallado ostensible y convincentemente cuando se ha tratado de cumplir con el deber que les fue encomendado. En este caso particular, con la invasión de nicaragüenses a la finca “Crucitas”, ubicada en el cantón de San Carlos, provincia de Alajuela, al norte de Costa Rica, siempre se ha sabido que esos individuos entran en tropel todos los días, incluso han construido “cuarterías” donde descansan y duermen hasta el día siguiente para continuar con su labor de despedazar el ecosistema, más de lo que lo han hecho hasta ahora, y encontrar el oro que les ha motivado a la invasión del suelo costarricense, violando, de paso, todas las leyes migratorias existentes, pues se internan en esta nación sin permisos de ninguna especie, sin pasaportes y abruptamente, ante la desidia de la policía y, por supuesto, de los distintos ministros de esta Cartera que es vital para el orden y la vigilancia en todo el territorio nacional.

            Incluso se dice que el actual presidente de la República, Rodrigo Chaves, ordenó el retiro de todo “uniformado” de la zona, ayudando con ello a que la presencia de buscadores de oro fuera todavía más numerosa y actuaran, esta vez, con mayor libertad.

            Recordemos que fue durante el segundo gobierno del vanidoso, ególatra y auto-engañado Oscar Arias, que se extendió lamentablemente para todos los ciudadanos costarricenses, del 2006 al 2010, cuando se le otorgó una concesión a una empresa canadiense (leer edición de The City Newspaper, número 161 en esta dirección web: https://www.calameo.com/read/006446597dd1101a76971?trackersource=library para conocer los detalles al respecto), para que procediera a la extracción de oro “a cielo abierto”. Desde un inicio, el concepto “a cielo abierto” chocaba frontalmente con el cuidado y preservación de la ecología en un país, en el caso de Costa Rica, que se precia de ser “un paraíso siempre verde” y celoso de su ubérrima naturaleza. Pero eso a Oscar Arias “le entró flojo”, como se dice popularmente en esta nación, porque lo que realmente le interesaba era llenarse él y algunos de sus secuaces en el gobierno, los bolsillos con los dólares pagados por las canadienses. Lo cierto es que, por esas incomprensiones que surgen constantemente con las licitaciones, convenios internacionales y contratos con empresas transnacionales, los canadienses se marcharon, dejando tras de sí enormes querellas judiciales contra el gobierno costarricense, en parte por incumplimiento de contrato; y en el terreno, dejaron las excavaciones, la naturaleza violentada, despedazada y muerta, donde se presumía que iban a efectuar sus trabajos en búsqueda del metal precioso. Lamentablemente, después de este desaguisado, de esa descarada acción de Arias y algunos de sus asesores y ministros, la justicia costarricense, según suele ocurrir en este país, no actuó en consecuencia y sentó las bases para juicios y condena de quienes provocaron tal delito de lesa naturaleza. De tal forma, el político de poco cuño que es Arias Sánchez, se retiró a su casa tranquilamente cuando finalizó su cuatrienio de pésimo gobierno, lleno de narcisismo, endeudamiento con la Banca internacional y abultamiento de la burocracia en las Instituciones del Estado, pues colocó a la mayoría de sus amigotes en puestos dentro del gobierno (se habla de unos 70 nuevos burócratas, para citar solo un ejemplo entre muchos de ellos, en la Caja Costarricense del Seguro Social). Pero “su legado” en la finca “Crucitas” ahí quedaba, en recuerdo de su impericia, mala fe, pésima gobernanza y supra-megalomanía tan característica en él.

            Cuando los nicaragüenses que viven cerca de la frontera con Costa Rica, se percataron del caos reinante en “Crucitas”, comenzaron a traspasar la línea fronteriza sin permiso alguno, pues esas gentes actúan siempre así, al margen de las leyes y del orden establecido, y comenzaron a extraer el oro, que se han llevado en ingentes cantidades hacia su país, sin que la policía costarricense les haya detenido o finalizado con estas acciones de vandalismo. Era la negligencia, el desamor por lo patrio y ese voltear la vista hacia el lado contrario, lo que estaban haciendo las autoridades de los distintos gobiernos, en especial los ministros del Partido Acción Ciudadana (PAC), de corta vida en la realidad política de Costa Rica, pero de impresionante corrupción, como nunca se había visto tan flagrantemente en esta nación de América Central.

            Hoy, parece que el nuevo ministro de Seguridad, Mario Zamora, quien da indicios de que desea trabajar de verdad a favor de la población, recobrará el control de la finca en cuestión y enviará a varios contingentes de policía para detener a los nicaragüenses usurpadores y enseñarles que a este país no puede ingresar cualquier aborigen salvaje a hacer lo que le da la gana. La prensa ya ha publicado algunas fotografías de “nicas” sentados en el suelo, con las manos hacia atrás, esposados por las autoridades que han visitado recientemente “Crucitas.” ¡En buena hora y que acaben con toda esa impunidad e irresponsabilidad! Pues se trata de una invasión a territorio extranjero y al saqueo de sus riquezas naturales. Grandes delitos para dejar pasar desapercibidos. Una vez restablecido el orden y la seguridad, hay que repoblar con árboles la zona dañada, permitir que la maleza haga su trabajo de acuerdo a la naturaleza y continuar con las detenciones de extranjeros pata que aprendan a respetar a Costa Rica y las leyes recobren su vigor y vigencia, como debe ser.


La Deshumanización de una Directora de una Institución que Precisa de

Humanidad

 

La Escuela Neuropsiquiátrica Infantil (ENI), con sede en el Cantón de Tibás, San José de Costa Rica, acaba de experimentar uno de los pasajes más grises y engorrosos de toda su existencia: la presencia de una nueva directora, intrínsecamente deshumanizada, quien, hace pocos días, fue separada de ese cargo, dichosamente para los padres de familia de los jóvenes con autismo, los mismos educadores que ahí trabajan, los empleados auxiliares y para el Ministerio de Educación costarricense (MEP), que no puede darse el lujo de tener entre sus servidores a un déspota de tales vuelos entre su numerosa nómina.

            El nombre de la mujer en cuestión no viene al caso que lo reproduzcamos en este editorial, pues ya se marcha de ese centro de enseñanza; pero sí nos gustaría saber que está vetada, en lo que le resta de vida, para que ejerza funciones que tengan que ver directamente con estudiantes, sean con autismo o normales, pues no tiene ni la vocación, ni la sabiduría, ni la inteligencia para laborar con personas, más todavía cuando Costa Rica entera transita por épocas difíciles con una altísima criminalidad en sus comunidades y en las escuelas y colegios también.

            Un educador –y lo decimos con profundo conocimiento de causa, pues en nuestra familia ha habido muchos de ellos y nosotros mismos somos profesionales de la educación-, tiene que anteponer el buen juicio en sus acciones, el atinado proceder, la comprensión ilimitada y la ayuda de Dios, cuando se relacione con el estudiantado, personal docente y padres de familia. No puede hacer otra cosa. Más aún si se trata de una cabeza dirigente, de una directora que está al frente de una Institución como la ENI, donde los jóvenes padecen distintas intensidades del autismo, desde el más leve hasta el más profundo e intrincado. Allí no se puede llegar a jugar de “inquisidora”, juzgando a los papás solo porque sí, por cualquier ocurrencia que les cruce por los cerebros a las maestras y directoras. La humanidad deberá prevalecer sobre cualquier otra premisa, sin devaneos ni dilaciones, mucho menos con “zancadillas” a los mismos papás, que algunas pseudo-educadoras han ideado con pésimas intenciones y corazones ennegrecidos por el odio y la inquina. Un educador tiene que ser la luz en todos aquellos lugares donde se pose, donde transite y donde trabaje. No tiene alternativa. Es una profesión que sobrepasa al concepto “educativo” para convertirse en un apostolado con todas sus letras y acepciones.

            El autismo no es simplemente una “condición”, según han querido definirlo y “etiquetarlo” los mismos personeros del Ministerio de Educación de Costa Rica (MEP); en su defecto, es una de las enfermedades que vienen con el niño apenas se forma el feto en el vientre materno; y después del nacimiento del pequeño, se convierte en uno de los más grandes retos para los padres de familia que se puedan experimentar en el seno de sus hogares. Y ese reto incluye estados de ánimo sedentes en los niños y adolescentes (suelen deprimirse y llorar con facilidad), violencia extrema (pueden tomar en sus manos un arma y disparar, pues no están sujetos nunca al razonamiento ni al autocontrol), y, en muchísimos casos, dependiendo de la grave intensidad del autismo, se pueden convertir en personas no funcionales para la vida y dependerán siempre, hasta el día de su muerte, de sus mayores. En síntesis, requieren y exigen de cuidados permanentes de sus padres, quienes no pueden ni deben descuidarlos ni un ápice a diario.

            Evidentemente, las situaciones no son un juego.

            A lo anterior hay que sumarle las constantes visitas al psiquiatra, la dosificación cotidiana de los fármacos que se les recetan, pues, de lo contrario, podrían caer en severas crisis de ansiedad; y asistirlos, en muchísimos casos, en todas las actividades básicas que para una persona normal son algo rutinario. Hemos sabido, a manera de ejemplo, de padres de familia que han tenido que abandonar sus puestos de trabajo para atender constante y continuamente a sus hijos con autismo, con todas las consecuencias que el abandono de la actividad profesional puede involucrar. E, incluso, el nacimiento y crecimiento de un joven con autismo ha causado las rupturas familiares, el papá hace abandono de la casa, se divorcia o se marcha lejos, donde la problemática no lo alcance.

            La escuela especial, por todo lo anterior, deberá ser un remanente de paz, de tranquilidad, de comprensión, de apoyo y esperanza para los padres y nunca lo contrario, según lo malinterpretó la directora de la ENI, quien, gracias profundas al Creador, ha sido separada ipso facto de su cargo. Que se marche lejos, muy lejos de ese centro académico y de todos los demás, pues alguien tendrá que decirle y convencerla de que, en su papel de educadora, no sirve, no es recomendable y ha equivocado la profesión. Quizás como guardia en un presidio le vendría mejor; aunque las internas, las privadas de libertad, también tienen sus derechos y el trato respetuoso de parte de sus vigilantes, es uno de esos derechos inalienables.

            “Humanidad para sitios humanos,” no hay otra opción.

 

 La Nociva Presencia de Rusia en el Continente Africano

Al observar que el triunfo en Ucrania no era nada fácil para el mal entrenado y mal conformado ejército ruso, Vladímir Putin ha echado mano a cualquier alternativa, excepto a los ataques nucleares, aunque ha amenazado repetidamente con ellos. Últimamente, al finalizar el período fijado para que las cosechas ucranianas pudieran salir del territorio europeo con destino a los diferentes destinos, especialmente hacia el continente negro, donde dependen de los cereales aquí cultivados para subsistir, Putin ha bombardeado con todo el salvajismo del que es capaz, a los puertos, en concreto Odessa, para dañar la infraestructura y no sirvan más para exportar los granos desde allí.

            Pero, al darse cuenta de su crueldad e inhumanidad, trató de revertir el pensamiento y las circunstancias con respecto a los líderes africanos y les ofreció los cereales rusos gratis y, a no dudar, estos no tendrán la calidad de aquellos cosechados en las ubérrimas llanuras de Ucrania. La respuesta de los africanos fue inesperada para el genocida ruso, pues le exigieron que detenga su ataque e invasión a los ucranianos, que aplique la paz en Europa, para que todo recobre la normalidad, el respeto al derecho internacional y que el mundo vuelva a retomar la senda del desarrollo que el dictador ruso ha interrumpido.

            Antes de ese argumento, Putin se deshacía en abrazos y palmotadas en las espaldas de los líderes de las naciones africanas y sonrisas en un individuo que solo sonríe cuando va detrás de un cometido que solo a él va a beneficiar. Y es que África ha sentido el látigo, la nefasta presencia de milicias rusas, específicamente del Grupo Wagner con su criminal líder, Yevgueni Prigozhin, quien, en días recientes, apareció al lado de los golpistas de Níger, después de su fallido intento en contra de Putin, en Rusia. De tal manera, vemos que la presencia rusa en África no ha sido para desarrollar al continente en los ámbitos científicos, económicos o productivos en general, sino, y por el contrario, para desestabilizar por medio de la fuerza de las armas, a los pocos gobiernos constituidos democráticamente. Otra opción positiva o constructiva de parte del dictador ruso, es impensable, porque desde su atrofiado cerebro no podrá partir otra idea distinta.

            El bombardeo de los puertos ucranianos desde donde salían los cereales para alimentar a gran cantidad de personas en otros continentes, solo es el reflejo de lo que hay en el alma y en el pensamiento de Vladímir Putin, pues con el hambre de las personas –ajenas al conflicto-, nunca se debe llevar a cabo una acción destructiva, según la está llevando a cabo en estos momentos, el invasor ruso. En el pasado reciente, desde que inició la invasión a Ucrania, Putin ha ordenado bombardear indiscriminadamente hospitales, clínicas, orfanatos, templos de la Iglesia Ortodoxa, barrios enteros donde los objetivos militares no existían y el único propósito de los invasores rusos ha sido el de crear terror entre la población civil, concretamente en ancianos, mujeres y niños, que se cuentan por miles entre los asesinados por los misiles made in Moscú.

            A lo sucedido en Ucrania desde el comienzo de la invasión ordenada por Putin, hay que sumarle los miles de víctimas en África, precisamente por la acción del Grupo Wagner, el entrenamiento que ha dado a los insurgentes africanos a lo largo y ancho del continente, más la venta de armas a los distintos gobiernos de este continente, en el afán de crear desequilibrio del orden normal e inestabilidad en naciones que necesitan apoyo financiero, asesorías para la productividad y apertura de los mercados internacionales, por encima de las armas y las asonadas que aconseja e impulsa Moscú en contra de estos gobiernos.

            Después de observado lo anterior, la pregunta resultante es: ¿Vladímir Putin tomará en cuenta la exigencia de los líderes africanos para que acabe su invasión a Ucrania y restablezca una paz duradera en esa región europea? Cuando el dictador ruso escuchó tal exigencia, solo atinó a mover los ojos en medio de su característica actitud glacial y no expresó ningún argumento al respecto. Es decir, el significado de esa reacción indica que continuará su intervención militar en Ucrania de manera invariable en su criminalidad, ataques masivos con misiles de altísimo poder destructivo y su violación al derecho internacional de una nación soberana, en el caso de esta que él ha invadido. Intrínsecamente, los soldados rusos (muchos de ellos en plenitud de su juventud), llamados intempestivamente a raíz de las sucesivas derrotas que les han infringido los ucranianos, seguirán encontrando sus sepulturas en las planicies de Ucrania o en las trincheras que han cavado en recuerdo de lo que fue la Primera Guerra Mundial, muchos años atrás. Y para evitar que los futuros reclutas huyan del país, Putin ha ordenado el cierre de las fronteras de Rusia, el encarcelamiento de quienes quieren evadirse del servicio militar obligatorio y muy probablemente hasta sus asesinatos en el interior de Rusia.

            Ciertamente, las cosas no han marchado como Putin hubiese planeado desde el principio, eso es evidente. Y ahora los africanos le han dado la espalda y le han exigido respeto a la paz mundial y al pueblo ucraniano, lo cual es una derrota moral más para el criminal ruso que se halla detrás de las murallas del Kremlin. Solo queda por observar si los mismos africanos aceptarán su regalía del cereal ruso, de ínfima calidad en comparación con el ucraniano y si será capaz de abastecer a todo el continente negro y saciar el hambre de sus pueblos.


 La Razón por la Cual la OTAN no Acepta Ahora Mismo a Ucrania como 

Miembro Activo de esta

Alianza Militar

El presidente ucraniano, en su evidente preocupación y sufrimiento causados por la invasión rusa a Ucrania, el país que él dirige ha solicitado una y varias veces más la adhesión a la OTAN, el conglomerado de ejércitos de la mayoría de naciones europeas junto a los Estados Unidos de América. Y cuando no le han permitido ingresar, ha lanzado lastimeras críticas que, desde el punto de vista emocional, son totalmente atendibles y comprensibles; aunque, desde el ángulo técnico, Jens Stoltenberg, secretario general de esa Alianza Atlántica, lo ha dicho sobradamente y con toda claridad: “no es el momento para que Ucrania forme parte de la OTAN, pero mantendremos abierta nuestra invitación para que lo haga en el futuro.”

            Pero… ¿Por qué los miembros de la OTAN no quieren, NI DEBEN, aceptar la incorporación de los ucranianos en estos precisos instantes? Para responder a esta interrogante que media humanidad se hace, debido a que no comprende ni conoce los estatutos de la Alianza, hay que recordar aquel punto que señala con toda claridad que “si alguno de sus miembros se viese atacado por una fuerza ajena, ese ataque tendría el mismo significado para los demás ejércitos que conforman la OTAN,” y se involucrarán de lleno y directamente en la guerra que afectó al país miembro. Al partir de esta premisa, si Ucrania fuera aceptada en estos momentos cuando los rusos acampan dentro de su territorio y la guerra contra Moscú es abierta, cruenta y sin visos de terminar pronto, la OTAN tendría que acudir, también directamente, en su ayuda, enfrascándose en un conflicto que se originó antes de la adhesión de los ucranianos y en el cual no se había atacado, por parte de Moscú, a ninguno de sus socios militares.

            En palabras más simples aún: una adhesión de Ucrania en estas mismas fechas, obligaría a la OTAN a declararle la guerra a los rusos, porque se trataría de un país miembro de la OTAN. El resultado sería la tercera guerra mundial, porque podría involucrar, muy posiblemente, a la China y otras naciones simpatizantes y amigas de Rusia, con ataques de parte de los rusos hacia el interior de naciones como Polonia, Hungría, Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, los Estados Unidos y demás países que conforman a la OTAN.

            Lo que necesita la Alianza es a una Ucrania en paz, una vez haya resuelto su problema con Rusia, y, a partir de ese estado pacificado, comenzar a brindarle todo el apoyo militar, logístico, moral, espiritual y fraternal, que caracteriza a la Alianza Atlántica; y el resultado será que los enemigos de Occidente se lo pensarán de más antes de atacar nuevamente a los ucranianos.

            En estas fechas precisas, la OTAN está dando a Ucrania más armamento y ayuda financiera, como nunca lo había hecho a otro país, desde que fue creada esta organización militar. Dicha ayuda demerita, en gran parte, la queja del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, en el sentido de que no se le acepta como un miembro más de la OTAN; sin embargo, es gracias a la misma OTAN por lo que está sobrellevando la guerra contra Rusia, está venciendo en muchos lapsos del enfrentamiento y está haciendo ver mal al ejército de Putin.

            Se le han dado tanques alemanes y estadounidenses, los famosos Leopard y Abrams; baterías antimisiles para defender los cielos de las principales ciudades, misiles tierra-tierra y tierra-aire y una cantidad impresionante de otros pertrechos, como nunca antes se había dotado a ningún otro ejército en Europa, desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Esa asistencia técnica y humana (se han entrenado soldados ucranianos en Inglaterra, Alemania, los Estados Unidos y España), obliga a Zelenski a ser más comprensivo con la decisión de la OTAN de no aceptar a su país todavía. Más aún cuando Washington y Bruselas han empeñado su juramento, su palabra, de mantener la ayuda económica y militar a Ucrania indefinidamente, hasta que alcance el triunfo en este conflicto contra Rusia. ¿Qué más quiere Zelenski entonces?

            Posterior al final de esta guerra –el cual se vislumbra muy lejano en el tiempo, mientras Rusia sufre el desgaste de sus hombres en batalla y de suministros de todo tipo-, seguirá pautar una paz que resultará casi tan cruenta como las amenazas proferidas por el dictador ruso antes de la invasión que él ordenó ejecutar contra la nación vecina. Y en ese lapso, muy probablemente, la OTAN ejercerá una fuerte presión sobre Rusia y sus intenciones de nuevas agresiones en Europa. Será una paz en la que tendrán que estar satisfechos ambos enemigos y, en el caso de Ucrania, exigirá le devuelvan los territorios en el Bonbás y la Península de Crimea que le fue arrebatada por Rusia. En este punto, la paz se complicará mucho más, pues en el Kremlin, parte de su política es invadir, arrebatar, apropiarse y nunca devolver lo robado. Además, devolver esos territorios significaría para Putin un gesto de debilidad y un rotundo fracaso de su política guerrerista e invasiva allende sus fronteras.

            Aunque muy probablemente en ese lapso de las negociaciones pro-paz, la OTAN permitirá el ingreso de Ucrania a su conglomerado de naciones y sus ejércitos, y el sueño de Zelenski se hará realidad; pero, por lo pronto, que acepte lo que Europa y los Estados Unidos le dan a manos llenas y que se traduce en millones de millones de dólares y euros y un arsenal de última generación y tecnología de avanzada a manos llenas.


Prigozhin, Algo Más que un Golpista Sediento de Sangre

 

Cuando el mercenario Yevgueni Prigozhin dijo, supuestamente convencido por el dictador de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, que se devolvía a sus bases en Ucrania y que no iba a atacar Moscú, donde pensaba derrocar a su ex amigo Vladímir Putin, nos pareció un personaje estrafalario, descentrado y fuera de registro. Llegó a 200 kilómetros de la Capital rusa y se convirtió en el tercer “soldado” (un término que le queda demasiado grande a este delincuente ruso-judío), en acercarse en demasía a Moscú, después de Napoleón Bonaparte (quien entró y pasó una noche en esa urbe), y los mariscales y generales alemanes, quienes acamparon en las afueras de esta misma ciudad. Con la salvedad de que en la Rusia actual hay autopistas modernas y le permitieron a Prigozhin y sus hombres del Grupo Wagner rodar fácilmente por aquellas vías. No así para Napoleón ni las tropas de Hitler, que se encontraron con llanuras sin carreteras y llenas de lodo en el comienzo del invierno y nieve en lo más crudo del mismo invierno.

            Una vez que se devolvió, no solo perdió tácticamente ante el “fantasmal” ejército ruso que nunca apareció en su recorrido, sino que todo su matonismo, su alarde de valentía, quedó reducido a nada, porque él y su Grupo Wagner irán desapareciendo conforme pasen los días, debido a su inacción, ya que el frente de la guerra no existirá nunca más para ellos. Además, poco a poco –y según el plan esbozado por Lukashenko y Putin-, los miembros de Wagner serán aprehendidos del mismo modo como la araña va devorando a las presas que han caído en su telaraña: despaciosamente y sin ruido alguno.

            El tirano y genocida ruso, Vladímir Putin, con un argumento que muy pocos le creyeron -partiendo de la base que con él no se juega y todo aquel que se le enfrenta de una u otra manera es encarcelado, desaparecido o asesinado-, dijo a Prigozhin que “no había problema entre los dos, que podía irse a Bielorrusia con sus 25 mil hombres de Wagner y todo quedaría olvidado.” ¡Mentira! ¡Una falacia tan grande como la Catedral Ortodoxa de San Pedro y San Pablo en Moscú! Y Prigozhin lo sabía, por eso no aparece ni en Bielorrusia ni en Rusia tampoco. Está escondido, quién sabe debajo de cuáles faldas de mujer, con tal de que Putin no le halle y lo vaya a desollar igual que un ganso en la cocina de un restaurante.

            “Para muestra un botón:” poco tiempo después de su alarde de poder y fuerza, y de que todo su Grupo Wagner entró mansamente en la jaula que le abrieron Lukashenko y Putin, la policía moscovita asaltó su mansión (como buen judío le encanta llenarse de lujos y riqueza material alrededor), y descubrieron cosas que revelan quién es y cómo es este delincuente que nunca debió haber salido de prisión.

            Además de un lujo desordenado y de mal gusto (se nota que compraba artefactos muy caros, para nada, solo para demostrar ostentación), los agentes del orden hallaron en su mansión en san Petersburgo, pasaportes falsos con decenas de nombres propios también falsos; pelucas (¡?) (le gustaba disfrazarse con otro color de cabello y barba), lingotes de oro (recordemos que al judío le fascina, le deslumbra el oro, más que la presencia de Dios), rifles de asalto, pistolas, fajos de rublos y dólares (recordemos que su grupo de mercenarios eran pagados por el Estado ruso, en cumplimiento de misiones en África y Venezuela), e incluso, la fotografía que muestra cabezas humanas cercenadas “en algún lugar del mundo.”

            La prensa rusa le describe en estos momentos como “un empresario avaricioso que perdió la razón, tras haberse hecho rico durante años con jugosos contratos con el Estado (ruso).” Pero más que avaro, Prigozhin es un clásico carnicero, un vampiro que necesita ver el sufrimiento de sus prisioneros y los campos de batalla sembrados de cadáveres de sus enemigos. ¿Para qué disfrazarse, para qué ponerse bigotes y barbas falsas, para qué esas pelucas rubias y pelirrojas en su cabeza cuando se le daba la gana? Ello solo es explicable desde el ángulo de la demencia, porque esos accesorios de uso personal para engañar con una identidad y apariencia falsas, indica que se trata de un personaje fuera del común de la gente, quien vive una vida vacía, sin sentido cuando está lejos del fragor de la guerra y deseosa de verter sangre ajena, de engañar a los demás.

            En cierto modo, Putin es culpable por “haberle dado demasiadas alas” a este sujeto, a este delincuente habituado a bombardear y segar vidas inocentes en distintos puntos geográficos del planeta; y es culpable también por haberle abierto las puertas del Kremlin, por hacerlo su chef personal y por haberle pagado millones de dólares para que llevara sus guerras, su violencia, adonde los intereses rusos estuvieren presentes.

            Pero lo admirable aquí, en este juego de poderes, se fundamenta en que Prigozhin sabe que, desde que intentó el golpe de Estado (que desnudó las falencias y debilidades del ejército ruso que nunca se interpuso en la autopista por la que viajaban los miembros del Grupo Wagner hacia Moscú), es “hombre muerto” y que en cualquier momento y lugar, el brazo larguísimo, vengativo y criminal del mismo dictador ruso, lo alcanzará y entregará su cadáver a los buitres. Porque Putin no es perdonador, mucho menos olvidadizo, y siempre castiga a quienes le han sido desleales y traidores. La lista de esos enemigos asesinados por el dictador, es extensa y aterradora.


 ¿Quiénes son los Responsables de lo que Sucede Hoy en Día en Costa Rica?

 

¿Pero qué es lo que está aconteciendo en este país centroamericano, considerado durante muchos años “un paraíso idílico” para visitar, vivir y trabajar? Concretamente: asesinatos “por encargo” (sicariato) –esto diariamente y a toda hora-; desintegración familiar, donde las madres asumen la responsabilidad de la crianza de los hijos y al mismo tiempo tienen que trabajar para lograr la manutención y los hijos crecen prácticamente solitarios (y envueltos en múltiples problemas que ello acarrea); pérdida de los valores esenciales del ser humano, un sistema educativo pletórico de burócratas que devengan holgados salarios, con programas a impartir en escuelas y colegios que son obsoletos y nada prácticos para la vida y el crecimiento intelectual y espiritual del alumnado, además de la pésima formación de los educadores, donde 1 de cada 10 docentes puede ser considerado verdaderamente capacitado para ejercer la tarea pedagógica en los salones de clase.

                 En resumen, lo que sucede actualmente en Costa Rica es una rápida descomposición de la sociedad, permeada por la corrupción en todas las capas sociales y por la violencia extrema, expresada con el manejo de armas de grueso calibre por parte de los jóvenes, y que son instrumentos de muerte que se trasiegan en ciudades, puertos y zonas rurales.

                Y mientras se dan estas amargas y criminales situaciones, con varios asesinatos en cada fecha que pasa, hay un enorme sector de la población que prefiere “volver el rostro al lado contrario” para no observar la ignominia y falsear la realidad en un afán negacionista y asegurar que “en Costa Rica es poco lo que sucede, no es causa de preocupación y no pasará a más…” Ese grupo de personas irresponsables es el mismo que se refugia en sus casas de habitación, crean “una torre de marfil” (imaginaria por supuesto) y de ese lugar no se mueven, porque saben, conscientemente, que sus vidas peligran si transitaran por las calles de sus ciudades o van de paseo a los litorales marítimos. Pero lo siguen negando irresponsablemente, como si, al negarlo, al bloquearlo en sus mentes, va a desaparecer el inmenso inconveniente.

                Pero la verdad es que, ahora más que nunca, es el momento para dar “un golpe de timón” antes de que la sociedad costarricense se vea y se sienta tan golpeada como la hondureña, guatemalteca o salvadoreña, países donde la delincuencia en su máxima expresión, se ha adueñado de la realidad y practican las tropelías que nos cuentan los periódicos fecha tras fecha. Y lo verídico que vemos en esta nación limítrofe con Panamá, nos dice que todos los caminos llevan directa y velozmente a la violencia semejante o parecida a “las maras” o a la ola sin fin de la criminalidad colombiana y mexicana. De hecho, la corrupción ya está enraizada en todas las esferas de la vida costarricense, ya sea en el gobierno o en la empresa privada y extiende sus tentáculos hacia lo poco que todavía no está corrompido por una razón u otra.

            En respuesta a la pregunta que sirve de titular de este editorial, hemos de decir que todos tenemos que sentirnos un poco (o muy) responsables del sendero que va transitando este país, desde el obrero sencillo que lucha a brazo partido por mantener a su familia, pasando por los inmigrantes (principalmente los miles de nicaragüenses que han llegado aquí, en huida de la dictadura de Ortega y su mujer), hasta confluir en las empresarios dueños de canales de televisión que solo violencia transmiten y el sistema educativo que sigue “dando palos de ciego” desde hace décadas atrás.

            Y el camino que se debe retomar a nivel nacional es el mismo que abrieron nuestros antepasados, nuestros bisabuelos, abuelos y padres, donde el respeto en todas las direcciones era la prioridad y el axioma de cada día y en todo lugar; después, sembrar nuevamente aquellos valores básicos, elementales, referidos a la conservación de la unidad familiar, al matrimonio, al buen ejemplo a los hijos y la crianza efectiva de estos mismos; y, por supuesto, la honradez en todos los órdenes de nuestras vivencias, como posibilidad para erradicar y combatir la corrupción, ese deseo de apropiarse de lo que es indigno y no nos pertenece. Esto en lo intrínseco y en lo foráneo, en lo extrínseco: detener la avalancha de extranjeros que están llegando a Costa Rica desde el norte y el sur, porque desde Nicaragua arriba el analfabetismo, “la cultura de la muerte” sembrada por Daniel Ortega, donde es más importante el manejo de un rifle de asalto que el manejo de un arado u otro instrumento de labranza; y desde Colombia, llega a suelo costarricense la práctica del sicariato, el narcotráfico, la indecencia de la pornografía y todas las malas artes que aquella nacionalidad ha venido acuñando desde épocas inmemoriales. Hay que ponerle una detente a esta inmigración sin control y que está socavando, desde adentro, a las endebles bases morales del ciudadano actual, nativo de Costa Rica.

            En cuanto al sistema de enseñanza, hay que variar los programas: menos enseñanza del comunismo y sus “bendiciones”, según repiten los profesores de Estudios Sociales; menos matemática tan complicada, que frustra los avances y esperanzas de los jóvenes estudiantes; y menos aquellos contenidos que solo sirven para rellenar espacios programáticos que a nada conducen, formativamente hablando. Hay que insistir en una enseñanza humanista, que sirva para la vida, para el buen comportamiento de los estudiantes una vez que lleguen a adultos y sean personas de bien. Al final hay que recordar a Ortega y Gasset, quien aconsejó salvar cada circunstancia para corregir después y todos juntos, la generalidad de la población, al sumar todas esas circunstancias.


Atropello a un Padre de Familia de un Joven con Autismo

 

Quien tiene un hijo que sufre del espectro autista, es tan especial como su propio hijo. En esa afirmación no cabe la menor duda ni el menor rasgo de tergiversación o polémica. De tal modo que, el joven con autismo merece todo el respeto y las consideraciones debidas, y su padre (y madre) también lo merece. A nosotros no nos vengan con excepciones de “pacotilla”, en principio porque muy pocos saben lo que un familiar de un chico así, tiene que luchar para asear, vestir, alimentar, enseñarle a hablar (o balbucear como la gran mayoría de ellos) y hasta caminar, en una lucha diaria, inacabable, que solo la muerte decidirá cuándo llegará el descanso final de tanta brega. Entonces… definido lo anterior, comenzamos con el tema de este editorial.

            En el cantón de Tibás, al norte de la ciudad de San José, en Costa Rica, hay una escuela “especializada” (nótense las comillas), para esta población autista. El edificio no es antiguo, pero tampoco es reciente en su construcción, aunque en ciertas partes se cae a pedazos, por culpa de la inacción de las directoras anteriores, que han pasado por ahí “sin ton ni son”; esto es… sin pena ni gloria. Viejas hinchadas de comer tanto, regordetas impresentables, que devengaban un jugoso salario, pero de trabajo nada de nada. Todo ese deterioro es culpa de esas obesas cuyo único interés ha sido comer, comer y comer de la comida de los alumnos autistas, hasta saciarse. Si es que se sacian alguna vez.

            La escuela se llama Neuropsiquiátrica Infantil y tiene una población estudiantil un poco menor a los 500 jóvenes especiales, con el espectro autista. La directora que sirvió a este centro el año pasado, en el 2022, era una mujer joven, muy humana, sensible, pero se marchó, buscó el traslado por razones que solo ella sabe. Y en este 2023 llegó otra directora que, para ser honestos, en dos meses que tiene de estar al frente de la escuela, solo ha demostrado vocación para dos cosas: para andar con el reglamento institucional bajo la axila, recitándolo a cuando ser vivo se encuentra; y para perseguir enfermiza, a uno de los papás que llegan a ese lugar con su hijo autista de 20 años de edad. “Le tiene el ojo puesto” o “le tiene ojeriza”, como se dice en algunas regiones de América Latina y se lo demuestra abierta y descaradamente, citándolo a cuanta reunión a ella y a las maestras del muchacho, se les ocurre, para increparlo, atropellarlo, humillarlo y hacerle la vida imposible.

            La directora se trata de una mujer de elevada estatura física, imponente, que nos recuerda a aquellas empleadas de los campos de concentración nazis, donde muchas de esas mujeres eran atractivas, aunque con sus corazones de hienas, dedicadas solamente a asesinar a los prisioneros. Irma Gresse es la más icónica de todas ellas, apodada “la bestia rubia.” Pues la nueva directora de la Neuropsiquiátrica nos la recuerda por su tamaño corporal, sus ansias frenéticas, fanáticas e incambiables de imponer el reglamento hasta a los insectos que viven en los jardines adyacentes y por su corazón duro, capaz de crucificar nuevamente a Jesucristo si en sus manos tuviera esa oportunidad y sabemos que lo haría sin el menor remordimiento, porque de sentimientos “never forever”, como dice la canción en inglés.

            Recientemente, hace escasos tres días, le echó la policía al mismo padre de familia, durante el curso de una de las tantas reuniones a las cuales le citan constantemente y le acusó de causar daños a los automóviles de los maestros que yacen en el parqueo del lugar. ¡Nada más falso! Porque conocemos a ese padre, quien, además de ser un amoroso papá con su hijo con autismo (ambos son inseparables), se trata de un escritor, un periodista internacional con un bagaje impresionante y un ex profesor de castellano, además de excelente esposo y papá de tres hijos, contando al chico especial. ¿Qué sucede con esa mujer? Simple: “fue un caso de odio a primera vista,” que desarrolló contra el señor. O talvez le dan miedo los periodistas, porque hay gentes así, tan obtusas como el peor de los obtusos, con los cerebros del tamaño de una nuez.

            Retomando el caso, lo ha tratado de delincuente, le echó encima una radiopatrulla y hubiera estado complacida de verlo salir esposado, cruzando el parqueo, ante las miradas de los demás padres y madres de familia, porque parece que esos espectáculos le gustan a Tatiana Sánchez R, que es el nombre de esta servidora de campos de concentración nazis y que está alejada de ser una directora amable, gentil, humana, comprensiva y bondadosa de un centro de este calibre.

            Lo más deleznable radica en que ella no observa, no tiene la capacidad de analizar que es el padre de un joven con autismo y, según expresamos al inicio de este editorial, el papá de un joven así, es tan especial y respetable como lo es el muchacho. Pero a la mujer en cuestión eso “le entra como calzón de payaso”, le queda grande, no le importa. Dijimos que padre e hijo de este caso, son inseparables y la pregunta obligada que surge es: ¿Qué haría ese chico al ver a su padre esposado y llevado por los oficiales de la policía al cajón del carro? Sencillo: le destrozarían el alma. Pero así es Tatiana Sánchez R: insensible, petulante, arrogante, con ínfulas de “viuda negra” y deseosa de causar daño a personas que nunca la han maltratado a ella y nunca tuvieron esa intención siquiera.

            Conversando con ese señor (Señor con mayúscula), nos dijo que apelará a todas las instancias existentes en Costa Rica e incluso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en esta misma ciudad, para sentar el precedente y para hacerse respetar por esa tarántula imbécil.

 


Cuando la Mujer Pierde la Decencia, la Vergüenza y el Pudor

 

 

Se llama Olga Elena Correa Usuga, supuestamente es costarricense, aunque sus dos apellidos nos remiten a América del Sur, posiblemente a Colombia, Perú y Argentina, donde los Correa abundan; insisten en decir que fue “Miss Costa Rica”, una candidata más en el Concurso de Miss Universo, y como buena representante de Costa Rica, donde envían a cada participante horrorosa y cuasi-analfabeta, no quedó ni entre las 20 primeras en pos del título. Pero lo que no deja dudas es su desventurada personalidad, su afanoso deseo de hacer dinero y para ello se acercó a un hombre entrado en años, llamado Carlos Rodríguez, con quien se casó y le sacó dinero, viajes, joyas, ropa, mansión en un residencial de lujo, caballos de “paso fino”, autos y todo lo que a esta fulana se le ocurriera para vivir “a cuerpo de reina.” Hay muchas mujeres así en América Latina (y en el mundo entero), que, en lugar de luchar desde abajo, estudiando y escalando los peldaños lógicos y naturales que la competitividad pone delante de ellas, prefieren acercarse a un anciano, enseñarle sus piernas y otros atributos (ahora logrados gracias a operaciones estéticas) y engatusarlos a punta de cama y más cama. Pero, mientras el viejo está encima de ellas “tratando” de hacerles el amor, las mentes de ellas están con el tipo joven que las enloquece, con quien se acuestan de vez en cuando en un motel, a espaldas de su esposo, y no ganan dinero con él (más bien, por el contrario, llegan a regalarle algunos pesos), pero disfrutan de un sexo placentero con el musculoso que “las derrite” y a quien verdaderamente quieren (no aman, porque amar es un participio demasiado serio y profundo que esta clase de mujeres no conocen ni conocerán jamás, en parte porque su verdadero amor es el lujo, la vida ostentosa y el dinero ajeno).

            Bueno, esta novela comenzó cuando Elena Correa, la curvilínea y llena de maquillaje en su rostro (en exceso más bien) y labios inflados por el bótox, logró atrapar a este hombre mayor, empresario acaudalado (millonario aparentemente) y obtuvo de él todo lo que había soñado y nunca hubiese conseguido por su propio esfuerzo, pues su nula preparación académica y poca inteligencia no se lo hubieran permitido; pero cuando se hartó de tener a aquel esposo vejestorio, oloroso a linimento para la artritis, encima de ella, inventó la mentira de que le pegaba y hacía violencia marital en la intimidad de su mansión. En este aspecto, hay otras mujeres que anduvieron con el susodicho y, contrariamente, aseguran que “es un caballero a carta cabal” y les dio la felicidad que ningún otro hombre les había dado, por lo que la Correa nos deja pensar que quería zafarse de su marido y dar el “siguiente paso…”

            Buscó un abogado con cierto renombre (en este caso el hermano del leguleyo es el prestigioso, de apellido Beirute), y presentó la demanda ante un juzgado, topándose con la dicha de que la jueza era eso… ¡Una mujer y siempre solidaria con las supuestas mujeres agredidas! Como es usual en Costa Rica, donde la justicia depende del cristal con el cual se mire; y el veredicto provisional de la jueza fue que el esposo de la Correa debía pagarle una pensión alimentaria de 4 millones de colones por mes. Es muy posible que el abogado, de acuerdo a la naturaleza de las gentes que pertenecen a ese gremio, y a su manera de pensar ($$$$$$), empujó a la mujer de 32 años de edad (el esposo pasa de los 70 años), para que exigiera una pensión de 10 millones de colones, una cantidad alucinante con la que hubiera vivido, no como una reina en Costa Rica, sino como una emperatriz en Europa. Pero la magistrada dejó el caso “tentativamente” hasta nueva resolución, seguramente en espera de la apelación del marido.

            Pero el día que tenía que depositarle los 4 millones en el juzgado competente, el “viejo zorro” no lo hizo, sobre la base de que un hombre de su edad no puede ser encarcelado por deber la pensión alimentaria; y de buena fuente se supo que la Correa se quedó elegantemente vestida, con un amigo gay esperándola y su amante joven y musculoso también, en una angustiosa y fracasada espera, porque todos juntos iban a gastar parte de aquel dinero y a celebrarlo en grande. Pero vendría lo peor…

            Su esposo, “el viejo zorro”, le iba a dar una lección de vida y de honradez a Elenita Correa Usuga, su ex mujer: la acaba de acusar de estafa informática (usó un computador para trasladar US$32 mil y retener otros US$8 mil, el pasaporte del marido y una colección de relojes; también se llevó obras de arte (cuadros, estatuillas y una mesa de billar); incumplimiento de medidas de protección en perjuicio de una persona adulta mayor, hurto y explotación patrimonial. El Organismo de Investigaciones Judiciales (OIJ), allanó la mansión de Olga Elena, esposó a la mujer ante la sorpresiva visita y se la llevaron hasta los Tribunales de Justicia, donde un fiscal le leyó las acusaciones. Cunado redactamos el presente editorial es la tarde y debe estar tomándose en cafecito en una de las celdas que hay en los sótanos del edificio de juzgados, en la ciudad de Heredia.

            En otras palabras, “le salió el tiro por la culata” a la mujer que creyó que con sus piernas entreabiertas, dejando ver algo de sus encantos más escondidos, iba a obtenerlo todo en la vida; pero se encontró con un hombre que estaba siendo despedazado moral y psicológicamente, aunque con arrestos de inteligencia y ha frustrado a la sinvergüenza y a su ex abogado que la aconsejaba, para que expoliara a su ex esposo. Hay mujeres así, hay abogados así y hay hombres ancianos que creen que “todavía pueden…”, cuando en realidad solo pueden ser estafados. Réquiem para esta inepta y felicitaciones para un adulto mayor que despertó de su fantasía erótica y de supuesta virilidad a su avanzada edad.

 


¡Señor Vladímir Putin… en

Cualquier Lugar y Momento,

“Salta la Liebre”!

 

De los poquísimos aciertos tácticos que ha tenido el dictador de todas las Rusias, Vladímir Vladimirovich Putin, el carnicero de Chechenia, Georgia  y Ucrania, ha sido el no darle armamento al mercenario renegado y asesino internacional, el judío Yevgueni Prighozhin, ex prisionero en las cárceles rusas, empresario de restaurantes en Moscú y dueño del criminal Grupo Wagner, sindicado por la CIA y el FBI como grupo genocida en varias regiones del planeta, especialmente en África y en Oriente Próximo.

            ¿Pero por qué insistimos tanto en la palabra “judío” cuando nos referimos a este individuo que ha estado masacrando a la población civil en Ucrania? Porque, precisamente, miembros de esa raza diseminada por el mundo y que acostumbra a echar raíces en medio de toda cultura y nacionalidad humana (es decir, se desarrollan dentro de otras etnias, subrepticiamente), han dado un vuelco al destino de Rusia desde 1917, cuando Lenin (judío, por demás), mascullando la ideología de otro judío llamado Karl Marx (el comunismo abyecto y genocida), se apoderó de la revolución contraria al Zar Nicolás II o a la Casa Romanov e implantó en ese extendido país uno de los sistemas más inhumanos que ha habido en el devenir de la humanidad, superior en maldad e inhumanidad al nazismo mismo, y causó una de las problemáticas más intrincadas jamás conocida. En otras palabras, donde haya un grupo más o menos significativo de judíos, cualquier cosa puede suceder y no necesariamente "buena” o beneficiosa.

            Y Prighozhin es uno de ellos. Repasemos algunos datos suyos durante la invasión a Ucrania: 1. exigió a Putin mejor y mayor cantidad de armamento para combatir a los ucranianos y el dictador ruso se lo negó, con el temor de algún día el asesino se volcara contra él, tal y como ha sucedido recientemente cuando Prighozhin ha amenazado con “poner las cosas en orden en Rusia” y ha afirmado que cuenta, en estos precisos momentos, con 25 mil hombres en armas, más el ejército y el pueblo ruso a su favor; 2. exigió que le dieran presos en las cárceles de Rusia, para sumarlos a sus brigadas y entre más psicópatas/criminales fueran… mejor para él y su sed de sangre en Ucrania; y 3. tras el supuesto bombardeo de las trincheras donde había hombres del Grupo Wagner, por parte de la artillería rusa en suelo ucraniano, Prighozhin, supra-enfadado, ha amenazado al kremlin con “echar a todos a patadas de allí” y acabar con el dominio de Putin.

Es por esa amenaza de alzamiento contra el régimen, que le recordamos a Vladímir Putin que “en cualquier lugar salta la liebre” y a él le ha saltado de parte de quien surtiera de comidas, por medio del servicio catering, a la fastuosa mesa ante la que se sienta Putin con sus allegados a cenar, en el rancio palacio del gobierno central en Moscú. Pero algo sospechaba el dictador, porque, reiteramos, no le concedió su deseo de  que el ejército ruso le diera los misiles que exigía para continuar su guerra en Ucrania.

            Ante tal comportamiento errático ante los ojos del dictador ruso, “la revolución interna en Rusia, está servida.” De hecho, Putin ha aparecido ante los medios de comunicación rusos, refiriéndose a las amenazas proferidas por el renegado judío, dueño del Grupo Wagner, y con ello, es notorio que la situación “va en serio”, que la dictadura rusa no se ha tomado a la ligera las manifestaciones de Prighozhin, el individuo que nunca debió haber salido de su celda donde purgaba una condena por asesinato y ante quien la CIA y el FBI se han tardado demasiado en aprehenderle para llevarlo a juicio en los Estados Unidos, por crímenes de lesa humanidad, y sentarlo en la silla eléctrica que es lo que realmente merece este criminal.

            Es evidente que la situación para Rusia, en estos precisos momentos, no es buena, nada buena… La contraofensiva ucraniana está haciendo retroceder al pésimo ejército ruso en el Donbás y ahora tiende a estallarle una revuelta armada a Putin en pleno corazón de su país. En este lapso de la realidad actual, recordamos la charla distendida que una vez sostuvo Hitler, entre otras muchas conversaciones que acostumbraba efectuar, cuando dijo que: “Si tiras en paracaídas en Noruega a 11 judíos, al poco tiempo se apoderarán de todo ese país.” Distantes de aprobar lo que hizo Hitler con la raza judía, tenemos que aceptar que lo dicho por él, era del todo certero y verídico; y el renegado criminal, Yevgueni Prighozhin, así lo está corroborando al querer apoderarse de Rusia al completo, de acuerdo a su clarísima amenaza.

            En las fechas siguientes, veremos cuáles van a ser las reacciones del Alto Mando ruso con respecto a este criminal, si lo intentará capturar; cuáles resultados van a conceder las investigaciones en torno a él, ordenadas por Putin; si será desarmado y su grupo diseminado (o asesinado también); y, por supuesto, queremos conocer la reacción de Prighozhin, sus palabras al respecto y su determinación militar y personal, siempre en confrontación con la dictadura encabezada por su ex amigo Putin. Un alzamiento armado en el interior de Rusia, sería nefasto desde todo ángulo, para su gobierno, y podría encender “una llama” que el dictador no quiere pensar siquiera, porque podría arrastrar a masas de rusos disconformes con el accionar del dictador y tirano, enclaustrado tras los muros del Kremlin. Estamos a la expectativa, muy atentos y deseosos de que tanto asesino desaparezca.

 


Alemania y Japón Obligados a Abandonar su Política de Desarme y

No Beligerancia

 

Ambos gobiernos y pueblos se pasaron las décadas posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial, tratando de “simpatizar” al resto de la familia humana, principalmente porque la culpa del estallido de dicha guerra y los crímenes de lesa humanidad, los hacían sentirse culpables, en especial a los alemanes, que, hasta hace pocos años y gracias “al milagro del futbol” (su Selección Nacional, con sus éxitos a nivel planetario, alucinó a la gran mayoría), han volcado a su favor las opiniones que les eran desfavorables desde que el nazismo fue derrotado en 1945.

            En lo que estriba al Japón, el lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los estadounidenses, atenuó en gran parte “su culpa” en la responsabilidad que tuvo durante la Gran Guerra Mundial y pasaron también “al bando de las víctimas.” Además, catapultaron las simpatías a nivel internacional, gracias a su industria automotora, a sus automóviles que invadieron al orbe y a otros productos tecnológicos de punta y de altísima calidad. Poco a poco, los demás seres humanos, ubicados “en el bando de los buenos” (los aliados victoriosos), fueron restableciendo su confianza y admiración en el pueblo japonés. Pero a los alemanes les costó mucho más y, todavía, cuando se habla de ellos, se les asocia –con suma perversidad-, a la época del nazismo. Es común escuchar en cualquier lugar del planeta que un alemán es lo mismo que un nazi o viceversa. A esa equivocada apreciación, los judíos, repartidos en casi todos los países del primer y segundo mundo, incentivan, impulsan y se esmeran porque los crímenes del nazismo no se olviden, perjudicando, de paso, los afanes diarios del pueblo alemán por reivindicarse y lograr la aceptación sin reproches, de parte de la comunidad internacional.

            Paralelamente a sus avances tecnológicos y a su impresionante modernismo (automatización), los japoneses lanzaron su política de desarme, de paz y de no inmiscuirse “nunca más” en una guerra. Aunque esto no obedeció solamente a su deseo de ganarse las simpatías mundiales, sino porque el hecho de haber recibido dos bombas atómicas en sus islas, en sus dos ciudades antes nombradas, fue suficiente lección para evitar cualquier otra guerra en el presente y en el futuro. Para tal fin, redujeron a su ejército, lo convirtieron en algo meramente simbólico, renunciaron a las armas nucleares y se concentraron solamente en el progreso tecnológico y cultural.

            Los alemanes hicieron algo parecido a pesar de que su ubicación geográfica, al lado del Pacto de Varsovia, los ejércitos comunistas encabezados por la Unión Soviética, tan solo al cruzar la frontera con la otrora Alemania Oriental (marxista), no le permitió a los alemanes occidentales, desarmarse casi por completo, igual a los japoneses, más aún cuando los estadounidenses pidieron los gobiernos germanos de entonces, que debían tener un ejército fuerte porque ellos eran “la última frontera”, la más cercana, con el enemigo común… los soviéticos. Pero una vez disuelta la Unión Soviética, desaparecida la Alemania comunista y fundida con la Alemania Federal, más la disolución del Pacto de Varsovia, los alemanes sintieron que ya no había necesidad de tener una Bundeswehr (Ejército Federal), fuerte y temible y Berlín decidió “bajar los brazos” en materia de rearme. Mientras tanto, la nueva Rusia en manos de Vladímir Putin, había emprendido su carrera por volver a ser una potencia militar y competir con los Estados Unidos en ese aspecto. China hacía algo similar en el lejano oriente, lo mismo que la emergente y siniestra Corea del Norte, donde no hay qué comer, pero abundan los misiles de corto y largo alcance.

            Muy loable, muy admirable en japoneses y alemanes. Encontrarse a ciudadanos de estos dos países en el extranjero, era un verdadero deleite, pues se comportaban como amigos sinceros, honestos y con una apertura humana realmente admirable. En cada uno de ellos había un diplomático espontáneo, que procuraba que el nombre de sus respectivas naciones quedara sin mancha en el pensamiento y alma de nosotros los no alemanes y los no japoneses. Plausible, altruista, admirativo en ellos.

            No obstante esa política elevada de permanecer desarmados el resto de sus existencias como países y ajenos a toda guerra internacional, ha tenido que ser cambiada a raíz de las presiones que esos dos gobiernos han recibido de parte de enemigos que, en principio, no eran considerados como tales: en el caso de Japón, prácticamente los chinos y los coreanos del norte, les han hecho saber que son tan enemigos como lo fueron a partir de 1940, cuando el fragor de la Segunda Guerra Mundial hacía de las suyas en Asia. Por esa razón, el actual gobierno nipón ha anunciado su necesidad –imperiosa-, de rearmarse, llamar a filas a más cadetes y formarlos como soldados profesionales.

            Alemania ha sentido la misma presión de parte de la dictadura encabezada por Putin y sus secuaces (ex KGB), quienes, incluso, han llegado a amenazar a los alemanes con “marchar nuevamente por las calles de Berlín, según hicieron los soviéticos en 1945.” Una amenaza que hay que tomársela muy en serio después de lo demostrado por los rusos al invadir a Ucrania y masacrar a su inocente pueblo. Es por ello que, en ambos casos, Washington ha insistido en que el rearme y una nueva actitud confrontativa, deberá ser lo que prevalezca en esta nueva época, tanto en Europa central como en el Pacífico asiático.

            Ya no queda voluntad para posturas “cándidas” de amistad y pacifismo. Ahora es el tiempo propicio para defenderse.

 


¿De quiénes es la Culpa Fundamental ?

 

 

Cuando observamos las enormes cantidades de personas inmigrantes que cruzan países, territorios sumamente extensos, a pie, para llegar hasta la valla fronteriza de los Estados Unidos con México, y posarse ahí a esperar “un milagro” para que les dejen entrar al primer país y comenzar “de cero” para “vivir nuevamente” lo que les han arrebatado en sus naciones de origen, llegamos a la inevitable conclusión de que esas engorrosas, peligrosas e inconcebibles situaciones pudieron haberse evitado, si los culpables no hubiesen cometido los errores que los condujeron a la inmigración descontrolada que ahora están sufriendo.

            Los casos de Haití y de los países africanos son diferentes en el sentido de esa “culpa fundamental” a la que estamos haciendo referencia en este editorial, porque los únicos culpables de la pobreza de esas naciones y pueblos, han sido los colonizadores, los explotadores, los expoliadores y esclavistas europeos que llegaron al “continente negro” para saciar sus ansias riqueza y explotación. Ahí comienzan todas las vicisitudes del África y de los haitianos. Y en lo que atañe a Haití, los dictadores, en específico la familia Duvalier, que gobernaron por décadas a esta parte de la isla, fueron los culpables indiscutibles de su atraso en todos los sentidos y por la impresionante pobreza que siempre han sufrido sus habitantes, en parte por el constante saqueo que ejercieron en las arcas del Estado.

            Pero en lo que estriba a Cuba, Nicaragua y Venezuela, sus pueblos, más que nadie, fueron los absolutos culpables de las situaciones que han arrastrado desde hace años, hasta el presente. ¿Por qué son sus pueblos los que cargan con esa “culpa fundamental”? Porque sus gobiernos, antes de la llegada de las dictaduras de izquierdas, la de Fidel Castro y sus sucesores y secuaces; la de la pareja de Daniel Ortega y su horrorosa mujer; y la de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, se pudieron evitar, pues presentaban visos de la problemática que tenían implícita. Es decir, el caos se veía venir. Aun así, los ciudadanos se lanzaron al precipicio, quitaron lo conocido y lo suplantaron por lo desconocido, por la promesa falsa y por la retórica vacía que solo llevaba a la dictadura opresiva.

            En los tres casos, el cubano, el nicaragüense y el venezolano, las experiencias han sido impresionantes por el altísimo grado de deterioro que presentan sus sociedades, sus pueblos, el presente y futuro de estas naciones. Los cubanos pasaron de ser uno de los pueblos más adelantados cultural y económicamente de América Latina, a una condición de miseria apabullante e imposible de creer si no se viaja a la isla y nos cercioramos con nuestros propios ojos. Los cubanos viven bajo la línea de la miseria, mientras sus gobernantes, además de que presumen de ser marxistas-leninistas, echan las culpas de todo lo que les ocurre, al capitalismo y al bloqueo de los Estados Unidos a la economía isleña, mientras la camarilla en el poder coloca sus millones de dólares en paraísos fiscales para no ser detectados, congelados ni embargados por las potencias democráticas opuestas a este régimen tiránico y de abusos diversos. Pero “la culpa fundamental” recae en el pueblo cubano que creyó en las mentiras de Fidel Castro, quien fue un rebelde impresentable por su sucia apariencia física, en sus años estudiantiles en la Universidad de La Habana. Quienes le conocieron en su etapa universitaria sabían la clase de individuo que era y aun así, le dieron la posibilidad de llegar al poder con todas las consecuencias nefastas que hemos visto a través del tiempo.

            Pero el de Nicaragua es todavía más aberrante e indigerible. No se puede aceptar desde ningún punto de vista, porque el nicaragüense vivía bien bajo la dictadura de la familia Somoza y en 1979 escucharon “los cantos de sirena” de los gamberros disfrazados de guerrilleros y decidieron subirlos al poder en lugar de Anastasio Somoza Debayle, que, si bien era un dictador, su pueblo no padecía la falta de fuentes laborales que sufre hoy, ni de oportunidades distintas que el ser humano necesita para desarrollarse y que son básicas, como el vestido, alimentación, medicina, educación para los hijos, etcétera y que el régimen encabezado por la pareja Ortega/Murillo les arrebató, junto a las libertades esenciales y elementales de las que antes disfrutaban. Los nicaragüenses sabían quiénes eran los opositores a Somoza, aun así… los apoyaron, gestaron la caída del dictador, lo asesinaron en Paraguay y ahora tienen la dictadura que les agarra por sus pescuezos.

            Finalmente, el más duro ha sido el caso de Venezuela, un país en el que su población “se bañaba en oro negro” todos los días. El mayor productor de petróleo del mundo, pero prefirieron al histrión Hugo Chávez, quien instituyó un régimen narco-comunista, se alió con los asesinos de Rusia, Cuba y Nicaragua y mandó a todo lo bueno que tenían los venezolanos a los mismísimos infiernos, donde ahora está él mismo, al morir de cáncer. Pero antes de precipitarse al centro del hades, dejó a un ex conductor de autobús llamado Nicolás Maduro, en continuidad de la destrucción que él inició… la destrucción diaria y permanente de Venezuela, sus valores, cultura y el saqueo de sus riquezas.

            Entonces… ¿De quién es la culpa fundamental? De los pueblos y de nadie más. Los demagogos, los falsos, los mentirosos, los oportunistas, los asesinos, siempre estarán ahí, pero radica en los ciudadanos detectarlos, evitarlos e impedirles que asuman el poder. De no ser así, les quedará emigrar, a pie, hasta una frontera que talvez nunca se abrirá para ellos… la de los Estados Unidos.

 


Atentado en La Penca, Nicaragua.

El Precio por Conseguir la Noticia de parte de un Charlatán, un Vividor y un Payaso llamado Edén Pastora

 

La detonación de una poderosa bomba en medio de una conferencia de prensa convocada por Edén Pastora, un nicaragüense analfabeto, brutal, engreído, vividor, sin ideología, cambiante como un camaleón y bueno para nada, causó la muerte a varios periodistas costarricenses y a otros, los que resultaron vivos de milagro, les dejó secuelas físicas y mentales notorias, que llaman a la meditación y al enojo, un profundo enojo por haber creído en aquel sujeto vulgar que decía combatir a Anastasio Somoza, después a los sandinistas y por último se viró a favor de los mismos sandinistas, sin importarle las vidas perdidas de aquellos periodistas que corrieron a cubrir las supuestas importantes noticias que iban a emanar de la bocaza de Pastora. ¡Y pensar que todavía, en Costa Rica, le llaman “mítico”, “comandante”, “guerrillero”, “valiente” y otros adjetivos imprecisos, que no tienen explicación ni asidero alguno!

            Sucedió el 30 de mayo de 1984, en una finca ubicada en territorio de Nicaragua, próxima a la frontera con Costa Rica. En aquellos tiempos, cuando se escuchaba el nombre de Edén Pastora, los directores de los medios de prensa parecía que escuchaban al mismísimo Dios y giraban órdenes espontáneas, entusiastas y hasta anormales a sus subalternos para que corrieran a tomar la noticia “del hombre que se había vuelto en contra de los sandino-comunistas incrustados en el poder y siempre liderados por el analfabeto Daniel Ortega.” Debido a esa “veneración”, acudieron a aquella conferencia de prensa citada por Pastora, varios comunicadores que dejaron allí mismo sus vidas cuando se dio “el bombazo” y los que resultaron vivos, acusan severos problemas físicos que son fácilmente identificables. Fallecieron 7 personas y resultaron gravemente heridas otras 22.

            El problema radicaba en que todos creían (o casi todos) en Pastora, hasta el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, quien giraba miles de dólares a aquel individuo –dinero que nunca se supo de su destino-, para que derrocara a los sandinistas, cómodamente sentados en sus oficinas en Managua. El atentado ocurrió en una casucha en medio de la finca, a 200 metros de la ribera norte del Río San Juan. Precisamente, el tema que se iba a tratar era la posible suspensión de la ayuda económica de Washington a la “contra” (contrarrevolución), liderada por Edén Pastora y que, hasta aquel momento, no rendía frutos, no tendía a derrocar a los comunistas que cada vez se hacían más fuertes con el apoyo de Fidel Castro y los soviéticos.

            Anochecía, los periodistas costarricenses buscaban los espacios donde la visibilidad del “mítico comandante cero” fuera la mejor. Lejos estaban de pensar en lo que iba a suceder pocos minutos después. El estallido de una bomba de enorme poder destructivo se dio y solo se escucharon los quejidos de quienes se retorcían en el suelo en medio de aquel panorama con olor a pólvora y muerte. Lo demás, es historia que se ha narrado muchas veces y se agradece a Dios por los supervivientes y se detesta al diablo por aquellos a quienes cercenó sus vidas.

            Y aquí viene lo deleznable, de lo que casi nadie habla en Costa Rica: la actitud maldita del desgraciado nicaragüense Edén Pastora, quien, después de que los sandinistas lo quisieron matar y por culpa de él murieron varios de sus ayudantes más cercanos, retornó a las filas del sandinismo con el único propósito de que su fama no decayera y le pagaran un salario con el cual subsistir, una vez que se gastó los miles de dólares que le dio la Casa Blanca. Muchos años después, sobre el recuerdo de las víctimas inocentes, Pastora contestó a un reportero costarricense: “Los muertos no fueron nicaragüenses (¡?), y eran tiempos de guerra en esa zona fronteriza. Nadie se acuerda de esto aquí.” A juzgar por las estupideces que dijo en esa ocasión, para él los muertos costarricenses, los periodistas masacrados por el “petardo”, no eran importantes, solo los nicaragüenses que ahí no estaban; y el olvido del hecho, según dijo él mismo, revela que aquel acontecimiento tampoco tuvo importancia para él ni estaba presente en su escala de valores. Ese era Edén Pastora, quien, en sus últimos años andaba con una gran sonrisa y “chupándole las medias” al dictador Daniel Ortega y a su horrorosa mujer, a quienes decía en los años 80s. que combatía con todo rencor y con las ansias de ver a una Nicaragua libre del comunismo. Una mentira sobre otra, que los editores de los medios de prensa costarricenses se las creían completitas.

            Lo que más duele y llena de rabia, fueron las muertes de los comunicadores de la prensa, de aquellos que elevaban a la categoría de semidiós a un bandolero como aquel y que, al cabo de los años, resultaría tan criminal, tan insignificante, tan traidor y tan voluble (cambiante), como el peor de todos. El Covid chino se llevó a Edén Pastora, no sin antes decir que había dejado decenas de hijos sin padre a lo largo y ancho de Nicaragua, vanagloriándose de su machismo e irresponsabilidad; y tras haber invadido la isla Calero, propiedad de Costa Rica, para tratar de anexionarla al territorio nica. Ese fue Edén Pastora, un don nadie en cuya consciencia nunca estuvieron aquellos muertos de La Penca; y de quien se asegura, según testigos, iba riéndose cuando lo trasladaron a un centro médico en Costa Rica. “El tiempo lo borra todo,” simplificó aquel analfabeto que el coronavirus se llevó, restándole importancia al sufrimiento ajeno. Ese era Pastora, quien ahora está bien muerto, como siempre debió estar. Un malnacido que no se mereció la vida que Dios le regaló. Una basura fétida, sin más lugar en la historia que aquel que ocupan los traidores.

 


“El Peor Pecado de la Humanidad es la Ignorancia.” Diógenes.

… y en Política se suele Pagar

demasiado Caro

 

 

Solo por efecto de la ignorancia de los votantes en el momento cuando depositan sus sufragios por determinado candidato, se puede explicar que guerrilleros, terroristas, ex convictos y demás lacra que postula sus nombres, alcancen la presidencia de las naciones democráticas. El caso más cercano en el tiempo, es el de Gustavo Petro, en Colombia, un guerrillero urbano sobre el que pesan decenas (sino cientos) de personas muertas a raíz de los atentados que perpetró en distintas urbes colombianas, en especial en la Capital, Bogotá.

 

            Y es falso que esos personajes sanguinarios cambian con el paso de los años, porque, entre otros rasgos, la ambición por hacerse con el poder, en esta ocasión por la vía de las votaciones, ha continuado en ellos inalterable, hasta que lo consiguen, según hemos podido observar en el ejemplo que estamos ofreciendo con Petro y en otros ex guerrilleros más. Albergaron sentimientos y pensamientos destructivos, en aras de una doctrina –la marxista-leninista-, cuando eran jóvenes, quisieron alcanzar el poder por medio de las armas, hincando al pueblo y a los gobiernos de turno; y continuaron, una vez envejecidos, con la misma mística de dominación, demagogia y engaño. Y es muy posible que esos mismos sátrapas sepan, conscientemente, que “los pueblos, las gentes, en conjunto, son irracionales” cuando les arengan y reciben los mensajes ilusionistas “de un mundo mejor.” En parte por ello, los antiguos guerrilleros convertidos en políticos dentro de los sistemas democráticos, no cejan en sus intenciones y continúan sedientos, hambrientos y ansiosos por el poder.

 

            Es cuando la ignorancia, “el peor de los pecados que acusa la humanidad”, como dijo Diógenes, el padre de la escuela cínica griega, hace de las suyas, hace estragos y finalmente, condena a los pueblos con distintas desgracias que hemos visto a lo largo de la contemporaneidad que hemos atestiguado ineludiblemente. Hoy, en lo que estriba a Colombia, su actualidad, “el despiste” en el momento de emitir los votos ha llevado a Gustavo Petro al poder, un individuo en cuya mente deambulan los cientos de muertos que quedaron tendidos en el asfalto por causa de sus ataques dinamiteros, y es por esa razón, por tratarse de un ser sanguinario, que su gestión en la presidencia de la República no podía ser diferente del fracaso, de la crisis que está sufriendo y de su posible renuncia por haber recibido, presuntamente, dinero del narcotráfico durante la campaña recién finalizada. En otras palabras, la pésima decisión electoral de una masa no-pensante, “pasa la factura” al país que llevó al poder a un político cuestionado, comunista, violento, homicida y que, en lugar de estar haciendo proselitismo, debería estar preso en una celda de máxima seguridad. Inacio Lula da Silva es otro claro ejemplo de lo que aquí afirmamos: por esa ignorancia visceral, por esa tozudez de las masas que no comprenden, ni quieren comprender la diferencia entre elegir bien y elegir mal, es por lo que hemos tenido que leer y escuchar mediante la prensa mundial, los halagos y la defensa del actual mandatario brasileño al déspota y tirano, por demás criminal, el venezolano Nicolás Maduro. Ese “blanqueamiento” que ha tratado de hacer de una figura manchada de sangre hasta el tuétano, en el caso del mismo Maduro, solo lo podría intentar un individuo como Lula, yendo en contra de todos los principios del más puro humanismo y de las libertades coartadas al pueblo venezolano.

            Brasil y los brasileños, Colombia y los colombianos, no se merecen estar leyendo y escuchando estupideces provenidas de las bocazas fétidas y falsificadoras de la realidad, de Gustavo Petro y Lula da Silva. Ambos pueblos y todos los pueblos alrededor de la Tierra, merecen escuchar la verdad, prístina, limpia y realista de parte de sus políticos, fundamentalmente probos, rectilíneos y bien intencionados. Pero ese ideal solo se conseguiría mediante el conocimiento certero de la política, que los ciudadanos sepan qué es la política, para qué sirve y para qué cometidos algunos individuos ingresan y luchan dentro de la política, con cuáles fines, con cuáles propósitos ocultos y qué harían una vez alcanzado el poder. Sería, en otros términos, el combate contra la ignorancia, “la madre de todas las desgracias” en el ser humano.

 

            Otros gamberros, politicastros, tiranos solo buenos para el patíbulo, para la ahorca, han llevado nombres como Fidel y Raúl Castro Ruz, Hugo Chávez Frías, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales, y por supuesto, los grandes demagogos de la historia, fundadores de la Unión Soviética, Corea del Norte y del régimen de la China comunista, entre muchos más. Todos ellos no hubieran logrado sus cometidos si sus respectivos pueblos hubiesen sabido un poco de política en los tiempos precisos cuando emergieron a la luz pública; hubieran sido detenidos, desechados semejantes a las basuras que esencialmente son y esas naciones se hubiesen salvado de tanto sufrimiento que han registrado los historiadores modernos y las enciclopedias.

 

            “El peor pecado de la humanidad es la ignorancia”, una verdad sin cortapisas dicha hace miles de años por el indigente filósofo Diógenes, mientras recorría las calles de Atenas y que, a través de los siglos, ha mantenido todo su peso, su fuerza y su devastadora categoría. Hay que instruir a las personas para que sepan pensar y elegir, en el silencio de su individualidad y en los centros de votación, por quién votar con acierto y sabiduría; y cuando estén conglomerados en un mitin, sepan dilucidar dónde yace la verdad y dónde la mentira en las palabras del demagogo que les hace discurso. Solo así nos salvaremos de los Petro, Kirchner, Castro, Maduro y de tantos sátrapas que hemos tenido que ver, conocer, soportar y sufrir.

 

 


Lula da Silva, el Marxista que debería estar todavía en Prisión

 

Se llama Edson Fachin, es juez de la Corte Suprema de Brasil, y es el principal culpable de que a Lula da Silva lo hayan dejado en libertad, después de que se le comprobaron hechos reñidos con la honestidad, la honradez y la decencia, cuando ejercía su primer mandato presidencial. Según este mal representante y ejecutor de las leyes, tomó la decisión de dejar libre al actual presidente, después de que fue acusado de recibir sobornos en dinero y propiedades de algunas constructoras (en especial de Oderbrecht y OAS, las grandes corruptoras continentales), implicadas en el caso Lava Jato, porque, en su criterio, “no tenían relación con los desvíos de dinero de la Estatal Petrobras, que fueron los que justificaron la enorme operación anticorrupción y la justicia de Curitiba no tenía competencia legal sobre los escándalos en Petrobras, que debían ser juzgados en otras instancias.”

            Lo cierto es que este individuo que los brasileños han llevado irresponsablemente a la presidencia del país otra vez, tenía, hasta hace poco, 10 casos abiertos en su contra, precisamente por su deshonestidad comprobada. Uno de ellos, y que lo hizo ingresar a prisión en el 2018, es el conocido con el nombre de “tríplex de Guarajá”, cuando fue hallado culpable de aceptar sobornos por US$1,1 millones de parte de la constructora OAS (famosa en toda América por sus actos corruptos y su compra de consciencias), a cambio de favorecer a esta misma empresa en sus negocios con la petrolera Petrobras, que pertenece al Estado. Con ese pago millonario en dólares, Lula ordenó reformar y amueblar un apartamento de lujo –nótese la clase de “proletario” que es este demagogo-, y de tres pisos de altura, situado en la localidad costera de Guarajá, en el Estado de Sao Paulo. Un año antes, el juez Sergio Moro llegó a la conclusión inequívoca de que Lula da Silba dirigió una trama para conceder a OAS contratos millonarios del gobierno, a cambio de las mejoras a su apartamento, dentro de la operación Lava Jato.

            La exhaustiva investigación hecha por la policía brasileña dejó al descubierto la escandalosa red de corrupción, por la que grandes empresas de Brasil se pusieron de acuerdo para repartirse contratos de Petrobras, sobornando a políticos (en cuenta a Lula), y altos funcionarios de la petrolera Estatal. El hoy presidente fue condenado en primera instancia a 9 años y 6 meses de prisión “por corrupción pasiva y lavado de dinero.” En el 2018, un tribunal regional confirmó la condena y al elevó a 12 años y un mes. Posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia lo condenó en tercera instancia, pero redujo la sentencia a 8 años y 10 meses de prisión. Pero el juez Edson Fachin, amigo de Lula, lo exoneró de todos los cargos, lo dejó en libertad y ahora lo tenemos en la presidencia del país, con todas las consecuencias que ya estamos observando, como el viaje a la China comunista y las declaraciones que dio en contra de la OTAN, de Europa Occidental y de Ucrania, a los cuales culpó, tácitamente, por la guerra y en ningún momento acusó a la Rusia invasora y genocida, bajo el mando de su amigo, el asesino Vladímir Putin. Esa “pifia” de Lula da Silva ha sido para empezar, porque faltan muchas más en lo que le resta por andar al frente del gobierno brasileño.

            Con respecto a su caso, el filósofo español José Ortega y Gasset –recordemos bien-, enunció que “las masas son irracionales”, por eso cometen errores como reelegir a un ex presidiario, mandatario de una nación tan importante a nivel mundial; y a esa irracionalidad debemos agregarle el analfabetismo de los votantes latinoamericanos en materia política y cultural. Lo cual quiere decir que en otro país medianamente culturizado, Lula jamás hubiera presentado siquiera su segunda candidatura. Pero estamos tratando de un individuo sin moral, sin vergüenza alguna, quien aceptó su liberación sin demostrar su inocencia, que es un tema que no toca ni en mínima instancia, porque lo que vale para él es estar libre y retornar a la presidencia, más el posible revanchismo contra los fiscales y el juez Sergio Moro que lo mandó a encerrar.

            La liberación de este comunista rodeado de lujos y riquezas obtenidas mediante actos espurios, tiene varios semblantes y es posible analizarlos todos detalladamente, minuciosamente; pero uno de los más importantes es la facilidad con la que un determinado juez puede cambiar el destino de un delincuente y permitirle ascender hasta la presidencia del país. Lo mismo ha sucedido, aunque con diferentes matices, en Colombia, con el asesino comprobado, el ex guerrillero urbano, Gustavo Petro. Es “un portillo” que parece ser característico en los sistemas judiciales latinoamericanos (que no se ven en los Estados Unidos ni en Canadá), que permite “la redención” inmerecida de esos sátrapas. Es decir, si se aplicara en los Estados Unidos de igual manera, un narcotraficante como el mexicano “chapo” Guzmán, podría ser excarcelado de un momento a otro, si le viniera en gana a uno de esos jueces tan delincuentes como lo son los mismos prisioneros.

            Visto el tema de Lula da Silva, solo se ratifica la desgracia que envuelve al subcontinente, a América Latina, donde jueces corruptos, “amiguetes” de los pillos, de la mano con pueblos bestialmente analfabetos de la política y de los principios del hombre, favorecen a quienes deberían estar pudriéndose en prisión por sus actos evidente y convincentemente corruptos. Pero “los premian” con la libertad y después con los votos masivos para que regresen al poder desde donde perpetraron sus delitos, en este  subcontinente que ama a la corrupción rampante, sin duda alguna.

 


¡Lo que Faltaba! Además de Asesinos de Inocentes en Ucrania, ahora Demuestran su Imbecilidad Congénita.

Cuando un Genocida Ruso dice Incoherencias

Dmitri Medvedev fue presidente de Rusia con todas las implicaciones que ello significó; pero la principal fue no tener voz ni voto propios, porque la verdadera función de un mandatario en ese país es la de ser “marioneta o títere” de Vladímir Putin, quien es el verdadero gobernante de la nación, en calidad de tirano/asesino y dictador vitalicio, como lo son todos los dictadores, o sea… sin caducidad en el tiempo.

           Pero al leer los comentarios que el ex presidente Medvedev escribe en la red social Twitter, nos damos cuenta cabal y certera de que fue alejado de su alto cargo, precisamente porque su inteligencia es escasa. Es decir, se ubica más cerca de un hospital psiquiátrico para ser internado por sus razonamientos torcidos, que en una oficina elegante en el Kremlin. El individuo en cuestión es una verdadera pesadilla cuando escribe y habla. Aunque lo positivo para él, es que se está haciendo famoso en el mundo entero, porque, precisamente, la prensa Occidental le confiere importancia a sus desacertadas palabras.

            Cada vez que se conecta mediante su computador con Twitter, la sorpresa de quienes lo leemos de vez en cuando, es mayúscula, por el enorme impacto que causan sus estupideces. El fulano es estúpido y además lucha por demostrarlo día a día, minuto a minuto. Se complace al saber que los demás lo conozcamos en su verdadera naturaleza: la de un descerebrado que necesita internamiento en un nosocomio para dementes, lo más pronto posible. Por ejemplo, para citar solo dos casos muy concretos: atacó al gobierno y pueblo alemán, al amenazarlos con “otro desfile del ejército ruso por las destruidas calles y avenidas de Berlín, la Capital alemana (como en 1945).” Esto debido a las manifestaciones del Ministro de Defensa teutón, Boris Pistoriuos, quien dijo que Ucrania tiene el derecho de atacar el territorio ruso. Y le agregamos nosotros que no solo partes de dicho territorio, según dijo el ministro alemán, sino llegar hasta Moscú y sacar a patadas a la camarilla de asesinos, encabezada por el peor genocida desde Stalin, llamado Vladímir Putin, quien ha ordenado asesinar a ancianos, mujeres embarazadas y niños, en las ciudades ucranianas. Ucrania y su ejército merecen ganar esta guerra y situar en su verdadero contexto y ubicación, al pésimo, inútil e indisciplinado ejército ruso, al que han ido venciendo una y otra vez desde que invadió a esta nación europea.

            Regresando a la estupidez escrita por Medvedev, Rusia no está en condiciones de enfrentarse a una verdadera potencia en ninguna parte del mundo, pues su ejército –reiteramos-, es una absoluta desgracia, sus soldados son una mentira y sus vehículos blindados son destruidos y aplastados, igual a frutas podridas que yacen en la tierra. Una guerra contra Alemania, Francia, Italia, Turquía o Inglaterra (sin hablar de los Estados Unidos), significaría el final para la fanfarria que es el ejército de Putin, que ha tenido que cavar trincheras en el Donbás y esperar que alguno de sus santos en iconos lo salve del contraataque de los ucranianos.

            Además de la ineptitud de los militares rusos de la actualidad, el incoherente y obtuso Medvedev no ha tomado en consideración que un ataque contra Alemania, será un ataque también contra toda la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza. Lo cual significaría el final de Rusia como país y supuesta “potencia”, que en la realidad es una “impotencia” en lo social, económico y aún más en lo militar. Una guerra contra la OTAN sería el final de Rusia en todos los mapas y globos terráqueos de las escuelas, colegios y Universidades de todo el planeta y el suicidio o la captura de Putin y sus ministros asesinos. (Favor leer amplio reportaje al respecto en esta misma edición de The City).

            Y la última estupidez dicha por Dmitri Medvedev, quien debería ser vetado y extirpado de Twitter de una vez por todas, se refirió a la desaparición de Ucrania como país: “Es mejor una participación tranquila que Ucrania en la OTAN o una guerra mundial. (Porque) Polonia, Hungría y Rumanía sueñan desde hace decenios con hacerse con las regiones occidentales de Ucrania –dijo esta bestia con ropa-. El mundo está enfermo, se encuentra en el umbral de una nueva guerra mundial –noten el calibre de su imbecilidad al hablar y escribir-, ¿Es esta evitable? Nó, no lo es. En los últimos 30 años se consiguió eludir una guerra que, de todos modos, llegó. Pese a que nosotros no la queríamos (a pesar de que los rusos fueron los que invadieron Crimea y Ucrania), nos impusieron una guerra (¿?), que en esencia es consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética, por una parte; y de una forma híbrida de guerra civil, como resultado de la cual chocaron distintas partes de un solo pueblo, por otra. La campaña militar en Ucrania, es una respuesta a la interminable ampliación de la OTAN.” Lo anterior quiere decir que, cuando afirma que Polonia, Hungría y Rumanía desean el territorio de Ucrania, es con la intención de enemistar a estos aliados con el gobierno de Kiev y viceversa; y cuando dice que los rusos nunca han querido una guerra mundial, más bien es todo lo contrario: Occidente nunca la ha querido, pero Putin, a medida que se hace más viejo, quiere el enfrentamiento global ahora, para quedar impreso en las enciclopedias del presente y del futuro. Tampoco estamos en las puertas de un conflicto de esa magnitud y solo en la cabeza esquizoide de Medvedev cabe tal idea.

            En todo caso, a este ruso descentrado y virulento, una especie de Jean Paul Marat en la Francia revolucionaria, quien pedía “sangre y más sangre” del pueblo y la aristocracia; o de pequeño vampiro/humanoide ayuno de sangre, no hay que permitirle que hable o escriba, pues sus desajustes cerebrales son notorios cada vez que lo hace y una camisa de fuerza sería la mejor opción para él, con premura, y con electro-shock incluidos. Medvedev es una auténtica vergüenza para su gente y su país.

 


Una Familia Real no Muy

Recomendable

 

¡Por fin se le hizo realidad el sueño tan anhelado y esperado a Carlos de Gales, hoy Carlos III de Inglaterra! ¡Ha sido finalmente coronado en la Abadía de Westminster con toda la pompa de la que son capaces los británicos en estos casos concretos. Y es que Inglaterra y sus ingleses son un país y un pueblo de contradicciones que dejan perplejas a las personas que analizan la realidad diaria de este Imperio repartido por los 7 mares y los 5 continentes que conforman la Tierra.

            La contradicción más evidente y más asombrosa es la que nos dice que se trata de un pueblo extraordinariamente culto, con una historia riquísima y capaz de gobernarse a sí mismo de la mejor manera. Y aquí estriba precisamente la dicotomía, la ambivalencia, porque, en lugar de un gobierno casi perfecto, lo que tienen encima es a una monarquía que los mismos británicos eluden llamarla por su nombre… “corrupta”, quizás para no maltratar a los miembros de esa dinastía. A raíz de esa familia díscola entronizada en el poder desde “la noche de los tiempos”, se puede (y se debe) pensar que los ingleses merecen algo mejor, acorde con su historia y cultura.

            Ciertamente se ha sentado en el trono Carlos de Gales, pero si se hace una revisión no muy profunda de lo que ha sido su vida, el fulano, el nuevo Rey, ha estado inmerso en problemas personales que han empañado durante unas dos décadas a toda la Casa Real. Primeramente, su matrimonio con Diana Spencer, la famosa y anodina Lady Di, a quien le publicaban enormes portadas en las revistas del corazón, cuando le dio por visitar a enfermos con SIDA, con la finalidad en el subterfugio de levantar su imagen personal tan deteriorada desde que llegó al Palacio de Buckingham. Ni Carlos ni Diana se amaban, se repelían y les costaba una barbaridad ocultarlo en público. Y cuando decidieron que cada quien iría por su lado y harían lo que les viniera en gana, empeoraron las cosas, porque Lady Di intentó el suicidio por causa de sus hondas depresiones emocionales y cayó en la bulimia espantosa. Luego, decidió tomar por amante a uno de sus guardaespaldas y el “agujero negro espacial” en el que cayeron ambos, Carlos y ella, fue profundo, tan hondo como solo este tipo de hoyos lo pueden ser en el Universo. Por aquel entonces, Carlos andaba con quien es hoy su esposa y ha subido al Trono en calidad de Reina, Camila Parker-Bowles, su amor de toda la vida. Una mujer entrada en años, nada elegante, con su pelo canoso al 100 por ciento y que hacía preguntar a quienes la conocían, “¿Qué le daba a Carlos para tenerlo tan loco, tan apasionado, tan fiel y tan decidido a compartir su vida con ella hasta el final de los tiempos?” Dicen que a esas edades, las mujeres no se guardan nada para sí y posiblemente allí radicara “el embrujo” que ejercía en el hoy Rey de los británicos.

            Pocos años después, Lady Di sufrió el fatal accidente, junto a su nuevo amante, el egipcio millonario Dody Al-Fayed, cuando su coche BMW huía de unos paparazzis en el corazón de París y chocaron contra la columna de un túnel. Así terminó sus días aquella mujer sufriente, a quien, según narran quienes la conocieron de cerca, era constantemente humillada por su suegra, la Reina Isabel II, quien pudo haberla comprendido, pero no lo hizo y decidió, por el contrario, atacarla cada vez que la encontraba en los pasillos de Balmoral o Buckingham. Y pudo haberla comprendido, decimos, porque el esposo de la Reina, Felipe, Duque de Edinburgo, le fue infiel a la monarca cada vez que tuvo oportunidad. Nótese la clase de familia que son los Windsor y que marcan la inexplicable contradicción con respecto a la cultura del pueblo británico, que los adoran y les perdonan sus equívocos y deslices sin ninguna objeción de fondo.

            A lo anterior hay que sumarle las obscenidades del Príncipe Andrew y que causaron un terrible malestar en su anciana madre, la Reina Isabel II, quien lo amó siempre en calidad de hijo predilecto, y tuvo que desprenderse de varios millones de dólares para evitar que su hijito fuera llevado a juicio por pederastia, ya que abusó sexual y reiteradamente de una joven australiana cuando ella era menor de edad. Eran las pésimas compañías en las que andaba el Príncipe, específicamente con el judío Jeffrey Epstein, quien era un auténtico abusador de menores y las compartía con sus amigos, entre quienes estaba también Donald Trump. La Reina Isabel, para tranquilizar a sus súbditos, quitó todas las condecoraciones y títulos nobiliarios a su hijito, pero no pudo fallecer en paz, a sabiendas que “su preferido” había caído en desgracia por su inmoralidad, su lascivia y su pedofilia.

            Una familia no muy recomendable, insistimos. Pero que a los ingleses todo lo resumido aquí, “les va y les viene” o les importa “un comino.” Y siguen apretujándose ante las rejas del Palacio de Buckingham para ver a sus monarcas, como si se tratase del mismísimo Dios a quien están observando, admirando y estrechando sus manos. La verdad es que la Familia Real británica es un grupo de consanguíneos erráticos, buenos para nada, cuyas funciones, en realidad, no están claras, y que viven en la mayor opulencia posible e imaginable, mientras las reiteradas crisis económicas de estos países de la mancomunidad hacen estragos entre sus ciudadanos. Un destello de lujo, de ostentación, que no asombra a los ingleses, quienes, por el contrario, creen que los Windsor se lo merecen por el simple hecho de ser los Windsor. ¡Habrase visto tan incoherencia en plenitud del tercer milenio! Pero la pregunta que surge aquí y de manera irremediable es: ¿Se darán cuenta algún día de lo prescindibles que son estas gentes, de lo ociosas y anodinas que son?

 


Costa Rica, un País Técnicamente Ingobernable

 

 

Desde hace décadas este problema viene presentándose y es similar a aquella casa abandonada cuya hiedra ha ido creciendo y creciendo y se dificulta entrar a la vivienda por lo espesa, enmarañada y hasta peligrosa que se ha hecho la vegetación que ha crecido ahí libremente y salvaje. Sin control, sin directriz de ninguna especie y sin orden alguno.

 

            En este país que se jacta –porque así es en realidad-, de ser la democracia más vieja y estable de América Latina, donde sus ex presidentes se pueden observar avejentándose en sus casas de habitación, de modo tranquilo y apacible, ha sucedido lo anterior; es decir, las leyes y los reglamentos, sin tocar la temática de la obstrucción feroz que se da en la Asamblea Legislativa (parlamento o congreso nacional), y de una prensa muchas veces equivocada y mal intencionada, que reacciona cuando le tocan sus intereses económicos, han crecido tanto que se asemejan a la hiedra en las afueras de lo que fuera una atractiva y habitable residencia. ¿Qué significa lo anterior? Que esa maraña de leyes imposibilita la gobernabilidad, la fluidez en las acciones del presidente de la República y sus ministros; e, incluso, gobernar por decretos tampoco sirve de gran cosa, debido a la existencia de una Sala Constitucional o Sala IV, que se trae abajo todo decreto que no le resulta atractivo a los magistrados, muchos de ellos nombrados en esos puestos por razones políticas y responden a intereses espurios difíciles de desentrañar. Un ejemplo de esto se dio hace pocos meses cuando el presidente Rodrigo Chaves y su ex ministra de Salud, ordenaron cerrar un sitio de entretenimiento, propiedad de la misma empresa dueña del periódico La Nación, porque, entre otras razones de su cierre o clausura, el Poder Ejecutivo adujo que, cuando se lleva a cabo algún espectáculo en el famoso Parque Viva, los autos obstruyen el paso de ambulancias y máquinas para combatir los incendios. Empero, bastó “un escritillo” de uno de los abogados de La Nación, para que la Sala IV, por medio de un magistrado “adicto” a dicha empresa, se llevara hasta el suelo la postura del presidente y su extitular de Salud.

 

            Intereses creados, oscuros, pactos en las penumbras y esa “hiedra” que crece en lo que antes fueron los bellos jardines del Estado y que permitían que este país fuera gobernado con fluidez, facilidad y sapiencia en un pasado todavía no muy lejano.

 

            Pocas horas después del triunfo electoral del actual mandatario, Rodrigo Chaves, le vimos a este personaje muy feliz, lleno de ilusiones, con grandes deseos de trabajar positiva y constructivamente por su país, del que había estado alejado por motivos de trabajo, en el Banco Mundial. Y en esos momentos nos dijimos para nosotros mismos: él no sabe lo que le espera en la Casa Presidencial. No sabe lo difícil que es ser presidente de esta nación que, aunque es una democracia consolidada, está llena de esas leyes, muchas de las cuales se contradicen entre ellas y se contraponen, sin permitir ningún objetivo constructivo. Con el paso de los días y conforme iba ejerciendo su gestión al frente del Ejecutivo, el mismo Chaves se fue dando cuenta de lo imposible que resulta dar un solo paso hacia adelante en este sistema que rige a Costa Rica.

            Por un lado, está la Constitución o Carta Magna con su compendio (y vilipendio) de leyes; por otro, la oposición diputadil en la Asamblea Legislativa (peor aún si el presidente no tiene una bancada de mayorías, tal y como le sucede actualmente a Rodrigo Chaves); en otro sector, dentro del mismo parlamento, los comunistas que, aunque siempre son pocos, suelen presentar una feroz oposición a todo lo que quiera emprender el presidente y presentan encarnizadas batallas cuyo único objeto es oponerse a todo, absolutamente todo, sin que prime el interés nacional, ni del partido comunista que ellos representan, iguales a guerrilleros en la Sierra Maestra cubana, pero sin rifles y sin Fidel Castro a la cabeza. En otro ángulo de esta misma figura, aparecen los reglamentos, tan obtusos y densos como lo son las leyes a las que nos hemos referido; y después aparece la prensa, en especial el Grupo Nación, con sus tres periódicos que le atacan constantemente, a diario, y en conjunto, en una sola voz, equivocada o nó, pero también se trata de una voz salvajemente feroz y destructiva. Su director de origen cubano, para colmo de males, se ha unido hermanablemente con el otro director del telediario de Canal 7, también cubano, y entre los dos medios, la prensa en papel (y en internet), y la prensa televisada, tratan de triturar hasta la última molécula del pobre presidente de la República. Finalmente, la Sala Constitucional o Sala IV, está siempre a la espera para “tumbar” cualquier decreto presidencial que llegue a sus Despachos u oficinas, donde permanecen los magistrados nada imparciales y siempre prestos a responder a esos intereses extraños y reñidos con la verdadera justicia.

 

Posiblemente Rodrigo Chaves y los demás presidentes que le sobrevengan, deberían dedicarse a lo mismo que Oscar Arias, el vanidoso y narcisista ex mandatario, quien, al saber realmente lo difícil (casi imposible) que resulta gobernar a Costa Rica, se dedicó a enaltecer su figura pública. ¡Eso sí… usando los recursos económicos Estatales para pagarse sus continuos y costosos viajes al exterior! Se dedicó a “luchar” por la paz en América Central, a hablar siempre bien de sí mismo, a colocar su fotografía (tamaño poster), en todas las embajadas en otras naciones, etcétera, etcétera. Por supuesto que, al término de su período presidencial, dejó al fisco en cero, sin un solo dólar, pero a Oscar Arias eso nunca le importó. Lo importante para él era su descomunal super-ego.

            ¿Pero quién o qué organismo gobierna a Costa Rica? Francamente no lo sabemos. Quizás las Cámaras de Industria y de Exportadores, porque, la verdad sea dicha, el presidente y sus ministros son menos que monigotes en este país donde la hiedra cubre hasta las dependencias más profundas de la democracia.

 


Las Incidencias y las Evidencias últimas, sugieren la Probabilidad de que Donald Trump volverá a la Presidencia de los Estados Unidos

 

 

Hay un adagio popular español que dice: “la gente siempre prefiere al perdedor.” Lo cual quiere decir que la gran masa se solidariza, se llena de conmiseración con aquella otra persona que ha sido vapuleada, humillada o defenestrada, más todavía si considera que lo hecho ha estado reñido con la justicia, con los actos cabales que debieron haber privado antes y durante el acontecimiento que causó dolor y pesadumbre en la persona que ha recibido esos golpes morales y psicológicos.

            Más claro aún: en lo que concierne a Donald Trump, el hecho de ser requerido por los tribunales, su seriedad en el momento cuando compareció ante el juez de Nueva York, los regaños de este magistrado y la supuesta persecución política que ha esgrimido Trump, lo han hecho ver como “la víctima de un sistema malagradecido, que no ha sabido sopesar todo el bien que él le hizo a la nación cuando fue presidente.” Y esa es la imagen “de Redentor Crucificado” que él mismo le está vendiendo al electorado, principalmente a los correligionarios del Partido Republicano.

            Le está dando vuelta a la realidad y en lugar de sentir vergüenza por haber sido citado por la Corte de Justicia de Manhattan, ha hecho creer que es la víctima, la gran víctima que no quieren que llegue una vez más a la Casa Blanca después de las elecciones del 2024, para las que se ha postulado en forma temprana. Las gentes que actúan más con el corazón que con la frialdad del razonamiento, lo apoyan irrestrictamente, lo ven como un guiñapo que ha sido violentado por el fiscal del distrito y por el juez que le habló con dureza la mañana de su visita al edificio de Justicia. En otros términos, Trump está sacando ganancia de una situación que para un hombre común y corriente, sería símbolo de derrota y para guardar silencio, para no recordar nunca más ese pasaje cuando tuvo que sentarse frente a un juez que le leyó los cargos que se le imputan. Esa imagen de persona vituperada y transgredida en su espíritu y derechos, es la que le está enviando a la mente generalizada de los votantes y estos han “mordido el anzuelo”, porque ahora le quieren más, le siguen más y están más seguros de que deben votar por Trump, apenas sean abiertas las salas para la recepción de los votos, en el 2024. Una prueba de ello se vio en la conferencia de prensa que convocó en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, cuando sus partidarios llenaron el lujoso recinto, donde las arañas lumínicas pendían de los techos y el color oro se podía observar en todas las paredes. En ese sitio aplaudieron y gritaron entusiasmados cada vocablo que el ex mandatario les hizo escuchar y quedaron más convencidos de que “Trump es el hombre que nuevamente los Estados Unidos necesitan, para salvar a América,” según les ha repetido el magnate constantemente. Él es el salvador de América y nunca ningún otro… ¿Pero salvarla de qué o de quién o de cuál ejército? No lo sabemos, porque Trump no lo explica; pero sus seguidores creen a pies juntillas de que se debe salvar al país y tampoco saben de qué, de quién o de cuál…

 

              En esto y en muchas otras cosas de la vida, es tan importante razonar y discernir entre la verdad y el engaño, entre la realidad y la ficción; y Trump es engaño y es fantasía. Por eso se ha sentado frente al juez de Nueva York, porque le han descubierto sus engaños reiterados a lo largo de los años.

            Concretamente, las encuestas recientes le hacen ver como el pre-candidato dentro de los republicanos, que tiene la ventaja sobre sus oponentes, incluyendo a su ex vicepresidente, Mike Pence, a quien Trump ordenó a la turba que invadió al edificio de El Capitolio, que lo asesinara por no obedecerle y no vetar a Joe Biden como el ganador indiscutible de las anteriores elecciones nacionales. Es decir, Pence se negó a rechazar a Biden y su triunfo electoral, para dárselo a Trump, en su papel como jefe del Congreso en aquel aciago día, cuando el mismo Trump lanzó a las hordas de canallas contra la sede parlamentaria. Lo anterior significa y de acuerdo a las muestras de opinión, que Donald Trump vencerá fácilmente a sus contrincantes dentro del Partido Republicano; y, frente al Partido Demócrata, parece que un anciano, débil y enfermizo Joe Biden, quien además no cuenta con las simpatías de los estadounidenses en estos instantes, se postulará nuevamente a las elecciones generales y muy probablemente Trump lo arrolle, debido a los errores de bulto que han cometido el actual presidente, especialmente en el caso de Afganistán, cuando entregó ese país centroasiático a los asesinos talibanes y le hizo retroceder hasta más allá de la Edad Media. Pero Biden, en el tema de la salida de las tropas estadounidenses y aliadas de Afganistán, solo cumplió con el pacto que Mike Pompeo, enviado de Trump, firmó previamente con los talibanes, de que la próxima administración de los Estados Unidos, fuera cual fuese, sacaría a sus soldados de ese país y se lo daría en bandeja de plata a los fundamentalistas islámicos. Y le correspondió a Biden cumplir con lo que Trump había pactado a espaldas del pueblo norteamericano y del Pentágono. En lo que lamentablemente falló Biden fue en el método para sacar a sus soldados de allí y por dejar abandonados a muchos afganos que fueron colaboradores con las fuerzas de ocupación y pacificación llegadas de Europa y de los Estados Unidos.

             Pero Donald Trump está capitalizando esos yerros de Biden y los utilizará igual a los misiles que los rusos hacen caer sobre Ucrania, un tema que también podría capitalizar a su favor si le vende al electorado que solo él podrá convencer a Putin de salir de suelo ucraniano; pero “antes tendrán que devolverme a mí a la Casa Blanca”, les podría decir el polémico republicano. Por lo enumerado aquí, observamos muy factible su retorno a Washington en una segunda administración y, de paso, cobrar venganza contra el fiscal Bragg y el juez Merchan, sin dilación alguna.

 


El Dalai Lama no es más que un Viejo Sucio, Lascivo y Pedófilo

 

Posiblemente ese instinto irracional tan desarrollado en los animales (que notamos con claridad en nuestras mascotas), lo llevemos también nosotros –que también somos animales, aunque racionales-, y se trata de esa voz muy profunda, de ese sentimiento que no sabemos explicar con palabras diáfanas y que nos señala que determinada persona es mala o buena, es sana o alberga en su fuero interno, en lo recóndito de su espíritu, aberraciones que podrían hacer mucho daño a otros congéneres.

            En el Dalai Lama, el líder del Tíbet, siempre nos pareció que esa “suciedad” yacía en su alma, en ese yo interior que millones de budistas –y no budistas-, alrededor del mundo, admiraban sin cortapisas y hasta defendían en su postura política contra la China invasora del territorio  tibetano, la patria del Dalai. Algo en nosotros nos indicaba que no se trataba, en modo alguno, de un hombre “puro” o “santo”, “la reencarnación de Buda” en nuestra época moderna. Nada de eso era y mucho menos ahora, cuando él mismo se ha quitado la careta, la máscara de santidad, y ha aflorado lo que realmente es: un viejo sucio, solterón, incapaz de amar a nadie –mucho menos a una mujer, pues es un pederasta consumado-, y lujurioso, capaz de violar o seducir a un niño, incluso ante la presencia de millones de espectadores, quienes lo hemos visto en un filme que le ha dado la vuelta al planeta en las redes sociales.

            Más claro aún: la imagen de ese viejo con los brazos y axilas descubiertas –que de por sí causa un profundo asco-, acariciando a un niñito que no llegaba a los 10 años de edad siquiera, pidiéndole un beso en la mejilla y luego que le chupara la lengua, ante millones de personas que lo veían por medio de las cámaras de los periodistas ahí congregados, nos quitó “de un tiro” el poco respeto que teníamos por él, aunque solo fuera por la lástima que nos generaba, debido a la invasión china a su país. Le veíamos como un pobre exiliado, sin patria, arrebatada por los comunistas llegados desde Beijing y quien tenía que apañárselas en la India, donde reside –otra nación inverosímil para la mente cuerda del ser humano civilizado-, quien luchaba por liberar a sus compatriotas del yugo del ejército chino. Pero desde el punto de vista espiritual, dogmático y doctrinario, nos parecía uno más de los cientos de equivocados que andan por el mundo “vendiendo humo,” con base en una religión lejana, incomprensible e imposible de aceptar y mucho menos… practicar.

            Y había algo “raro” en él. Lo detectábamos, aunque no podíamos explicarlo. Algo así como el perro de nuestro amigo, que huye cuando llega una visita que el animal detecta que tiene “algo” que es peligroso, insano y capaz de dañar a los demás. Por eso el can lo rehúye, le ladra y busca refugio lejos de ese visitante. Los gatos también suelen huirle y mirarle desde un rincón, con ojos directos y amenazadores. El Dalai Lama nos parecía nada confiable, falso, un ser que escondía en su interior una (o varias) aberraciones, que ya han salido a la superficie cuando ha seducido abierta y descaradamente a un niño, en el norte de la India.

            Y ha pedido “perdón”, una disculpa que en Occidente no ha borrado la pésima imagen suya; un subcontinente donde hay millones de pedófilos escondidos y practicando sus suciedades de manera impune, lo cual resulta más deleznable todavía.

            La pregunta que se desprende de esa actitud sucia, es: ¿Si eso lo hizo delante de la concurrencia, qué hará entonces en privado, cuántos niños le llevarán sus sirvientes o asesores, para que el viejo pederasta se satisfaga, convencidos de que se trata de “un dios” reencarnado, que necesita “carne inocente” para saciar su “divina lascivia”? Porque ese beso en la lengua con el menor, fue apenas un aviso de lo que el Dalai lleva en su mente, una ínfima muestra de lo sucio que es en realidad y apenas un poco de lo mucho que hace en su habitación a puerta cerrada, con los otros niños que debe haber ultrajado a lo largo de su existencia y de su permanencia en la India, un país donde se acostumbra volver el rostro hacia el lado contrario cuando sus líderes espirituales hacen esta clase de porquerías e inmundicias sexuales.

            Posiblemente la invasión militar de los chinos al Tíbet se haya fundamentado en parte porque conocían quién era el famoso Dalai Lama, desde el punto de vista moral y sexual: un individuo totalmente torcido en sus intenciones y prácticas. Y a nosotros ya no nos duele dicha invasión. A lo mejor ha sido positiva para limpiar a esos monasterios enclavados en las cumbres del Himalaya, donde, muy posiblemente, seducen y violan a cuantos niños a esos monjes budistas se les ocurre.

            Desprendiéndose de lo visto, de lo anteriormente atestiguado, lo que se quiebra es la fe en esa clase de líderes, quienes nos matan la devoción en el Ser Supremo y en cualquier religión alrededor de la Tierra, ya sea la Iglesia Evangélica, Protestante, Católica, Ortodoxa y, en este caso específico, la budista. Simplemente el ser humano no pude abstenerse del deseo sexual, uno de los más fuertes que subyacen en la naturaleza nuestra; no se puede vivir sin pareja, no se puede vivir toda una vida sin la copulación con el sexo opuesto. Es parte nuestra desde que nacemos, viene en nuestra conformación genética, cerebral, químico-física y abstenerse, según mandan esas religiones, es ir en contra de la naturaleza, de la piel, del instinto que vino con nosotros desde que nos engendraron y concibieron. De lo contrario, ya lo vimos, surgen y surgirán esa clase de maniáticos, aberrados y enfermos, como el Dalai Lama, y demás degenerados en otras religiones distintas.

 


 “Somos dueños de nuestros Silencios… y Esclavos de nuestras Palabras”

 

Estamos completamente seguros de que a Donald Trump, cuando era niño o adolescente, nunca le explicaron sus mayores la expresión vivencial anterior, sabia por demás: “Somos dueños de nuestros silencios… y (pero) somos esclavos de nuestras palabras.” Porque quien mucho habla -especialmente los políticos y entre menos calidad humana y profesional tenga ese político, más y más hablará-, corre el riesgo de errar constantemente y tendrá que pedir disculpas por lo dicho o desdecir lo antes manifestado. Mientras que, quien prefiere escuchar y hablar menos, logrará un sitial muy especial en el concierto de la humanidad, de las gentes…

            En el caso concreto de Donald Trump, nada le ayuda a este individuo, desde su apariencia personal, su estatura, su obesidad –que trata de disimular lo mayormente posible sin lograrlo-, hasta sus trajes a la medida que “gritan” su ostentación, porque Trump siempre ha sido un fulano que ha vivido para y por el dinero toda su existencia y si no es el dinero… es el sexo sin amor, la carne por la carne. ¿Pero qué tiene que ver nuestro titular con el monigote desabrido y supra-violento de Donald Trump? Simple: él, más que nadie, siempre ha sido esclavo de su manera de hablar, de su lengua viperina y de su enorme bocaza por donde escupe y destila el veneno más letal que individuo metido en la política, haya dicho jamás. Talvez me dirán que Hitler era igual o peor de venenoso y les diré que nó, porque en muchísimos trazos de sus discursos, cuando se refería a Alemania o a la raza aria, sus palabras adquirían la majestuosidad de poemas, encantaban, subyugaban y hacían soñar a los escuchas con aquello –por ejemplo-, de un territorio (Lebesraum), donde los hijos de aquella generación contemporánea suya, tendrían un auténtico “jardín del edén”, un concepto, una expresión que hizo soñar hasta al alemán más duro de convencer.

              Trump, por el contrario, no es orador, no es ni balbuceante siquiera. No habla mal… ¡Habla pésimo! Y solo escupe veneno de color verde y fétido por esa abertura que en él se supone que es su boca. ¿Pero, por qué si es tan mal orador logró conquistar a millones de votantes para que le dieran el triunfo y se convirtiera en Presidente de los Estados Unidos? Y es aquí donde diremos sin temor a equivocarnos que “no ganó las elecciones Donald Trump… más bien perdió Hillary Clinton”, una candidata que no era del agrado de los votantes estadounidenses, por diferentes aspectos personales, de axioma y de corte político que no vamos a detallar en este comentario editorial, porque no es el caso sobre esta mujer hacerlo. En otras palabras, el votante norteamericano creyó que iba a votar "por el menos malo,” pero se equivocó porque, en aquel entonces, los dos candidatos, Trump y la Clinton, eran igual de horrendos y por lo tanto… “desechables.” Pero ese es otro tema… y lo que nos trae este día aquí, para escribir este editorial, es el hecho de que Trump ya puede ser judicializado en los Estados Unidos; el hecho de ser ex presidente del país, no le ha servido para escapar de la justicia, que le requiere por múltiples delitos, desde estafas varias, muchas, muchísimas y cuantiosas, hasta relaciones impúdicas como esta por la cual se le persigue en estas fechas: su relación sexual con la actriz porno (prostituta de pantalla), Stormy Daniels, a espaldas de su esposa, la elegante Melania. Y lo que es peor en este asunto de desliz pornográfico, fue que envió a su entonces fiel abogado, Michael Cohen, con un maletín rebosante de dinero (US$130 mil para ser precisos), para dárselos a la mujer y no abriera su boca antes, durante y después de las elecciones presidenciales, en las cuales ganó el desagradable Trump. Perooooo, hay quienes dicen que las mujeres no pueden ser mandatarias de un país (a pesar de las excepciones que hay y ha habido), porque revelarían todos los secretos de Estado. Es decir, en una mujer un secreto dura lo que una hoja en un árbol azotado por un huracán… ¡Nada en el tiempo!

              Es así como Stormy “la pechugona” Daniels, decidió contar su aventura de cama con Trump y unos dos años antes, Michael Cohen, quien terminó su amistad con Trump abruptamente, según suele ser la mala costumbre del horrendo ex presidente con sus amigos leales, escribió un libro en el que narra su paso por las oficinas de las empresas Trump –casi todas ellas fraudulentas-, y en especial se refirió al asunto Stormy Daniels. Hoy, Cohen debe estar frotándose las manos por la satisfacción, al ver el lodazal legal en el que está metido su ex jefe, el tirano, inculto, prepotente y analfabeto Donald Trump, a un paso de ser llevado por la policía ante los jueces para ser notificado en persona, de su delito en su relación asquerosa con la mujer de “la pantalla roja”, Stormy Daniels.

            “No hay nada oculto entre el cielo y al tierra”, dice el refrán popular y menos cuando el secreto ha sido confiado al silencio y la custodia de una mujer. Además, Trump comenzó a crear antipatías y anticuerpos, precisamente por su discurso (o balbuceos para ser más exactos), demostrando que, además de no saber expresarse en forma oral, es un asesino del idioma y de los espíritus que tuvieron la valentía y la voluntad de escucharlo en su camino hacia la Casa Blanca. “Ha sido esclavo de sus palabras…” y por ello le han perseguido amparados por la legalidad de las leyes… Un repugnante final, para un fulano igualmente repugnante. Sentémonos cómodamente para observar este epílogo con muerte súbita.


 “Occidente no está Preparado todavía para Negociar la Paz” Dice Putin

 

Es posible que comprendamos el argumento dicho hace pocos días, por el genocida Vladímir Putin, dictador de “todas las Rusias.” Estamos seguros que se refirió a los territorios que la Duma rusa, el parlamento títere que lo acuerpa a él en Moscú, adhirió supuestamente en forma definitiva al territorio ruso, después de que el ejército enviado por el Kremlin lo invadió y del que tuvo que salir huyendo, después de perder en varias escaramuzas contra los ucranianos.

           Pero Putin cree que lo que él diga, lo que él ordene y lo ratifiquen sus diputados/marioneta, es lo que el resto de la humanidad tiene que aceptar y punto. Lo cual significa que, si tuviera el poder militar –que no lo tiene, gracias a Dios, pues su ejército es un auténtico ridículo y fiasco disfuncional-, y le diera la real gana, podría invadir Varsovia, Capital de Polonia, y apoderarse de ella así, sin más ni más… o Praga o Viena o la mismísima Berlín, porque él no respeta absolutamente nada, porque nació y creció a la sombra de la dictadura soviética, en la que sus “secretarios generales” –un eufemismo para no usar el término “dictadores”-, invadían lo que a ellos les parecía, sin importarles los derechos humanos ni los convenios internacionales. El mundo era para devorarlo, nunca para respetarlo, según vimos desde 1945, año del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soviéticos se convirtieron en potencia nuclear.

             Lo que argumentó Putin al dictador de la China comunista, Xi Jinping, durante la visita que éste hizo recientemente a Moscú, fue que “Occidente todavía no está preparado para negociar la paz en Ucrania.” Palabras más, palabras menos. ¿A qué se refirió? Es simple de entender: cuando Occidente acepte que el Donbass, el territorio que la Duma rusa adhirió sin pedirle permiso a nadie, es de Rusia, a partir del fallo de los parlamentarios rusos, entonces los occidentales, a saber los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), habrán comprendido que esa decisión rusa es la valedera y la que deben aceptar a partir de ese instante. No hay duda… estamos tratando con un genocida, con un bandolero, un sinvergüenza sin rostro ante los ojos del mundo entero. Ese es Vladímir Putin, el individuo que se abstuvo de causar problemas a Europa, mientras su esquizofrenia no fue tan palpable y evidente, como lo ha sido desde hace unos pocos años hasta la fecha actual.

            Obviamente, ni Ucrania ni sus aliados occidentales pueden aceptar tal desparpajo, tal razonamiento que solo puede provenir de un individuo sanguinario, sin principios y al que no le importará pasar a la historia como el gran asesino que quitó las vidas a ancianos, madres, niños y personas inocentes, no solo en Ucrania, sino también en Chechenia, Georgia y otras naciones que su instinto criminal le ordenó invadir y masacrar. Ese es Putin, el oscuro burócrata de la KGB, la policía secreta soviética, emplazado en Berlín del Este y que ni él mismo sabía que tenía en su fuero interno esa megalomanía (ansias de poder), que vino a descubrir cuando se convirtió en el sucesor en la presidencia de Rusia, del alcohólico Boris Yeltsin. Ante tal conceptualización de la crisis actual, confiamos en Zelensky, el gobernante ucraniano, será siempre firme ante los desmanes del dictador de Rusia y proseguirá la lucha hasta que eche al último ruso del Donbass y recupere la Península de Crimea también. Los líderes occidentales le han confirmado repetidamente, que siempre le apoyarán sin importar el tiempo que dure esta guerra, esta invasión de las hordas rusas al territorio nacional de Ucrania.

          Y lo que es una gran verdad, nos dice que Vladímir Putin solo se aquietará en su proceder beligerante, cuando su mal llamado ejército quede totalmente derrotado en Ucrania y esa derrota cause el derrocamiento del tirano ruso, por parte de una revolución interna o una rebelión de los altos mandos en el Kremlin. Por lo pronto, según la inteligencia inglesa, los rusos pierden, día a día, unos 600 combatientes, la mayoría de ellos jóvenes, gracias a la destreza de los soldados ucranianos y a las tácticas de guerra que éstos emplean. Lo anterior significa que la derrota de Putin se gesta diariamente en los campos de batalla y solo hará falta el golpe final que lo entregue totalmente vencido, al final de las hostilidades.

          La historia de Europa es una buena consejera, una excelente maestra con los discípulos distraídos: no se le deben dar alas a los dictadores, porque nunca sacian sus ansias de conquista, de invasiones, ni de cometer crímenes de lesa humanidad. Sino recordemos como Josef Stalin, el peor asesino que ha conocido el mundo, se apoderó de medio continente (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Alemania del Este, Rumanía y Bulgaria, los famosos países “detrás del telón de acero”), porque, en un principio, los Aliados occidentales se lo permitieron. Y lo mismo o parecido no deberá suceder en este otro caso con Crimea y el Donbass. De ninguna manera. Porque de suceder, la pregunta que surge es: ¿Cuáles otros territorios querrá anexarse arbitraria e impunemente Vladímir Putin, en el futuro? ¿Los mismos que ultrajó su colega Stalin? Eso no puede volver a ocurrir nunca más y habrá que pensar en la forma de acabar con el tirano de una vez por todas. Por el bien de la humanidad y la paz global.

          En resumen: el Donbass y Crimea son territorios de Ucrania. El primero acusa derrota tras derrota de los mal llamados soldados de Putin y el segundo es “una espina en la pata del león”, en el alma de Ucrania, una nación, un gobierno, un ejército, que no descansará de luchar hasta que lo recupere absolutamente.

         Por supuesto que Occidente está preparado para negociar la paz; y quien no lo está es precisamente el genocida en el Kremlin.


 “La Pax Romana” que Desea Putin y que China quiere Concederle

 

En la Europa de hoy en día todos quieren la paz, pero con mayor ahínco, Vladímir Pudin desea que esto se acabe de una vez por todas. ¿La razón? Su ejército “cada vez que asoma la cabeza” se la cortan los ucranianos. Es una milicia que no sirve absolutamente para nada. Y la verdad es que ¡Nunca el ejército ruso (antes soviético) ha servido para nada! Dirán que en la Segunda Guerra Mundial fue el que venció a los alemanes; pero, en realidad, la única verdad existente desde el punto de vista táctico e histórico, fue la demencia de quien dirigía a los alemanes: Adolf Hitler. Es decir, el poderoso ejército alemán perdió su guerra en el Este soviético, debido a las decisiones imbéciles de su comandante en jefe, a quien ningún otro oficial de alto rango se le oponía, so pena de ser fusilado en el acto. Además, los caminos polvorientos en verano y primavera, sin carreteras pavimentadas, las enormes distancias que existen en Rusia y la anegación de esos mismos caminos en el crudo, crudísimo invierno ruso, intransitables por el lodo, primero, y la nieve después, confabularon contra los soldados teutones que habían invadido a la URSS.

           Anterior a ello, los rusos habían perdido dos guerras: una frente a Japón y la Primera Guerra Mundial, de la cual se retiraron, en parte por la Revolución Bolchevique, que bajó del poder a los Zares de manera definitiva. Posteriormente sucedió la guerra en Afganistán, a finales de la década de los 70s, donde los soviéticos se involucraron para restituir al gobierno comunista afgano, de clara obediencia a Moscú; pero salieron de allí arrastrando una de las peores y más humillantes derrotas sufridas por aquel ejército que se autoproclamaba “el segundo más poderoso del mundo” después del estadounidense. Esa derrota en Afganistán fue un punto de inflexión para los soviéticos, quienes vieron derrumbarse a su imperio comunista y pasar a ser simplemente Rusia, con todos sus satélites liberados y que hoy forman parte de la Unión Europea y la OTAN. En síntesis, rara vez los rusos han ganado una guerra de manera contundente y convincente, sin dejar la menor duda de su profesionalismo militar y de su destreza logística. Y lo que sucede ahora a las hordas de Putin, que están muy lejos de ser consideradas un ejército profesional, radica en “las palizas” en los campos de batalla que les infringen los ucranianos. Por eso, Putin es el más necesitado de una firma por la paz, cuanto antes, para evitar que la humillación a sus pseudo-soldados, quienes son nada más que criminales de guerra, sea mayor y ponga en riesgo su permanencia como dictador de Rusia, sin que el pueblo se levante contra él y le derroque.

          ¿Pero por qué sería una “Pax Romana”? Recordemos que los romanos adonde llegaban, atacaban, asesinaban, quemaban, saqueaban, violaban, reducían, conquistaban y después ofrecían una paz a su manera, a su conveniencia, con absolutas ventajas para ellos y totalmente perjudicial para el vencido, al cual expoliaban y esclavizaban de inmediato. Los rusos de hoy, quieren algo así. Putin desea esclavizar a los ucranianos y hacerles firmar, previamente, un documento pro-pacificación, redactado por la dictadura china, en la que él saldría ganancioso y con todas las prerrogativas de su lado. Además, el plan inicial del dictador sangriento de Rusia, era el de convertir al gobierno de Ucrania en un “títere”, al mejor estilo de Bielorrusia y su dictador, Alexandr Lukashenko. Y ese fue el principal motivo de su ataque armado a los ucranianos, pero su creencia de que resultaría una campaña militar fácil, resultó ser un equívoco, más aun cuando los rusos son pésimos combatientes.

          De hecho, al serle presentado el Plan de Paz hecho por los chinos, Putin, casi de inmediato, estuvo de acuerdo con el pliego de 12 puntos e hizo la salvedad de que los territorios que ha invadido con su ejército, en el Donbáss, no serán devueltos y continuarán siendo propiedad de Rusia ad infinitum. Es decir, el delincuente ha robado el dinero al ciudadano, la policía lo detiene, un juez lo indulta y le permite quedarse con lo hurtado. Valga la analogía. Si el gobierno ucraniano aceptara tal despropósito, como aceptó que le arrebataran la Península de Crimea, caería en el peor descrédito por su cobardía, su altísima traición a su pueblo y a la patria y los miles de ucranianos muertos en combate habrían dado sus vidas, por nada, absolutamente nada.

         Además, ¿Quién garantiza que Rusia, una vez obtenida esa paz sin condiciones para el Kremlin agresor, no volverá a invadir a Ucrania cuando le apetezca? Si ya lo ha hecho dos ocasiones anteriores, con los consiguientes baños de sangre que todos hemos atestiguado, lo volverá a hacer sin dilación ni vergüenza.

          Hacia el interior de Rusia, si Ucrania accede a suscribir un plan así, resultaría ser un triunfo para Vladímir Putin y su gavilla de secuaces de la ex KGB, y ello les aseguraría el poder, la dictadura, por muchísimos años más, sin que nadie les reclame ni les moleste por ningún motivo. China sabe perfectamente a quien favorecer en este caso concreto. De eso no hay duda alguna. Y, paralelamente, los chinos darán en los próximos días “drones suicidas o kamikazes” a los rusos para que masacren a los ucranianos, según ha revelado la Casa Blanca hace pocas fechas. Es decir, la doble moral, el juego de doble cara: por un lado, abogo, beatíficamente, por la paz de dos naciones en guerra; y por el otro, refuerzo el arsenal del invasor para que continúe con sus crímenes en la nación víctima. Los chinos no conocen la rectitud ni la moral. ¡Nunca la han tenido! Sino recordemos la matanza de Tiannamen, cuando asesinaron a miles de estudiantes a finales de los 80s, sin el menor remordimiento.

           “Pax Romana”… vergüenza para Occidente. Punto.


 Ante los Comerciantes Usureros, solo queda la “Implosión” Social

 

La paz en todos los aspectos de la vida del ser humano es esencial, es imprescindible para el hombre se desarrolle y alcance los niveles en los que quiere estar, en los que quiere vivir y ser pleno; y si se trata de la paz social, la que involucra a todo un pueblo de un país, por supuesto que es tan importante como la anterior, porque permite que su gobierno y la nación entera, logre los cometidos que se han fijado, en los avances económicos, tecnológicos, científicos, educativos, etcétera. Quizás la paz social es un tanto más importante que la individual o una es inherente a la otra y una no puede existir sin la primera y viceversa. Es cuestión filosófica, evidentemente.

           Chile, el resurgente país suramericano que había alcanzado índices macro-económicos realmente admirables, de repente, un día cualquiera, propiamente el 6 de octubre del 2019, vio perder su paz social por una nimiedad aparente: cuando decidieron alzar un poco el precio de los boletos del metro de Santiago. Fue cuando el ciudadano se dijo, “ya no puedo más…” E incendiaron la Capital, que prácticamente se vio reducida a destrucción en distintas zonas. La “implosión” se produjo. Y decimos “implosión”, porque fue hacia adentro de Chile, no se atacó a ninguna nación vecina, porque no venía al caso hacerlo, puesto que el problema que no permitía vivir a los chilenos, se gestaba y se extendía desde las altas esferas del poder y de los comerciantes que día a día practicaban la usura, el alza en los precios de los productos básicos, tomando por el cuello al pueblo, con la finalidad de sacarle hasta la última moneda que tuviere.

            Fue así como todo el continente americano se dio cuenta cabal y certera de que la famosa bonanza de Chile, era solo un espejismo; o aun peor: los potentados eran quienes se favorecían con la producción general y los ciudadanos “de a pie”, esos que tienen que salir cada mañana a trabajar para poner el pan en sus mesas, solo sentían el enorme peso de la inflación y de un comercio cada vez más rapaz que le expoliaba “hasta llegar a los huesos.” Bastó solamente un insignificante aumento en el transporte público, para que la detonación se produjera, con resultados que le hicieron ver al gobierno del entonces presidente Sebastián Piñera, que se había abusado del chileno y éste se había sacudido de encima el fardo de las carencias, el aumento desproporcionado de los precios de los artículos de uso básico y de ese no poder soportar la cotidianidad con sesgos totalmente inhumanos.

           Pero de todas las grandes crisis que suceden en otros países, se puede aprender y tomar decisiones beneficiosas, si somos un poco sabios, tan solo un poco… De tal manera, Chile se convirtió en un espejo en el que podemos mirarnos todos los ciudadanos de América Latina, para corregir errores, enderezar el camino que llevan nuestras economías y hacer la vida digna de ser vivida y sobrellevada fecha tras fecha. Pero, lamentablemente, una de las falencias del ser humano es “no aprender de los errores del semejante”. Es por eso que el hambre, los faltantes fundamentales y el desempleo, son rasgos muy evidentes desde México, hasta Argentina, en el Cono Sur, junto a la descarada corrupción de nuestros gobernantes, quienes no son otra cosa que sanguijuelas que pertenecen a un cerrado círculo de influencia, de poderosos financieramente hablando y que abusan de los ciudadanos pobres.

            No obstante, el comerciante usurero, el que alza a placer los precios de los artículos de máxima necesidad del comprador, tiene estas posibilidades para no sucumbir por culpa de su propia usura y desmesurada ambición monetaria: 1. Bajar los precios porque, de lo contrario, muy pocos (o nadie) entrará a su negocio a comprar; 2. declararse en quiebra, producto de lo anterior, y cerrar su negocio lleno de abusos e inhumanidad; y 3. ser comprensivo y llegar a acuerdos con las autoridades que velan por los precios de los utensilios de consumo elemental, para favorecer al ciudadano comprador y quien es el que sostiene a esos pequeños y medianos negocios en las distintas ciudades latinoamericanas. El vendedor deberá elegir. De lo contrario, solo le quedará la opción de desaparecer del tinglado financiero del país, de manera irremediable.

          Y una tercera posibilidad, es la “implosión” social, al mejor estilo chileno, con la mayor violencia posible, cuando quemen y saqueen los negocios y la destrucción total se hará evidente en todos los sitios de la gran ciudad. Ante esta cruda realidad, lo que menos le sirve al ciudadano es la pasividad, aguantar cada día que el usurero de su calle, de su barrio, junto con sus gobernantes de turno, sigan aumentando los precios de todo aquello que necesita para subsistir y movilizarse. El mal ejemplo concedido por el nativo de Costa Rica, en América Central, que acusa una pasividad inaudita ante los constantes aumentos del costo de la vida, no deberá prevalecer, no debería darse en ninguna latitud de este continente ni del mundo entero. En principio porque los alzamientos civiles (y no nos referimos a las revoluciones), tienen que darse cuando los gobernantes y los comerciantes no quieren escuchar los clamores desesperados de la ciudadanía cada vez más empobrecida y “de espaldas a la pared.”

          Solo después de “un golpe de autoridad general” de parte del pueblo, quienes tienen las riendas del poder, deciden cambiar el pésimo camino que llevaban y la panorámica actual y futura, comienza a verse distinta y mayormente beneficiosa. En otros términos, solo la implosión social en un país detiene el abuso deshumanizado de los que ostentan el poder económico y coloca en su adecuada dimensión a quienes se han salido de ella, para cometer felonías. En Chile, los abusadores, finalmente, lo comprendieron bien.


 La Débil y Absurda Voz de Oscar Arias

 

No hay nada más fácil (y deshonesto) que gastar (tirar o dilapidar) el dinero que no es nuestro, que no nos pertenece… Y eso, precisamente, hizo Oscar Arias en la década de los 80s cuando fue Presidente de Costa Rica, el pequeño país centroamericano, cuya democracia consolidada desde 1948, se ha visto asaltada una vez y vuelta a saltar muchas veces más por politicastros corruptos a lo largo de su historia.

            Y decimos que no hay nada más fácil que botar los caudales que no nos pertenecen porque así lo hizo Arias en pro de su imagen enfermiza, de su ego deseoso de ser admirado por toda la humanidad, aunque para ello tuviere que vender a su propia madre e hijos… ¡Y poco le faltó para venderlos! Llegó a la presidencia de este país en 1986 y se marchó, para beneplácito de los costarricenses que no “mordieron su anzuelo demagógico”, en 1990. Ese fue el lapso de tiempo de su primer mandato o su primera presidencia, ya que regresó al poder algunos años después y siempre de la manera más controversial y nada clara posible. Pero ese no es el tema de este editorial, sino que nos vamos a concentrar en el asunto de “la paz”, que fue el “caballo de batalla” o mejor dicho, “el Caballo de Troya”, con el cual logró engañar a gran cantidad de obtusos de aquellas épocas, en el sentido de que se hizo pasar por el adalid de “la pacificación del istmo centroamericano”, una región que estaba incendiada por los marxistas cubanos, quienes armaban y entrenaban a los farabundistas salvadoreños, los renegados de la URNG guatemalteca y a los sandinistas nicaragüenses. Es decir, Oscar Arias encontró el asidero perfecto para explotar su vanidad, su narcisismo (y no sabemos de dónde saca ese narcisismo, si ha sido uno de los individuos más feos, física y psíquicamente, de quienes han nacido en Costa Rica) y su demagogia, porque tomó en sus manos al supuesta pacificación del área centroamericana o la misión mesiánica, “encomendada por el destino y el mismo Dios”, para restablecer la paz, la comprensión y la armonía en estos pueblos indómitos desde siempre…

          Recordamos que el cuatrienio que duró Arias en el gobierno de Costa Rica, lo dedicó solo a pasearse por los Estados Unidos, América Central y Europa, con un discurso monótono (es pésimo orador, pues no tiene alma ni entusiasmo al hablar), y cansino, en el cual el tema de la paz era el punto medular. ¡Y le creyeron! Y es que los europeos “lo compran todo”, desde un saco de buen maíz producido en América Latina, hasta la verborrea más insípida y falsa que se les haga escuchar. Fue así como le otorgaron el Premio Nobel de la Paz, que es la única premiación que otorgan los suecos de aquella academia, sin que el galardonado deba alcanzar una paz concreta, eficaz y evidente entre los sectores en conflicto. Lo cual significa que es un premio “in abstracto”, que se le da a quien habla más de la paz y de la manera más redundante posible. No necesita, por lo tanto, concreciones ni logros convincentes… En lo que respecta a Arias, ya se podía dar por satisfecho. Colocó su Premio Nobel en una sala del Museo Nacional, sita en San José, Capital de Costa Rica, para que lo observaran “tirios y troyanos.” O sea, los visitantes a ese edificio, quienes son, en su mayoría, turistas estadounidenses y europeos. Es evidente que el Oscar Arias tiene un ego “cuadrafónico, de altísimos decibeles y con un alcance más allá de la atmósfera terrestre.” ¿Logró realmente la paz? Nó. Pero a él eso nunca le ha importado. La paz se estableció en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, gracias a la presión ejercida por el gobierno de Ronald Reagan, contra aquellos simios comunistas que incendiaban a sus respectivas naciones y querían implantar las dictaduras comunistas, tal y como se observa hoy en Nicaragua.

            Lo cierto es que en el desgobierno de Oscar Arias, el tipo ordenó acabar con los rangos en la policía civil, porque a él le parecía “cosa de ejércitos”, sin importarle que en Costa Rica, el estatus de un sargento, un cabo o un teniente, tiene un efecto motivador y muy positivo para quien lo ostenta. Pero aquí vendría lo peor: sacó a los policías de las calles, no sin antes quitarles sus armas de reglamento, para que “el mundo no hablara mal de Costa Rica, un país de paz por antonomasia,” según el jueguito de Arias “a la paloma de la paz.” El resultado aritmético fue el disparo de la delincuencia en las calles, bandas llamadas “chapulines”, apuñalando a ciudadanos tranquilos, solo “porque sí” y en medio de la total indefensión al no haber policía armada ni dispuesta a cuidar las calles de las ciudades. Tuvo que venir el siguiente presidente de la República a devolver rangos policiales, armar a los oficiales del orden, comprar radiopatrullas y a la realidad que el absurdo de Arias quiso romper, igual a un niñito caprichoso en medio de un jueguito sin fin…

           Pero Oscar Arias no paró ahí, porque hace pocos días la agarró contra el actual presidente, Rodrigo Chaves, quien, en una gira por el sur de Costa Rica, apareció escoltado por un grupo de agentes de la policía más o menos armados. Situación que a Arias no le pareció bien, “porque este es un país de paz”, según volvió a repetir. Pero que se lo diga a los delincuentes que matan a los ciudadanos comunes y corrientes, como si se tratara de “una cacería a cielo abierto”; es decir, a diario. Y en la mente retorcida e infantil de Arias, el presidente Chaves tiene que andar en sus giras si la menor seguridad posible, “a la buena de Dios y a la mala de los hampones.” No hay duda, el viejo Arias está cada vez más senil y cree que su juego de los 80s todavía no ha acabado. Mejor que no diga nada, así no parecerá más estúpido de la cuenta.


 Vladímir Putin requerido por la Corte Penal Internacional por Crímenes de Guerra en Ucrania

 

Parece una broma o un mal chiste llegado desde algún país del occidente europeo, porque ¿Cómo van a capturar a un dictador, en el caso de Putin, quien tiene todo el poder en Rusia y está rodeado de una horda de soldados y de un arsenal (incluso nuclear), a su servicio? Pero debemos tener presente que todo en la vida se puede… y en la mayoría de las ocasiones solo basta un poco de voluntad para lograr hasta los más difíciles cometidos.

         Aunque sabemos anticipadamente que la Corte Penal Internacional (CPI), no enviará a Moscú, propiamente al Kremlin, a un contingente de policías para sacar a Putin de su Despacho, desde donde ha dictado las órdenes más criminales durante el último año, en contra de la población civil de Ucrania. Afirmar que la CPI haría una cosa así, además de rozar la locura… es un imposible. Esos enviados de la CPI quedarían muertos en el intento, bajo las balas de los secuaces del dictador ruso. Lo mismo hubiera sucedido con Fidel Castro, el criminal cubano, contra quien se dictaron decenas de órdenes de captura, fue enjuiciado en ausencia y hallado culpable de crímenes de lesa humanidad, a lo largo de su dictadura de represión y hambrunas en la isla.

           De hecho, los magistrados de las Cortes internacionales de justicia parecen ser las personas más pacientes que existen en este mundo, debido a que esperan la oportunidad propicia para detener o capturar al genocida. Es decir, si Vladímir Putin fuera derrocado mediante una asonada en Moscú, si sus vasallos actuales se sublevaran o el mismo pueblo ruso lo hiciera y lo metieran en prisión, la CPI podría pedir su extradición para juzgarlo y encerrarlo a cadena perpetua, pues eso es lo que se merece, sino la horca, debido a la infinidad de crímenes que ha cometido en Ucrania, desde que su ejército (inútil ejército), invadió a esta nación. Sino recordemos el caso del serbio Slobodan Milosevic, quien fue aprehendido, procesado y puesto tras barrotes por el Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia, con sede en La Haya, Holanda, y, a pesar de que Yugoslavia no reconocía la jurisdicción de dicha Corte, el gobierno balcánico terminó entregando al ex presidente a la justicia. Milosevic murió en su celda el 11 de marzo del 2006, supuestamente debido a un paro cardíaco, ya que padecía de una presión sanguínea exageradamente alta. El dictamen médico emitido, señaló “fallecimiento por causas naturales.”

           En todo caso, el precedente fue sentado al capturar y enjuiciar a aquel hombre que cometió crímenes durante la guerra que acabó con la antigua Yugoslavia. Su captura, además del precedente, llenó de ilusión a quienes añoramos la funcionalidad de la justicia y nos permitió observar como trasladaban a un líder, antes intocable, hasta la sede del tribunal internacional. Y lo que demostraron los magistrados fue la paciente espera, porque aguardaron que la guerra terminara en Los Balcanes, para presionar a los nuevos gobernantes para que entregaran al personaje requerido. En el caso que hoy nos compete, el de Putin, la esperanza nace y es bueno mantenerla porque, posiblemente, suceda con él algo parecido a lo ocurrido a Milosevic. ¡Dios quiera que así sea!

          Según la CPI, Vladímir Putin, por medio de sus soldados criminales, ha estado secuestrando a niños ucranianos de muy corta edad, los ha introducido en territorio ruso y todo ello a espaldas de sus padres, en secuestros flagrantes y propios de los peores criminales de guerra que ha habido en el pasado en la misma Europa. Ese es el motivo fundamental de la petitoria de captura contra el dictador ruso. No obstante, sabemos que los excesos inhumanos o criminales cometidos por Putin y sus pésimos soldados, en Ucrania, van más allá del secuestro de los pequeños, porque ha ordenado y procedido a bombardear indiscriminadamente a suburbios enteros en las ciudades ucranianas, donde solo personas civiles vivían. Ha atacado edificios de apartamentos, cines, teatros, parques infantiles, hospitales, clínicas, estaciones de ferrocarril atestadas de pasajeros que huían de la guerra y ha aniquilado a mujeres embarazadas, madres con sus hijos en brazos, ancianos, niños que estaban caminando o jugando en las calles, cuando vieron sobre ellos los cientos de misiles que él ha ordenado lanzar sobre Ucrania, desde su oficina en el Kremlin. Un criminal de guerra sin duda alguna, que merece, o la cadena perpetua o morir en la horca. Muchos dirigentes nazis que fueron capturados y enjuiciados en el Tribunal de Nürenberg, al final de la Segunda Guerra Mundial, fueron ahorcados por crímenes menores en comparación con los que ha venido cometiendo el tirano ruso, en la actualidad.

           Es posible que Putin, al conocer la noticia de su posible arresto, se haya reído, haya hecho mofa de la orden emitida por la CPI; pero, probablemente, no haya pensado en que podría ser depuesto o derrocado por quienes hoy considera sus leales allegados, cansados de sus órdenes bestiales y sus malos tratos. Recordemos que a Josef Stalin, el peor dictador que haya conocido Europa entera, una noche cualquiera lo mandó a envenenar su mejor amigo y vasallo, Laurent Beria, después de la infinidad de atropellos que aquel cometió a lo largo de su dictadura sangrienta en la Unión Soviética. Hay que tener paciencia, más todavía cuando sabemos que el mal nunca triunfa…


 Muchos Costarricenses ciertamente caen en la Traición; pero el Peor Pecado es Dañar a la Patria. Las Actitudes Antipatrióticas los Definen

 

Viven en medio de una vulgar e insignificante paradoja. Por ejemplo, si usted está observando un partido de la Selección Nacional de futbol y critica una mala jugada de alguno de los protagonistas en el terreno de juego, de inmediato, quienes le acompañan a usted frente al televisor o en el estadio mismo, le recriminan y le reclaman el por qué “usted es tan mal costarricense y habla mal del equipo patrio.” Pero los males, las traiciones y otras gollerías que ellos practican a diario en sus centros de trabajo, son peores de cara al país que los vio nacer. Más aún si son burócratas del Estado y pagados por el fisco nacional. Y esa altísima traición –que en algunas naciones se paga con la cárcel y la pena de muerte-, la cometen una vez y son proclives a cometerla cientos de ocasiones más, siempre y cuando exista una ganancia económica que les impulse y les obligue a cometer los ilícitos.

           Nos remitimos a los hechos recientes: dentro del mega-caso de evasión fiscal que supuestamente ha cometido el empresario de origen judío, Leonel Baruch Goldberg, la fiscal que tuvo el expediente en sus manos, llamada Criss Cecil González, cometió un acto en contra de Costa Rica, de sus Instituciones gubernamentales (Hacienda, Gobernación y Policía y el Poder Judicial), al devolver dicho folio al juez, no sin antes pedirle, en tiempo record (apenas en 55 días), que lo “desestimara.” Eso quiere decir, que lo archivara, se olvidara de él y que le restara total importancia, como si nada hubiera sucedido en contra del fisco costarricense, estafado, supuestamente, por Baruch Goldberg, por la alucinante cantidad de 11 mil millones de colones. En palabras sencillas y frías, la fiscal González antepuso su amistad con Baruch, o el hecho de que ella fue subalterna suya en el Ministerio de Hacienda, cuando el judío fue titular de esa Cartera durante el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez, por encima de su deber jurídico, de garante de la probidad y la decencia, de cara al país entero. Es decir, fue más amiga de Baruch, que amante del país que la vio nacer y le ha permitido progresar hasta llegar al puesto de fiscal de la República. La “dama” en cuestión, de patriótica no tiene siquiera ni la “P” inicial.

             E iguales a ella, existen miles de costarricenses que prefieren el bien particular, por encima del bien nacional. La otra mitad, hace caso omiso, vuelven sus rostros hacia el lado contrario para no ver la alta traición a la patria con tanto desfalco, actos corruptos diversos, fraudes fiscales y toda clase de corruptelas. En sus casos, la indiferencia es tan nociva como los actos mismos que llevan a cabo quienes así proceden.

             Es posible, imaginamos nosotros, que la fiscal Criss Cecil González haya hecho una llamada al celular de Baruch y le narró que tenía en sus manos un expediente que trataba un presunto fraude fiscal suyo por 11 mil millones de colones y ni lerdo ni perezoso, el judío, fiel a sus genes, tradiciones hebreas y demás, le pidió que desestimara el documento, que hiciera algo que no lo implicara en un caso de enorme envergadura, como, a todas luces, es este mismo que estamos tratando.

              Ciertamente, Leonel Baruch es costarricense de nacimiento; aunque no de alma ni corazón, pues los judíos solo reconocen a Israel como patria, así nazcan en la “Conchinchina.” Es por ello, que el patriotismo, tal y como lo entendemos quienes realmente amamos a nuestro país, a él… le importa tanto como los kilómetros de distancia que hay entre la Tierra y Venus. Es decir… nada de nada. Más aún cuando existe el riesgo de que lo procesen judicialmente y lo metan a prisión, tal y como se ven los hechos ilícitos de los cuales se le acusan. Por otro lado, Baruch tiene a su favor a todo un séquito, “un verdadero coro” que le apoya, publica sus declaraciones y hasta le dan por inocente. De paso, atacan al presidente de la República y a la mayoría de quienes componen su Gabinete de Estado. Se trata de la empresa La Nación con sus dos periódicos, el propio diario digital CRHoy, propiedad del judío y el Partido Liberación Nacional, perdedor en las elecciones pasadas, a manos del actual mandatario Rodrigo Chaves. En ese sentido, Baruch puede estar tranquilo, con esa serenidad que da el saberse querido y admirado, por quienes quieren y admiran lo putrefacto de los actos ilegales y corruptos.

            Según las palabras del mismo presidente Chaves, el mega-caso de defraudación fiscal que toca de frente al empresario israelita, sigue tan vivo como el que más. No ha sido “vetado” por el juez que lo recibió de manos de la fiscal amiga de Baruch y será la Procuraduría General de la República (PGR), la que marque las pautas a seguir de aquí en adelante. Mientras tanto, “el señalado” ha apelado a sus abogados para que entablen querellas contra éste, ese y aquel y toda persona que quiera tratar “o destapar” el engorroso caso de defraudación en el que supuestamente podría estar implicado. Además, hace discursos todos los días sobre las dictaduras (este gobierno de Costa Rica se parece cada vez más al de Nicaragua y Venezuela, ha repetido cansinamente); pero lo que subyace y se asoma a la superficie, es el inmenso daño que se le está haciendo a la patria, aunque estos dañinos no sepan certeramente lo que significa ser “patriótico.”


 Hay muchos que Desean a El Salvador en pleno Caos

 

Existe una verdad sin cortapisas con respecto a este pequeño país centroamericano: Nayib Bukele, su presidente, ha llegado a limpiar de delincuentes/asesinos a El Salvador. Y, junto a esa verdad irrefutable, avalada por los acontecimientos que se han dado desde que asumió el poder, ha surgido otra verdad con el mismo peso, pero con distinta tonalidad, esta vez oscura e incomprensible: hay personas y organizaciones, dentro y fuera de esta nación, que no desean que Bukele implante ese orden y quieren favorecer a “las maras”, las pandillas que han causado horrendos crímenes y han sembrado el pánico, primero en El Salvador, y después en Honduras y Guatemala. En el ejemplo hondureño, “los mareros” tienen por el cuello a su gobierno y población civil y, paulatinamente, el territorio que comprende a toda esa nación, se ha ido vaciando, porque sus habitantes han decidido emigrar, a pie, hacia los Estados Unidos, buscando seguridad, trabajo y una forma óptima para paliar el hambre, uno de los espectros que los mismos pandilleros llevaron a suelo hondureño con sus actos sangrientos. Pero hay personas y organismos internacionales, repetimos, que desean que “las maras” continúen sembrando el terror. Parece fantasía, una verdad que no se ajusta ni a la lógica ni a la racionalidad del pensamiento humano. Simplemente es inconcebible que se le esté señalando a Nayib Bukele, porque está encerrando en las cárceles a estos asesinos callejeros que han manchado de sangre a El Salvador.

           Y al lado de esas organizaciones, muchísimos periodistas de influyentes medios centroamericanos –que para colmo de males, algunos de ellos son corresponsales para diarios europeos y difunden sus mentiras en el Viejo Continente-, también despotrican, con sus artículos, contra el joven mandatario salvadoreño y deploran el supuesto “mal trato” que se les da a “los mareros” cuando han ingresado a prisión. Ciertamente Bukele ha ordenado que se les deje en “paños menores” a los delincuentes, con las manos atadas a las espaldas, que duerman en el suelo de sus celdas, les prohíbe el desayuno o la cena y se les trata como los salvajes sin alma que son. ¿O es que acaso son angelitos bajados del cielo y Bukele comete injusticias con ellos? En cada consciencia de cada delincuente atrapado en las grandes y exitosas redadas policiales y del ejército salvadoreño, anida el recuerdo de aquellas personas inocentes que extorsionaron, que les quitaron más de la mitad de sus salarios a cambio de no hacerles daño, los autobuses que quemaron con pasajeros adentro, los acuchillamientos, las balaceras en las que asesinaron a mujeres y niños de la población común, sin que mediara ningún objetivo más o menos entendible. Esos delincuentes que Bukele ha ordenado encarcelar, NO MERECEN ABSOLUTAMENTE NINGUNA CONSIDERACIÓN HUMANISTA. Y esta es otra gran verdad sin cortapisas, que debería ser un eco en los oídos de los pseudo-defensores de los derechos humanos.

            Esos defensores de “las maras”, extrañamente, nunca alzaron sus voces para defender a la ciudadanía que cada crepúsculo corría hacia sus casas, atemorizada por no caer en las garras sangrientas de esos asesinos. Hoy, después de las 6 de la tarde, cuando el Sol se ha ocultado en el istmo centroamericano, los salvadoreños pueden retornar a sus viviendas, después de una dura jornada de trabajo, sin ninguna prisa ni temor porque les arrebaten sus vidas o les secuestren. Poco a poco El Salvador se está convirtiendo en un país seguro y gracias a Nayib Bukele.

            Atrás, en el pasado reciente, han quedado los dos partidos tradicionales salvadoreños, ARENA, representante del gran capital económico y de los intereses de los viejos militares del ejército; y el FMLN, los guerrilleros que desangraron a esta misma nación en las décadas de los 70s y 80s y que la democracia les dio la oportunidad de convertirse en partido político. Ambos movimientos, cuando ostentaron el poder en reiteradas oportunidades, lo que hicieron fue enriquecer a sus presidentes de la República, la mayoría de ellos en el exilio, pues tuvieron que huir de la justicia a raíz de sus múltiples actos corruptos; y nunca se preocuparon por proteger a las personas “de a pie”, de la violencia desatada por “las maras.” Más bien, incentivaron a esos grupos delincuenciales, les ayudaron a engrosar sus filas, les permitieron aumentar el caudal de asesinatos, extorsiones, robos, narcotráfico y secuestros, entre muchos otros delitos que cometieron a la sombra de los gobiernos permisivos que les “mimaron” y volvieron sus rostros al lado contrario. Y lo más deleznable fue cuando esos mismos gobernantes hicieron negocios con “las maras”, para enriquecerse mutuamente. Aplicaron todos los métodos posibles para sacarle ganancia económica al caos de sangre que los asesinos callejeros estaban creando día a día. Pero eso se acabó. Bukele llegó al Palacio de Gobierno y comenzó la “gran barrida” de esas bestias tatuadas hasta en el esternón y ha metido a la gran mayoría a las cárceles. Como debió ser desde un principio.

             Las quejas más reiterativas de los amigos de “las maras,” desde sus cómodos despachos de los organismos defensores de los derechos humanos, dejan escuchar: “los están torturando”, “les han quitado sus derechos elementales” (dormir cómodamente y comer igual a gourmets), “los arrestan sin pruebas ni órdenes judiciales” y un largo etcétera de falacias, que lo único que buscan es favorecen a los delincuentes. Y los periodistas centroamericanos, con eco en la prensa europea, se quejan de que “Bukele quiere convertirse en dictador y darle un jaque-mate a la democracia salvadoreña.” ¿Pero por qué no gritan de una vez y por todas que lo que desean es que El Salvador continúe en el caos sangriento anterior? ¡Es tan fácil ser sincero! Pero no lo dicen abierta y claramente. Es cuando nacen algunas interrogantes parecidas a estas dos: ¿Esos organismos pro-defensa de los derechos humanos lucran o han lucrado con las actividades de “las maras” y ahora ven perjudicados sus espurios negocios? ¿Qué tienen contra Bukele, por qué les molesta tanto la presencia del presidente? ¿Y quiénes, realmente, están detrás de esas voces contrarias al mandatario?

            Es evidente que esas quejas no tienen pies ni cabeza y lo único que quieren es el caos en este país. Algo inaceptable de verdad.


 Putin es Peor que los Terremotos de Turquía y Siria

 

La enorme semejanza entre las dos tragedias que están viviendo Turquía y Siria por un lado; y Ucrania, por el otro… radica en el altísimo grado de destrucción de sus principales ciudades y los miles de muertos en cada una de ellas. Los dos primeros países a raíz de los tres terremotos sufridos recientemente y de los cuales hemos reportado profusamente; y la nación europea, por causa de la invasión y los ataques masivos con misiles, a la que está sometida por el capricho criminal de Vladímir Putin, el dictador/asesino ruso. Pero en los tres… la destrucción es el común, evidente, insoportable para la sensibilidad de aquellos sensibles que tenemos el alma a flor de piel y nos duelen estas injusticias, como duele lo inconcebible en este mundo.

             No obstante, la gran diferencia radica en que los terremotos ya se han detenido –a pesar de las infaltables réplicas-, y muy posiblemente, turcos y sirios volverán a experimentar algo parecido, muchos años después, sino nunca más, un tiempo prudencial que permitirá a las nuevas generaciones resarcirse, superar traumas y desarrollarse a plenitud, como la existencia obliga y manda en la naturaleza humana; mientras que los ataques criminales del demente Putin, quien ha desatado una guerra sin sentido, pues Ucrania nunca se declaró enemiga suya ni causó daño alguno a ningún ruso, no cejará en su intento de destrucción absoluta, así se lo siga gritando la comunidad internacional, que debe terminar ahora mismo con ese genocidio diario que está causando en Ucrania y del que él se complace, al ser producto de su sadismo y su sed de sangre ajena.

            El mismo dictador del kremlin ha seguido de cerca lo que está sucediendo en su amiga Siria, donde su ejército tiene dos Bases militares en la costa del Mediterráneo; incluso, ha ordenado a sus Generales ahí estacionados, que prepararan y entregaran unas cajas pequeñas, con la bandera rusa bien visible en las afueras de cada una de ellas, a las autoridades sirias, simulando una ayuda que en nada, cuantitativa ni cualitativamente, va a paliar el hambre, la sed, el frío y el dolor físico y emocional que sufren los sirios damnificados, víctimas del seísmo. En otros términos, Putin sabe del sufrimiento de los turcos y sirios, sabe certeramente lo que significa el dolor humano y lo que es posible que cause una catástrofe de grandes dimensiones como la ha causado este terremoto; pero no ceja en su guerra, en su intención de doblegar a los ucranianos y hacerles “morder el polvo”, a pesar de que ambas situaciones conllevan destrucción, muerte y dolor… mucho dolor a las personas involucradas y a las inocentes. Cualquier otro dirigente, con un poco de corazón, de sensibilidad, detendría ahora mismo la guerra, devolvería a su país a las tropas y trataría de pedir perdón a Ucrania por los asesinatos que ha perpetrado en su territorio, aparte de ayudar en la reconstrucción de la infraestructura que ha destruido. Pero nó. No lo hará, porque su psiquis le obliga a asesinar más. Vladímir Putin no es un político, no es un líder de una nación, ni siquiera de un partido de masas, sino, más bien, es un criminal en potencia, que se tenía guardada esa característica patológica de su personalidad y que lo había demostrado subrepticiamente en anteriores guerras en el Cáucaso, en Chechenia, por ejemplo, y cuyos ecos no obtuvieron resonancia a nivel internacional. Pero el sadismo y el salvajismo expuesto por la soldadesca rusa en esos trances, fue impresionante, alarmante e impropio de un ejército que se hace llamar profesional. Pero, la verdad, solo estaba recibiendo órdenes de un “vampiro” que reside en el Kremlin y a quien le gusta el olor a muerte más que a ningún otro de nuestra época.

           En otra oportunidad, un comando checheno tomó rehén al público de un teatro en el centro de Moscú y Putin, sin que le temblara el pulso, ordenó al comando anti-terrorista que le enfrentó, que masacrara a todo lo que se moviese dentro de aquel edificio, fuese ruso inocente que estaba observando la representación teatral en el momento cuando irrumpieron los chechenos o estos mismos. Amparado en aquello de que “no se debe negociar con terroristas”, ordenó masacrar a todo ser viviente dentro del recinto. Algo parecido aconteció con la tragedia en altamar del submarino nuclear Kursk, cuando no permitió que brigadas de salvamento Occidental auxiliaran a los marineros atrapados dentro del inmenso armatoste; luego se enfrentó a las madres y esposas de los náufragos y soportó de manera glacial, los llantos, reclamos y gritos de las mujeres, sin pedir disculpas por el accidente. Otro caso se ha dado recientemente en un salón del Kremlin, con supuestas las madres de los soldados muertos en Ucrania. Incluso hay quienes creen que esas mujeres ahí presentes, no tienen nada que ver con los rusos muertos en aquella nación invadida, que se trató de una escena teatral montada por el mismo Putin, en la que él da explicaciones sobre los decesos de los soldados. Las mujeres actuaban imperceptiblemente, no se veían tristes, ni sollozaban, ni repudiaban la guerra, y, por el contrario, daban la impresión de agradecer al criminal Putin, por “el dolor causado en sus hogares.”

         Un verdadero vampiro, de aquellos a los que nos remitía el escritor irlandés Bran Stoker: sediento de sangre, complacido al ver cadáveres enemigos tendidos en los campos de batalla o en los aposentos de sus casas. Un necrófilo al que las bombas, la destrucción masiva y los alaridos de terror de la población civil, le vuelven loco de felicidad y le revelan su propósito por el cual está en este mundo. Si Putin fuera humano, si tuviera una pizca de humanidad, al ver el dolor en Siria, a causa de los terremotos, detendría su invasión genocida en Ucrania, sensibilizado ante el sufrimiento ajeno. Pero nó. Putin no es así. Su naturaleza es distinta a la suya y a la mía, porque se alimenta de cadáveres y del pánico que siembra. Sin duda… los monstruos existen.


 Taxistas en Costa Rica, el Gremio que se niega a Morir

 

En las décadas de los 80 y 90 llegaron a constituir una organización extraordinariamente fuerte en este país centroamericano; de ahí que se les conociera con el nombre de “fuerza roja”. Competían incluso con la policía y se estaban dedicando a otras labores ajenas al transporte de personas, como la persecución de delincuentes, a los cuales atrapaban, les daban palizas y los dejaban sangrando en las puertas de los hospitales. Adquirieron tanto poder en las calles, que los usuarios y ciudadanos en general, llegaron a desarrollar un bien fundamentado respeto, matizado con temor.

             Los taxistas “rojos” (apodo debido al color de sus vehículos), se permitieron decidir a quiénes daban sus servicios, cuánto cobraban por kilómetro y los sitios adónde iban. El autoritarismo era absoluto y avasallante, según se ve. Paralelo a ese comportamiento inusual de sus conductores, iba naciendo y desarrollándose un menosprecio muy evidente de parte de los mismos ciudadanos, que los criticaban acremente y caían en constantes discusiones, acaloradas y hasta violentas, con los taxistas. La mala fama que se iban labrando, también iba quedando en lo recóndito de los corazones de los costarricenses, que no han podido desprenderse de una amarga opinión.

            Algunos de los abusos que se les achacan, se fundamentan en los precios que cobran, exagerados por demás, descarados y muy convincentes del robo que están haciendo ante los ojos de los usuarios; asimismo, la alteración de la máquina que registra los recorridos (llamada popularmente “María”), un aparato que marca más dinero del que normalmente debería registrar. En cuanto al comportamiento de esos choferes, se ha sabido de abuso sexual contra las mujeres, conversaciones y “piropos” fuera de tono y con fuerte mensaje erótico; insultos contra otras personas, grescas en las calles y carreteras “a puño cerrado” y una prepotencia diaria y sin fin. Se habían convertido en un grupúsculo practicante de gollerías y actos corruptos a cada instante, en contra de la población “de a pie”, que necesita de sus servicios. Por ejemplo, el recorrido que normalmente resulta de media o corta distancia, los taxistas lo alargan o van más despacio, en la espera de que “la María” marque más tiempo y kilómetros y así el precio suba. Todo ello lo capta y lo siente el público, que se ha formado la peor opinión posible en relación con los dueños de los taxis.

          Por todo lo anterior, es muy evidente ver las largas filas de vehículos rojos detenidos en distintos puntos de la Capital, San José, sin que se muevan de ahí durante horas y horas, ya que los clientes prefieren caminar, usar autobuses o al famoso “uber”, una opción que está acabando con “los rojos” paulatinamente. Por supuesto que esta desgracia para los taxistas “oficiales” se traduce en hambre para sus familias, pues el dinero que perciben ahora es más escaso que en aquellos tiempos de bonanza que no supieron capitalizar y cuyas consecuencias negativas ahora están sufriendo; también, muchos de ellos han devuelto las placas del automóvil al Estado, la concesión, y se han dedicado a otras labores. A todo ello hay que sumarle el aumento constante del costo del servicio, que lo decreta el gobierno, y hace que los usuarios prefieran a los famosos “uber”, pues son mucho más baratos.

         Simplemente, los taxistas “rojos” no supieron, no quisieron, cuidar a los clientes, “los apalearon” –en varias ocasiones lo hicieron literalmente-, abusaron de las mujeres, quienes desarrollaron un bien fundamentado resquemor y rechazo contra ellos; y abusaron también de ancianos, a quienes estafaron cada vez que pudieron; y se negaron a dar el servicio a discapacitados o en tiempos de fuertes lluvias. Hubo, incluso, una época cuando subían al taxi a tres usuarios desconocidos, que iban a distintas rutas, con el propósito de ganarse ese dinero rápido y amoral. En resumen, fueron decenas de decenas de tropelías, de faltas de respeto y groserías, las que hicieron que los ciudadanos los apartaran y prefirieran a los “uber”, que se convirtieron en algo así como “la guillotina” de los taxistas “rojos.”

        Los tiempos cambian, los hechos buenos, los que son para recordar con agrado, y los malos… también desaparecen, se van con el paso de los años, aunque las malas experiencias suelen recordarse indefinidamente, para no repetirlas en el presente y los taxistas “oficiales”, cavaron sus propias tumbas y condenaron al gremio a la desaparición, pues cada vez se ven menos de estos vehículos en las calles y son muy pocas las personas que los utilizan para realizar sus gestiones diarias. Naturalmente, ha habido taxistas de este mismo grupo, que han sido caballeros y no merecieron ser arrastrados a la situación actual. Son la excepción en la regla; pero, desgraciadamente, fue una cantidad ínfima de ellos.

         Quizás se haya debido a un problema de malformación, de educación básica deficiente en esos conductores, lo que les hizo comportarse como verdaderos gamberros en las vías públicas; y es que se trata de choferes con muy poca instrucción moral y académica, quienes encontraron en la actividad una fuente de ingresos más o menos segura, pero se equivocaron en el maltrato a los clientes, quienes les han devuelto el desprecio al usar el servicio de “uber” y al emitir los peores comentarios que se les puede escuchar al respecto. A pesar de lo anterior, los taxistas “rojos” persisten… se agarran a la vida igual al náufrago a una tabla.


 El Extraño Fenómeno de Cristina de Kirchner, la Mujer que tiene “Embobados” a todos los Argentinos

 

De todas maneras posibles, el pueblo argentino brinda a los psicólogos, sociólogos y psiquiatras un riquísimo material para ser estudiado, analizado y vuelto a analizar. Sin duda, se trata de una nacionalidad única en el concierto de las naciones. “No son de aquí ni son de allá”, según dice el estribillo de la famosa canción escrita por Facundo Cabral, pues no se sienten latinoamericanos, sino europeos sembrados en territorio del cono sur americano; y cuando están en Europa, los mismos europeos no los perciben siquiera como suyos. Además, siempre prefieren vivir en España porque los otros idiomas les causan problemas de aprendizaje (son vagabundos en ese sentido y no emprenden siquiera el aprendizaje de otra lengua).

           Pero vayamos al grano… Los argentinos se consideran a ellos mismos un pueblo indomable, dueño de grandes trifulcas en pleno corazón de Europa, sino recordemos a aquel ex futbolista llamado Antonio Ubaldo Rattín, quien protagonizó uno de los pasajes más lamentables a nivel internacional, cuando se negó salir del campo de juego al ser expulsado en un partido de la Copa Mundial de 1966, en Inglaterra, y tuvo que ser escoltado por la policía inglesa. No conforme con su comportamiento estúpido, se sentó en la alfombra roja que era exclusiva para la Reina británica y de camino, hizo añicos una bandera de la Union Jack que encontró a su paso. Su actitud irracional, enfermiza y esquizoide, quedó registrada en los anales del balompié.

          Diego Armando Maradona también dejó “su impronta” por donde fue, como aquellos mentonazos de madre en la final de la Copa del Mundo en Italia, en 1990, cuando se entonaba el himno de Argentina y los aficionados italianos silbaban la pieza musical. Así mismo, gustaba sacar los dedos “corazón” a quienes fuera y tenían, luego, que sostenerlo para que no se cayera de bruces por la barandilla del palco, hacia el vacío.

         Traemos del pasado esos amargos y vergonzantes pasajes en los que fueron protagonistas argentinos –entre otros muchos que han efectuado gentes de ese mismo país-, para entrar de lleno en la figura de Cristina Fernández de Kirchner, la mujer que tiene por el pescuezo a cada uno de los argentinos y hace con ellos lo que le place, a pesar de que ellos insisten en que son indómitos, que nadie es capaz de dictarles reglas ni pautas; pero la verdad es que, desde que Cristina incursionó en la política de ese país, los ha dominado a placer, les ha engañado, les ha robado, les ha acariciado con su verborrea y les ha vuelto a engatusar cuantas veces ella así lo ha querido. Y los argentinos han sido incapaces de despertar de ese “encantamiento” y, por el contrario, más bien aplauden sus jugarretas reñidas con la honradez y la honorabilidad y se dicen incapaces de prescindir de ella en ningún momento.

          En otras palabras más claras y directas: Cristina Fernández tiene “embobada” a la mayoría de los argentinos y los que no lo están, se lo callan y en este caso –y en otros-, “el callar es aceptar…”

          Esa mujer es un fenómeno extraño que en otro país, verdaderamente culto, maduro y racionalista, jamás hubiese permanecido en “la cresta” de la opinión pública más de cuatro años. Porque no es una Angela Merkel. Está muy lejos de serlo. Ni un tobillo a la alemana le puede rozar la Cristina. Tampoco está cerca de parecerse a la inglesa Margaret Thatcher, porque, en principio, la Cristina es histriónica (payasa), melodramática, con fuertes rasgos de esquizofrénica, visceralmente deshonesta y decididamente corrupta. Y en Europa, en la mayoría de las naciones que componen la Unión Europea, un personaje así estaría en un hospital para dementes o prisionera, por causa de sus evidentísimos actos corruptos.

          No obstante el “embobamiento” en el que tiene a los argentinos, últimamente la Kirchner ha sido condenada a seis años de prisión. Muy poco tiempo presa para lo descarada que ha sido y todo lo que ha robado desde el seno del gobierno, que, según el fiscal Diego Luciani, el monto defraudado por esta horrenda mujer, asciende a US$1,000 millones, durante los dos mandatos de ella, entre el 2007 y el 2015.

          Son famosas las 51 obras que adjudicó en la provincia de Santa Cruz, a la postre el bastión del “kirchterismo”, y de las cuales obtuvo jugosas y espurias ganancias cuando era presidenta del país. Aquellas licitaciones fueron concedidas a Lázaro Báez, amigo de Néstor Kirchner, esposo fallecido de Cristina. Durante el juicio salió a la luz que Báez saltó, de repente, de la noche a la mañana, de ser un oscuro empleado de Banco, a “Zar de la construcción.” Así, como por arte de magia. Este individuo cobró por todas las obras, mismas que dejó, en su gran mayoría, inconclusas; pero se guardó los millones de dólares en sus bolsas y, sin dudarlo, participó grandemente al matrimonio Kirchner en esas ganancias.

          A pesar de la claridad de los hechos dados a conocer por la fiscalía, la inmensa mayoría de los argentinos siguen apoyando a Cristina Fernández, la decidida competidora de Eva Perón, a quien quieren convertir en “santa de la Iglesia Católica” y no sería raro que el actual Papa Francisco (un soquete de grandes proporciones), así se lo conceda a este pueblo embobado, extraño y estrafalario.


Cuidado con el Fanatismo

 

Escribió Friedrich Nietzsche, el filósofo alemán a quien le gustaba “filosofar con el martillo”, precisamente por su pensamiento siempre duro y sentencioso, que “el fanatismo es la única fuerza capaz de conducir a los débiles e inseguros.” Es decir, a esas gentes con muy poca o nula cultura, el fanatismo se convierte en algo así como el acicate que les da esa seguridad que, desde el fondo de sus espíritus, son incapaces de generar en su continuidad por la vida. Es por eso que se parapetan bajo los aleros de la política o de algún deporte, que en la mayoría de los casos es el futbol, por ser la disciplina masiva por excelencia. En esas dos actividades, quienes carecen de carácter, discernimiento, sabiduría, inteligencia media y preparación académica (a veces se incluyen los profesionales de distintos oficios también), encuentran ese faltante psíquico que tanto les hace falta y sacan a flote el valor, el enfrentamiento con el orden establecido y retan constantemente a la lógica y a las evidencias convincentes.

               Y, si al fanatismo le agregamos una alta dosis de pasión incontrolada, “el cóctel” se torna más peligroso aún.

               En la figura del deportista brasileño recién fallecido, Edson Arantes Do Nascimento, alias Pelé, hemos observando el fanatismo, pero no de los brasileños, de los millones de admiradores de este ídolo de masas, sino de sus antípodas… los argentinos. Con ese ego extra-terrenal que tienen los nacidos a la otra orilla del Río de La Plata, nunca pudieron concebir que un país mucho más grande que el suyo, llamado Brasil, multicultural y multiétnico, con una inmensa mayoría de personas de tez negra, les superara en lo que para los mismos argentinos es una pasión desbordada desde siempre… en el futbol. Es por esa razón que, desde la noche de los tiempos, los rioplatenses han venido creando ídolos que huelen más “a tinta de periódicos y revistas”, que a la realidad verdadera. Ante la presencia de Garrincha, el habilidosísimo puntero derecho brasileño, los argentinos antepusieron la figura del rubio Alfredo Di Stéfano. Mientras tanto sufrían con la colosal personalidad deportiva del mulato brasileño, capaz de dejar en el camino a cinco defensores del equipo contrario, sin ninguna oportunidad con el balón.

               Y, cuando Pelé, el negro Pelé, con su piel africana, aunque nacido en Brasil, hacía magia con sus dos piernas, cabeza y pecho, los argentinos sufrían todavía más, porque, además de negro… era lo mejor que se había visto en el firmamento del futbol, a nivel mundial. Cuando Pelé anunció su retiro el 1 de octubre de 1977, a los 36 años de edad, y jugando para el Cosmos de New York, prestos los vecinos del sur se dedicaron a crear un sustituto con base en crónicas periodísticas y micrófonos de las radioemisoras y televisión. En Diego Armando Maradona lo pudieron encontrar. Aunque era un futbolista físicamente muy limitado, pues no cabeceaba, era muy bajo de estatura y solo su pierna izquierda manejaba. Muy habilidoso sí… pero solo con su lado izquierdo de su cerebro. Pelé era completísimo en el manejo del balón de futbol.

              En otro aspecto de su personalidad, Maradona quedó debiendo con el “universo del balompié”, según escribió Johan Cruyff de aquel, porque nunca fue un caballero, ni dentro del rectángulo de juego y mucho menos dentro del mismo. Pelé si lo fue y un humano demasiado humano, con el alma en sus manos. Nuevamente el empleo de las comparaciones, siempre inadecuadas, insultantes e ineficaces, era de los argentinos por aquellas épocas. Y la prensa repetía y repetía, recalcitraba, machacaba con ferocidad, de que Maradona “era el dios de este mundo y había nacido en Argentina, nunca en otro país.” Era el fanatismo en su máxima expresión, aderezado con mucho de nacionalismo trivial, barato y de poca monta…

             Mientras tanto, en otras naciones estaban genios del futbol en las personalidades de los alemanes Beckenbauer, Netzer, Breitner, Haller, Müller, Schuster y Seeler; en los Países Bajos (Nederlande), habían surgido Johan Cruyff y Johan Neeskerns; en Portugal, se iba retirando el gran Eusebio; y en el prolífero Brasil, seguían Rivelino y Jairzinho y surgían genios del balón en las vidas de Romario, Ronaldinho Gaucho, Bebeto y demás. Los argentinos volvían sus rostros hacia lo único que habían creado y lo único que podían tener: su limitado (físicamente) Maradona. Su prensa seguía machacando sobre este molesto tema: la comparación inútil con Pelé, obviando a la gran “constelación” de futbolistas que había en Europa y en el mismo Brasil en aquellos instantes. Lo importante para los argentinos era que su “ídolo de barro y papel” no cayera en el olvido. Algo de lo que se ocupó la cocaína que comenzó a consumir Maradona, en detrimento propio y de sus millones de fanáticos en su propia patria.

                En este punto en particular tenemos que decir que estamos de acuerdo en “la grandeza” de Maradona y de Messi, el otro “ídolo” creado por los periodistas de Argentina y España, para llenar esos vacíos que iban dejando las grandes estrellas (estrellas de verdad), al retirarse de esta disciplina. Y estamos de acuerdo en el sentido de que fueron “monstruos”, -como les gusta exagerar con la terminología a argentinos y españoles-, pero en “el universo de la Argentina” solamente. Ambos son comparables únicamente con los mismos futbolistas de su país y nunca hacia el exterior. Solo así se puede atenuar esa maledicencia que suele ser la comparación entre dos seres humanos. Maradona y Messi han sido mejores que Di Stéfano, Heredia, Ayala, Housemann, Brindisi y los demás. Pero, cuando salen de su país, caen en el abismo de lo falso, lo limitado, lo pueril lo molesto. Es decir, para los argentinos… muy bien; para quienes no tenemos nada que ver con ese país…. muy mal. Nos resulta molesto, muy molesto, hasta el enojo. Pues no somos fanáticos, no tenemos la inseguridad natural que tienen los rioplatenses, quienes, con base en su gigantesco super-ego (lo que quisieran ser en sus fantasías), anhelan la grandeza a toda costa y como no la obtienen, “se la sacan de sus mangas de las camisas”, como si se tratara de los fulles de una baraja de naipes.

             Solo con el fanatismo, pegando gritos desde los graderíos de los estadios, alzando pancartas en las manifestaciones políticas en las calles y avenidas de Buenos Aires y creando trifulcas ahí donde estén, esas gentes se sienten seguras. A lo anterior le agregan sus ídolos de papel, tan limitados física e intelectualmente y en desacuerdo con las evidencias que muestra la realidad de todos los días. Pelé ha muerto ciertamente; pero nadie podrá igualarlo jamás. Los hechos concretos son nuestra moneda de cambio.


 Los Ex Presidentes de los Estados Unidos son Intocables. Parece que están por Encima de la Justicia Terrenal

 

              Con dos ejemplos muy concretos, comenzamos este comentario editorial: Richard Nixon y Bill Clinton. El primero gobernó a los Estados Unidos del 20 de enero de 1969 al 9 de agosto de 1974. Y el segundo, del 20 de enero de 1993, al 20 de enero del 2001. Estuvo en la Casa Blanca durante dos períodos consecutivos. La semejanza entre ambos se presentó porque protagonizaron situaciones bastante engorrosas, vergonzantes, que, a Nixon, le hicieron renunciar a la presidencia del país; y Clinton se sostuvo en el cargo -a pesar de las evidencias clarísimas-, solo porque no desarrolló ese sentimiento de culpa natural que siempre surge en los seres humanos normales, pero que él supo atenuar, sino eliminar en esencia. También, el Comité del Senado que lo investigó, no tomó en consideración la posibilidad de hacerlo renunciar, con esa displicencia que tienen los estadounidenses con los presidentes.

             De hecho, Clinton aceptó su culpabilidad ante la misma Comisión, al decir que no tuvo relaciones sexuales en la Oficina Oval con la becaria Mónica Lewinski, “que solo fue sexo oral” el que ella le practicó y los senadores llegaron a la tolerante, inmoral e irresponsable conclusión de que aquellos actos no eran suficientes para exigirle la renuncia al mandatario, a pesar de que convirtió al Despacho de la mayor potencia mundial, en un “burdelillo” improvisado cada tarde, cuando su amante lo visitaba. Reiteramos: los ex presidentes de esta nación son intocables, parece que están situados más allá de todo tribunal.

             Traemos del recuerdo esas dos incidencias para tratar el tema de otro ex mandatario: en este caso, Donald Trump, el psicópata que desgobernó a los Estados Unidos y causó una de las peores crisis de seguridad, al lanzar a las turbas contra el edificio del Capitolio y por pedir a los gamberros que asesinaran a su entonces vicepresidente, Mike Pence. Quienes observamos la política mundial, sabemos cabalmente que Trump es “un pillo de siete suelas”, que ha desfalcado, mediante sus negocios espurios, aquí y allá y en todo momento que le ha sido favorable. Hace pocas fechas, un tribunal de New York que le investigó, sentenció a la Organización Trump a pagar una multa (¡!) de US$1,6 millones, por haberla hallado culpable en 17 delitos de fraude fiscal, conspiración y falseamiento de cuentas. Ese será el castigo para el delincuente que es Donald Trump. Un tipo que, desde lejos, parece estar del lado oscuro de la ley; y de cerca… no nos queda la menor duda de que es un pillastro comprobado y a plena luz del día. Sin embargo, ese castigo es posible que le haya causado una gran tranquilidad a Trump –si es que estaba intranquilo y nervioso-, porque ese dinero no representa gran cosa para él y su organización.

             Durante todo ese tiempo en el que se realizaron las defraudaciones, el ex mandatario tuvo la colaboración de Allen Weisselberg, antiguo

 director financiero del conglomerado empresarial; y después de tres años de investigación por parte de la fiscalía neoyorquina, se les encontró culpables por crear un sistema para pagar parte de la retribución de sus ejecutivos, con dinero negro o con prestaciones no declaradas durante un período de unos 15 años. Incluso, el mismo testaferro Weisselberg, recibió de Trump el uso de una casa gratuita en Manhattan, el alquiler de autos de alta gama, muebles y el pago privado del colegio de sus nietos, sin declarar nada de ello a Hacienda. Sin embargo, Trump debe estar satisfecho por la sentencia judicial que le ha permitido pagar “una bicoca”, una insignificancia, y no ir a la cárcel ni vedarle su actividad política presente y futura. Los ex presidentes de este país… son intocables, evidentemente. Más bien, su director financiero fue sentenciado a cinco meses de cárcel y otros cinco años de libertad condicional, ya que Weisselberg se declaró culpable de 15 cargos en agosto del año pasado y colaboró con la investigación, lo cual redujo su pena ostensiblemente.

             Recordemos que el conglomerado empresarial que lidera Donald Trump, explota hoteles, campos de golf y propiedades inmobiliarias en los Estados Unidos y en otros países. Las multas fueron impuestas concretamente a dos filiales de la Organización Trump: Trump Corp, sancionada con el pago de US$810 mil; y Trump Payroll Corp, con US$800 mil y deberán pagar esos montos en el plazo de dos semanas. El fiscal del caso, Joshua Steinglass, dijo que las multas constituyen “una fracción de los ingresos” de dicha organización y “el esquema (fraudulento), fue de gran alcance y descarado. Todas esas prácticas corruptas formaban parte del paquete de compensación de los ejecutivos de la Organización Trump y, sin duda, era más barato que pagar salarios más altos a esos ejecutivos.” Aseveró.

          Nuevamente subrayamos, en este y en otros entuertos en el que es protagonista Donald Trump, nunca ha sido imputado, a pesar de que la fiscalía mantiene investigaciones contra él y sus empresas y la misma Organización está sujeta a otro caso de carácter civil, en el que la fiscal de Nueva York, Letittia James, lo acusa de haber engañado sobre el valor de sus activos y pide que Donald Trump y sus tres hijos mayores, no dirijan nunca más cualquier empresa que tenga sede en esta ciudad. Así mismo, exige que paguen una cuantiosa multa de US$250 millones, una cantidad que estamos seguros y conociendo los hechos, ningún juez se atrevería a imponer a este personaje delincuencial, por la simple razón de que fue presidente de los Estados Unidos y como tal, subió “al Olimpo” de los intocables por la justicia terrenal. Extraño… pero así funciona en la primera potencia del orbe.


 El Parlamento de Costa Rica en medio de un Fétido Lodazal

 

En una oportunidad lo dijo Séneca, quien fuera consejero del Emperador Nerón y también Senador de Roma: “Del parlamento a la barbarie… sólo hay un paso.” Por supuesto que sus palabras tienen un peso indiscutible a pesar de los siglos que han pasado desde que él desapareció físicamente y el Imperio romano dejó de existir. Pero el filósofo hispano/romano (nació en Córdoba, en la actual España, provincia de Roma a la sazón), sabía certeramente a qué se refería, pues pasó gran parte de su vida en los graderíos del hemiciclo del senado.

               Sin más preámbulo, diremos de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, la República democrática centroamericana, que acusa un deterioro bastante pronunciado y preocupante, porque no permite la agilidad de la vida en democracia ni otras prerrogativas que podrían darse y que dependen directa e indirectamente de este Primer Poder del país. El papel de un parlamento en una nación que se precie de ser democrática y respetuosa con los valores cívicos, es el de ayudar al buen funcionamiento del sistema. ¿De qué manera? Funcionando bien internamente y de ahí, proyectarse hacia el resto de los ciudadanos, hacia los demás Poderes republicanos y la totalidad de Instituciones. Es generador de nuevas leyes, de discutirlas, analizarlas y, finalmente, aprobarlas o desecharlas. Pero no desviarse de esa misión para la cual fue encomendado y creado el parlamento.

               En el caso específico de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, existe una serie de comisiones que se dedican a asuntos importantes; otras, a situaciones totalmente pueriles; y otras peores, a aspectos definitivamente destructivos y sumamente dañinos a la moral, el orden nacional y al espíritu de patriotismo que debería prevalecer siempre en este, que es el Primer Poder de la República, según especifica la Carta Magna o Constitución Política.

             Una de las últimas comisiones recién formada, ha visto la luz precisamente para tratar un tema que debería resolver el Ministerio de Justicia y nadie más, en conjunto con la policía. Fue integrada por unos cuantos diputados, oficiales y no oficiales, para tratar el asunto de lo que los políticos y periodistas costarricenses han dado por llamar “troles”, que no son otra cosa que individuos vagabundos, quienes han hecho de las redes sociales, especialmente Facebook, una manera de desperdiciar el tiempo y de estafar a las personas decentes, mediante ardides deshonestos. Lógicamente, esos estafadores que acuñan día a día la mentira y toda clase de falsedades, se esconden en identidades falsas, crean gran cantidad de “perfiles” también falsificados, con rostros y personajes inexistentes y desde esas posiciones, proceden a realizar el juego sucio.

             Se trata de individuos comunes y corrientes que tienen el incontenible deseo de trascender, de hacerse famosos en la política, de una manera u otra. En el caso específico que nos ocupa, el “troll” se hizo llamar Piero Calandrelli, creó en torno suyo toda una historia, por demás falsa, de que era médico, iba a ejercer esa profesión en Italia, tenía tantos hijos, había adoptado a otro más, era viudo y pasaba por problemas económicos. Su historieta lastimera, fue leída por la actual ministra de Salud, la Dra. Joselyn Chacón, y le regaló algún dinerillo para que pudiera solventar su penosa situación. Pronto se iba a dar cuenta de que el estafador se llama, en verdad, Alberto Vargas Zúñiga, es un soñador que ha querido volar hasta los estamentos más elevados del Estado, del actual gobierno, y ser tratado como “el gran personaje” que su super-ego atrofiado le dicta que sea.

           Lo cierto es que el dinero donado por la ministra, se convirtió en un dolor de cabeza, porque el sinvergüenza cambió el argumento de su mentira e inventó una mentira todavía más peligrosa: afirmó que la doctora y ministra le dio esos miles de colones (moneda costarricense), para que atacara, físicamente y por las redes sociales, a los periodistas que la adversaban. De inmediato, el sinvergüenza encontró eco en las publicaciones del Grupo Nación, dueño de los periódicos La Teja, La Nación, El Financiero y la Revista Perfil, y comenzaron a atacar a la misma funcionaria. Lo mismo ha hecho el telediario del Canal 7, llamado Telenoticias, cuyo director cubano, Ignacio Santos Pasamontes, siempre hace “yunta” con el director de La Nación, Armando González Rodicio, también cubano, para atacar a aquellos que les resultan antipáticos o creen que merecen ser atacados por una u otra razón.

           El “troll” Vargas Zúñiga, vividor de las redes sociales, lanzó “lodo” a todo el Gabinete y diputados del actual gobierno costarricense, con base en sus falsedades o mentiras; y por esa causa, la Asamblea Legislativa ordenó conformar la comisión que está analizando su caso. Una pérdida de tiempo que se debió evitar y dejar que la policía judicial y los jueces, intervinieran para aprehender, encarcelar al sinvergüenza estafador y someterlo a un proceso penal aleccionador, sino meterlo en un hospital psiquiátrico, pues se trata de un caso evidente de avanzada esquizofrenia, con tintes paranoides.

 

             Esa comisión legislativa o parlamentaria, solo está perdiendo el tiempo que debería invertir en proyectos de importancia verdadera para el país y no prestar oídos a un enfermo mental, cuyas malas artes son la estafa, con base en una mente fantasiosa y psicótica. Ese no es el objetivo, ni remoto siquiera, de un parlamento que se precia de ser serio dentro de una democracia funcional, como presumen los costarricenses que es su sistema.


El Humanismo y el Derroche se dan Cita en Qatar 2022

Realmente, cuando escribimos “humanismo” nos referimos a la visualización de las carencias materiales y pedagógicas, al sufrimiento de muchos pueblos alrededor de la Tierra, mismos que han experimentado saqueos, colonización explotadora y racismo criminal desde “la noche de los tiempos,” versus aquellos otros que lo tienen todo y más… En concreto, nos referimos a esas naciones que están representadas en el actual Mundial de Qatar, al multimillonario, (o supra-millonario), emirato árabe a orillas del Golfo Pérsico y cuyos habitantes desconocen lo que son esas carencias a las que nombramos arriba. Y, en el lado opuesto, nos referimos a naciones suramericanas (Brasil y Ecuador específicamente), y, por supuesto, a las africanas (Senegal, Camerún y Ghana), ubicadas en “las antípodas” de la riqueza, la bonanza y el “buen vivir.”

            Porque los Mundiales de Fútbol son eso… un enorme prisma, no solo deportivo, sino sociológico y monetario, que refracta decenas de colores, desde los más oscuros (la pobreza), hasta los más brillantes y claros (la riqueza de las naciones). Es una excelente “vitrina” para analizar cómo les va a ciertos pueblos y gobiernos alrededor del planeta. Incluso, el llamado “deporte rey” queda en segundo plano, porque lo que se desprende de la competición y de los esfuerzos hechos en la competencia, es sumamente revelador para quienes nos interesamos en saber cómo viven, qué sienten y cómo les va a las personas de otros continentes, de quienes, cotidianamente, no podríamos averiguar, debido a las distancias y a la desinformación que con regularidad se da.

            Más claro aún: cuando observamos a los futbolistas del África –incluso a sus entrenadores no europeos-, notamos destellos en sus miradas y en sus expresiones faciales en las que es fácil descubrir que no son hombres, no son personas a las que la vida les ha sonreído, les ha allanado los caminos y en sus frentes se notan las preocupaciones de cada día, adheridas a esos rostros. Todo lo contrario vemos en los europeos, “niños bien”, incluyendo a los tercermundistas España, Serbia, Croacia y Portugal, que, aunque quieran por la fuerza ser naciones del mundo desarrollado, la realidad dice que están en “otro renglón” económico, lejano a las potencias del centro y norte de Europa.

            Decíamos que el contraste entre suramericanos (brasileños y ecuatorianos principalmente), y africanos, es muy marcado en comparación con aquellos futbolistas llegados desde Norteamérica y Europa. Se notan esas diferencias en la calidad y diseño de los uniformes, los zapatos (tacos), los abrigos, la manera de mirar, la expresión de los ojos, de los rostros y en el comportamiento tanto dentro del campo de  juego, como en los bordes del mismo, donde se ubican los entrenadores, suplentes y asistentes. El “universo” qatarí de coches ultramodernos, pagados a construir a las mejores factorías italianas, alemanas, inglesas y estadounidenses, asegura que la pobreza de los africanos, quienes sueñan un golpe del destino para ser contratados por equipos europeos, es un altísimo contraste entre ambos “mundos”: uno de extravagancias, de derroche diario, “a manos llenas”; y el otro, de carencias, hambrunas (no hambre, sino hambrunas impresionantes), y de sueños fallidos desde que comienzan a tener conciencia del  lugar donde les correspondió nacer y crecer.

            Otro ejemplo es el de los futbolistas brasileños, a quienes se les nota en la piel, en los rasgos superficiales de sus fisonomías, de sus cuerpos, las luchas que libraron por salir de las favelas, de los barrios de miserias que rodean a las populosas Río de Janeiro y Sao Pablo. Se les nota que no son “niños bien”, no son esos “niñatos” del corte del inglés David Beckham, quien todo lo que tocaba se le convertía en lingotes de oro. En otras palabras, si esos brasileños no hubieran elegido vivir alrededor de un balón de fútbol, con toda certeza se hubieran perdido en el marasmo de la delincuencia y la falta de oportunidades. Todos ellos, sin excepción, soñaban en su infancia con ser contratados por el Manchester United, el Real Madrid o el Bayern de Munich y así salir de la pobreza descomunal en la que nacieron y crecieron. Son realidades ineludibles y nada rebatibles por quienes andan contradiciendo siempre “por contradecir” solamente. Los ecuatorianos acaban de sufrir los embates del coronavirus creado en China, con miles de muertos en Guayaquil y Quito. El terror podría salir a sus ojos, a pesar del tiempo transcurrido.

            El caso de los argentinos y uruguayos es diferente: son dos pueblos que si aplicaran esa pasión por el fútbol, a la producción nacional, serían superpotencias mundiales, del mismo talante de Europa, Canadá y los Estados Unidos; pero prefieren dirigir todas sus energías (mayormente negativas, pues son violentos), hacia el futbol y se olvidan de que un país fundamenta su existencia en la productividad, las exportaciones, su nivel cultural y en el mercado internacional para alcanzar índices óptimos, lejos de la bancarrota. Sin embargo, Argentina y los argentinos cifran todo su existir en el fútbol y lo demás… simplemente no les importa.

        Qatar, entonces, es un crisol de imágenes. Eso es lo impresionante, siempre, de las Copas del Mundo.


 ¿Dónde ha estado Usted, Señor Alcalde de San José, Johnny Araya, mientras los Empresarios Chinos golpean y Humillan a sus Empleados y los mantienen en Situaciones de Esclavitud?

Es el “perfecto” dictador, porque lleva más de 30 años al frente de la alcaldía de la Capital de Costa Rica, San José, la ha modificado (para mal), en todos los aspectos imaginables y la ha convertido en una urbe que oscila entre la fealdad física, el peligro ciudadano y lo desértico; es decir, ya nadie quiere pasar siquiera por sus aceras, hacia otros sitios aledaños. Y decimos que es el “dictador perfecto” porque gana un salario más abultado que el alcalde de Madrid, España, y de otros homólogos suyos, hace lo que le viene en gana en perjuicio de los josefinos (naturales de San José) y nadie dice absolutamente nada en su contra. Más bien, por el contrario, cada vez que hay elecciones por ese mismo puesto, lo reelige su séquito de serviles, quienes no dudan un ápice en votar nuevamente por él en una muestra de servilismo o “posición alfombra”, porque esa clase de gentuza despersonalizada y sin valores, existe en todas las latitudes del planeta. Tampoco los votantes, los habitantes de esta ciudad, se apersonan a las elecciones por la alcaldía, porque simplemente no le toman interés y no se presentan en las urnas. Es por eso que los 30 serviles de siempre, han reelegido al mismo alcalde, el de los ojos feos, ese mismo… y lo han perpetuado en ese cargo para que continúe destrozando a la Capital a placer suyo.

            En otro desacierto de don Johnny Araya, el alcalde, entregó todo un bulevar a los comerciantes chinos, gente sin alma ni corazón, que acostumbra a dar trabajo a los necesitados en condiciones de esclavitud. Las tiendas en poder de los orientales es posible hallarlas en todos los puntos cardinales de esta ciudad, mientras evaden los pagos administrativos (municipales, de patentes, etc.), vapulean a sus empleados cuando les place y pagan salarios de miseria. Por eso la pregunta que nos hacemos es: ¿Dónde ha estado todo este tiempo Johnny Araya, que no ha levantado un solo dedo, aunque fuera solamente para hacer cumplir las leyes impositivas o hacendarias a esa gentuza que nos ha llegado desde el lejano oriente? Y con los chinos han llegado miles de nicaragüenses hambrientos, violentos e incultos (la mayoría son analfabetos), salvadoreños y venezolanos… ¡Muchos venezolanos que huyen del narco-comunismo de Nicolás Maduro y sus sátrapas! La mayoría de ellos son indocumentados o con sus papeles reñidos con el estatus migratorio legal. Pero el alcalde sigue soñando con sus caballos de raza, sus mujeres (su peor debilidad), el famoso “Festival de la Luz” de fin de año y los millones de colones (moneda nacional), que se les regalan cada mes a manera de pago, por las desgracias que causa a esta urbe, que fue una de las más bonitas de Centroamérica hace tres décadas atrás.

            Ahora que han circulado videos, captados por celulares, en todos los telediarios del país, donde se ven a orientales vapuleando con bates de baseball a empleadas y a otro practicando su ridículo kung-fu contra un hombre latino, dentro de la misma tienda de ropa, y que el escándalo recorre al país de punta a punta, ha salido el alcalde, después de muchísimos días de no dar la cara, para balbucear unas pocas palabras, inentendibles por demás, para dar a explicar que él (y su policía municipal que solo sirve para escoltar a su esposa cuando camina por San José, como si se tratara de un gran personaje), están haciendo algo positivo a favor de las empleadas golpeadas por estos malditos chinos sin alma, sin Dios y sin respeto por las personas ajenas a su maldita raza amarilla.

            Nó don Johnny, así no se gobierna un gobierno local; así no se actúa, entre la indiferencia, la frialdad y la ambición. Usted no sirve, nunca ha servido para ese puesto. Renuncie y deje que los josefinos nos gobernemos como nosotros sabemos hacerlo y no usted, que es un campesino de Palmares (Provincia de Alajuela), con ínfulas de extraordinario político, una etiqueta que le queda demasiado grande a un megalómano engreído y nada humano como lo es usted.

            Y esta es la imagen de San José de Costa Rica bajo la gestión del alcalde Johnny Araya: indigentes por todas partes, durmiendo y defecando en las aceras; drogadictos peligrosos en estado de ansiedad, capaces de asesinar por conseguir un poco de dinero para comprar sus drogas; limosneros de todas las edades; por las noches, los otrora barrios señoriales son tomados por prostitutas al servicio de gringos y europeos ancianos que pagan por unas cuantas falsas caricias, también por homosexuales travestidos, haciendo todas las escenas horrendas de las que son capaces.

            Un capítulo aparte merecen los inmigrantes venezolanos que han invadido a la ciudad Capital, con situaciones que parten el alma, con sus mujeres y niños pequeños, pidiendo dinero para intentar continuar sus viajes hacia la frontera con los Estados Unidos. Una quijotada más mortal que aquellas de las que nos relató Miguel de Cervantes en su libro “Don Quijote de La Mancha”. Y el alcalde, Johnny Araya, no ha salido a la prensa a decir una sola palabra en favor o desfavor de esas pobres personas que emprendieron la huida de la dictadura narco-comunista que asola a su país. ¡Nó, don Johnny, así no se conduce una Alcaldía! Con esa ambición, con esa arrogancia primitiva, esa indiferencia  y esa sed de poder… así no son las reglas del juego. ¡Váyase ya!


 Ahora que ha sido Vapuleado, le quedan estas Posibilidades de Escape al Tirano Ruso, Vladímir Putin…

Simplemente… se auto-engañó el dictador de Rusia. Creyó en la fuerza de su ejército al verlo desfilando, año tras año, en la Plaza Roja, celebrando la victoria “de la Madre Patria” contra los nazis de Adolf Hitler; pero, además de auto-engañado, Putin ha sido un mal estudiante de historia, porque no sabe que los soviéticos (hoy rusos), primeramente aprovecharon las pésimas decisiones de Hitler, quien detuvo el ataque a Moscú inexplicablemente, cuando estaban sus soldados a pocos kilómetros de la Capital rusa, amén de haber enviado a sus Divisiones desprovistas de ropa, medicinas y alimentación ante la llegada del crudísimo invierno ruso. Así mismo, la ayuda que los Estados Unidos en material de guerra y medicamentos; y de los ingleses, con su servicio de espionaje, dieron la fortaleza que los invadidos requerían para enfrentar al enemigo. También, recordemos que la Unión Soviética comprendía a naciones que hoy son libres, en los casos de Bielorrusia y Ucrania, cuyos hombres y mujeres fueron claves en la lucha contra el nazismo. Empero, la situación bélica de ahora es muy distinta a la de aquellos aciagos años, porque, en principio, los rusos son los invasores ahora mismo y, aparte de Irán y del fanático dictador de Chechenia (que no marca ninguna diferencia en el teatro de la guerra), Rusia no ha recibido el apoyo de nadie más y, por el contrario, su economía general se ha visto fuertemente golpeada por las sanciones impuestas por Occidente. En resumen: los rusos son hoy los invasores, los canallas genocidas que han estado masacrando a la población ucraniana y en nada se parecen a aquellos que soportaron al ataque alemán, a partir del 22 de junio de 1941.

            Imágenes de la Segunda Guerra Mundial aparte, la inminente derrota del pésimo ejército ruso en estas fechas en Ucrania, ha marcado el punto de inflexión en la vida personal y política del tirano Vladímir Putin y la gran pregunta que se hacen las gentes que han seguido los prolegómenos en esta geografía europea es: ¿Qué sucederá con Putin una vez que sus batallones de inútiles regresen a Moscú, cabizbajos y acusando una de las peores derrotas de su historia? Y el tema se agudizaría si los ucranianos les arrebataran la península de Crimea, que incluiría al famosísimo puente que la une con el territorio ruso y del que se ha jactado tanto el criminal Putin.

            Observemos algunas posibles “salidas” para el dictador: sin duda, su séquito ya lo está mirando con desaprobación y odio y tendrá que cuidarse las espaldas en cada pasillo del Kremlin. Es posible que uno de ellos haga el papel de vocero en nombre de ese mismo grupo y le pida, valientemente, la renuncia irrevocable y es muy posible también que Putin decline ante esa exigencia y procederá a destituir a sus colaboradores. Su paranoia se agigantará y hará probar a su cocinero los alimentos –si no lo está haciendo ya-, antes de ingerirlos él, por temor a ser envenenado, que es el método de asesinato preferido por el mismo Putin y que le ha aplicado a todos sus adversarios, ahí donde se hallasen. Otra posibilidad podría ser un levantamiento de los cuadros militares, una madrugada cualquiera, e irrumpan en su Despacho en el Kremlin y lo lleven detenido a las celdas previstas para los disidentes. Sería lo más decoroso para los vestigios que quedan del vapuleado ejército de este país. Es una de las alternativas que mayormente se esperan que ocurran en los próximos meses.

            Otra opción sería que Putin ordene dar “más vueltas a la tuerca” para reprimir más a su pueblo y cause una gran purga (estilo stalinista), en la que morían varios militares de alto rango y gran parte de sus ministros. Y los levantamientos en las calles de parte de la población rusa, no pueden descartarse en modo alguno, aunque serían combatidas a sangre y fuego y sin contemplación alguna de parte de la policía y los batallones del ejército leales al dictador.

            Finalmente, le queda la opción del suicidio. Y podría decantarse en estas dos formas: 1. Que sea aprehendido por el ejército y una vez hecho prisionero, que se le ofrezca un revólver, una habitación con una mesa y una silla solamente y proceda a apretar el gatillo contra su cabeza; y 2. que él mismo, ante la presión de su pueblo y los disidentes, más la vergüenza de la derrota y la pérdida de su imagen de “hombre fuerte,” hale del mismo gatillo, una noche cualquiera, sin que nadie se lo ordene ni sugiera y acabe con su criminal vida, sobre la que pesan miles de muertos, no solo de civiles ucranianos, sino de aquellas personas que una vez tuvieron el patriotismo de enfrentársele y a quienes Putin ordenó envenenar, sin importarle el país donde se encontraran.

            En todo caso, conocemos a Vladímir Putin y, por su propia voluntad, no hará nada en contra suya y, más bien, se mantendrá en el poder utilizando todas las artimañas que le son propias y otras que no le pertenecen. Preferirá que caigan muertos decenas de rusos en las calles al pedir su dimisión, antes de que un solo dedo de una de sus manos sangre y se mantendrá inamovible en el pináculo de la dictadura. Será otro Stalin sin duda alguna y eso está por suceder prontamente, porque los dictadores nunca renuncian, acordes con su megalomanía.


 Los Malos de Ayer, son los Buenos de Hoy, y las Víctimas del Pasado… son los Victimarios Perversos de Ahora

Traducción: “los malos de ayer” fueron los alemanes que se vieron envueltos por la ideología nacionalsocialista (nazi) y actuaron de la manera tan llevada y tan traída a lo largo del devenir. Y “las víctimas del pasado, son los victimarios perversos de ahora”, son nada menos que los judíos que resultaron, primero, gaseados y, después, incinerados en los hornos, en los campos de concentración establecidos en casi toda Europa.

            La explicación detallada de lo anterior significa que los antiguos malos alemanes, ahora dan asilo a miles de africanos y musulmanes que huyen de las guerras y las hambrunas, dan armas y millones de euros a los ucranianos para que derroten a los invasores criminales rusos y su ministra del Exterior, Annalena Baerbock, ha asegurado a los habitantes y gobernantes ucranianos que Alemania no los va a abandonar, menos aun cuando los primeros copos de nieve están comenzando a caer sobre las llanuras ucranianas y los rusos les han bombardeado su sistema de electricidad en Kiev. Esto sucede, mientras los buenos y víctimas del ayer, los israelitas, guardan silencio, a pesar de que el presidente de Ucrania es judío… Mr. Volódomir Zelenski. La indiferencia de Tel-Aviv nos dice mucho de lo que habita en los corazones de los gobernantes de Israel, una nación considerada potencia armamentística mundial. Es decir, que Ucrania y su mandatario judío, “se las apañen solos.”

            Alemania, desde la llegada al poder del Canciller Konrad Adenauer, el primer Canciller de la post-guerra, luchó por recobrar aquellos valores humanos y espirituales que los nazis de Hitler, les arrebataron y suplantaron por una ideología totalmente fuera de este planeta, de la especie humana…

            A través de las épocas, los distintos gobernantes alemanes han venido implementando y practicando una impresionante diversidad de métodos de cooperación internacional, con naciones olvidadas –y explotadas por colonos racistas en África y Asia-, donando millones de dólares (Marcos), y brindando adiestramiento en el manejo de tecnología que, de otra manera, les sería imposible obtener fuera de la participación humanitaria alemana. Israel, la víctima de ayer, no ha hecho gran cosa al respecto, distinto de aislarse en su territorio, arrebatar tierras a los empobrecidos palestinos, encarcelarlos, humillarlos, asesinarlos y demostrar que es un pueblo dispuesto a vengarse del mundo por lo sufrido en los campos de concentración. Sin embargo, la paradoja de paradojas se dio cuando el mismo servicio secreto judío (Mosad), contrató a ex oficiales nazis para que trabajaran para ellos. Tal fue el caso del ex oficial de las SS, Otto Skorzeny.

            Las víctimas de ayer son los victimarios perversos de ahora, del hoy atestado de armas nucleares y armas sofisticadas con las cuales asesinan a jóvenes con autismo en la Franja de Gaza y en Cisjordania, lo mismo que ancianos, mujeres embarazadas y a todo aquel que le huela a enemigo a Israel, el supuestamente "pueblo elegido de Dios.” Es decir, la política judía de ahora mismo es sencilla de descifrar: defender a ultranza y con violencia superlativa, el pedazo de tierra que han ido arrebatando a los palestinos, amparados por el antiquísimo concepto bíblico de que se trata de “la tierra prometida.” Y pensar que estos usurpadores y criminales de hoy, que han convertido al Estado de Israel en un Estado criminal, eran los que se quejaban amargamente de la crueldad nazi en la Europa de los años 30 y 40 del siglo anterior e invocaban, consumidos por un desgarro de dolor, que la humanidad entera se compadeciera de ellos. Ahora, parece que han abandonado ese triste y desgastado libreto de su comedia bufa y han sacado a la superficie lo que verdaderamente albergan en sus corazones: el deseo intrínseco y terminante de acabar con todos sus enemigos reales e imaginarios. Y lo peor se fundamenta en que se sienten con el derecho de asesinar, sin tener que dar explicaciones a nadie. De paso, siguen haciendo y acumulando riqueza en sus Bancos repartidos por los países económicamente más poderosos de Europa, Sur y Norteamérica.

            Los malos de ayer, los alemanes, son los buenos de hoy; y las víctimas del pasado, los judíos, son los victimarios perversos de ahora. Una frase, un texto que pone “los puntos sobre las íes” y que pone, con toda precisión, las cosas en su verdadero contexto.

            Retornando al caso de Ucrania, el judío Zelenski pidió ayuda financiera y militar a sus compatriotas y hermanos de raza en Israel y el silencio fue la respuesta que obtuvo. Un mutismo que dice más que un largo discurso, de esos mismos que Benjamín Netanyahu, el dictador israelí, está acostumbrado a pronunciar a cada instante para doblegar las voluntades. Aunque esto es solo una fase, un cariz del mundo actual, y es posible que, por ello, la opinión pública mundial no haya reparado al respecto, no se haya dado cuenta, ni en la más mínima noción. Pero la verdad es que Alemania ya ha exculpado su pasado, ha pagado con creces la criminalidad de su gobierno nazi y ha retomado su verdadero espíritu, consonante con el humanismo más altruista posible. Israel, por el contrario, se debate en el lodazal de la indiferencia y del exterminio palestino. Son los perversos de ahora.


 Ex Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, obtuvo la Respuesta que Necesitaba

Se enamoran del poder, del “glamour” que pueden vivir cuando ostentan cargos dirigenciales y del reconocimiento de las personas que les rodean y llenan de lisonjas a diario. Es por eso que varios ex presidentes de cualquier república, especialmente las iberoamericanas, buscan la manera de reinsertarse en el mundillo de las recepciones con champagne y caviar, de las fotografías para los periódicos y de las cámaras de la televisión internacional. Y si el puesto está más alto y es mayormente visible… mejor para sus espíritus megalómanos e inconformes con la vida cotidiana, después de haber dejado sus respectivos gobiernos.

            Es por eso que cada cierto tiempo sabemos de ex mandatarios que luchan por alcanzar la secretaría de la OEA, la ONU, la presidencia del Banco Mundial, el BID, etcétera, etcétera. ¡No se habitúan en sus mansiones, en sus cómodos sofás, leyendo buenos libros, que podrían adquirir fácilmente a pesar de sus altos precios, gracias a las exorbitantes pensiones que sus pueblos les regalan posterior a su paso por el Estado!

            Y la ex presidenta de Costa Rica –a quien dedicamos hace pocas semanas un editorial en este mismo periódico-, es la más inconforme de cuantos ex mandatarios han dejado su puesto, al frente de esta pequeña república que vive de prestado de parte de los organismos financieros internacionales. Y lo aseguramos porque ha buscado la plataforma que cualquier gobierno de Costa Rica le podría dar, con tal de alcanzar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sin importar si sabe de economía o nó, si es economista o no lo es… ¡Lo importante para ella es estar en la cresta de la ola siempre, sin tomar en consideración si está capacitada para ello o nó!

             Recordemos que Laura Chinchilla fue la primera y única mujer que ha alcanzado la presidencia de Costa Rica y obtuvo resultados bastante deslucidos y lastimeros para la población de este país de menos de 6 millones de habitantes. En aquellos cuatro años, doña Laura pasó por ser una presidenta más, entre los tantos pelmazos que han ganado las elecciones y cuando han arribado al poder, no saben, no pueden, no les alcanza la inteligencia, ni la sapiencia, para hacer un gobierno más o menos digno. En ella, además, la megalomanía es una enfermedad mental heredada de su padre, quien fue el sempiterno contralor de la República, electo por el corrupto Partido Liberación Nacional (PLN), y a quien vimos durante unas elecciones brincando -exultante y literalmente-, en una céntrica avenida, porque el proceso electoral le volvía loco, le entusiasmaba harto mantenerse en su alto puesto en la Contraloría General de la República. De tal manera que doña Laura padece lo mismo: el anhelo, la ambición sin límites por alcanzar siempre cargos de dirigencia, sepa o no sepa manejarlos. De hecho, en una entrevista para un diario costarricense, esta señora manifestó que no hacía falta ser economista para conducir un Banco. Bueno, con esa misma ilógica, nosotros podríamos ser pasteleros sin saber cómo diablos se hace un pastel o carniceros, sin saber cómo demonios se corta la carne y cuál trozo es cuál… Eso es justamente lo que hacen los presidentes en América Latina cuando llegan al poder de sus respectivos países: improvisar, improvisar e improvisar, sin importarles el despeñadero hacia el cual conducen a toda la población.

            Una vez, personalmente, se lo dijimos “face to face” a la política costarricense-salvadoreña, Mayi Antillón: “a usted la hemos visto de ministra de esto, aquello y lo otro. ¿Tiene usted, realmente, la capacidad para ostentar tantos y tan disímiles puestos que asume cada vez que su partido gana las elecciones nacionales?” Y, sin ningún empacho, nos contestó que sí estaba capacitada para tales tareas. Bueno, eso da una idea más o menos exacta del por qué América Latina está como está… (endeudada, en la miseria y en la anarquía diaria).

            Retornando a Laura Chinchilla, recordemos que se reunió con el actual presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves y le pidió que la impulsara en su ambicioso proyecto personal por alcanzar la dirigencia del BID. El mandatario, diplomáticamente, le dijo que iba a analizar las posibilidades reales de la señora, para triunfar en su postulación y que él le avisaría cuándo sería la próxima reunión en la Casa de Gobierno. Pero se lo avisó por medio de un comunicado de prensa: “el gobierno no la va a apoyar.” Amén. Por ahí un supuesto politólogo dijo a un periodista que fue “poco elegante la forma como le avisaron a Chinchilla que no iba a recibir el espaldarazo del actual Gabinete.” Bueno, tampoco la ambición personalísima de esta señora, es elegante. En principio porque la ambición desmedida siempre causa náuseas, por ser mal vista en todo aquel trance donde aparece.

         Al final de las cosas, nos parece que doña Laura Chinchilla ya tuvo su oportunidad al ser elegida presidenta de Costa Rica y la desperdició miserablemente y ha pasado a ser una de las más “discretas” mandatarias de este país estafado y vuelto a estafar por los politiquillos que se presentan de generación en generación. Posiblemente, cuando esta dama descubra lo bello que es sentarse, a su edad, en un cómodo sofá, con una lámpara de pie detrás de su cabeza y un hermoso libro en sus manos para degustarlo, se olvidará, con toda seguridad, de tanta parafernalia bancaria, de las recepciones colmadas de hipócritas y de las charlas superfluas de los lisonjeros que, inexplicablemente, la admiran.


 ¿Hasta dónde tiene garantizado el Poder un Presidente de la República en

Costa Rica?

Según se han presentado los hechos desde hace mucho tiempo, en el devenir de esta República centroamericana y, principalmente en el seno del Estado y en relación con otros grupos de poder, supuestamente no-políticos, llegamos a la conclusión de que, en un alto porcentaje, el cargo de presidente de este país es algo así como “un título honorífico” o según sucede en algunas naciones europeas, quien manda es otro (el Canciller, por ejemplo), y no tanto el presidente, quien es una figura decorativa o no se encarga de los asuntos realmente importantes. El figurón va a inauguraciones de guarderías para niños muy pequeños, casas para ancianos, hospitales, lugares donde ha habido tragedias naturales: inundaciones, ríos desbordados, terremotos, etcétera, etcétera, pero muy raras veces se ocupa de la economía nacional/general o de las relaciones internacionales.

            En Costa Rica se va por un camino parecido… Pero es por culpa de las leyes y reglamentos que atan, sin duda alguna, a todo presidente que resulte elegido por el voto popular o que llegue a la Casa de Gobierno. Vaya un ejemplo reciente: el primer mandatario, Rodrigo Chaves, seguramente por haber vivido muchos años fuera del país, desconocía el papel de un alto gobernante y llegó imponiendo decreto tras decreto que han sido eliminados (legalmente), por los mismos diputados o los magistrados de la omnipotente Sala IV, que sugiere ser un poder paralelo al poder central y legítimo.

            Así no se puede gobernar bien Sr. Chaves. Ya usted lo está experimentando.

            Recientemente la misma Sala Constitucional (conocida popularmente como Sala IV), derogó, erradicó o falló en contra de una resolución del Ministerio de Salud , emitida por el gobierno de Chaves, en el que salía perjudicado el conglomerado de empresas al cual pertenece el poderosísimo periódico La Nación. Y todo parece indicar que la determinación definitiva y definitoria de ese contencioso, por parte de dicha Sala, tiene sesgos económicos que se anteponen a los del libre tránsito y de la salud pública. Pero repasemos sucintamente los hechos: el Parque Viva pertenece al grupo Nación y es donde se llevan a cabo actividades de recreación, como espectáculos musicales y otros. En una ocasión de esas, el Ministerio de Salud ordenó su cierre, porque obstaculizaba el libre tránsito de vehículos, incluyendo radiopatrullas, ambulancias médicas y camiones de bomberos, en caso de emergencias. El directorio de ese periódico refutó vehementemente a Chaves y lo acusó de “vengativo” y querer hacerle daño a esa empresa periodística. Hasta le dio el sesgo de ser enemigo de la libertad de prensa. Ni lerda ni perezosa, la batería de abogados de La Nación, encabezados por su director de origen cubano, Armando González Rodicio, secundado por su paisano y entrañable amigo, director del telediario de Canal 7, Ignacio Santos Pasamontes, quien usó ese medio de prensa en reiteradas ocasiones para atacar la decisión presidencial, llevaron el caso ante la Sala Constitucional, que acaba de darle la razón al cubano y al emporio que él representa.

            Y es que hasta el más obtuso llega a la conclusión de que un evento masivo (musical o de otra índole), obstruye todas las vías aledañas y causa daño a la libre circulación de vehículos que velan por la salud y la seguridad ciudadana; pero ello fue pasado por alto por los cobardes magistrados de la Sala IV, encabezados por Fernando Castillo, quien le dio toda la razón al grupo Nación, sin que estos la posean. Desde luego que es muy evidente que los jueces, fiscales y magistrados, en su gran mayoría, le tienen terror a la prensa, no quieren ver sus nombres en primeras planas ni tocados en mínima instancia. Lo hemos comprobado ahí… en el terreno… con esa clase de personalidades que llevan las riendas la justicia en Costa Rica.

            Pero el asunto no queda simplemente en ese renglón, porque el gobierno de Rodrigo Chaves tiene que pagar los costes y perjuicios al grupo Nación, que seguramente serán millones de millones de colones, en un Estado que vive de prestado de parte de los organismos internacionales y está en resuelta crisis financiera desde hace muchas décadas atrás. Empero, a los cubanos no les importa eso. Y lo decimos con conocimiento de causa porque también trabajamos muchos años con ellos en Miami y conocemos profundamente el fuero interno de esa nacionalidad; es decir, consideran  y tienen al dinero y el poder por encima de todo. También conocimos, recién llegado de Cuba a Costa Rica, al director actual de La Nación, Armando González Rodicio, y sabemos de quien estamos hablando o escribiendo.

            Y así se le van los días a don Rodrigo Chaves, quien está apenas aprendiendo a ser presidente de la República. Está observando la forma como le rechazan y desaparecen sus decretos, como aquella hechicera que utiliza sus sortilegios para acabar con los proyectos buenos. Así de fácil.

            Bueno, ya lo saben… si hay un incendio o algún atacado del corazón, no se les ocurra pasar por las inmediaciones del Parque Viva, porque esa es tierra propiedad de La Nación. Así lo han determinado los magistrados cobardes de la Sala IV. Amén.


 Ciudadanos Venezolanos en Aceras de Grandes Ciudades Latinoamericanas en Imágenes que Laceran al Corazón.

El Gran Culpable es el Dictador

Nicolás Maduro

 

Un recorrido por una populosa ciudad de cualquier país latinoamericano, nos concede imágenes inhumanas que jamás pensamos que íbamos a observar. Ilógicas sí… si pensamos que transcurrimos por el Siglo XXI, donde, se supone, la humanidad debió haber acabado con la injusticia social, en aras de la civilización avanzada y la modernidad. Pero “lógicas” y esperables cuando recordamos que vivimos las épocas de la inmigración desde todos los continentes, en especial desde aquellos donde las dictaduras de izquierdas se han apoderado de los gobiernos y los déspotas causan pobreza, persecución y dolor en la sociedad, específicamente en las capas sociales más bajas.

            Esas imágenes son las de los inmigrantes venezolanos que han salido de su patria, porque no se puede vivir en ella, porque la dictadura comunista de Nicolás Maduro y su grupo de esbirros (“gorilas” militares), solo existe para beneficio propio y en detrimento del pueblo que carece de lo básico para subsistir. Es por ello que miles de venezolanos deciden hacerse a la extensa carretera Interamericana que atraviesa a todo el continente, para llegar hasta la frontera con los Estados Unidos y esperar “un pestañeo” de los guardias fronterizos para entrar a la gran potencia del norte y hacer realidad “el sueño americano”, en esa especie de “tierra prometida” que los latinoamericanos creen a pies juntillas que existe al otro lado del Río Bravo.

            Es una de las peores “quijotadas” que seres humanos pueden aventurarse a realizar. ¡Y no atraviesan América solos! Porque con esos jóvenes de piel cobriza, caminan sus esposas o compañeras de vida, igualmente jóvenes, con niños muy pequeños, algunos de ellos recién nacidos y tienen que pasar las frías noches en las aceras, sin mantas, cobijas ni abrigo de ninguna especie, hasta que amanece para pedir limosna y tratar de tomar algo que se asemeje a un desayuno. Las imágenes son demoledoras, parten el alma, mientras las autoridades de la ciudad (alcaldes y jefes policiales, lo mismo que los jerarcas de las iglesias), prefieren volver sus rostros al lado contrario, para no mirar la ignominia causada por el comunismo que Hugo Chávez sembró en Venezuela y que ha continuado Nicolás Maduro con la misma satrapía que caracteriza a los marxistas criollos.

            Decíamos que transitamos por épocas de inmigraciones, de seres humanos que toman decisiones que en otras épocas jamás hubiesen tomado: salir de África, cruzar de alguna manera el Atlántico para llegar a Colombia o Brasil y después continuar el viaje, siempre a pie  y sin dinero, por América Central y México, para “apilarse” ante la gran muralla fronteriza con los Estados Unidos y observar la oportunidad para “colarse” en ese país, como si aquello fuera la panacea a todos los problemas existenciales. Y con los africanos viajan venezolanos, cubanos, haitianos, hondureños, salvadoreños y guatemaltecos. Personas sin tierra, sin patria, cuyo capital más preciado es el gran sueño de entrar en la Unión Americana, establecerse allí y recobrar la dignidad de seres humanos, que las dictaduras, la miseria y el hambre les arrebataron en sus países de origen.

            Nosotros seguimos nuestro camino en la gran ciudad y las manos de los venezolanos se nos extienden, pidiéndonos un mendrugo de pan o unas cuantas monedas que les servirán para comprar algo para comer. Al lado del joven de tez oscura y de rasgos indígenas o habitante de la costa Caribe, yace una madre con una niña en su regazo y con una mirada entristecida, cansada y donde brilla apenas un tenue fulgor de esperanza. Están a mitad de camino y es mejor no mirar el mapa del continente. Todavía les falta pasar la Nicaragua de Daniel Ortega y su mujer hechicera, donde correrán el peligro de ser deportados, encarcelados y asaltados, cuando la policía corrupta del régimen proceda a quitarles sus escasas pertenencias, solamente para hacerles sufrir un daño inesperado. Lo cierto es que en tierras del comunismo, cualquier mal se puede esperar…

            Cada mes que pasa los inmigrantes aumentan en su número y la verdad dice que la mayoría de los venezolanos quieren abandonar al que fuera uno de los países más ricos del continente y que ahora está atrapado por un narco-ejército que se entiende de maravillas con los narcotraficantes colombianos y por un dictador que fue conductor de autobús antes de que Hugo Chávez lo eligiera para adiestrar y hacerlo sucesor suyo en la dictadura.

            Cuando pensamos y nos imaginamos el recorrido, a pie, por más de media América, solo podemos afirmar que hay que estar muy desesperado y sin ilusión alguna, para enfrascarse en una aventura de tal calado: sin dinero, sin automóvil, sin medicinas, sin ropa para el invierno, sin mayor posibilidad más allá de alcanzar un sueño, una ilusión que se sostiene en sus espíritus con alfileres invisibles apenas y que luchan porque no caiga y se precipite al vacío, sin fe. Esta es una tragedia de nuestro tiempo, una situación reiterativa que nos muestra uno de los tantos semblantes que tiene la inhumanidad. Sórdido de verdad.


 La OTAN tiene la Oportunidad Única para Acabar con Putin, su Ejército de Vándalos y Establecer la Verdadera

Democracia en Rusia 

 

Que el ejército ruso es una perfecta porquería… lo es. De eso ya no tenemos la menor duda. Sus pseudo-soldados huyen de los ucranianos, dejan los pertrechos de guerra abandonados sin usarlos, asesinan a personas civiles indefensas, las entierran en sitios fácilmente encontrables para las autoridades encargadas de velar por los derechos humanos; abandonan tanques, blindados varios y sus pilotos no quieren salir a volar con sus “flamantes” cazas, porque tienen miedo de ser derribados con esa facilidad pasmosa con la cual lo hacen los ucranianos, con sus misiles transportados en sus hombros.

            Por todo eso y más, es la oportunidad de oro de la OTAN, los ejércitos de la Europa Occidental y los Estados Unidos, para atacar a Rusia (o intervenir directamente en Ucrania), y terminar de una vez por todas con el reinado de opresión, corrupción y terror de Vladímir Putin y sus compañeros de la KGB, que tienen secuestrada a Rusia desde que asaltaron al poder. ¿Esta es una tesis precipitada y alarmante de nuestra parte? Por supuesto que sí, porque ello implicaría posiblemente el uso de las armas atómicas que poseen los rusos –si es que todavía sirven-, según han “cacarareado” insistentemente desde que tenemos noción de los discursos de Putin, en los que un día amenaza con las ojivas nucleares y otro día también. Pero la verdad irrefutable y tranquilizadora, nos dice que el ejército ruso es una cantidad enorme de chatarra, de jóvenes y viejos mal entrenados, desmotivados hasta el tuétano, que no sienten afecto alguno por la camarilla que des-gobierna en el Kremlin y que prefieren huir en desbandada, sin importarles la opinión internacional acerca de su cobardía tan evidente y convincente.

            Desde el punto de vista tecnológico, la OTAN también supera en muchísimo al armamento ruso, cuyas lanzaderas de misiles se atascan y cada proyectil le cuesta al Ministerio de Defensa de Putin, miles de dólares que no pueden pagar por más pertrechos, en parte debido a las sanciones económicas impuestas a esa tiranía que está montada en el poder, en Moscú. Incluso, la comida enlatada que les dan a los soldados rusos es despreciable, ya sea por su pésimo sabor o porque está en mal estado desde el momento preciso cuando le es entregada a cada combatiente. Esa panorámica técnica, humana y táctica de los rusos, ya se había observado en las guerras del Golfo Pérsico, cuando los tanques de Saddam Hussein, de manufactura rusa, explotaban ante el menor ataque que se les hiciera en el desierto de Kuwait, de parte de la coalición occidental que sacó a aquel tirano del emirato árabe que invadió; lo mismo sucedió en las escapadas cordilleras de Afganistán con el ejército soviético, vencido incuestionablemente por los guerrilleros bajo el mando de Osama bin-Laden y armados con los misiles tierra-aire Stinger, estadounidenses. “¡No hay tal culebra de pelo!” Cita el refrán popular que se puede aplicar en este caso y de manera precisa a las fuerzas armadas de Rusia, pues no es “ni culebra y tampoco tiene pelo,” sino que es lo más vulnerable, bélicamente hablando, que podemos ver en esta segunda década del nuevo milenio por el que estamos transitando. Simplemente, el ejército ruso es un fraude, una burla y solo apto para ser destruido fácilmente, tal y como lo hacen los ucranianos fecha tras fecha.

            No obstante, una posible intervención directa de la OTAN podría darse en el caso de que Putin y sus comandantes “de papel,” abusen de los derechos humanos –más de lo que lo han hecho hasta el momento en Ucrania-, o utilicen armas atómicas en esta guerra que están perdiendo inevitablemente. Entonces, y solo entonces, podremos ver el final de la farsa militar de dicho ejército venido y formado en las estepas, de la tiranía de Putin y se produciría, consecuentemente, la liberación de países y pueblos como Chechenia, Bielorrusia, Ucrania y otras naciones que han sido sojuzgadas por la fuerza por este dictador y sus pseudo-soldados.

            Desgraciadamente, más allá de Pedro El Grande, y desde entonces, los rusos nunca han experimentado la democracia. Si recordamos bien, la dilatada dinastía de los Zares Romanov, el comunismo de Lenin y Marx, la sangrienta dictadura de Stalin, la prolongación del sistema soviético con sus distintos líderes, desde Nikita Krushev hasta Mijaíl Gorvachev y las neo-dictaduras de Yeltsin y Putin, todo ese devenir en la historia, la triste historia de los rusos, nunca han tenido libertad política, social ni económica y han estado supeditados siempre a los caprichos y actitudes demenciales de sus dictadores, por conquistar más territorios por medio de guerras que, en la mayoría de las intervenciones, han perdido de manera inobjetable y vergonzante. Por todo ello, ya es hora de que este pueblo experimente y viva la democracia, el sistema de mercado y la verdadera libertad, sin el temor de ser enrolado en un ejército cuyos soldados caen abatidos igual a figuritas de cera, en campos de batalla ajenos, distantes y proclives a la derrota total en esas incursiones o aventuras internacionales.

            Empero, la OTAN no lo hará, porque no está en la naturaleza de los comandantes occidentales atacar a nadie, así sean autócratas asesinos, según hemos observado en Putin y sus secuaces. Pero que la oportunidad es “de diamantes”… lo es… Es el momento propicio para arrinconar al dictador Vladímir Putin, para que se dé un tiro en su demencial cabeza o lo atrapen para llevarlo a la Corte Internacional de Justicia, para procesarlo. Lo es. Desde luego que es una oportunidad “de oro.


 El Ego y el Super-ego de Laura Chinchilla, Ex Presidenta de Costa Rica

 

A lo largo de nuestra existencia, en nuestra condición de personas comunes y corrientes y de profesionales del periodismo, hemos tenido que experimentar algunos instantes con ex presidentes de la República, ya fuese a manera de entrevistas o saludos ocasionales y lo primero que hemos podido percibir en esas gentes son sus egos que se les salen de sus cuerpos, porque no encuentran suficiente espacio para vivir en esos “espacios físicos reducidos”, matizados con un orgullo de dimensiones colosales. Precisamente por esa razón, entre otras que no vale la pena mencionar en detalle aquí, es por la que han alcanzado la presidencia de su país de origen.

            Hemos estado al frente de Mario Echandi Jiménez, José Figueres Ferrer, Luis Alberto Monge Álvarez, Rafael Ángel Calderón Fournier, Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, José María Figueres Olsen, Oscar Arias Sánchez y Laura Chinchilla. Todos ellos han gobernado (o des-gobernado) a Costa Rica, la pequeña nación centroamericana y la democracia más vieja de América Latina. Y frente a ellos hemos notado ese donaire, esa fuerte personalidad que los hace diferentes al resto de la ciudadanía que una vez votó por ellos o los adversó desde las urnas. Las tres únicas excepciones, donde percibimos humildad y simpatía genuinas, fueron en José Figueres Ferrer, don Luis Alberto Monge y José María Figueres Olsen. Los demás eran algo así como “astros rutilantes de un Universo perdido, que solo ellos mismos saben dónde está y a cuántos años luz se encuentran de nuestro pequeño y simple planeta.”

            Esta breve introducción retrospectiva la hacemos para ilustrar un poco el caso particular de Laura Chinchilla, la única mujer que ha sido presidenta de la República en Costa Rica. Partamos del fundamento de que esta señora hizo un gobierno opaco, no cumplió con las expectativas que los costarricenses se habían imaginado y fijado con ella, cuando la apoyaron con sus votos y la llevaron a la Casa de Gobierno. No marcó ninguna diferencia con respecto a sus anteriores colegas en ese mismo cargo y tampoco con los siguientes… La mandataria decepcionó más de lo que gustó al gran electorado, que tuvo que soportar con “paciencia franciscana” para que transcurrieran los cuatro años de rigor de su período gubernamental. Una vez que se marchó, las críticas y análisis certeros y descarnados a su gestión, se hicieron escuchar en toda la realidad del país: “la señora Chinchilla pasó con más pena que gloria y no cumplió con las altas expectativas que las mismas mujeres albergaron de manera esperanzadora, al ser la primera fémina en ese alto cargo.”

           Pero Laura Chinchilla aplicó otro mecanismo muy propio de estas personas, de los políticos que alcanzan la presidencia de un país: los oídos sordos y la indiferencia a las voces que la criticaron. Y, ante su propia mirada, su propio análisis introspectivo, se dijo que hizo “un maravilloso gobierno,” mejor que cualquier otro en el devenir histórico de esta pequeña República. Y es precisamente por ese auto-engaño, por ese creerse una persona de extraordinarias capacidades, que, a muchos años de haber abandonado el poder, esta señora anda desaforada, pidiéndoles a los distintos gobiernos de Costa Rica que la apoyen para alcanzar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Anteriormente ya había sido derrotada por el candidato de los Estados Unidos; pero ahora ha regresado con su vieja y persistente ambición. Porque eso es lo que tiene Laura Chinchilla, además de su ego hiper-inflado: una gigantesca ambición que también se le escapa por los poros de su cuerpo. Aunque la pregunta de fondo es, ¿Tiene, realísticamente, la capacidad para dirigir al BID o solo se trata de un asunto del super-ego característico de los exmandatarios?

            Porque una cosa muy distinta es el ego con el cual todos nacemos y es la esencia de la personalidad humana; y otra muy distinta es el super-ego, que, según el psicoanalista Carl Gustav Jung, es lo que todo individuo quisiera ser, algo así como el sitio de la mente desde donde parten y se forjan los sueños, los ideales y las actitudes “de conquista mundial,” que, en la mayoría de los seres humanos, no pasan de ser únicamente quimeras, utopías o situaciones oníricas irrealizables que se van diluyendo hacia el encuentro con el fin de sus días. En el ejemplo de la señora Chinchilla, su sueño es el de presidir a un organismo de carácter hemisférico, aunque su capacidad esté en entredicho. Es decir… si no pudo gobernar apropiadamente a un minúsculo país, en el caso de Costa Rica (porque esa es su verdadera dimensión y tamaño en todo sentido), mucho menos lo podrá hacer mejor con un ente de la dimensión del BID y que es vital en la economía del continente entero.

            Dichosamente, el actual presidente costarricense, Rodrigo Chaves, no le prometió ni le aseguró nada a la ambiciosa visitante que se reunió con él en su Despacho de Gobierno. Posiblemente porque él pudo ver más allá de la piel de esta mujer, quien quiere cerrar su ciclo político con un puesto de gran importancia internacional y para ello, Costa Rica tendría que hacer propaganda –con el coste económico que ello implicaría-, en cada embajada y en cada foro donde sea preciso. De hecho, Chaves supeditó un eventual espaldarazo a las posibilidades reales que tiene Chinchilla para ser elegida. Es decir, si tiene la verdadera fuerza y carisma para resultar victoriosa en el seno del BID. Y ya conocemos cuál es la respuesta en este aspecto. Es posible que Laura Chinchilla no regrese de visita donde Rodrigo Chaves, si es sincera con ella misma y con “los pies en la tierra” se dé cuenta de que solo ha sido la presidenta gris de una República pequeña.


 ¿Si Yo fuera Dictador, qué haría con los “Pensionados de Lujo” de

Costa Rica?

 

Decimos “dictador” porque es una condición, una figura política, gubernamental, que lo permite todo, absolutamente todo… lo bueno y lo malo en un país. Pero en este caso en particular, nos referimos a un dictador bueno –si lo hubiera, si se diera “el milagro”-, que fuera patriótico, amante de su país de origen, y tuviera la voluntad de poner las cosas en orden y en su verdadera dimensión. Porque un presidente de la República, al margen de su falta de testículos (hombría de bien), no tendría nunca esa férrea voluntad para acabar con lo que anda mal en la vida nacional y tampoco la maraña de leyes y reglamentos existentes en el gobierno, le permitiría actuar a sus anchas y en favor del pueblo.

            Decíamos entonces, “si yo fuera dictador” qué haría con los “pensionados de lujo.” Primero, les quitará esa “etiqueta”, ese nombre de “pensionados de lujo”, porque el lujo evoca calidad, brillo, destello de belleza, elegancia, distinción y alcurnia y estos pésimos costarricenses que viven sangrando al fisco del país, son simplemente una gavilla de sinvergüenzas, “vive-bien” a costillas de los más pobres, quienes tienen que pagar esas pensiones estrafalarias en una nación quebrada, que vive de prestado de los organismos monetarios internacionales y que se debate entre mantenerse en el tercer mundo o bajar hasta el cuarto mundo, al lado de Haití, Nicaragua, Bolivia o Cuba, donde la miseria campea de frontera a frontera.

            En segunda instancia, les quitaría “de un tajo”, como si usara una espada samurái, la pensión entera, desde el más insignificante céntimo que perciben mes a mes; y en tercera instancia, los metería a prisión a cadena perpetua, con trabajos forzados diarios, sin importar si son ancianos o nó. La mayoría de esos sátrapas pasan de los 65 años de edad y pueden trabajar a favor del Estado, en esas profesiones que tuvieron y que les ayudaron a encontrar los portillos abiertos para alcanzar las pensiones escandalosas. No tendríamos piedad con ellos y mucho menos con aquellos que toda la vida dijeron ser comunistas y desde hace años gozan de una pensión millonaria, que ni el mismo Karl Marx tuvo para sí.

            Todos, absolutamente todos, bajo una dictadura nuestra, quedarían sin dinero alguno por mes y no habría ninguna ley farsante, de esas que hoy los protegen con el estribillo de que “la ley no es retroactiva” y que de ello se  agarran, igual a simios en sus árboles, para no dejar de usurpar al fisco Estatal, percibiendo esas malditas cantidades exageradas de dinero, que sobrepasan hasta los 8 millones de colones (moneda de Costa Rica).

            ¿Pero por qué la cárcel? Simple: porque son estafadores, ladrones a plena luz del día, quienes planearon pensionarse de esa manera, con esos montos millonarios, y lo hicieron fríamente, analizando los posibles mecanismos que les ofrecían los distintos regímenes de pensiones, para obtener el tesoro que finalmente el Estado les ha dispensado. Lo hicieron fríamente, calculadamente, deshonestamente y apuñalando a la patria que se dicen amar, defender, admirar y por la que pelearían en caso de ser necesario; pero la verdad es que son antipatriotas, anti-costarricenses y en caso de defender a la patria, serían los primeros en abandonar al país y largarse al extranjero ¡Y cobrando de igual manera las millonarias pensiones!

            Todos ellos son ladrones “legalizados” por leyes espurias, nauseabundas e inhumanas, defendidos por abogadillos tan corruptos como ellos mismos y deseosos de obtener jugosos honorarios al defender sus posiciones ilógicas e inmorales. Y al ser ladrones que asaltan, que atracan día a día al país, son traidores a la patria, que es el concepto adecuado para esta gavilla de sinvergüenzas. Y los traidores a la patria solo merecen dos cosas: o la muerte segura en un paredón de fusilamiento o la cárcel a cadena perpetua, según ocurre en las naciones donde ambos castigos existen. Esos no son costarricenses. Son descarados delincuentes presumidos. Y como tales merecen la muerte, prisión o ser expulsados del país, previa erradicación de su nacionalidad. ¡Un traidor no merece nada! Y esos “pensionados de lujo” son tan traidores como aquel que le hace el peor daño al país donde nació.

            Este tema es tan delicado, tan intratable, por el desaliento y la cólera que propicia, que es mejor no tocarlo y menos cuando los gobernantes de turno no están interesados en eliminar esos privilegios. Quizás porque ellos, al retirarse de la presidencia de la República, también pasarán a ser iguales a aquellos que sangran al fisco. Es preferible no referirse mucho a este asunto, porque causa, además de una profunda y enfermiza frustración, un sentimiento de impotencia, porque el sistema de leyes de Costa Rica no permite atacar siquiera a este problema, ni en un primer término. No permite ni el más leve movimiento contra esta desvergüenza nacional. Ojalá, algún día, alguien los extermine, acabe con ese grupúsculo de estafadores, de farsantes y ponga las finanzas del país en claro, con dignidad y honor.


 Dos Temas sobre la Iglesia Católica

 

Uno de los dos temas es, si se quiere… “doméstico,” pues solo atañe a Costa Rica, donde parece haber concluido un sórdido y penoso asunto de un sacerdote pederasta, que abusó de varios niños (hoy hombres adultos), que le han denunciado; y el otro tema se refiere al polémico y siempre obtuso Papa Francisco, quien ha entrado en una polémica fortísima con el gobierno de Ucrania, por causa de unas palabras que el Pontífice argentino dijo en relación con el caso del asesinato de la rusa Daria Duguina y que ha enojado profundamente a Kiev.

            Empecemos… los tribunales de justicia de Costa Rica han sentado un valioso precedente –para que los sacerdotes y demás religiosos de cualquier denominación y no solo de la Iglesia Católica-, “pongan las barbas en remojo”, “se anden con pies de plomo” y se lo piensen dos veces antes de atentar contra la dignidad de los niños monaguillos u otros menores, cuando están de servicio en los oficios religiosos. Lo anterior quiere decir que el Tribunal Segundo Colegiado de Primera Instancia Civil del Primer Circuito Judicial de San José, acaba de condenar a la Conferencia Episcopal de esta misma ciudad, San José, y al arzobispo capitalino, José Rafael Quirós, por encubrir en su momento al exsacerdote Mauricio Víquez Lizano, cuando se enteraron ciertamente de que estaba ultrajando a jovencitos, desde el punto de vista sexual y no lo denunciaron tal y como ordenaba el procedimiento legal, espiritual y moral de la Iglesia.

            Los delitos sucedieron entre los años 1996 y 2003, específicamente contra un hombre (quien entonces era apenas un niño, reiteramos), y por esa actitud vergonzante del clero católico costarricense, deberá pagar ahora 65 millones de colones (moneda nacional), más los intereses y las costas del juicio, lo cual significa un aumento de 11 millones de colones más, que deberán cancelar los jerarcas católicos, tanto al ofendido, quien fue ultrajado repetidas veces por el ex sacerdote Víquez, sin ningún temor a Dios, ni pudor personal, ni moral alguna, evidentemente. Por esas violaciones repetidas, el ex cura se halla en prisión en estos instantes, descontando una pena de 20 años.

            Cuando se estaban dando los nefastos acontecimientos, los niños denunciaron al sacerdote, pero los jefes de éste lo único que hicieron fue trasladarlo de Parroquia, lugar donde también siguió perpetrando sus porquerías sexuales contra más pequeños, quienes, ingenuamente, se enrolaban en las filas de la Iglesia Católica para servir al “Dios vivo,” sin prever que iban a ser víctimas de un sacerdote degenerado, enfermo sexual y poseído del pecado de la lujuria, en grado superlativo. Las otras dos víctimas que denunciaron al violador, son de apellidos Venegas y Rodríguez, hoy con severas secuelas provenidas de los actos de violación a los que fueron sometidos una y otra vez, de parte del ex presbítero prisionero.

         A pesar de la claridad de los hechos, la Arquidiócesis de San José apelará la sentencia, porque considera que el caso prescribió hace tiempo; pero el Tribunal, al dictar el fallo, interpretó previamente que no existía dicha prescripción del caso. Tan engorroso ha sido este asunto, que al violador hubo que traerlo desde México, donde estaba escondido en una congregación religiosa (también alcahueta con esta clase de degenerados sexuales), y antes de que se conociera su perversa actividad, el Padre Mauricio Víquez aparecía ante los medios de comunicación costarricenses, especialmente en televisión, para referirse a temas de familia y mostrar su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo. Su descaro e hipocresía no conocían límites por lo visto. Pero ya está en prisión, que es lo que procedía.

            El segundo tema se refiere al Papa argentino, Francisco I, quien sigue mostrando su amistad con el genocida ruso, Vladímir Putin, y ha dejado escuchar unas declaraciones que ha enfadado al gobierno de Ucrania, en el sentido de que ha lamentado el asesinado de la joven rusa, Daria Duguina, de 29 años, e hija del ideólogo guerrerista Alexandr Duguin, quien convenció a su jefe Putin de masacrar al pueblo de Ucrania en esta guerra fratricida que estamos presenciando actualmente. Francisco I dijo que pensaba en la joven que saltó por los aires cuando detonó la bomba que la mató y que “los inocentes están pagando la guerra. ¡Los inocentes!” Exclamó un compungido argentino, quien desatina cada vez que habla y su desatino adquiere dimensiones colosales cuando defiende o se calla ante los asesinatos cometidos por su amigo Putin.

            El gobierno ucraniano protestó porque el Papa puso en el mismo nivel trágico, lo sucedido con la mujer rusa y las víctimas ucranianas de la guerra, que el padre de esa misma chica aconsejó al oído de Vladímir Putin, y donde han sido masacrados 376 niños ucranianos, que, en verdad, eran inocentes. Por ese desatino Papal, fue llamado al Palacio de Gobierno de Kiev, el Nuncio Apostólico en esta Capital, Monseñor Visvaldas Kulbokas, para hacerle notar el enfado por la argumentación del Sumo Pontífice, quien, además, “(…) desde el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania, por parte de la Federación Rusa, el Pontífice nunca ha prestado especial atención a las víctimas concretas de la guerra (…).” Reza parte de la nota de protesta dada a conocer por Kiev. En todo caso, ya casi nos hemos acostumbrado a los yerros verbales y no verbales del actual Papa, quien, de manera consciente o por ser un ignorante congénito, siempre se equivoca grotescamente y en desfavor de la justicia. Dios quiera y renuncie a su pontificado lo más pronto posible.


 Ante los Desplantes de los Dictadorzuelos de Nicaragua, ningún Líder Internacional dice, ni hace

tampoco Nada

 

Si un pueblo tiene que sentirse abandonado a su suerte, ese tiene que ser el de Nicaragua, nación centroamericana donde su pareja de dictadores, el analfabeto Daniel Ortega y su horrenda (física y psíquicamente) esposa, Rosario Murillo, “una bruja en toda la regla” -según la definición que un Obispo católico le dio hace poco tiempo-, hacen y deshacen en contra de la fe cristiana y de los más profundos valores que siempre han llevado estos ciudadanos en sus corazones y espíritus.

            Y no solo han atacado a los ministros de la Iglesia, sino también a los opositores y periodistas, quienes están sufriendo cárcel desde el remedo de elecciones nacionales que dieron por ganador al mismo Ortega, en uno de los fraudes más descarados que se hayan dado en el devenir del nuevo milenio. Es decir, la pareja dictatorial está actuando a sus anchas e impunemente, porque no ha habido, hasta el momento, ningún líder democrático que haya dicho absolutamente nada sobre los atropellos que cometen a diario en Nicaragua y contra los nicaragüenses.

            Llama profundamente la atención lo anterior, porque ni en los Estados Unidos, ni en Suramérica, ni en Europa, han levantado sus voces quienes dicen ser garantes de las democracias alrededor del mundo, para denunciar abiertamente los desmanes y excesos de los dos dictadorzuelos, que, además, tienen a Nicaragua sumida en la miseria material, económica y ayuna de centros de trabajo para que sus pobladores puedan ganarse el sustento dignamente y progresar, en resultado. La dictadura, evidentemente, es un desacierto desde todo ángulo donde se le mire.

            Pero una de las más sorpresivas actitudes ha sido la del Papa Francisco, en El Vaticano, quien, prácticamente, no ha dicho nada acerca de la persecución y detención de clérigos, llevada a efecto por los esbirros y secuaces de Daniel Ortega y su mujer. Y si el Pontífice ha dicho algo, su voz ha sonado tímida, casi inaudible y sin eco en la prensa mundial, porque su defensa a los sacerdotes exiliados y encarcelados por el régimen, ha sido nula. ¡Nunca antes habíamos visto a un líder de la Iglesia Católica tan indiferente e inactivo, como está sucediendo esta vez con el argentino Bergoglio!

            La realidad es que hemos perdido la cuenta del número de opositores y periodistas que Ortega y su desastrosa mujer, han metido tras los barrotes, en sus celdas inhumanas y donde, incluso, han muerto algunas de esas personas, sin saber cuáles fueron sus delitos y mucho

menos, sin tener un juicio más o menos legal. Nada. Han fallecido peor que los perros callejeros: abandonados y sin posibilidad alguna de recobrar la libertad.

            Pero el fenómeno que se está dando en Nicaragua y en la psiquis de sus dos dictadores, tiene que ver directamente con la inacción e indiferencia de los líderes mundiales. Esto significa que, al tener de su lado la impunidad total, podrán continuar con sus arbitrariedades, con sus actos criminales y con la mayor represión que nunca antes Nicaragua había sufrido. Al saberse impunes, libres de cometer cualquier ultraje y de cualquier magnitud, los abusos de parte de los Ortega seguirán produciéndose indefinidamente en el tiempo.

          Parece que la experiencia que vivió Panamá, cuando los marines derrocaron a Manuel Antonio Noriega (un “corderito” comparativamente con los tiranos de Nicaragua), nunca más se volverá a repetir en ningún otro país donde la democracia esté siendo pisoteada a placer por los sátrapas que ostentan el poder. Simplemente a aquellos que se auto-definen “defensores hartamente comprometidos con las democracias,” la caótica realidad que sufren muchos pueblos bajo la bota del comunismo, ya no les interesa tanto o nada, según sucedía en otras épocas trasanteriores.

         En menos de 6 meses, Daniel Ortega y su monstruosa mujer, han encarcelado a sacerdotes y Obispos; han cerrado el Diario La Prensa, un icono de la libertad en Nicaragua desde siempre; han asesinado a periodistas y metido tras los barrotes a varios políticos, además de aquellos a quienes encarcelaron antes de las falsas elecciones presidenciales aquí acaecidas.

        Pero nadie dice nada. La ONU y la OEA guardan un impresionante y extraño silencio; y en el caso del Papa Francisco, ya sabemos de parte de quién está (de Putin y sus secuaces), y conocemos su carácter débil, su escasa inteligencia y su indolencia que roza la irresponsabilidad criminal.

       Talvez esa inacción de los líderes y organismos internacionales, se deba al hecho de que Nicaragua es un país pequeño, enclavado en el corazón del istmo centroamericano, que no representa ni reviste importancia alguna para ninguna potencia y sus gobernantes. Quizás si fuese una nación influyente en el aspecto comercial, del mismo talante de Taiwán o Corea del Sur, para citar solo dos ejemplos, es posible que los ejércitos defensores se muevan para sacar del poder a sus tiranos; pero Nicaragua no tiene petróleo, no produce absolutamente nada y su pueblo es mayoritariamente indígena. ¿Serán esas las causas de tanta indiferencia? Que cada quien revise su consciencia, si lo quiere.


El “Frankenstein” del Presidente de

Costa Rica, Rodrigo Chaves

 

Es posible que la escritora británica Mary Shelley, autora de su célebre y famosísima novela “El Monstruo de Frankenstein,” haya escrito otras obras literarias, pero la que conocemos hasta la saciedad, por la gran fama  que adquirió a través del paso de los siglos, ha sido la arriba mencionada. ¡Quién no ha observado alguna vez, con una mezcla de terror, algo de afecto y admiración a la horrenda criatura construida en un laboratorio de Alemania! Ahí radica precisamente el éxito de Mrs. Shelley al publicar su libro.

            ¡Pues bien! Debemos recordar que el doctor (genetista), Viktor Frankenstein, fue al cementerio de su ciudad a profanar sepulturas, partes de cuerpos humanos para construir al ser que él deseaba dar vida, compitiendo con la Creación Divina, única capaz de dar forma y existencia a los seres. Desgraciadamente, tomó de una tumba el corazón de un cadáver que perteneció a una persona bondadosa y el cerebro de un asesino de otro féretro, y con esos dos órganos se prestó al trabajo en la creación de su monstruo. Es por esa razón que la criatura asesinaba sin compasión, sin saber el motivo; pero, a la vez, daba muestras de una gran caridad y un elevado grado de justicia. Una paradoja que hace grande a la obra de Shelley, entre otras cosas.

            Pero quedémonos con dos aspectos nada más de este personaje: su estructura física hecha de partes de varios cadáveres y su errática y peligrosa manera de actuar.

            El tema que nos ocupa en esta edición, es la conformación del Gabinete del presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, quien, contra todos los pronósticos, ganó las elecciones a quien lucía favorito, su contendor, el ex mandatario José María Figueres Olsen. En segunda ronda, los votantes de otros partidos, enfadados con Figueres, le dieron sus votos a Chaves, un desconocido, pues se ha pasado largo trecho de su vida laborando en el extranjero, sin bagaje político (esto es: sin experiencia alguna en el quehacer político), y SIN PARTIDO QUE LO SUSTENTARA. En este último aspecto radica su “quijotada”; es decir, supone algo así como lanzarse al vacío sin paracaídas. Una aventura de inconmensurable tamaño, solo propia de los aventureros, quienes apuestan hasta lo que no poseen, con tal de vivir el pasaje que quieren vivir.

          Es muy posible que el programa de gobierno que todo movimiento debe presentar anticipadamente al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), se lo hayan redactado en unas dos noches de insomnio y con ese documento se hizo “a la guerra.” Nótese que no había una estructura organizada, “afinada o aceitada”, detrás de él; mucho menos una filosofía política, una doctrina o ideología; porque, incluso los dictadores, todos ellos, han tenido un pensamiento más o menos profundo del que han hecho gala una vez en la cúspide de las dictaduras. Pero Rodrigo Chaves nada, absolutamente nada.

            ¡Y ganó las elecciones en el balotaje! Su triunfo se debe a dos razones principalmente: la supuesta corrupción del candidato opositor, Figueres Olsen, junto a su desgastada camarilla de compañeros que pretendía llevar al poder si resultaba victorioso; y el apoyo que le dieron los otros votantes, cuyos candidatos habían quedado fuera de la segunda ronda electoral y que no querían a Figueres nuevamente en la presidencia de la República.

            Ahora, con poco más de 100 días en el ejercicio de la administración del país, Rodrigo Chaves ha mostrado que su Gabinete es nada menos que una copia fiel del monstruo de Frankenstein, porque, al no tener partido político (sino solo votantes circunstanciales a su favor), tuvo que llamar a personas desconocidas con curriculum vitae en mano, para ocupar las distintas carteras ministeriales. Y en ese grupo que acudió, hay buenas y malas personas, atinados y desatinados, bien intencionados y mal intencionados también. Un ejemplo de lo anterior ha sido la ministra de Salud, una mujer prepotente, nada sapiente, arrogante y aliada, presuntamente, con los grupúsculos anti-vacunas, quienes siempre han querido que el Covid chino destruya a la humanidad, obstruyendo la vacunación. En su comparecencia ante los diputados, la titular mostró una impericia, una inexperiencia y un orgullo sin parangón, característico de los estúpidos, quienes actúan creyendo que lo pueden todo, lo saben todo y lo solucionan todo, aunque no tengan las facultades.

            Aparte de esto, el mismo Rodrigo Chaves acusa rasgos de dictador, puesto que es prepotente, confrontativo, insultante (ha llamado a los periodistas costarricenses “fauna” o animales) y omnipotente; pero lo que ha ido improvisando (al carecer de planificación, improvisa a diario), simplemente no es trascendental, no tiene gran importancia y así se le van las fechas: en una simple pose presidencial que carece de sustento introspectivo o esencia vital. Ese es el precio por pagar, por armar un ser con restos diferentes y lo peor radica en que apenas está comenzando su gestión administrativa. Es por eso que todavía nos queda mucho por ver… sufrir y soportar… 


 Países con Extensión Territorial Descomunal… ¿Para qué?

 

Veamos el despropósito, la irracionalidad, por no decir “la demencia” de Vladímir Putin en este caso que nos sirve para ejemplificar: es dueño (así como se lee, “dueño”, por la cobardía de los rusos que no se lo quitan de encima a él y a su criminal dictadura), del país más extenso sobre la faz de la Tierra. Prácticamente le da la vuelta a la mitad del planeta y aun así, no está satisfecho. Esa fue la razón principal de sus dos invasiones a Ucrania. En la primera de ellas, le arrebató la península de Crimea; y en la segunda, quiere quitarle el Donbás, alegando que la población que ahí vive, es rusa o pro-rusa y está sufriendo abusos de parte de los ucranianos. Nos recuerda aquí aquel proverbio tan usado que dice que “lo primero que muere en una guerra, es la verdad.” Y Putin está utilizando la mentira para justificar su ataque a Ucrania.

            Rusia es un país enorme en cantidad de kilómetros (no así política ni tecnológicamente), y la mayoría de ese territorio está ocioso, abandonado en muchos trechos, inexplotado y viajar, por ejemplo, del sur hasta la ciudad de Arkangel, en el círculo polar Ártico, ni los mismos rusos sureños se lo plantean, por la enorme distancia que existe dentro de su propia patria. Pero Putin todavía quiere más territorios allende sus fronteras actuales. Otro dicho popular muy usado dice: “No puede con lo que tiene, pero quiere más…”

            Este fue, palabras más, palabras menos, el proyecto invasor de Hitler, quien quería heredarle a los alemanes del futuro, grandes territorios en el Este, porque el que iban a tener en Alemania no les iban a satisfacer sus necesidades vivenciales ni de producción tampoco. Fue por esa razón que llamó a su propósito invasivo, “Lebensraum” (Espacio Vital o espacio geográfico de vida). Es decir, atacar a la antigua Unión Soviética (hoy Rusia), masacrar a su pueblo de mayoría eslava y darles esas tierras gigantescas a colonos alemanes, quienes iban a llegar una vez se produjera la victoria militar sobre los comunistas. Pero el mismo atraso en el que vivían los soviéticos, bajo la bota asesina de Stalin, confabuló en contra de los planes expansionistas de Hitler y sus Generales, ya que se encontraron con caminos polvorientos y pedregosos en verano (en algunos sitios ni caminos había), barrizales durante la época lluviosa, falta de aeropuertos, aunque fueran rústicos, y un invierno de decenas de grados bajo cero, en medio de un paisaje más allá de lo inhóspito y casi siempre mortal para quienes invadieran a Rusia y hasta para los propios habitantes del país.

            Es por lo descrito arriba, que la derrota nazi se iba gestando día a día, cuando sus blindados se quedaban atorados en el barro o se descomponían en su mecanismo, a raíz del frío, la lluvia y demás agentes atmosféricos, que en Rusia van más allá de la inclemencia. Aparte de esto, los soviéticos quemaban sus cosechas y viviendas, para que los alemanes  

solo hallaran “tierra quemada” a su paso. El hambre no tardó en atacar a las tropas de Hitler, en tal caso.

            Este ejemplo de la historia militar moderna sirve para describir no solo lo agreste del paisaje ruso de siempre, sino también para afirmar que Rusia y su modernización, su adelanto infraestructural (carreteras, aeródromos, autopistas y demás), se ha quedado en la utopía, en principio porque esta es una nación gigantesca territorialmente hablando, que demanda un esfuerzo también gigantesco de parte de sus líderes en el poder, para hacerla progresar. Pero aun así, Putin quiere más tierras. Seguramente para mantenerlas tan ociosas, como las mantiene en la misma Rusia.

            Y pasarán miles de años para que la configuración de su territorio cambie, porque los rusos no tienen dinero para efectuar esos cambios y su pueblo tampoco tiene “el impulso” ni los afanes progresistas que sí tienen alemanes, japoneses, estadounidenses, canadienses y otros pueblos abrazados al progreso y a la idea progresista inspiradora e inicial. Pero Putin insiste en invadir a países vecinos para apropiarse de sus tierras. ¿Para qué?

            Alrededor del planeta son varias las naciones llamadas “continente” por su enorme extensión territorial. Recordemos algunas: la India, China, México, Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Arabia Saudita, Sudán, Chad, Suráfrica y otras más. Casi todas ellas con territorios vírgenes, inexplotados, mientras los millones de habitantes que allí viven, pasan vicisitudes, hambrunas, plagas, pandemias y una variedad impresionante de necesidades humanas elementales, que nos hacen meditar que “las tierras son para quienes la producen, las explotan y progresan, gracias al trabajo inteligente y diario en esas latitudes.” Es cuando pensamos que talvez a los trabajadores holandeses les vendría bien un pedazo significativo del territorio mexicano o argentino; lo mismo a un belga o luxemburgués, para que esos lugares cambien de la miseria a la riqueza individual y generalizada.

            Pero, mientras continúen en manos de corruptos, terratenientes con cerebros de excremento y chauvinistas más que baratos, el subdesarrollo, el hambre y la pobreza continuarán. Recordamos a aquel ex presidente mexicano reconocidamente corrupto, llamado Enrique Peña Nieto, quien le explicaba a una niñita muy pequeña: “Italia cabe en el territorio de México x cantidad de veces.” Nótese la estupidez de su argumento. Pero así son esos policastros, quienes, al final, huyen de las leyes, debido a su inacabable y voraz corrupción personal y gubernamental. Sí, Italia no es tan extensa, pero su grandeza en todos los órdenes no se puede comparar, ni refutar y mucho menos… desacreditar. Hay que repartir las tierras ociosas a gentes progresistas. Punto.


 La Reacción Sensata del Dictador Aleksandr Lukashenko

 

Hace pocos días, el dictador de Bielorrusia y aliado indefectible y absolutamente leal al también dictador de Rusia, Vladímir Putin, dio unas declaraciones que nos dejó “helados” a todos quienes las leímos en la prensa internacional.

            Sobradamente conocemos de quién se trata este político que gobierna a la ex república soviética de Bielorrusia, con mano y hierro y donde el simple acto de “respirar” se puede convertir en verdadero problema para el ciudadano en relación con la policía secreta del régimen y que protege a Lukashenko. Es decir, ni una sola sombra puede moverse en Bielorrusia si al tirano no se le ocurre dejarla moverse. Él es el poder, el dominio, la autoridad total y absoluta y es quien juega a ser dios y permitir tanto la vida de sus ciudadanos como la muerte. Así de peligroso y absolutista es su sistema, hecho al mejor estilo de la extinta Unión Soviética.

            Y para que no queden dudas de lo anterior, es un amigo leal, fiel y confiable de su colega dictador y tirano, Vladímir Putin, el individuo que está masacrando sin descanso ni desmayo a la población ucraniana en estas fechas. Y es tanta la amistad que Lukashenko le profesa a Putin, que no le importa si el ruso tiene la misma deferencia con él y siempre está presto a servir “de alfombra” al sampeterburgués que ostenta el poder en Rusia en estos instantes. Es así como permitió que las tropas rusas atravesaran el territorio bielorruso, en especial los blindados, y montaran las rampas para el lanzamiento de misiles desde la demarcación del territorio de Bielorrusia y se atacara impunemente a Ucrania. Su entreguismo es total, lleno de servilismo y enfocado en satisfacer las ansias de sangre y muerte que anidan en la mente y alma del asesino ruso Putin.

            Aleksandr Lukashenko, de 67 años de edad, es un hombre robusto, de buena estatura, muy eslavo físicamente, de un pésimo carácter que le hace explotar en cualquier momento y por la mínima situación inesperada. La prensa suiza le describe con estos adjetivos: brutal, imprevisible y excéntrico, entre otros rasgos de su personalidad que le hacen un individuo nada confiable ni digno de admiración, por mínima que esta fuera. El politólogo Alexéi Makarkine da otra pista sobre su manera de ser: “Pero es muy previsible en cuanto a estrategia: aferrarse al poder a cualquier precio.” Y así lo ha hecho a través de los años y por ello luce sólido, seguro e inamovible en su palacio en Minsk, Capital bielorrusa. Y muy posiblemente su amistad unidireccional con Putin, sea para que el ruso le cuide su estabilidad en el gobierno y esté presto a ayudarle en el caso de que quieran

sacarlo de su dictadura sangrienta.

            ¿Pero, concretamente qué fue lo que dijo Lukashenko a la prensa occidental que nos ha dejado sorprendidos? Palabras más, palabras menos, señaló que la guerra en Ucrania no puede ir más allá, debe detenerse la escalada para impedir que las armas nucleares sean usadas y se vaya a provocar una catástrofe de incalculables consecuencias. ¡Es increíble que un hombre de sus características haya dicho lo anterior, más todavía cuando su amiguete y socio Putin, le tiene prohibido hablar de paz, cuando ambos son asesinos y amantes de la liquidación del ser humano mediante la conflagración armada! Pero lo dijo y así ha quedado consignado en la mayoría de los periódicos europeos.

            Es posible que “un destello” de humanismo haya penetrado en su alma de criminal o haya visto algunas fotografías de padres y madres de familia ucranianas, abrazando a sus niños asesinados por el ejército de Putin y ello le haya conmovido un poco… o mucho. Lo cierto es que esas palabras del más puro humanismo, salieron de su boca que siempre ha estado acostumbrada a girar órdenes de matar, atrapar, encarcelar y desaparecer a sus miles de opositores.

            La pregunta que surge aquí es: ¿Dijo lo anterior con el beneplácito previo de Vladímir Putin o es el resultado de una reflexión propia, pensada en solitario y de la cual tendrá que excusarse ante su amo ruso, cuando éste reaccione contrariado? Porque la intención y el axioma de Putin es el de seguir con la masacre en Ucrania, hasta que no quede ningún ucraniano en pie o le reconozcan como amo absoluto de esa nación a orillas del Mar Negro. Y lo que ha parafraseado Lukashenko ha sido pacifismo puro, entendimiento entre las partes en conflicto y una invitación para que ambos líderes, el ruso y el ucraniano, se sienten a dialogar los asuntos de la paz, lo más pronto posible. O talvez… Vladímir Putin deje pasar ese argumento de su servil empleado Lukashenko y lo tome como un desvarío propio de quien consumió demasiado vodka en el momento de decirlo y soltarlo a la prensa.

            Concretamente, lo dicho por el bielorruso se ajusta al mayor racionalismo posible y a la realidad que podría darse, en el tanto la guerra continúe por el camino por el que transita en estos instantes. Es por eso que no ha dejado de asombrar a “griegos y troyanos”, más todavía… al tratarse de un tirano como lo es Lukashenko, en el amplio sentido de la palabra.


El Papa Francisco Insinúa su Posible Renuncia al Trono de El Vaticano

Desdichadamente para el actual y los siguientes Papas, la sombra que proyecta la vida y memoria del Pontífice Karol Wojtyla o Juan Pablo II, sigue siendo larga y permanente en todo el Estado del Vaticano. ¡Fue tanto lo que aquel hizo durante su pontificado, que los siguientes Papas no han podido superarlo ni en mínima instancia y tampoco lo han intentado!

 

            En un principio, con la supuesta humildad que trataba de imprimir a su mandato el argentino Mario Bergoglio o Francisco I y algunos viajes apostólicos que emprendió aquí y allá, daba a entender que éste quería parecerse al polaco Wojtyla en algo o en mucho; pero no ha sido así. El mensaje de Bergoglio apenas se escucha, a pesar de provenir de un país (Argentina), donde sus ciudadanos hablan “hasta por los codos” y tratan de ser filósofos (aunque sean solamente de pacotilla), el actual Pontífice no se ha dejado oír en el mundo con un mensaje profundo, humanista, cristiano y renovador. Parece que su mentalidad, su creatividad, es bastante limitada.

 

            Tampoco lo que prometió con respecto a la limpieza y aplicación de la justicia en los casos de pederastia, por culpa de sacerdotes y otros servidores de la Iglesia de mayor rango, lo llevó a cabo, tal y como llenó de esperanza a los fieles católicos que hemos estado esperando una reacción fuerte, contundente y radical en este tema de las violaciones homosexuales de los clérigos, a los niños que una vez se acercaron a ellos, creyendo en la supuesta bondad que había en los corazones de sus victimarios.

 

            Lo cierto es que, a lo largo de su pontificado, Mario Bergoglio ha quedado debiendo a los millones de católicos repartidos alrededor del globo terráqueo. Su voz ha sido débil, muy espaciada entre alocución y alocución, entre mensaje y mensaje; y ha carecido de intelectualidad, que solo una persona visceralmente preparada puede dar a conocer a quienes le escuchan.

 

            Recientemente, durante su viaje a Canadá, insinuó que podría renunciar a su Papado, algo que vendría a ser sustancialmente positivo para la comunidad católica mundial, porque ya hace falta que llegue un Pontífice de fuerte personalidad, que sepa dirigir con acierto su mensaje y la doctrina cristiana en esta época particularmente convulsa por la que estamos transitando, con guerra en Ucrania, con el salvajismo del dictador ruso, Vladímir Putin; con la amenaza de una invasión de la China comunista a la isla de Taiwán; con balaceras entre la población de los  Estados Unidos y con el auge del narcotráfico y la nueva izquierda en América del Sur. Aspectos ante los que Francisco I, el argentino, ha hecho mutis de manera inexplicable e irresponsable en un líder de su envergadura. Aunque su silencio ante lo que sucede en Ucrania lo entendemos, ya que es amigo férreo e intransigente del genocida ruso, Putin.

 

            Tiene 85 años, es un anciano, posee una edad en la que el hombre en particular, se siente débil y lo aquejan múltiples dolencias físicas y mentales, incluso. Se queja de una lesión en una de sus rodillas y durante su visita a Canadá, se trasladó siempre en silla de ruedas, un mal augurio sin duda alguna. Ha dicho que tiene dos viajes pendientes, a Kazajistán, a mediados de septiembre, y a Ucrania (¡!) –no sabemos para qué quiere ir a esta última nación y muy posiblemente lo haga para pedirle al presidente ucraniano la rendición ante Putin-, pero ha subrayado que todo depende del comportamiento de la misma rodilla adolorida. Y por causa de ese dolor físico, canceló dos viajes más a Sudán (África), y a la República Democrática del Congo, según ha informado la vocería de El Vaticano.

 

            En todo caso, Mario Bergoglio pasará a la historia como el Papa zonzo que ha sido, insípido, desteñido y falto de acción y será recordado porque desaprovechó el hecho histórico y único al ser elegido el primer Pontífice de América Latina y no utilizó ese hándicap para ayudar a las naciones latinoamericanas, para aconsejar a sus líderes y llevar el mensaje cristiano a los pueblos indígenas oprimidos y olvidados de esta América sufriente. Nada de eso hizo y la Iglesia Católica parece haber caído en una especie de “modorra” o sopor, a lo largo de su “reinado” en Roma.

 

            Es bueno que se vaya, que renuncie, que le dé oportunidad al Cónclave Cardenalicio de elegir a un Papa de verdad, activo, vehemente, inteligente, brillante, al que no le haga falta viajar tanto para llegar con sus palabras a toda la humanidad e iluminarla desde su Despacho en El Vaticano. Y lo cierto es que, visto el caso y comprobado el hecho, los Príncipes de la Iglesia o purpurados, no pueden equivocarse nuevamente al llevar al Trono de San Pedro a otro bueno para nada, que podría dejar en ascuas a la feligresía con su poca o nula capacidad.

 

            Márchese usted Bergoglio. Le haría un bien a la Iglesia. Y posiblemente sea el único bien que usted le hará, después de tanta indolencia y ausencia suya.


 En Costa Rica,

El Partido Liberación Nacional (PLN), Acusa una Peligrosa Erosión Política que lo Puede Conducir a su Extinción

 

El mayor movimiento de masas en Costa Rica, el que mayormente ha ostentado el poder en esta República centenaria de América Central, el Partido Liberación Nacional (PLN), el mismo que fue fundado por su caudillo José Figueres Ferrer (don Pepe), llegó a un estadío que ninguno de sus miembros más viejos (todos ellos auto-considerados “lobos sagaces” de la política), previeron jamás; es decir, ha sido algo así como “despistarse” de los acontecimientos cotidianos, “desinteresarse”, “nombrar en su cúpula” a dirigentes jóvenes, inexpertos y corruptos, con esa corrupción que se forja con base en la estupidez, en la falta de visión actual y futura y en una desmedida ambición que le es propia a muchos chavales metidos en los avatares de la política.

            Lo anterior vale. Pero otras circunstancias como el avejentamiento de sus líderes de siempre y la muerte de varios de ellos, debilitó al pensamiento y a la doctrina socialdemócrata que se decían tener y era el sustento del PLN, hasta hacerla desaparecer y el movimiento se convirtió en una especie de adefesio que no se sabía qué era ni hacia dónde iba. En otras palabras, el PLN comenzó a perder identidad, orientación y a caer en manos de gentes inescrupulosas y visceralmente ignorantes del quehacer político. Así mismo, tenemos que sumarle el hecho de que sus últimos presidentes de la República, surgidos de las entrañas del PLN, Oscar Arias y Laura Chinchilla, les fallaron al pueblo con sus promesas de campaña y en el ejercicio de la administración gubernamental: simplemente fueron mandatarios pobres en los axiomas y en los logros que debieron favorecer a los costarricenses que votaron por ellos. Además, aparte de esos dos individuos, el PLN no ofreció otra alternativa a sus seguidores en lo que respecta a nuevos personajes, nuevos candidatos presidenciables… el partido se quedó sin hombres y mujeres de peso. No quedó ninguno que pudiera fungir siquiera de Secretario General y quien asumió ese puesto, fue duramente cuestionado por sus supuestos vínculos con un narcotraficante establecido en la zona sur del país y hace pocos días no tuvo más remedio que renunciar a su pesado cargo digerencial.

            En resumen, el PLN se quedó sin ideología, sin ideas vagas siquiera, sin sus líderes fundadores, sin posibles hombres “de recambio” y, por el contrario, ha demostrado una total ineptitud en su papel de partido opositor. Incluso, en tres procesos electorales anteriores, el votante le ha demostrado que “ya no quiere nada con Liberación Nacional”, un movimiento que huele más a historia que a promesa de un futuro mejor para el país y su pueblo. De hecho, al PLN le ha sucedido un hecho inusitado: ha perdido las tres últimas elecciones contra candidatos sin experiencia política alguna y contra partidos que no eran partidos, sino simplemente grupúsculos que se organizaron para enfrentar unas votaciones determinadas únicamente, pero sin bagaje alguno en el devenir de la realidad de  Costa Rica y sin una estructura medianamente importante y mucho menos sólida.

            El ex presidente Oscar Arias, apartado por razones personales y extra-políticas, criticó fuertemente al último candidato del PLN, José María Figueres Olsen y le acusó de ser el causante de la última derrota del partido; es decir, tuvo algo de razón en su señalamiento a su compañero, pero Arias se olvidó que sus errores personales, específicamente contra algunas mujeres que le acusaron en el pasado reciente de propasarse sexualmente con ellas, también “contribuyó” al deshonor, al desgaste y al desencanto de las gentes por el PLN.

            Al margen de lo anterior, el votante costarricense parece haberse despertado de su “hechizo” y se ha dado cuenta de que el PLN le ha hecho más daño a la sociedad que otra situación de carácter positivo; es decir, han sido más los yerros que los aciertos; ha sido más la corrupción superlativa que la honradez y más el retroceso que el avance en pro de Costa Rica. Y para colmo de males, la ex mandataria Laura Chinchilla, la primera y única mujer presidenta de esta nación, realizó un pésimo gobierno, también salpicado de hechos corruptos en los que algunos de sus pésimos ministros colaboraron en enlodar más a su mala gestión. Y en este caso específico, la famosa verborrea que caracteriza a la Chinchilla ya no convence a nadie y se ha quedado en lo que siempre ha sido: sofisma, retórica demagógica que ni en el fondo ni en la superficie dice nada, tampoco nada construye y nada ayuda a nadie, ni a ella misma siquiera.

            ¿Qué le queda al PLN? Renovarse o morir. Aunque  la opción más manejable es la segunda: la extinción, de acuerdo a lo que presentan sus actuales miembros, dueños de una incapacidad política impresionante.


 Hablemos de una Carga Social-Delincuencial, Económica y Laboral que los Costarricenses no Pidieron

 

El año 1979 fue crucial para dos países de América Central: para Costa Rica y para Nicaragua. En esta segunda nación, un grupo de delincuentes llamados “sandinistas”, adiestrados para la guerra de guerrillas e indoctrinados con el marxismo-leninismo en la isla de Cuba, decidieron que el rumbo que debía seguir el pueblo nicaragüense, tendría que ser otro y no el que había transitado hasta ese año, final de la década de los 70s. Y la verdad es que ningún ciudadano de Nicaragua deseaba ningún tipo de cambio, porque, a pesar de que tenían sobre ellos a una férrea dictadura, regida por la familia Somoza desde la noche de los tiempos, no estaban a disgusto con ella, porque se podía vivir a plenitud, progresar, formar empresas, viajar y lo más importante… comer, tener el sustento en sus mesas y no según sucede hoy, cuando el hambre es parte de su funesta y trágica realidad.

            Desgraciadamente para los nicaragüenses “todos los astros se alinearon” contra ellos y el cambio se produjo violento, sangriento, traumático, devastador y de la manera más cruenta jamás imaginada. Externamente, países como los Estados Unidos les dieron la espalda, pues su inepto presidente, Jimmy Carter, estuvo de acuerdo en que la dinastía de los Somoza debería llegar a su fin; lo mismo pensaron mandatarios de Venezuela, Panamá, México y la vecina Costa Rica, gobernada en aquel año por una gavilla de bandoleros demagogos, que supieron sacar réditos de la guerra intestina en Nicaragua. Y Somoza cayó. Y la dictadura comunista, junto al hambre para su pueblo, arribó y se posó sobre la nueva realidad del país.

            Casi de inmediato, el fenómeno que se comenzó a dar, fue la inmigración descontrolada: los nicaragüenses que tenían dinero, se fueron para los Estados Unidos (unos pocos para Europa); pero la inmensa mayoría decidió vivir en Costa Rica, creando una situación peliaguda en esta nación, porque además de su analfabetismo (procurado y cultivado por los Sandino-comunistas, quienes creen que un pueblo inculto e ignorante es más fácil de manipular y dominar), trajeron el hambre, la miseria, los vicios, la prostitución de muchas de sus mujeres y su actitud proclive siempre a las armas, a la guerra antes que el diálogo y la comprensión. Y ese flujo de inmigración no ha cambiado; más bien ha aumentado con el paso de los años, porque la dictadura de Daniel Ortega y su horrenda mujer (bruja por demás), parece que nunca tendrá final y serán sus hijos quienes heredarán el poder, una vez hayan muerto sus padres criminales. Por ello, la inmigración nicaragüense es un tema cotidiano y preocupante.

Recientemente, se ha filtrado la noticia de que el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), un ente creado para ayudar a los costarricenses que acusan serios problemas de pobreza, entregó a los nicaragüenses residentes en Costa Rica, ayuda económica  para más de 25 mil de ellos, mientras que muchos de los necesitados nacidos en este mismo país, se han visto marginados y olvidados por el mismo IMAS. Sociólogos consultados por este periódico no se guardan palabras para ellos, al decir que la percepción que tienen los costarricenses sobre esa carga socio-económica que representan los nicaragüenses, es la que impide que ese dinero llegue a los nacionales. Es decir, cuando un ciudadano costarricense ha ido al IMAS a solicitar ayuda, le dicen que no hay dinero y la razón es porque se lo han dado a los miles de inmigrantes que aquí coexisten. El sentimiento de burla, frustración y desengaño es tal, que la llamada justicia social es para los foráneos y muy poco para los nacidos en Costa Rica.

            En otras palabras: los nicaragüenses decidieron botar a Somoza, asesinarlo en Paraguay, y con ello atrajeron a su país el hambre y las carencias; pero ahora son los costarricenses quienes tienen que darles casas, comida, trabajo, vestido, medicina (seguridad médica) y hasta subsidios para que tengan dinero en sus bolsillos. ¡No es justo! Porque cada pueblo tiene que hacerse responsable de su presente y su destino y ser garante de que sus decisiones no tienen por qué incomodar e importunar a sus vecinos. Lo anterior, esos rasgos propios de la miseria que nos llega por la frontera norte, vienen acompañados por una subcultura del consumo de licor, de la agresión intrafamiliar (el hombre nica cree necesario pegarle a su mujer cuando a él se le apetezca, sino asesinarla), matonismo, analfabetismo, vulgaridad, irrespeto al nacional y la creencia de que el costarricense está obligado a darle todo cuanto los nicaragüenses les exijan, en el momento que lo necesiten. Y la verdad es que, a pesar de que son países limítrofes, las diferencias son sustanciales, radicales, esenciales y determinantes.

            El IMAS está haciendo mal. Incluso aumentó en 7 mil casos la ayuda económica a los nicaragüenses, con respecto al año 2019, so pretexto de la pandemia china que había llegado a esta región centroamericana. Aquel festín de millones se dio, mientras miles de costarricenses perdían sus negocios, sus empleos y la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), hacía ingentes esfuerzos por comprar vacunas para combatir al virus mortal.

            “La caridad comienza por casa” y en este caso concreto… deberá quedarse en casa. Costa Rica no es una potencia capitalista.


 El Desparpajo que es la Cumbre de

las Américas

 

Nos preguntamos si ese "cónclave" se hubiera realizado en otro país que no fueran los Estados Unidos, los narco-marxistas de siempre hubieran reaccionado de igual manera, porque sus arrebatos, sus diatribas de niños enfadados, se produjeron un día sí y el otro también, a medida que se acercaba la fecha del encuentro y, obviamente, las reacciones comunistoides no fueron en contra de la cita por ella misma, sino porque la nación organizadora, el gobierno anfitrión, eran los "gringos", los "imperialistas yankies" y los dueños de los apelativos que siempre les dicen los narco-socialistas de América Latina.

                 La verdad es que la susodicha Cumbre de las Américas solo ha servido para que aquellos narco-marxistas que estaban ocultos, salieran a la luz, en los casos de Manuel López Obrador, el anciano reaccionario mexicano, el anti-español, el anti-estadounidense y el admirador de las dictaduras criminales de Cuba, Nicaragua y Venezuela; así mismo, "sacó su cabeza de imbécil" el presidente títere de Cristina Fernández de Kirchner, el argentino; Alberto Fernández, un individuo sin personalidad y castrado política, moral y espiritualmente por su patrona Cristina, que no le deja tomar por sí mismo, ni la mínima de las decisiones, por más insignificantes que estas sean. Comenzó a hablar en contra del gobierno norteamericano, con su voz insegura y ese tonillo argentino que resulta tan ridículo para quienes tenemos el desagrado de escucharlo en determinados momentos.

                En el caso del mexicano, el anciano que duerme a sus interlocutores cuando habla, con su verbo cansino, repetitivo, largamente pausado y su razonamiento demencial en contra de las mujeres de su país y a favor de los narcotraficantes (que son los verdaderos dueños de México), despotricó contra la Casa Blanca y amenazó con no asistir a la Cumbre, si eran excluidos los sátrapas de Nicaragua, Cuba y Venezuela. ¡Valiente amenaza, como si México decidiera algo importante en el continente, alguna vez en su existencia! Un pueblo y un gobierno que no pueden detener y mucho menos acabar con el enquistado problema del narcotráfico y el sicariato dentro de su demarcación territorial y hasta se "dan el lujo" de exportarlo al resto de las Américas. México no decide, no define nada. Nunca lo ha hecho y menos ahora que su inutilidad como nación y Estado, ha pasado a ser un verdadero "emblema" en su vida nacional.

              Los participantes en la Cumbre de las Américas tocaron el espinoso tema de la inmigración descontrolada hacia los Estados Unidos y observaron la posibilidad de regularla y detenerla si fuera posible, una utopía tan utópica como la misma isla de Utopía que buscaban los navegantes griegos, según la mitología que hemos estudiado. Realmente, lo que necesitan esos países desde donde parten los migrantes (Honduras, Guatemala y El Salvador), es una superlativa inversión de las superpotencias, que les permitan crear empleos para sus habitantes, que los inversionistas que se marchan al continente asiático, se queden en Centroamérica, para que el pan y la seguridad social "lancen sus anclas" en esta parte del mundo. También urge el combate efectivo a "las maras", las pandillas que aterrorizan a los ciudadanos decentes y les hacen huir mediante esas larguísimas caminatas hasta la frontera sur de los Estados Unidos. Es decir, si Joe Biden quiere erradicar en parte o totalmente a la inmigración, debe procurar crear la riqueza en estos países, la seguridad laboral, social y económica, así como la policial y hacer naciones seguras, para que sus pueblos estén conformes y felices dentro de sus fronteras. Una tarea tan ardua como la mayor de todas las existentes.

               Ciertamente, antes, durante y después de este encuentro de mandatarios que se acaba de producir, ya sabíamos "quién era quién" y las posturas del mexicano, argentino, venezolano, cubano, boliviano y nicaragüense, ya sabíamos que se iban a dar. Es el resultado aritmético que nunca falla y está siempre presente cuando hacemos "la ecuación" entre el narco-comunismo y la democracia, porque desde siempre hemos sabido quienes son los enemigos a ultranza de los Estados Unidos y cuales son sus verdaderos amigos y aliados en América. Enemigos declarados que, sin embargo, necesitan del mercado estadounidense para vender sus mono-cultivos, porque, de otra manera... se morirían de hambre, porque ningún otro socio comercial les compraría absolutamente nada: esas porquerías que producen los latinoamericanos, quienes son nada más que basuras humanas e ideológicas. Punto.


 El Cinismo de Moscú no tiene Quién

lo Supere

 

Ante la convincente y evidente amenaza que representa Rusia para los países de Europa Occidental, Suecia (hasta hace poco siempre neutral en conflictos armados), y Finlandia, buscaron protegerse bajo "el paraguas" de la OTAN, un derecho que les asiste sin ningún tipo de discusión o duda, pues se trata de dos naciones libres y soberanas, capaces de elegir el destino que mejor les favorezca. No obstante, el gobierno dictatorial de Turquía puso reparos y obstrucción a ambas candidaturas de los países del norte de Europa, por su supuesto apoyo a los kurdos, jurados y declarados enemigos de Ankara. Eso ha significado que, si un Estado miembro de la Alianza Atlántica se opone o veta el ingreso de otro, sería prácticamente imposible que se produzca la entrada en la OTAN. Hasta ese momento, el Kremlin, la sede del gobierno de Rusia, se frotaba las manos complacido con la actitud de veto de Turquía. Aunque recientemente, durante la Cumbre de la OTAN en Madrid, España, tanto Suecia como Finlandia se comprometieron a no apoyar más a los kurdos, la etnia que reclama casi la mitad del territorio turco para formar su propio país, el Kurdistán, y por esa razón, Ankara ha decidido no obstruir más el ingreso de ambas naciones a la Alianza Atlántica. De inmediato, la reacción desde Moscú no se hizo esperar y ha dejado escuchar, por medio de sus portavoces -quienes sirven de eco de las palabras del dictador Vladímir Putin-, toda clase de argumentos no válidos, para criticar y soslayar la decisión de Turquía, que favorecerá a Finlandia y Suecia en su ingreso a la OTAN.

                 Putin considera que la entrada de las dos naciones "es un factor particularmente desestabilizador" en Europa y de cara a la defensa del territorio ruso, una afirmación tan cínica que no conoce parangón en toda la historia de la humanidad, precisamente porque el único país desestabilizador en la región y en el mundo entero (porque es una amenaza nuclear para la humanidad), es Rusia y su política criminal, tan evidente durante la invasión a Ucrania. ¿Qué más desestabilizadora que esa invasión que ha violado al derecho internacional y se ha sobrepasado con el genocidio de la población ucraniana, a manos de los soldados rusos, quienes asesinan por placer a ciudadanos indefensos? Es cuando el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov, ha dicho: "La Cumbre de Madrid consolida el curso de este bloque hacia la contención agresiva de Rusia. Esto no incide en modo alguno en nuestra política, garantizaremos nuestra seguridad al cien por ciento en cualquier caso." Si leemos con cuidado lo que este servil de Vladimir Putin ha declarado, es la intención de Rusia la de seguir atacando a sus vecinos bajo cualquier premisa o pretexto, como parte de una política de agresiones que la está experimentando actualmente Ucrania y lo ha sufrido Chechenia y otras naciones limítrofes con el extenso y desperdiciado territorio ruso.

                  Pero su amenaza velada adquirió mayor contundencia y claridad cuando el mismo Riabkov dijo directamente: "Rusia hará todo para que nuestra seguridad y la seguridad de nuestros aliados, se garantice, independientemente de cualquier oleada de ampliaciones (de la OTAN). Consideramos que el rumbo de la Alianza Atlántica es irresponsable y destruye la arquitectura (de la seguridad) europea." Concluyó. Es cuando preguntamos nosotros: ¿Quiénes han destruido la "arquitectura", la armonía, la paz y la seguridad de Europa, sino han sido los rusos y nadie más, con sus descaradas invasiones a países adyacentes? Y añadimos que hoy, menos que nunca, el Kremlin no está en posición de hablar de desequilibrio, ataques a su territorio, ni de respeto a su soberanía, menos aun cuando lo que lleva a cabo en Ucrania es tan criminal como el mayor crimen que pueda pensarse, planearse y ejecutarse. Y lo que ha provocado, por inercia misma de su política internacional de agresiones, es que países intrínseca e históricamente pacifistas y neutrales, en el caso de Suecia, hayan abandonado su natural postura y decidido buscar ayuda militar, porque hay un vecino que solo cree en el derramamiento de sangre inocente, ante los ojos de la humanidad entera, que solo atina a parpadear por la incredulidad de lo que está viendo.

                La verdad subyacente la aclaró el mismo criminal Vladímir Putin, quien, en conversación con la ex canciller alemana Angela Merkel, le confesó que nunca pudo asimilar el desplome y desaparición del régimen soviético en su país y mucho menos el hecho de que Rusia no fuera más potencia mundial y por esa razón, Putin ha luchado denodadamente por recuperar ese poder que una vez tuvieron los rusos, aunado a los esfuerzos por lograr una economía fuerte, siempre en clara competencia con el mundo capitalista que tanto desprecian los dirigentes rusos, pero que admiran desencajados a la vez.

               Y la verdad, no dicha por nadie, afirma que... evidentemente, en una eventual guerra convencional contra la OTAN, Rusia llevaría las de perder, pues su ejército y sus pertrechos de guerra, son una verdadera bazofia, que ha perdido en Ucrania el triple de lo que perdieron en Afganistán, cuando Osama bin-Laden y sus muyahidines los expulsó de su territorio y provocó la caída de la Unión Soviética, pocos meses después. Mejor que Putin se lo piense bien antes de atacar a la OTAN y aprenda a cerrar su boca y las de sus serviles, quienes andan por el mundo diciendo insensateces envueltas en el peor cinismo.


 Cuando la Justicia Falla, el Crimen y la Impunidad Triunfan

 

Uno de los problemas medulares que se dan cuando la aplicación de la justicia es deficiente o simplemente no se concretiza, es aquel crimen que todavía no se ha ejecutado, pero que no tardará en aparecer en medio de una sociedad desprotegida y angustiada porque los grandes y medianos delincuentes andan por la libre en las calles y plazas de las ciudades y solo aquellos que son “pequeños” son llevados ante los jueces y son procesados con una diligencia que asombra.

            En palabras aún más simples: el crimen que está por darse, se llevará a cabo ante una población que quedará muda ante el impacto en sus corazones que esa desgracia les causará. Porque en un sistema, cualquiera que este sea, cuando no se aplica la justicia en todas las partes que han fallado, cualquier situación nefasta puede presentarse y en la forma menos esperada. Eso sucederá en Costa Rica, la democracia que se precia de tal, pero que en su aparato judicial está fallando ostensiblemente y, además de la preocupación intrínseca y extrínseca que está causando en su ciudadanía, el aspecto decepcionante, a raíz de la indefensión ante los criminales, sale a la superficie y la gran mayoría del pueblo no deja de hablar sobre ello.

            Y es que, cuando la justicia falla, el crimen y la impunidad triunfan, una máxima que se cumple a cabalidad y sin dilación alguna. La Corte Suprema de Justicia costarricense, atestada de burócratas “buenos para nada”, que devengan altísimos salarios y pueden paliar cualquier circunstancia económica que les exige la vida, no cumple con la misión, ni en mínima instancia, para la cual fue creada, sobre los cimientos de lo que una vez fue una democracia funcional, humanitaria, igualitaria y moderna, aspectos que se han ido perdiendo conforme el paso de las décadas se ha ido produciendo en nuestra cronología.

            Aparte de los funcionarios que pululan entre los pasillos y oficinas de los edificios de la Corte Suprema de Justicia, co-existe una llamada Policía Municipal, controlada por el sempiterno alcalde de la Capital, San José, y que tampoco cumple con la sagrada misión con la cual fue fundada, cual es la de proteger el “casco central” de la urbe. Un ejemplo meridiano se acaba de dar, cuando detectaron por la enorme cantidad de cámaras que han colocado a lo largo y ancho de la ciudad, a varios asaltantes, a tempranas horas de la noche, y no procedieron a detenerlos y simplemente, la mujer policía municipal que estaba frente a la pantalla de su monitor se dedicó a observarlos, como aquella que ve una telenovela cómodamente en su casa. Pocos minutos después, los gamberros asesinaron al joven Marco Calzada sin misericordia y de la manera más cobarde posible. Un caso de negligencia, indolencia y ¿por qué nó… contubernio con los asesinos? Porque quien está a cargo de la justicia y la vigilancia y no la aplica, sabiendo que el mal asecha, se convierte también en un participante del mal.

            Y lo peor se dio cuando se le preguntó al director de la Policía Municipal por qué sus subalternos no actuaron con la agilidad y eficacia requerida para evitar el crimen del muchacho, se dedicó, tran-qui-la-men-te, a describir las secuencias que habían captado las cámaras de vigilancia. Tampoco habló de su irresponsabilidad y mucho menos de renunciar por la vergüenza que debió sentir y que, sin embargo, no sintió ni en mínimo momento. Estamos mal así en un país que carece de funcionarios con decoro, con moral y a quienes no les importa absolutamente nada que el hampa se haya adueñado de las calles y avenidas de la Capital. Porque tan criminales son los que hundieron el puñal repetidas veces en el cuerpo de Marco Calzada, como aquellos que le vieron previamente en sus cámaras y no procedieron a defenderlo. Y aquí es donde aparece el sistema judicial, los jueces petulantes que hacen ostentación de autos de lujo y chequeras rebosantes de dinero y que dejaron en libertad ¡En más de 90 ocasiones a uno de los asesinos! ¡No fueron capaces de encerrarlo en prisión y mucho menos procesarlo por la ingente cantidad de delitos que había cometido con antelación y que fueron diáfanos, tan claros como debió haber sido una sentencia condenatoria firme y definitoria contra ese hampón!

            Costa Rica y los costarricenses están perdiendo la guerra contra la delincuencia criminal, aquella que mata por robar una chuchería, una bagatela, y que repite noche tras noche el mismo patrón de criminalidad y que los agentes de la policía y los mismos magistrados, no saben interpretar y mucho menos… erradicar en favor de la ciudadanía indefensa. ¿Se dirige Costa Rica por la misma senda por la que ha transitado hace décadas El Salvador con “las maras”? Todo indica que así será, pero lo peor se dará porque aquí no habrá ningún Bukele para luchar contra la inminente desgracia nacional.


La Renuncia a un Alto Cargo parece ser un Gesto Cultural en unas Naciones y un Acto de Desvergüenza en Otras

De acuerdo a lo que hemos observado y analizado a lo largo de nuestra existencia, la renuncia a un puesto de trabajo, a una dirigencia, se presenta en unos países y en unas personas, cuando han cometido errores, por minúsculos que estos hayan sido; pero en otras naciones y gentes no se da la misma actitud. Es por eso que preguntamos: ¿Renunciar a un alto cargo por asuntos erráticos, es un rasgo cultural u obedece a la moral individual de la persona que ha cometido el desajuste o el ilícito?

 

          Fuere como fuere, la regla moral, ética, indica que lo más digno cuando el alto funcionario gubernamental o eclesiástico ha cometido un yerro, es presentar la renuncia irrevocable. Y lo hemos venido viendo década tras década en países, sociedades y gobiernos muy avanzados, de países muy civilizados y modernos, en los casos de los escandinavos (Suecia y Noruega); en los germánicos (Alemania, Suiza y Austria); en los británicos (Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales); y en algunos latinos pero europeos (España, Italia y Grecia), o mejor dicho… mediterráneos. No obstante, siempre se presenta alguna excepción como en el caso de Boris Johnson, actual Premier inglés, quien debió renunciar a la mansión del 10 de Downing Street, desde el momento preciso cuando se comenzó a ventilar la información de que participó en fiestas navideñas, cuando la pandemia venida desde China hacía estragos en el mundo entero y él mismo inducía a los ingleses a quedarse en casa y celebrar la Navidad “de una manera diferente;” es decir, encerrados o confinados en sus apartamentos y hogares, mientras él rompía el reglamento sanitario. Pero Johnson se negó a renunciar, rompiendo también con la tradición cultural, tan anglosajona, tan europea, de que quien comete un error, sea quien sea, debe irse del gobierno o de su cargo de poder. Es verdad que acaba de dimitir, obligado por la renuncia en pleno de su último Gabinete, pero ha dicho que hará efectiva esa dimisión hasta septiembre próximo. Lo que significa que su palabra tiene tanto valor como esa elegancia inglesa que él mismo se niega y que su fisonomía no posee ni en mínimo grado. Johnson es quien ha marcado la diferencia entre él y otros Primeros Ministros que le antecedieron, en cuando a este tema.

 

            En los Estados Unidos, quien haya cometido el yerro, tampoco se queda en el puesto digerencial. Es regla, es un acto de moral, de vergüenza personal profunda y, si se quiere, digna de admiración de parte de la opinión ciudadana, que espera con ansiedad para que esa persona se marche definitivamente para su casa. Por supuesto que ha habido excepciones en esta misma gran nación, en los malos ejemplos del ex mandatario Bill Clinton, cuando se le pilló en relaciones impúdicas con la entonces becaria de la Casa Blanca, Mónica Levinski. Incluso, el mismo Clinton reconoció abierta y descaradamente ante la comisión del Senado que le investigaba, que él “no tuvo relaciones sexuales con la Lewinski, porque ella solo le practicó sexo oral en la oficina oval” y los senadores no le exigieron su renuncia y mucho menos en él estuvo presente la idea de renunciar, a pesar de la confesión desvergonzada y pornográfica que hizo ante el planeta entero que seguía la transmisión vía satélite, por los televisores, en aquel momento.

 

            Tampoco Donald Trump, un violador flagrante de todo el orden establecido, cuya órbita parece girar al revés con respecto al rumbo que lleva la Tierra en su desplazamiento alrededor del Sol. Este díscolo, este energúmeno que llevó a la Casa Blanca, siempre hizo alarde de romper lo que a él se le venía en gana, porque en su cabeza nunca estuvo el proyecto ético de renunciar si atacaba o violentaba a las Instituciones nacionales. Pero creemos que los dos casos son solo dos excepciones y no la regla constante en los líderes estadounidenses. Estamos casi seguros de que es así. Y esperamos no equivocarnos.

 

            Decíamos que renunciar cuando se cometen errores en el ejercicio del poder, es un rasgo propio de algunas naciones, pueblos y culturas, y por ello no ocurre en los países africanos, asiáticos (excepto en Japón, donde el honor alcanza dimensiones épicas, si se quiere), y mucho menos se da en América Latina, donde sus presidentes roban a manos llenas a plena luz del día y delante de los ciudadanos que los observan con claridad meridiana. En África son las asonadas militares o las guerrillas las que han separado a los erráticos y corruptos de sus gobiernos o las corrientes islámicas que suelen poner a todo gobernante bajo el prisma del Islam. En Latinoamérica, los corruptos terminan sus períodos presidenciales (si no deciden cambiarse a dictadores y perpetuarse en el cargo), y al día siguiente, toman un avión para un país amigo donde no existe la ley de extradición y viven “a cuerpo de rey” en esas naciones “hospitalarias.” Recordamos los pésimos ejemplos de ex mandatarios mexicanos, venezolanos, salvadoreños y últimamente un ecuatoriano que está refugiado en Bélgica.

 

            Conclusión: abandonar, dimitir a un puesto elevado cuando se ha cometido un error, ciertamente es una costumbre digna, altruista, de profunda dignidad, propia de algunas culturas, principalmente en las naciones más modernas y con madurez política; y mantenerse en el poder “a pesar de…” es “normal” en países subdesarrollados, con líderes y pueblos totalmente corrompidos.


 Los Cubanos en la Isla: más Solos

que Nunca

La dictadura sempiterna que estrangula a Cuba y a los cubanos, tiene que estar agradecida a dos factores sociológicos que se han dado en el exilio, desde la segunda mitad de la década de los 90, durante el siglo pasado: 1. los verdaderos patriotas, los que aborrecían u odiaban a Fidel Castro y su camarilla y hasta estaban dispuestos a ofrendar sus vidas por asesinar a aquellos sátrapas, se estaban haciendo viejos; de hecho, la mayoría, el 98 por ciento de ellos ya eran ancianos avanzados; y 2. las generaciones de cubano/americanos que nacieron de los primeros en tierras del exilio, esto es... en los Estados Unidos, nunca se han sentido atraídos, ni interesados, ni deseosos de involucrarse en el derrocamiento de Fidel -quien murió apaciblemente en su lecho en La Habana-, y mucho menos en la liberación de Cuba y llevarla hasta márgenes democráticos. Incluso, llama la atención de que la gran mayoría de esa segunda generación de cubano/americanos no hablan siquiera español en La Florida -la otrora llamada Capital del exilio-, sino que se expresan en claro y fluido inglés, desdeñando directa e indirectamente todo rasgo de hispanidad que pudiera estar en sus genes. A ellos, la situación política de Cuba, les importa tanto como la realidad del resto de América Latina; es decir... nada, absolutamente nada.

                  Los dos factores han redundado en la inmensa soledad que viven actualmente los cubanos que permanecen en las fauces del comunismo tropical, introducido en la isla por los hermanos asesinos, Fidel y Raúl Castro y hoy manejado por el nuevo dictador, Miguel Díaz-Canel, quien, sin duda, es un títere del enfermo Raúl, quien sigue manejando la dictadura desde su mansión ubicada en algún lugar de la isla. Y decimos que están solos, porque no pueden esperar ninguna acción militar del exilio para derrocar a los tiranos y si se sublevaran ellos mismos en el corazón de Cuba, serían sofocados, encarcelados, torturados y desaparecidos o asesinados, según sucedió con quienes lo intentaron el año pasado en distintas ciudades cubanas. Del gobierno de los Estados Unidos no podrán esperar gran cosa tampoco y mucho menos si tienen a un imbécil como Donald Trump en la Casa Blanca, o un anciano flojo, en el caso del actual mandatario, Joe Biden. Están más solos que nunca. Incluso, ideólogos que antes llenaban las páginas de los periódicos más importantes de América y de España, como Carlos Alberto Montaner, hoy lucen avejentados también y resignados incluso, porque la dictadura aparece más férrea, más segura e invencible que nunca. Por ello, han dejado de escribir con "la nitroglicerina" con la cual lo hacían en sus artículos de opinión y análisis, de los años 90 hacia atrás. Esto significa que, mientras la dictadura se renueva en su cúpula, que a pesar de las muertes de sus mal llamados "guerrilleros" o aquellos que bajaron de la Sierra Maestra con Fidel, la camarilla se ha ido renovando, los cuadros digerenciales nuevos tienen claro que la misión que les han encomendado es... preservar y asegurar la dictadura a todo trance, esfuerzo y precio. Mientras que el exilio no vive algo parecido: los viejos se avejentaron más y murieron; pero no se preocuparon por insuflar en sus hijos y nietos ese amor por Cuba y la necesidad perentoria de derrocar a la dictadura comunista y democratizar a la patria. Ello ha creado más soledad en los ciudadanos que odian al comunismo, que se mantienen en la isla y no pueden escapar de ese sistema que los tiene con hambre, sin vestido decente, sin casas agradables para vivir y sin libertades de elegir a sus líderes y al régimen que los cobije.

              Pero la gran pregunta que surge en las mentes de los periodistas y observadores internaciones es, ¿De qué manera los cubanos se quitarán de encima el fardo del comunismo, si en el exilio ya no queda casi nadie que les quiera ayudar, si los líderes nacidos en Cuba y que vivieron en los Estados Unidos, han fallecido sin ver sus sueños de liberación de la patria, concretados o hechos realidad? La única alternativa podría darse si surgiera un líder, desde el seno mismo del Partido Comunista de Cuba (PCC), con el fuerte deseo de hacer los cambios hacia la democracia, del mismo modo como lo hizo Mijaíl Gorvachov en la extinta Unión Soviética, con su política sustentada en los pilares de la perestroika (cambio) y el glasnost (transparencia). Es la única opción viable que vislumbramos en un futuro demasiado lejano, empero, que nosotros mismos no podremos ver, pues la edad nos conducirá a nuestro final, a nuestra sepultura, de acuerdo a la ley de la vida.

               Y mientras esperamos el surgimiento de ese personaje, todavía sin rostro, el cubano en la isla seguirá estando solo, muy solo, como esencia de su impotencia y su vida apresada en esa gran cárcel que es Cuba desde 1959.


 MEP. Un Ministerio que Necesita ser Intervenido lo más Pronto

Posible

 

En la democrática Costa Rica, la educación de sus niños y adolescentes va "de pique", esto es... en caída libre. Lo que afirmamos lo notamos a diario en los altos índices de criminalidad que se han disparado, en parte también por la llegada de miles de extranjeros, especialmente desde Nicaragua y Colombia, naciones donde "la cultura" de muerte es cotidiana en las vidas individuales; y el costarricense proclive a la delincuencia, aprende rápido y ágilmente a asesinar, extorsionar, robar, secuestrar y todas esas malas prácticas propias de una sociedad en franca descomposición. Lo que hemos citado hasta este momento, parte desde las aulas, donde, desde que tenemos memoria, los pseudo-educadores se dedican solamente a enseñar (o mal enseñar, para ser exactos), sus pésimas materias que, una vez que los alumnos abandonan escuelas y colegios, no les sirven para nada en la existencia de cada cual. Enseñar está bien y enseñar con presteza, con voluntad y calidad, por supuesto que sería lo mejor; pero los pseudo-profesores se olvidan de la calidad al trabajar, al tratar a los educandos, en dar buen ejemplo y enseñar pautas a estos muchachos cuyas vidas, por lo general, están rotas por los divorcios de sus padres o el abandono de uno de ellos, en sus casas de habitación. Es decir, los "pedagogos" no dedican ni cinco minutos en filosofar sobre la vida, sobre los caminos rectos y torcidos que hay en ella: no orientan a esa juventud urgida de orientación. No les nace, no sienten la urgencia, no les apetece... ¡NO LES DA LA GANA!

             Ahora que el país está estrenando Presidente de la República, tiene la posibilidad de que Rodrigo Chaves Robles "meta el bisturí" en el Ministerio de Educación (MEP), a fondo, que saque lo gangrenado, lo putrefacto, traducido en una burocracia que se traga en sueldos gran parte del presupuesto multimillonario que año a año se le otorga a este ente, mientras los edificios de las escuelas y colegios se caen a pedazos por culpa del abandono al que son sometidos. Lo anterior significa que el dinero que debería ser para los jóvenes y sus centros de estudio, se pierde en los bolsillos de la inmensa cantidad de burócratas, quienes, de paso, no aportan absolutamente nada bueno en beneficio de la educación costarricense.

         Los muchachos comienzan cada jornada a las 7 de cada mañana, de lunes a viernes, y salen de aquellos encierros en los que han convertido a las escuelas y colegios, al filo de las 5 de cada tarde, después de haber visto y escuchado las voces soporíferas de sus maestros y profesores, enseñando NADA, LA GRAN Y ABSURDA NADA, porque esos programas que el MEP les da para impartir, son huecos, vacíos y estériles para la vida diaria, cuando esos jóvenes abandonen las aulas que se caen a pedazos por falta de mantenimiento. Lógicamente, después, cuando han probado el amargo sabor del fracaso, de la frustración, cuando han reprobado sus promociones, surgen personas nuevas, con espíritus derrotados y sin esperanzas de ninguna especie y muchos de ellos pueblan las calles, ocupan puestos laborales mal pagados, donde se les explotan y maltratan, mientras sus sueños primeros, aquellos que acuñaron al entrar a los colegios, se van disipando paulatinamente hasta quedar en el olvido. Así, el ciudadano de tercera y cuarta categoría nace, se forja malamente en las aulas estudiantiles, por culpa de una educación frustrante, que solo conduce al fracaso estrepitoso.

         A simple vista, lo que hemos resumido aquí, se puede ver en las ciudades en forma de indigentes, delincuentes, vendedores ambulantes, empleados mal remunerados y en "la gran chusma" o "la canalla" que coforma el grosor del pueblo, siempre dispuesto al alzamiento, a la rebelión y a la inconformidad con todo lo establecido, mientras unos cuantos "señoritos", incrustados en los gobiernos, continúan con sus prácticas corruptas y haciendo cada vez más inútil al Estado.

         Desgraciadamente, hasta el momento, el nuevo presidente de la República no ha manifestado nada acerca del Ministerio de Educación. Aunque esperamos que se refiera al tema en otras oportunidades... porque urge que se produzca el cambio radical y absoluto.


 El Primer Fallo Garrafal del Nuevo Presidente de Costa Rica

 

Rodrigo Chavez Robles, recién estrenado mandatario de este país centroamericano, cometió un error de bulto, simplemente para simpatizarle a esas personas que se han opuesto a usar el cubre-bocas o vacunarse contra el covid chino y que, dichosamente, son minoría o ya han muerto, merced del mismo virus pandémico. Su decisión, a todas luces precipitada, ha sido vista semejante a una actitud "populista," tan caractarística en él desde que se dio a conocer en "la fauna" política costarricense.

           ¿Pero en qué consistió su yerro? En derogar el uso obligatorio del cubre-bocas porque, según su opinión, el coronavirus estaba prácticamente desaparecido del panorama nacional. Por supuesto que no atisbó siquiera a las estadísticas más recientes, ni hubo quién le dijera al oído que la quinta ola pandémica estaba ingresando con fuerza al país. De tal modo que su determinación de eliminar de los rostros las mascarillas, fue un acto impensado, espontáneo, sin base científica que lo asesorara y muy de acuerdo con su personalidad de aventurero y de presidente sacado "de una caja de cereal" y nunca de las necesidades del pueblo o de las entrañas de un partido consolidado.

          De hecho, Rodrigo Chaves es dueño de una retórica exagerada, llena de terminología tendiente a crear impacto y preocupación en quienes no le conocen bien (que es la inmensa mayoría del pueblo, porque no se sabe de dónde vino, ni cuándo vino, ni para qué llegó), o desconocen la realidad circundante en Costa Rica. Sus últimas declaraciones a la prensa fueron: "Estamos en guerra con los hackers, esta es una auténtica guerra la que estamos librando" y lo dijo para referirse a los sabotajes cibernéticos que están sufriendo algunos ministerios gubernamentales desde el último mes de la administración Alvarado Quesada.

         Posiblemente Rodrigo Chaves tenga razón en lo que ha dicho y al utilizar el término "guerra", pero no deja de ser impactante en un pueblo que no sabe qué es una guerra y hasta ahora la está presenciando por medio de las imágenes que le llegan por la televisión desde Ucrania, donde los rusos arrasan con todo lo que se mueva y lo que no se mueva también.

        Es evidente que el estilo de hablar de Chaves es contundente, tedencioso a crear imágenes y sensaciones preocupantes e inquietantes en quienes le escuchan y no se mide en el calibre de cada palabra, en "la pólvora o nitroglicerina" que lleven implícitas y que él, gustoso, les inyecta cada vez que abre su boca ante las cámaras y micrófonos de los periodistas, quienes ya lo vamos conociendo. Es decir, su demagogia suena todavía más demagógica de lo acostumbrado. Y es que Rodrigo Chaves experimentó lo mismo que el anterior presidente de la República, Carlos Alvarado, cuando ninguno de los dos esperaron vencer en sus respectivas elecciones o en los balotages (segundas rondas), que les correspondió dirimir con sus oponentes. La presidencia les ha llegado tan sorpresivamente que ni ellos mismos lo han creído, en una nación donde los partidos tradicionales prácticamente están debilitados y acabados y sus líderes de siempre, o han fallecido ancianos o los pocos que quedan están totalmente desprestigiados, como el caso de José María Figueres, quien se derrotó a sí mismo con su exceso de confianza y con su aura oscura y manchada con los supuestos ilícitos del pasado. Hoy, en Costa Rica, y por lo que hemos visto, cualquiera, con un poco de suerte o el imponderable, podría convertirse, de repente, en el presidente del país. No le hace falta bagaje, ninguna experiencia anterior, ni simpatía fingida siquiera. Esto no es cuestión de partidos de masas, sino del capricho momentáneo del votante, de su emoción en ese instante al recurrir a las urnas de votación.

          Ciertamente no podemos juzgar a Chaves por un desliz, por un error de este tipo, porque apenas está comenzando su administración; pero nos pone en alerta y albergamos el sentimiento profundo de que no cometa más yerros, mucho menos cuando la salud general del pueblo depende de una decisión suya precipitada.


 Alvarado es un Recuerdo y Chaves una Esperanza

 

Carlos Alvarado Quesada ya es pasado... un ayer doloroso, tenso, de incertidumbre y enojo. Pero, a pesar de ello, no lo hizo tan mal. No gobernó tan mal en un país enredado en una maraña de leyes, reglamentos y Cámaras donde se agrupan y defienden sus intereses los distintos miembros que contribuyen a la economía del país. Lo anterior quiere decir que el mandatario costarricense no puede gobernar libremente y a sus anchas, porque sus decisione dependen de la voluntad de otros gremios e, incluso, de los sindicatos y hasta personas individuales quienes aportaron dinero a su campaña política, a cambio de que el candidato electo presidente, les retribuya, les devuelva esos "favores" económicos. Y la verdad sea dicha: en Costa Rica gobiernan, del mismo modo que en las demás naciones latinoamericanas, grupúsculos escondidos en las sombras, que tienen un altísimo poder económico y "no se mueve una sola hoja de un árbol" en este país, si ellos no lo permiten: los arroceros, cafetaleros, ganaderos e industriales, todos ellos exportadores y tienen a la economía general tomada por el cuello.

           Decíamos que Carlos Alvarado no lo hzo tan mal, porque no fue un personaje que cansó a los ciudadanos con su permanente presencia en los medios de comunicación; esto es... "se dosificó", dejó que otros ministros tomaran la palabra, aparecieran ante las cámaras de la TV y la prensa escrita y dieran las explicaciones del caso. Por otra parte, durante la aparición y auge de la pandemia que nos llegó desde la China comunista, Alvarado, junto a su ministro de Salud, Daniel Salas Peraza; y el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), Alexander Solís Hidalgo, el mandatario supo manejar la peliaguda situación y proteger las vidas de los cinco millones de ciudadanos, quienes peligraban ante el covid-19, de origen chino. Este fue el principal logro del presidente que acaba de dejar su alto cargo y, si se quiere ver de este modo, el pueblo de Costa Rica tiene que estarle profundamente agradecido, porque, mientras en esta nación centroamericana la pandemia era combatida con eficacia, en otros países alrededor del mundo, los cadáveres eran quemados en plazas y vías públicas... a cielo abierto.

             Por supuesto que falló en aspectos como la imposición drástica, draconiana, de impuestos "a todo aquello que se moviera", con la finalidad de atraer dinero a las arcas del Estado. Puso impuestos a la población, sobre las espaldas de un pueblo empobrecido y con sus empleos desaparecidos por la presencia del virus mortal venido desde China. Tampoco fue decisivo ni medianamante contundente, con las pensiones de lujo que llegan a unos cuantos delincuentes, quienes estafan mes a mes al erario del Estado. El tema de la seguridad ciudadana también fue tratado delicadamente, sin la fuerza necesaria para ponerle un alto a la altísima actividad delincuencial que azota a Costa Rica, cuando los inmigrantes centroamericanos y colombianos, traen a esta nación sus vicios y pésimas costumbres, reñidas con las vidas humanas, el decoro y la decencia.

          Empero, una de las mayores dificultades que enfrentó Carlos Alvarado durante su administración, fue la presión de los sindicatos lanzados a las calles y avendidas, exigiéndole "esto, aquello y lo otro", cuando el gobierno estaba concentrado en la dura lucha contra el virus invisible de los chinos.

         Hoy, del nuevo presidente, Rodrigo Chaves, no podemos escribir nada porque es una promesa, una esperanza de que todo lo hará bien (o casi todo, abusando de nuestro optimismo), pero tendrá  sobre su escritorio asuntos como la reactivación económica, la lucha contra la pobreza (miseria en muchísimos casos), el óptimo funcionamiento de las empresas del Estado, bajar la carestía de la vida (los elevados precios de los comestibles y el pago de los impuestos fijos, el agua, la energía eléctrica, etc.), y, por supuesto, el impostergable tema de la seguridad ciudadana y la lucha contra el narcotráfico que nos llega desde América del Sur; y sobre sí y su Gabinete, tendrá nuestra mirada atenta, nuestro razonamiento crítico y, ante cualquier otra premisa, nuestro anhelo para que haga una gestión gubernamental plena y satisfactoria en favor del pueblo de Costa Rica.


La Panorámica ante el Nuevo Gobierno

de Costa Rica

El nuevo presidente de esta república centroamericana, la única que goza de un sistema democrático estable y seguro en toda la región, se llama Rodrigo Alberto de Jesús Chaves Robles; es economista de profesión y se ha desempeñado durante gran trecho de su vida en el Banco Mundial (BM). Nació el 10 de junio de 1961, una edad que se supone es en el hombre el punto álgido por sus componentes existenciales, traducidos en experiencia, sabiduría, equilibrio, fortaleza interior y sapiencia.

            Muchas cosas buenas se esperan de él; aunque otras no son tan halagadoras y se fundamentan en su nula experiencia en cargos públicos dentro de anteriores gobiernos costarricenses. El único y más reciente fue de titular en el Ministerio de Hacienda, del presidente saliente Carlos Alvarado Quesada; pero su paso por esa dependencia pública fue semejante a una exhalación: rapidísima y sin logros importantes. Ciertamente quiso hacer algunas reformas sustanciales, pero ni el tiempo ni la burocracia se lo permitieron. Tampoco contó con el beneplácito del mandatario Alvarado, quien, más bien, le pidió la renuncia. Lo sorprendente de este pasaje en la vida de Chaves, fue que regresó al seno del Estado, pero esta vez en forma de presidente de la República e, incluso, se acaba de reunir en el Despacho Presidencial con Carlos Alvarado, quien lo despidió hace pocos meses.

            Yendo al grano sobre la panorámica que tiene delante de sí el nuevo mandatario, es de las peores en las últimas décadas, específicamente en los aspectos financieros y sociales. El gobierno saliente le deja más pobreza, más desempleo y con las arcas Estatales prácticamente vacías, en parte por el gasto que ha hecho a nivel de burocracia, por la pandemia china que golpeó al mundo y Costa Rica no fue un caso excepcional y por los multimillonarios empréstitos a los que ha tenido que recurrir este pequeño país, que nunca ha generado, nunca ha producido, lo que su población necesita para vivir.

            Desde el ángulo emocional, el equipo que llevará Chaves a cada uno de los ministerios representa una incertidumbre total, pues la mayoría de los ministros nombrados ocuparán cada cartera por primera vez en sus vidas e irán a administrar desde cada una de sus oficinas, dependencias que nunca soñaron siquiera administrar. Veremos si podrán resolver los distintos problemas que se les presentarán, con inteligencia, ya que la experiencia profesional no estará de su lado en estos casos concretos. Y lo más llamativo se dio cuando Rodrigo Chaves invitó a los futuros jerarcas a enviar sus curriculums vitae, porque él prácticamente no conocía a nadie a su regreso al país, después de haber trabajado durante mucho tiempo en el Banco Mundial, específicamente en el lejano Oriente, en Tailandia. De esa manera tan original, muy diferente a lo que han sido otros Gabinetes del pasado en esta nación centroamericana, cada uno de los ministros nombrados llegaron obedeciendo a un llamado del candidato ganador de las últimas elecciones presidenciales, como si se tratase de contrataciones semejantes a las que hace la empresa privada. La gran duda, la gran inseguridad que aquí se genera, hace preguntar a quienes están interesados en la política: ¿Irán a gobernar bien? ¿Responderán asertivamente a los distintos entuertos que les deparará la función pública o la administración de un país? Y la pregunta que siempre surge cuando determinado grupo de funcionarios son presentados a los ciudadanos: ¿Cuánto durarán en sus cargos, puesto que estarán bajo la inmensa presión de la opinión pública y de una prensa que, con el paso de los años, se ha tornado más dura, más crítica e intolerante?

            Los ministros que serán mayormente observados serán los ocupantes de las carteras de Educación, un ministerio profundamente deteriorado, desprestigiado e ineficiente, por su enorme carga burocrática y sus maestros mal preparados y que enfrentan mal las necesidades de sus alumnos; Seguridad Pública, que tendrá que liarse con la creciente y peligrosísima delincuencia del país; Hacienda, “el gran pagador y recaudador” del dinero que mueve a la nación; y Relaciones Exteriores, que prácticamente desapareció durante la administración de Carlos Alvarado.

            Solo el tiempo será capaz de contestar las múltiples preguntas que los ciudadanos se están formulando en la actualidad, cuando el nuevo Gabinete comience sus labores y se someta a la observación, el juicio y la opinión de los votantes; y la situación es tan poco clara, que ni al mismo presidente de la República se le conoce, pues ha vivido mucho tiempo afuera de Costa Rica y no ha ocupado siquiera una diputación alguna vez y solo estuvo en Hacienda por un corto lapso y fueron más los sinsabores que dejó detrás de sí, que los aciertos.

 

            Esta nación centroamericana necesita una “cirugía mayor” en el cuerpo del Estado, atestado de burócratas corruptos, y en la clase social más baja, urgida de empleos dignos, buenos salarios y educación eficaz y gratuita. ¿Lo sabrá Rodrigo Chaves? Esperemos que sí lo sepa y actúe en consecuencia.


La Decepcionante Marine Le Pen

Ella es la heredera política de su padre, Jean-Marie Le Pen, el líder natural de la ultra-derecha francesa y fundador del partido Frente Nacional (Front National), en 1972. Pero la ancianidad, como proceso normal e ineludible en el ser humano, se le vino encima a este caballero de verbo fuerte, punzante y descarnado; por eso su hija, la rubia Marine Le Pen, le hizo, groseramente, a un lado y no tuvo más remedio que refugiarse en su castillo-mansión, a observar los acontecimientos desde su sofá de lectura y al pie de una lámpara de potente foco. Así terminó su carrera este ex paracaidista francés, héroe de las guerras en las que participó con la famosa Legión Extranjera, principalmente en Indochina, Suez y Argelia, contiendas de las que salió condecorado. Es decir, el viejo Jean-Marie tenía la piel y el alma curtida de tanta lucha, de tanto frenesí y de tanto amar a Francia. Porque se puede decir de todo de él, hasta que es el heredero legítimo de Adolf Hitler en su versión francesa, pero que fue un cobarde o que siempre eludió sus deberes para con su patria, sería una mentira de gigantescas proporciones.

 

            Y el Frente Nacional se fundó, creció y adquirió forma de partido sólido y multitudinario, con base en preceptos como “Francia solo para los franceses”, “no a los inmigrantes” (menos si se trata de negros africanos o antillanos, pues el racismo es a la extrema derecha lo que el viento a las nubes…); y también despotricó de las alianzas con el resto de Europa y soñó con una Francia autosuficiente en defensa y economía, desunida de la Unión Europea (UE). Todo lo anterior atendible y hasta comprensible en un continente que ha sido cuna del más exacerbado racismo desde la noche de los tiempos. Justamente con esas lecciones de vida y de acción, también nació Marine Le Pen, la hija, creció y tomó la directriz del FN hasta postularse reiteradamente a la presidencia de Francia. Hoy, ha forzado el balotaje o segunda ronda, enfrentada nada menos que con el actual presidente de la República, Emmanuel Macron.

 

            Ese nacionalismo del que siempre hicieron ostentación los miembros de la familia Le Pen, no dejó de causar admiración, máxime cuando, en los Mundiales de Futbol, veíamos a un equipo galo compuesto, en ocasiones, por más de la mitad por jugadores de tez negra, nacionalizados desde el corazón de África o llevados hasta París desde las islas/colonias francesas; y en esas presentaciones del elenco francés, los negros no movían siquiera sus labios para entonar la Marsellesa o el himno patrio. Aquello hizo explotar al viejo Jean-Marie quien pidió, con voz en cuello, que todos esos atletas “de ébano”

fueran expulsados del seleccionado y del país, “porque no sienten en sus almas lo que significa el himno de nuestro país”, adujo violento en esa oportunidad. Desde entonces, los negros balbucean algunas notas que se han aprendido a duras penas, para no despertar la ira de la familia Le Pen. Hasta aquí, todo comprensible y hasta plausible, pues se trata de amar a la patria y llevarla en las entrañas incondicionalmente.

 

            Hay que agregar que el partido de los Le Pen ha formado parte importante e indisoluble de la realidad de Francia desde hace varias décadas y se le debe tomar en cuenta, tanto en la Asamblea Legislativa por los diputados que logra después de las elecciones nacionales, como en las discusiones que atañen al país entero. Es un movimiento serio, real, que forma parte de lo que significa esta potencia europea y mundial. Tanto es así, que la actual líder, Marine Le Pen, ha forzado a la segunda ronda electoral, aunque es muy posible que salga derrotada, pues los franceses son amantes de los centros, de los equilibrios y nunca de las tonalidades extremas y mucho menos violentas. Conocedora de todo ello, Marine ha practicado un proselitismo humanizado, moderado, cercano con los votantes, más aun cuando su antagonista, Macron, es tildado de aristocrático y desdeñoso con las clases populares. Pero Marine nos ha decepcionado, fundamentalmente por estas dos razones primordiales: es amiga leal del dictador de Rusia, Vladímir Putin, y, como tal, aplaude el genocidio que está cometiendo en Ucrania actualmente; y por otra parte, se ha manifestado abiertamente enemiga de la Unión Europea (UE), parecida a los ingleses, y estaría dispuesta, si ganara los comicios venideros en este abril, de sacar a Francia de la UE sin mucho miramiento. Y la pregunta resultante de tan descabellada decisión sería: ¿Hacia dónde iría Francia en tal caso? Más todavía cuando Rusia, cuando su dictador Putin está enloquecido y quiere comerse a Europa entera, como lo hacía Stalin en su época sangrienta. Es decir, la respuesta idónea para la situación idónea es una Europa unida, incluyendo sin devaneos a Finlandia y Suecia, naciones que han sido amenazadas recientemente por el carnicero ruso, de atacarlas con misiles y borrarlas del mapa. Por todo lo anterior, es mejor que Le Pen salga derrotada. Eso queremos, eso soñamos, porque es lo mejor para Francia, su pueblo y para Europa.


 ¿Con qué Derecho Vladímir Putin, Usted Hace lo que Hace?

 

Ningún líder, sea democrático o dictador, tiene el derecho –conferido no sabemos por cuál dios o por quién diablos-, de meterse en un país limítrofe, como hizo Vladímir Putin en Ucrania, y bombardear sus edificios, ciudades y peor aún… asesinar a familias enteras, mascotas y todo lo que tenga vida y se mueva, solo porque es el dueño de la nación más extensa territorialmente del planeta y posee al segundo ejército más poderoso del mundo, aunque esto último es un mito que ha quedado despedazado, difuminado, después del desastre sufrido en Ucrania a manos de las milicias de este país invadido.

            Invadir y ultrajar a una nación contigua, es un acto demencial, reñido con el orden y el Derecho internacional y es una de las arbitrariedades más punibles que se pueden cometer en contra de otro país. En otros términos, ni Putin, ni Stalin, ni Lenin, ni Brezzniev, ni ningún otro tirano nacido en Rusia o la antigua Unión Soviética, tenían ese derecho que se han arrogado siempre. Y es que el inmenso territorio ruso se ha venido expandiendo a lo largo de los siglos, a raíz de distintas y constantes invasiones; es decir, Rusia no siempre fue así tan extensa, sino que las políticas -que más bien parecen vicios de sus Zares y dictadores-, siempre contemplaron agrandar aún más lo que es Rusia y solo por medio de acciones armadas en contra de los países más débiles, se ha podido lograr lo anterior.

            En un tiempo trasanterior, Finlandia fue territorio ruso, lo mismo que Polonia –la sufrida Polonia, invadida, partida en dos y vuelta a liberar-, Bielorrusia, Ucrania, Crimea, etcétera, etcétera, hoy naciones independientes, pertenecieron una vez a la Rusia zarista y después lograron una traumática separación. Miles de rusos todavía no aceptan que esos territorios hayan podido emanciparse, después del desplome de la Unión Soviética. Putin es uno de ellos y por eso ha invadido a Ucrania porque quiso un gobierno títere a su favor y supra-obediente a los caprichos del Kremlin. Pero su ejército compuesto por cadetes jovencitos, le ha fallado de principio a fin, en una guerra que le dejará mal parado ante su propio pueblo y ante la comunidad internacional. Porque una vez que salga derrotado de Ucrania, tendrá que vérselas cara a cara con los ciudadanos rusos que le recriminarán el desplome de la economía rusa, por causa de las sanciones impuestas por Occidente. En otras palabras, Putin tendrá que comenzar de cero para reconstruir en su patria, lo que ha destruido con la invasión a Ucrania y veremos si el pueblo se lo va a permitir, si no pedirá su dimisión y la comunidad internacional le exigirá que responda por los crímenes de lesa humanidad que sus milicias han perpetrado en Ucrania, contra mujeres, niños y ancianos a los que han asesinado personalmente o por medio de bombardeos indiscriminados.

            Esta contienda bilateral con su vecino ucraniano ha significado para Vladímir Putin algo así como ponerse a sí mismo la soga de la horca al cuello y puede que sea el fin político, de su dictadura y hasta de su propia vida. Recordemos que los rusos, a lo largo de su dilatada historia, no han tolerado nunca los errores garrafales de sus dirigentes, así fueran Zares, dictadores comunistas, tiranos asesinos como Stalin o del mismo corte del actual Putin. Por ello, el levantamiento de la población no se descarta que suceda una vez que los jóvenes soldados regresen a sus bases en Rusia. Ahí comenzará la “verdadera política” para Putin, cuando se enfrente músculo contra músculo con los ciudadanos. Recordemos también que la oposición, dirigida por Navalny o nó, es muy fuerte y cohesionada contra el mismo Vladímir Putin y la derrota en Ucrania, le dará mayor inspiración y fuerza para enfrentar al tirano y su dictadura.

            Pero Ucrania ha significado ser, a pesar del inmenso dolor de los asesinatos y la destrucción general del país, de sus ciudades, una vitrina o una gran pantalla para ver la naturaleza del ejército ruso y la economía de Rusia y lo que hemos observado hasta el momento, no habla bien de Putin y su gobierno, tampoco del profesionalismo de sus soldados. El Alto Mando ruso ha quedado en deuda, porque no ha demostrado pericia en la conducción del ejército en esta aventura ucraniana y la falta de inteligencia de sus estrategas ha sido más que convincente. Sea quien sea el próximo gobernante de Rusia, después de Putin, tendrá que plantearse seriamente la reorganización de las Fuerzas Armadas, para evitar otra vergüenza como la que están sufriendo, donde les bajan helicópteros y aviones caza con una facilidad pasmosa, con misiles que se disparan desde los hombros de los soldados ucranianos; o los convoyes quedan abandonados por la huida de los soldados rusos, al verse atrapados en emboscadas fulminantes y sumamente inteligentes, planeadas y ejecutadas por los ucranianos. Amén de los tanques varados por falta de gasolina y que han caído intactos, sin ningún rasguño en la pintura exterior siquiera, en las manos de los enemigos que luchan por la libertad de Ucrania. Es decir, el desastre ha sido mayúsculo para los rusos y no ha faltado algún General en el Pentágono o en la sede de la OTAN, que habrá soltado la carcajada, burlándose del falso mito del poderío del ejército ruso, porque ha quedado en evidencia, totalmente al desnudo por su incapacidad, su bajísima moral y su poca destreza organizativa y de combate y ello, podría ser el fin de Putin, una vez sus cadetes vuelvan a casa, cabizbajos y humillados.


 Gabriel Boric no Está bajo “la Lupa”, sino bajo el “Microscopio” de los Politólogos

y Militares Chilenos

 

Asumió el poder el nuevo presidente de Chile, el comunista Gabriel Boric, en reminiscencia de lo que fue Salvador Allende. Bueno… los pueblos están conformados por gentes y las gentes suelen tropezar dos y hasta cinco veces con la misma piedra.

            Dichosamente en esta nación del Cono Sur del continente americano, existe un ejército con profunda y fortísima vocación democrática y es el garante de que los chilenos no caigan tanto en las fauces del comunismo nacional e internacional, como tampoco en la dictadura al mejor estilo Pinochet, sino que sigan en democracia y libertades individuales y conjuntas plenas. Sería muy obtuso el nuevo mandatario si obvia tal realidad con los soldados de su país. Es decir, no se trata, en modo alguno, del hecho de que los militares mandan en Chile… simplemente son garantes de que la Constitución sea respetada y cumplida al pie de la letra por los distintos gobiernos y que la forma de vida -en democracia-, no sea interrumpida, como lo hizo Salvador Allende al principio de la década de los 70s, al entregar al país a los soviéticos y cubanos. Si Boric conoce algo de la historia contemporánea, no incurrirá en el mismo error.

            Ahora, ¿Por qué los chilenos regresaron al marxismo al votar por ese joven de apellido balcánico? Muy simple: porque el modelo económico implantado por la dictadura de Augusto Pinochet, se agotó, ya no funcionó más, y lo vimos con los levantamientos del pueblo chileno antes de la pandemia china que ha estado desolando al mundo. Simplemente, en Chile, la casta conformada por los millonarios vivía muy bien y el inmenso grosor del pueblo… muy mal. Y el contrincante de Boric en las pasadas elecciones nacionales, el derechista Antonio Kast, prometía continuar con el mismo modelo económico ya desgastado, entre otras cosas. Es decir, entre los dos extremos, los votantes creyeron elegir al menos perjudicial, aunque, a la postre, podría ser una equivocación. En todo caso sabemos que, si Kast hubiera resultado vencedor en los comicios, no hubiera ameritado la vigilancia, el ojo avizor del ejército, durante un eventual gobierno suyo, como si es imprescindible hacerlo con Boric.

            La anterior afirmación porque Gabriel Boric y su ideología marxista-leninista, y a la sombra de lo que sucede en Cuba, Nicaragua y Venezuela, necesitan una vigilancia redoblada, talvez triplicada, por medio de los garantes de las leyes del país, porque quien confía en un comunista, tiene más de media vida propia perdida o la pérdida total de la libertad. El pasado reciente es riquísimo en ejemplos, más lo que está sucediendo actualmente, en estos precisos instantes, en Rusia, donde el soviético corrupto que es Vladímir Putin y su camarilla de ex espías de la KGB, manda a envenenar y encarcelar a quienes se oponen a su dictadura. Aparte de la invasión a Ucrania, donde el ejército ruso asesina por igual a mujeres, niños y ancianos, quienes no tienen nada que ver con su delirio belicista.

            La verdad, la urgente actualidad chilena, exige que el nuevo presidente de la nación, Gabriel Boric, sea vigilado, no solo por el ejército, sino por toda la sociedad de Chile que no cree en los extremos, para que no tuerza el camino democrático, para que se enmarque dentro de los parámetros y límites que están perfectamente delineados por la Constitución y, principalmente, observar por medio del “microscopio y sensores ultra-sensibles”, sus movimientos en el tinglado internacional; es decir, quiénes serán sus amigos en la región y quiénes sus aliados. Concretamente, un acercamiento con Caracas o La Habana, podrían confirmar lo que muchos latinoamericanos tememos: que la arteria marxista de Boric pueda más que él y lo empuje a cometer el error de alinear a Chile con las narco-dictaduras cubana y venezolana, algo peor de lo que perpetró Allende en su momento. Sería muy obtuso de su parte y suicida política y humanamente para Gabriel Boric.

            Chile, en estos instantes, no está para acercamientos con ideologías asesinas y retrógradas, propias del mundo polarizado que parece haber quedado atrás, en la década de los 80s. La nación, su pueblo, urge de reformas profundas en el aspecto económico, que garanticen la paz social, perdida durante los levantamientos pre-pandémicos. Que a Boric no se le ocurra llenar los corrillos del Palacio de La Moneda de emisarios cubanos y venezolanos, con esos horrendos acentos al hablar y con esos pensamientos de opresión que tanto daño causaron a los chilenos antes del golpe de Estado de 1973 y que hizo que Allende se suicidara cobardemente cuando iba a ser capturado por el ejército. El joven presidente tiene que comprender esta realidad, esta urgencia, y que los politólogos y periodistas se lo recuerden claramente, cada día, cada hora y en cada momento: que él debe circunscribirse a gobernar para los chilenos, única y exclusivamente, y reforzar los valores democráticos. Otra actitud… simplemente no corresponde…


 Costa Rica Frente a la Segunda Ronda Electoral. Matices.

 

El próximo 3 de abril, este país centroamericano de poco más de 5 millones de habitantes, realizará la segunda ronda electoral para obtener al próximo presidente de la República. José María Figueres Olsen (a la postre ex mandatario de esta misma nación), del Partido Liberación Nacional (PLN); y Rodrigo Chaves Robles, del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), serán los únicos contendientes, tal y como lo establece el reglamento electoral costarricense cuando, en primera ronda, no ha habido ganador y serán los primeros dos candidatos quienes se disputen la presidencia en el balotaje.

            Los dos personajes, ante los ojos de los votantes, presentan más falencias y errores personales, que virtudes, y cuando esa situación se da, los electores no tienen más remedio que elegir entre el menos “contaminado” o caracterizado por esos fallos del pasado reciente. Específicamente, al primero, a Figueres Olsen, se le acusa de haber recibido dineros presuntamente mal habidos, de la empresa de telefonía ALCATEL, a finales del 2004. Ya había abandonado la presidencia de la República de Costa Rica y fungía como director en el Foro Económico Mundial y vivía en Suiza. El 26 de octubre de ese mismo año, el telediario costarricense del Canal 7, llamado Telenoticias, comandado por el cubano Ignacio Santos Pasamontes y la peruana Pilar Cisneros Gallo, aseguró que ALCATEL pagó a la firma H.F. Desarrollos Interdisciplinarios, propiedad de Roberto Hidalgo, la suma de US$2,7 millones, a raíz de una asesoría que se le brindó a ALCATEL, por la licitación de 400 mil líneas celulares GSM.

            Hidalgo había contratado al señor Figueres Olsen para que lo asesorara en el aspecto de las tecnologías modernas de las comunicaciones y acordó pagarle a su contratado una comisión importante si había éxito en las negociaciones con ALCATEL. La asesoría de Figueres a la compañía de Roberto Hidalgo, se prolongó por espacio de 39 meses, que dieron un rédito de ganancia para el primero, por US$906 mil; es decir, esa fue la cantidad de dinero que José María Figueres obtuvo por su consultoría. El telediario del Canal 7 dijo textualmente que el ex mandatario de la República había movido sus contactos en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), para influir en la decisión final de adjudicarle a ALCATEL la licitación pública. En las investigaciones hechas por la Fiscalía General de la República de Costa Rica, quedó consignado que nunca Figueres hizo tal movimiento espurio. Tampoco, el Sr. Figueres fue requerido por la justicia costarricense, ni detenido, ni acusado y mucho menos juzgado; pero, en la actual campaña política, sus enemigos han seguido asegurando que la cantidad de dólares –arriba expuesta-, la recibió el ex presidente después de una jugarreta suya, reñida con la moral empresarial. Y de esa argumentación se están valiendo para restarle votantes de quienes creen a pies juntillas de que Figueres Olsen es realmente un delincuente “de altos vuelos.”

            En lo que estriba al otro candidato, Rodrigo Chaves, pesa sobre él una sanción del año 2019, del Banco Mundial, por supuesto acoso sexual en perjuicio de funcionarias de ese ente financiero internacional. La acusación contra él dice así textualmente: “Desde 2008 al 2013, (Chaves) se involucró en un patrón de comportamiento inapropiado no deseado.” Dicha resolución del Tribunal Administrativo del Banco Mundial, indica que dos mujeres fueron quienes lo denunciaron. La primera de ellas apenas contaba con 22 años de edad y sufrió el presunto acoso en el 2009, cuando trabajaba bajo las órdenes de Rodrigo Chaves; la segunda denunciante tenía 24 años de edad en el 2011 y las conductas inapropiadas se extendieron a lo largo de dos años enteros. “Me hacía preguntas personales incómodas sobre mi vida amorosa y comentaba sobre mi apariencia física.” Aseguró la joven a los investigadores del Departamento de Ética y Conducta Empresarial (EBC). Al finalizar la investigación, “el EBC encontró que el señor Chaves habría intentado besar a la primera denunciante en una forma no deseada, al menos una vez y los intentos de besos en los labios fueron no deseados (y) de naturaleza sexual, y el señor Chaves estaba enterado de que sus intentos de besos eran no deseados. El EBC condujo 30 entrevistas durante su investigación, en lo que se describió como un ‘espectro inusualmente amplio de alegaciones de diferentes mujeres.” Puntualiza el informe en contra de quien hoy es el candidato a la presidencia de Costa Rica, Rodrigo Chaves Robles.

            La prensa costarricense y los encuestadores políticos, con base en lo anterior, indican que la mayoría de mujeres no van a votar por Chaves, a quien consideran un individuo impúdico, deleznable ante los ojos de las féminas y, por supuesto, se ladean a favorecer a Figueres con sus sufragios el cercano 3 de abril. Reiteramos, todos los sectores de la vida nacional de Costa Rica, no hacen énfasis en las capacidades intelectuales o profesionales de ambos contendores, sino en esos dos supuestos errores que presuntamente cometieron, mientras un día uno de ellos lidera las encuestas; y al siguiente, el oponente es quien ha rebasado en las preferencias de los ciudadanos. Así mismo, se argumenta que “Chaves llegó donde está y él mismo no sabe cómo ni por qué”, pero que está aprovechando la tesitura actual en su favor. Veremos qué resulta de todo esto, en un panorama todavía nada claro.


 ¡A Bukele, Déjenlo Gobernar!

 

Causan sospechas aquellos que levantan sus voces contra el actual presidente de El Salvador, el pequeño pero importantísimo país centroamericano, porque, antes de la llegada al poder de quien fue exitoso alcalde de la Capital, San Salvador, en este territorio significaba jugarse la vida –literalmente-, en cualquier lugar donde se visitara y recorriera a pie, en autobús o en auto particular. “Las maras,” las pandillas formadas por jóvenes deportados de los Estados Unidos, eran las que ejercían el control casi absoluto en el país, ante la desidia, la indiferencia y la irresponsabilidad de la policía y el ejército salvadoreño, mientras que los sucesivos presidentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla comunista que desangró a los salvadoreños en una guerra prolongada y de las más salvajes que haya visto América Central, se dedicaban únicamente a sus actos corruptos, a enriquecerse, para huir posteriormente hacia la Nicaragua del igualmente corrupto y analfabeto Daniel Ortega, quien les dio asilo político y hasta la nacionalidad nicaragüense.

            Ahora que Nayib Armando Bukele Ortez está en el ejercicio del poder en esta nación, ha controlado gran parte de la situación causada por la delincuencia juvenil en las calles de todo el país; pero la gran lucha no la ha dado solamente contra los gamberros tatuados y asesinos de “las maras”, sino contra los estamentos del Poder Judicial y de muchos empresarios salvadoreños que, extrañamente, se han puesto en contra de las políticas nuevas de Bukele. ¿Qué les anima a tal despropósito? ¿Qué impulsa a un juez a defender a unos delincuentes cuyo único afán es asesinar por asesinar a personas trabajadores e inocentes? Las respuestas a estas dos preguntas podrían ser traumáticas cuando las sepamos profundamente y con precisión.

            Y cuando el joven mandatario de El Salvador destituyó a los mismos jueces obstaculizantes y con toda seguridad comprometidos con “los mareros”, la comunidad internacional comenzó a hablar de una supuesta dictadura que Bukele quería instituir en su país y demás insensateces que a los pseudo-diplomáticos anquilosados en la OEA, se les ocurrió pensar y decir, en ese antro de festines, champagne y orgías que se mantiene en New York con el dinero de los gobiernos contribuyentes y cuya función hemisférica es un fiasco absoluto. Pero el presidente salvadoreño siguió adelante hasta ver las calles de las ciudades limpias de tanto asesino tatuado hasta la médula. De paso, creó programas para reinsertarlos en la sociedad y no fundirlos en prisión, como se estiliza en todas las demás naciones latinoamericanas con los delincuentes que atrapan los policías en plena acción delictiva.

             De cara al exterior, Nayib Bukele pidió la entrega de los ex presientes corruptos que saquearon repetidamente al tesoro de la nación y también hubo voces contrarias que no tardaron en hacerse oír para criticar al mandatario actual. Es decir, evidentemente se ha tratado de detractores ocupantes de los renglones de la baja política salvadoreña y de algunos empresarios que han tenido, muy posiblemente, negocios espurios con los mismos ex presidentes y “los mareros.” No hay otra explicación a tanto odio contra Bukele y tanto comentario “ácido” a sus políticas de sanidad Institucional.

            En la misma OEA y en otros foros interamericanos se ha escuchado llamar al mandatario salvadoreño con calificativos de “prepotente,” “dictador”, “golpista”, “enemigo de la democracia”, “fascista”, y otros improperios reñidos con la realidad y con la personalidad de Nayib Bukele, debido a la defensa del caos que muchos en América Latina deseaban que continúe en El Salvador. Es decir, “ese poner orden en la casa propia,” ha molestado a unos y a otros, misteriosamente, y habría que ahondar en la naturaleza de esa oposición anti-Bukele, para tratar de explicar lo que sucede con esos detractores. La tesis que priva mayoritariamente, señala que muchos de los que defienden al status quo anterior a la llegada de Bukele al poder, tenían ganancias con la actividad delictiva y criminal de “las maras”, les vendían drogas, armas y obtenían un porcentaje de los robos y asaltos que los gamberros cometían a diario y, por supuesto, quienes no quieren la limpieza gubernamental que el presidente está haciendo actualmente, contra la enquistada corrupción de los ex mandatarios, es porque han estado implicados en esos desfalcos al erario público, que han sido escandalosos en épocas recién idas.

              Pero la gran verdad que domina a la realidad de El Salvador, nos muestra a un hombre dispuesto a sanear a su patria… es el gobernante que esta nación necesitaba ante tanto político inútil, irresponsable, tan delincuente como los mismos “mareros” de las calles e incapaz de resolver los apremiantes problemas que se estaban dando.

            Lo mejor que puede hacer Bukele es prestar “oídos sordos” a tanta injuria y desprecio y continuar con su tarea efectista y eficaz en pro del ciudadano salvadoreño. Más adelante, esas voces malsanas se acallarán por la misma inercia de su sinrazón y las gentes le darán el sitial que merece Nayib Bukele, el presidente diferente que está creando un país distinto.


 Putin, Además de su Descabellado y Criminal Ataque a Ucrania, ha puesto en Evidencia lo que es y puede

Dar su Ejército

 

Vladímir Putin, en su mundo de sueños y fantasías guerreristas y de poder, creyó que, al atacar a Ucrania, el territorio que, según él dijo en una ocasión, no era siquiera un país, iba a hacer lo de las tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial, que se internaban en las naciones enemigas igual a “un cuchillo en la mantequilla”; es decir, fácil y rápido, casi sin oposición armada de la contraparte, en lo que los analistas bélicos llamaron con toda precisión, “Guerra Relámpago” o Blitzkrieg en el original alemán.

            Pero el ejército ruso jamás podrá compararse con el alemán de aquella época, en principio porque los comandantes y Generales teutones eran profesionales de carrera y utilizaban las tácticas y sus cerebros brillantes para llevar a cabo sus movimientos en los campos de batalla; y, por el contrario, los pseudo-estrategas del Kremlin han cometido errores de bulto que vamos a analizar seguidamente en este comentario editorial.

            Primeramente, han despedazado, con bombardeos indiscriminados, lo que fueron ciudades bellas, de arquitectura neoclásica incluso, mostrando, además de su salvajismo congénito (el ruso sigue siendo aquel bárbaro venido de las estepas siberianas, a pesar de los siglos transcurridos), su impotencia, al no poder reducir ni sojuzgar al valiente pueblo ucraniano ni a sus militares, puesto que el ejército de Ucrania está demostrando mayor capacidad que el ruso (superior en número y armamento), al propinarle aplastantes derrotas a diario.

            La estupidez, la falta de prevención y mucho de improvisación, han causado que el Alto Mando ruso enviara a contingentes completos a las inmediaciones de la planta nuclear siniestrada de Chernóbil, como detallamos en nuestro reportaje “estrella” en esta edición, sin ropas adecuadas, sin mascarillas, sin contador gaiger para determinar los grados de radiación en la zona y les ordenó –el colmo de todos los colmos-, abrir trincheras en el llamado “bosque rojo”, pleno de radioactividad y entre más cavaban, más salía a la superficie la energía nuclear subyacente. Conclusión: esos jóvenes rusos, enviados a Ucrania a una muerte segura, desarrollarán células cancerígenas con toda probabilidad. Dos grandes autobuses los sacaron de la zona vomitando y con cuadros severos de fiebre y diarrea. Un error inconcebible de Generales que se consideran profesionales y diestros en el arte de la guerra.

             Y lo peor para Putin y su séquito de comandantes asesinos, que han ordenado matanzas de la población civil ucraniana, radica en que el Pentágono y el Alto Mando de la OTAN siguen los movimientos del ejército invasor ruso y analizan los errores y la impericia que comete constantemente: aviones y helicópteros bajados con relativa facilidad por los misiles tierra-aire ucranianos, tanques igualmente destruidos, camiones lanza-misiles abandonados en emboscadas en las que les han hecho caer los soldados del país invadido y una bajísima moral de los combatientes rusos, quienes, aunque parezca inaudito, han padecido frío, hambre y el ataque de los soldados ucranianos, porque desde Rusia no les enviaron tiendas de campaña (dormir dentro de los blindados es suicida por el frío  que prevalece en el interior de los vehículos y los ataques a los que se ven expuestos); tampoco les dan suficiente alimento y los rusos han tenido que entrar a las casas de las periferias que han conquistado, con manifiesta hambre, para asaltar alacenas y refrigeradores. También, muchos blindados, formando largas columnas en las carreteras, se han quedado sin combustible, porque el ejército enemigo ha destruido los cisternas que venían en la retaguardia o, simplemente, los Generales no les hicieron llegar dicho combustible. Mucho menos han querido introducirse a las ciudades ucranianas, porque saben que será mortal, ya que serían pasto fácil de los guerrilleros urbanos, de combatientes que conocen perfectamente el terreno en el que nacieron, crecieron y ahora luchan por la libertad de su patria.

            De hecho, los oficiales rusos se comunican por celulares que son interceptados por los ucranianos, saben de su posicionamiento y les envían drones que terminan destruyendo los convoyes rusos. Todo ello, repetimos, lo observa el Alto Mando Aliado con sede en Bruselas; mira con detenimiento cada error del ejército invasor ruso, lo hace por medio de satélites, por la información que recaban sus espías en el propio teatro de la guerra y por las noticias emitidas por los periodistas, corresponsales de guerra, y los mismos militares ucranianos. El ejército ruso es un fiasco. Las veredas de los caminos rurales y carreteras de Ucrania, están atestadas de fierros retorcidos de sus tanques y demás camiones de combate y sus soldados hechos prisioneros, jóvenes rusos enviados a morir por el demente Putin, lloran cuando se les interroga y la mayoría no saben qué diablos están haciendo en esta nación que han invadido. Putin no ha hecho otra cosa que mostrar la ineficacia de su ejército. Esa es la verdad.


 En Costa Rica, la Desaparición del Partido Acción Ciudadana (PAC)

 

Hay que tener mucho cuidado con los políticos resentidos, pues la mayoría de ellos albergan en sus fueros internos el sentimiento de la venganza y eso, precisamente, no es lo que necesitan los pueblos. La historia universal y la doméstica de Costa Rica, la democracia más estable y vieja de América Latina, nos conceden ejemplos de que la venganza de los políticos solo desgracias han acarreado.

            Veamos algunos casos: Lenin, el fundador de la Unión Soviética, luego de su lujoso exilio en Suiza, regresó a la Rusia zarista, insufló los ánimos de los rusos, disparó la revolución de 1917 y recordemos la clase de dictadura inhumana que creó y que continuó el asesino georgiano Stalin. Algo parecido hizo Fidel Castro, en Cuba, el hijo bastardo de su padre gallego (español), con la empleada de su casa, quien al lograr el poder en 1959, dio inicio al hambre, las carencias generales del pueblo cubano y la peor represión que recuerde la América que habla y se entiende en castellano. Todo el resentimiento lo vacían en forma de lapidaciones, detenciones arbitrarias, persecuciones de los opositores, encarcelamiento, hambre, exilio o asesinatos. Las evidencias ahí están a la mano de quienes quieran repasar un poco la historia contemporánea. Y los ejemplos de este tipo podrán citarse uno tras otro, pues son inacabables.

            “Aterrizando” en el tema, en 1978 llegó al poder en Costa Rica, Rodrigo Carazo Odio, un político nacido y forjado dentro del Partido Liberación Nacional (PLN); se disgustó con el jefe de dicho movimiento, José Figueres Ferrer, quien le arrebató la candidatura presidencial que le correspondía cuatro años atrás y se declaró disidente del PLN; formó su propio partido al que llamó Renovación Democrática; y gracias a una coalición con el Republicano Calderonista y otros partidos pequeños, alcanzó el poder. Lo que sucedió después fue un pasaje triste en la historia política costarricense, pues ejecutó una de las peores administraciones gubernamentales sufridas en Costa Rica. Gobernó parecido a un dictador, con puño de hierro; los diputados le dieron la espalda y no tuvo más remedio que gobernar por medio de decretos. Prepotente, arrogante, demagogo sin descanso, dueño de un discurso molesto, interminable, con una verborrea llena de errores en el uso del idioma español, mientras la economía del país caía a márgenes inimaginables y prestaba su ayuda a los comunistas en Nicaragua, para que montaran a la dictadura sandinista, un hecho que fue la sentencia de muerte de ese país y sus gentes. Carazo gobernó impulsado por la venganza y el resentimiento contra sus antiguos compañeros en el PLN y logró una de las peores administraciones en el devenir de esta nación.

            Mucho tiempo después, comenzando la década de los 90s, apareció Otón Solís, un individuo del sur de la provincia de San José, propiamente de Pérez Zeledón, donde no es aceptado ni estimado, y fundó al Partido Acción Ciudadana… La verdad, un partidito de “cuatro gatos y algún perro que de repente llegaba a sus tiendas”; pero que se vio remozado cuando metieron a la cárcel a dos ex presidentes de la República y que pertenecían a la Unidad Socialcristiana. ¡De pronto, el PAC experimentó un engrosamiento de sus filas, que ni sus mismos dirigentes esperaban nunca jamás! Los antiguos militantes de la Unidad habían encontrado un alero donde refugiarse de las tormentas y cataclismos que deparan en ocasiones los políticos. Y Otón Solís, aquel ex ministro de la administración liberacionista de Oscar Arias, resentido política y personalmente hasta el tuétano, observó cómo su compañero y amigo, Luis Guillermo Solís, otro ex liberacionista, alcanzaba la presidencia de la República bajo la bandera del PAC. Cuatro años después lograba la misma performance Carlos Alvarado, “el presidente de la pandemia.” Los dos gobiernos, según era de esperar a quienes sabemos algo de política, fueron erráticos hasta lo más profundo y sumieron a Costa Rica en una crisis económica-social, solo comparada con la de Rodrigo Carazo. El resentimiento había hecho estragos nuevamente.

            Finalmente, tras los resultados de los recién celebrados comicios nacionales, los partidarios (nada seguros) del PAC, parece que se “atomizaron” y unos regresaron a su partido de origen, la Unidad; otros votaron por movimientos alternativos y muy pocos continuaron en el PAC. Casi ninguno. Lo cierto es que daba pena “el cuartel general paquiano”, la noche cuando el Tribunal Supremo de Elecciones hacía el conteo de los votos: estaba desierto el sitio, le hubiera dado terror al mismo Conde Drácula por el frío, la pesadumbre, la soledad que calaba los huesos y la incredulidad de la peor paliza moral y aritmética que se le estaba dando a un movimiento que, en otroras épocas, presumía de ser el mayor, numéricamente hablando, de Costa Rica. ¡Ni Otón Solís se apareció por “la carpa” del PAC! Obviamente, los errores en política se pagan de esa manera… con el abandono de los votantes, quienes huyen semejantes a ovejas cuando el cielo se cubre de rayería y lluvia tempestuosa. Empero, Solís, el gallardo fundador, insiste en decir que su partido no ha desaparecido. Algo así le escuchamos a Saddam Hussein quien juraba que su dictadura no había sido derrocada. “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver,” dice la sabiduría popular, y Otón Solís y su grupúsculo de amiguetes siguen auto-engañados de que tienen vida y harán lo del Ave Fénix: surgir de las cenizas. Pero no han tomado en cuenta que en la noche de la derrota, hace poco, la señora del aseo pasó con su escobita y barrió a esas mismas cenizas y ya no hay nada. Réquiem para lo que fue y… ya no es.


 Putin ha Querido Convencer a la Opinión Pública de su Valía; pero la ha Indispuesto en su Propio Perjuicio con

la Invasión a Ucrania

 

Vladimir Putin es un ser maldito, detestable, de lo peor que ha dado la Tierra a la vida. Si había algunos rusos que lo admiraban y estimaban, después de haber enviado al ejército a atacar a Ucrania, esta vez se les ha caído la venda de los ojos. Porque solo un hombre que se ama a sí mismo, que es un megalómano en potencia como lo es él, y no siente nada por su país de origen, puede enviar a miles de compatriotas, todos ellos en plena juventud, a invadir un país vecino, al que no le permite vivir en paz, desarrollarse y gozar de su independencia. Ahí morirán muchos rusos que nunca quisieron esta guerra y menos contra sus hermanos ucranianos; y, por supuesto, morirán muchos, miles de ucranianos por culpa de un solo individuo llamado Vladimir Putin, el sempiterno dictador de la Rusia post-soviética.

            También le odiarán los banqueros rusos, los multimillonarios con fortísimas inversiones en Occidente, quienes sufrirán las sanciones económicas recién impuestas por el mundo libre, porque el dictador ruso ha invadido y masacrado a una nación libre en el caso de Ucrania. Todos ellos le maldecirán y querrán que nunca hubiera nacido este engendro del vientre de la policía secreta soviética, la KGB. Porque Putin sigue siendo soviético, sigue siendo el seguidor de Marx y Lenin, los padres de la aberración soviética, del comunismo de hambre e iniquidad general y de la carencia de humanismo en el corazón de sus seguidores. Como espía de tercera clase, nunca de la élite del espionaje soviético, Putin fue formado para espiar y matar, aunque en la antigua Alemania Oriental solo se dedicaba a labores de escritorio, quizás de limpieza del edificio donde se albergaban las lúgubres oficinas del KGB. Y con esa malformación ha continuado su vida, a pesar de que Boris Yeltsin, el alcohólico ex presidente ruso, le dio la mano y lo llevó a los Despachos del Kremlin en la década de los 90s. Es decir, Putin, cada vez que manda a matar a un opositor, así esté en Berlín o Londres, y cada ocasión que encarcela a otros contrarios suyos, está demostrando que sigue siendo aquel hombre enjuto, de vestir miserablemente con su único traje y su única corbata dispensada por el Estado comunista alemán. Para él la muerte tiene tanta importancia como las personas que le rodean; es decir, es un sentimiento nulo que con él no armoniza ni significa absolutamente nada.

            Sabedor de que en el interior de Rusia son más los que le odian  que aquellos que le aceptan, con la invasión a Ucrania ha intentado insuflar el patriotismo de los rusos, de llenarlos de orgullo nacionalista; pero los ciudadanos de Moscú y otras ciudades le han demostrado su vocación de paz y han salido a las calles y plazas para protestar contra esa guerra fratricida. La respuesta de Vladimir Putin por medio de las fuerzas de seguridad, ha sido apalearlos, apresarlos y llevarlos a las mazmorras del régimen. Y le han odiado más por ello.

            La economía de Rusia es sedente, es un país altamente endeudado con la Banca internacional; se trata de un Estado militarizado, de una dictadura en toda regla, pero en nada progresista y mucho menos “el espejo” donde podrían verse las economías emergentes de los países vecinos. Los rusos lo saben. Putin lo sabe. Por eso ordenó invadir a Ucrania, para desviar la atención de los profundísimos problemas que le aquejan a él y a su dictadura sanguinaria. Con toda seguridad, de acuerdo a los análisis del Pentágono estadounidense, el ejército ruso, mejor armado que el ucraniano, podría acabar con la invasión en menos de un mes; pero la guerra proseguirá, lo mismo que en Chechenia. Es decir, los ucranianos venderán cara su derrota con actos de sabotaje, con guerrilla urbana y en los densos bosques del país y causará muchísimas muertes de soldados rusos, de igual manera como lo siguen haciendo los chechenos. En principio, porque el mal espía, el oscuro e insignificante espía del KGB, apostado en Alemania del Este, llamado Vladimir Putin, no sabe que el ser humano de cualquier latitud del mundo, valora y ama sobremanera estas tres cosas: a su familia, su patria y su libertad. Y él le está cercenando a los ucranianos esas tres prerrogativas irrenunciables en cualquier persona humana.

            Son muchas las madres, esposas e hijas que perdieron a su cabeza de familia en Chechenia, por culpa de un ataque guerrillero y soslayan el nombre de Vladimir Putin cada vez que observan los retratos de esos hombres que fallecieron en una insulsa y cruenta guerra y nunca regresaron al seno del hogar, por culpa única del dictador ruso. Ucrania supone que será una gran bóveda mortuoria para los regimientos rusos. La historia reciente y el paso del tiempo así lo determinarán y en estas cosas rara vez nos equivocamos, pues “el hombre violento… muere violentamente,” según dice la máxima.


 Esta es la Panorámica Gris Dibujada por la Guerra en Ucrania

 

Igual al boxeador más fuerte que golpea a su oponente más pequeño y débil, con toda su furia; pero éste no cae, se mantiene inesperadamente de pie, resistiendo golpe tras golpe con mayor valentía y determinación, mientras en la esquina del cuadrilátero que pertenece al fornido peleador, no se explican por qué todavía no cae a la lona quien debió ser derrotado en las primeras acciones del combate. Así mismo le está sucediendo a Rusia con Ucrania.

El país agrícola, llamado con toda precisión “el granero de Europa”, por su elevadísima producción de cereales, está demostrando, por medio de su culto pueblo que, de la misma manera como resistieron a los nazis y a los soviéticos, ahora hacen lo propio con los soldados enviados por el esquizofrénico Vladímir Putin, el dictador de Rusia. No cae Ucrania, pese a los prolongados y criminales bombardeos que matan a mujeres, niños y ancianos, destrozan hospitales, escuelas, colegios, Universidades y albergues para gentes seniles y discapacitados. No cae, no se rinde, no pide compasión, no gime siquiera, no llora y no se doblega, mientras el dictador ruso descarga toda su ira y frustración con mayores bombardeos.

            Y mientras el tirano criminal ruso muestra siempre su mismo semblante: glacial, inexpresivo y aparentemente sin vida, la comunidad mundial le odia cada día más. La última resolución de la ONU le ha condenado con una votación casi unánime de los países que conforman a esta organización, solo las dictaduras criminales de Nicaragua, Cuba, China, Venezuela y alguna más, le han dado sus votos favorables. En otras palabras, si alguna vez Vladímir Putin, el gris ex agente de la KGB soviética, despertó algún tinte de admiración, ahora la ha perdido definitivamente. Los semblantes de las ucranianas sangrando y los cadáveres de los niños, resultados de sus misiles y bombas lanzadas contra las ciudades de esta nación, le acusan, le señalan y le muestran tal cual es… un asesino demente, capaz de asesinar a su propia madre si fuera el caso.

            Al notar que Ucrania no se rinde a su poderoso ejército y, por el contrario, sus blindados y soldados caen muertos cada vez más fácil en tierras ucranianas, ha decidido atacar a las plantas nucleares para forzar la rendición. Un juego macabro que a todos nos ha dejado con “la sangre helada,” porque otra explosión superior al accidente de Chernóbil, en 1986, simplemente sería catastrófica, no solo para Ucrania, sino para toda Europa, el norte de África, Oriente Próximo y la misma Rusia, donde morirían millones de rusos inocentes. Por ello, ahora es el momento propicio para que el Alto Mando ruso le dé un golpe de Estado a este enloquecido dictador, quien, con el paso del tiempo, se está mostrando en su verdadera naturaleza: un esquizoide digno de atar. La propaganda de la OTAN debería concentrarse en ese tópico, en el derrocamiento de Putin y su internamiento en nosocomio para dementes y que finalice sus días ahí, aislado, medicado y alejado de cualquier forma de poder. Ni la antigua cúpula de la Unión Soviética se atrevió a tanto, ni Nikita Krushev, Leonid Breznev, Yuri Andropov, Constantin Chernenko y mucho menos Mijail Gorvachev atentaron contra la humanidad como lo está haciendo ahora mismo Vladímir Putin.

            Internamente, en el teatro de guerra en Ucrania, la situación es inhumana, sangrienta “a plena luz del día”, con bombardeos masivos contra aldeas, ciudades, carreteras, puentes y ahora… contra las centrales nucleares. Más de un millón de ucranianos han tomado sus automóviles, trenes, autobuses y cualquier medio de locomoción para abandonar al país y, dichosamente, naciones como Polonia y Hungría, les están recibiendo con los brazos abiertos. Los ucranianos caminan en dos direcciones: los que huyen hacia Europa Occidental y los que regresan a Ucrania para empuñar las armas contra el invasor. Ese es el fenómeno psico-social que se está presentando actualmente.

            Y en las entrañas de Rusia, los ciudadanos, quienes deploran lo que está haciendo Vladímir Putin (hay muchos encarcelados por manifestarse en contra de la guerra), están viviendo una verdadera histeria y acuden a los Bancos para retirar su dinero ahorrado, antes de que el Estado ruso se los arrebate por la falta de liquidez. De tal manera, las sanciones económicas, duras como nunca antes lo fueron, ya están haciendo mella en las finanzas de este país: los rusos podrían sufrir en carne propia el delirio de Putin, pasar hambre, carencias varias y la economía global de la nación podría resentirse hasta márgenes insospechados. Mientras tanto, Putin no echa marcha atrás en su guerra fratricida y sigue con su semblante pétreo, en el que no se observa ninguna emoción distinta a lo glacial, a lo frívolo, lo criminal…

            Ciertamente Ucrania no es Afganistán, invadido por la Unión Soviética; ni la Siria de Bashar el-Assad, ayudada por el mismo Putin contra el sanguinario Estado Islámico (Daesh o Isis), porque se trata de una nación enclavada en el corazón de Europa, un país sumamente productivo y civilizado, que, al sufrir los embates del ruso invasor, los hace sentir también en el resto de continente. Por lo pronto, no se ve la luz al final del túnel, mientras solo pedimos que Putin sea depuesto y se restablezca la paz, la cordura y el humanismo en tierras ucranianas. 


 Putin no las Tiene todas Consigo

 

En estos precisos instantes, decenas de oligarcas rusos deben estar maldiciendo a Vladímir Putin por el daño que les ha ocasionado, paralelamente al que está sufriendo el pueblo ucranio. Sus lujosos yates confiscados en puertos alemanes e italianos; sus chalets en Los Alpes del mismo modo han pasado a manos suizas y austríacas y sus inversiones y empresas privadas, pertenecen ahora a los gobiernos de Inglaterra, Escocia, Gales, Canadá y los Estados Unidos, por mencionar algunas de las problemáticas que están sufriendo alrededor del globo terráqueo. Y lo maldicen con “voz en cuello”, con toda la razón de su parte, porque ningún oligarca nacido en Rusia quiso esa demencial guerra, un ataque a mansalva contra una nación inofensiva que nunca representó ningún peligro para los rusos y su gobierno. Putin, sin duda, enloqueció de repente o la soledad del poder, de la omnipotente dictadura suya, lo tenía aburrido y decidió darle un giro (mortal) a su rutina, al atacar a Ucrania.

            La imagen política, militar y personal de Putin está en el mínimo en la opinión pública mundial y en los corazones del 99,9 por ciento de los seres humanos que siguen con tristeza los hechos acaecidos en suelo ucraniano. Si el dictador ruso quisiera visitar a cualquier país distinto a sus satélites, habría que redoblar los anillos de seguridad para que no lo asesinen o agredan esas gentes que hoy lo odian profundamente: las fotografías de los niños y madres masacradas por las bombas de su ejército, han quedado grabadas indeleblemente en las memorias de la colectividad mundial.

            Las sanciones económicas determinadas por Occidente son otra gran variable del mismo tema y aquí entran en juego los rusos sencillos, los que componen al pueblo, quienes han corrido a los Bancos para retirar sus ahorros en rublos, una moneda que se ha precipitado al vacío, debido a estas mismas sanciones. Rusia, hoy más que nunca, corre el riesgo de empobrecerse súbitamente y que sus ciudadanos proyecten un levantamiento contra el orden dictatorial, aparte de las detenciones que ya se han estado produciendo en las ciudades de esta nación, contra los manifestantes opuestos a la guerra. Es decir, los rusos tienen suficientes razones para sentirse enfadados, muy molestos con Vladímir Putin. Pronto comenzarán a vaciarse los supermercados y a vaciarse las cuentas bancarias personales, mientras las exportaciones decrecerán de manera ostensible y las importaciones sufrirán peor castigo: los computadores se quedarán si refacciones, así también los automóviles, el sistema de telefonía y de televisión y todos aquellos aparatos de uso diario que Rusia no puede producir por sí sola. Putin, dentro de su delirio guerrerista, no previó el hecho de que el mundo actual funciona solo gracias a una interdependencia entre las naciones y ningún país sigue su presente y su destino en solitario y Rusia no es la potencia que el dictador se imagina que es… De hecho, Rusia solamente ha sido una potencia gracias a sus armas nucleares y no por otro factor, desde que el comunismo se adueñó de su frágil realidad. Prontamente, muchos rusos querrán abandonar a su propio país y verán opciones de huir hacia Finlandia, Polonia, Turquía, Bulgaria o Rumanía, pero se encontrarán con el desprecio de esos pueblos que fueron sojuzgados, primero por los soviéticos, y ahora atemorizados por el guerrerismo criminal de Vladímir Putin. Lo cual significa que las opciones de escapar del mismo dictador ruso, no serán muchas para los rusos cansados y decepcionados de un individuo que solo tiene sed de sangre, semejante a un vampiro perdido en el pasado, en épocas muy trasanteriores.

            Nieva en Ucrania. El invierno ucrano es particularmente duro y presentará mayores ventajas para los soldados de esta nación, que resisten valientemente; y también mayores desventajas para los rusos invasores. Y cuando el invierno amaine, quedará el lodo donde los blindados, con sus orugas, quedarán atascados y serán blanco fácil para los ucranianos. Y entre más civiles Putin ordene masacrar con sus misiles y bombas, más se enardecerán los corazones y espíritus de los ucranianos y la resistencia armada se intensificará. Aquí se da aquel fenómeno psico-social del valor insuflado de quien es atacado, ante el temor del atacante, del ofensor. La moral altísima de los ucranianos, contra el deseo (irreversible) de los rusos por volver a casa cuanto antes, a sabiendas de que si deserta, será fusilado en el acto por sus superiores. Todo esto nos hace mantener la fe intacta y la esperanza de que los ucranianos podrán acabar con el ejército de Vladímir Putin y solo es cuestión de tiempo.

            Finalmente, una noticia halagüeña dice que Occidente ha enviado más pertrechos a Ucrania y ello podría inclinar la balanza de las hostilidades en perjuicio del poderío ruso.


 Los Ojos de Toda América estarán sobre Gabriel Boric

 

Aquel hito, que hasta hace pocos años era divulgado por toda América, y era llevado y traído, de que el único candidato comunista que hubo alcanzado la presidencia en un país mediante el voto popular o con el favor de las masas de votantes, fue Salvador Allende, hoy ha quedado prácticamente relegado y muy pronto en el olvido de los politólogos e historiadores, en parte porque otros políticos lo han logrado de igual manera en otras naciones, en los casos de Pedro Castillo en el Perú, y Gabriel Boric en el mismo Chile de Allende, hace escasas semanas atrás.

            Sin embargo, la tesitura social y política por la que atravesaron tanto Allende como Boric, fueron diametralmente diferentes. Veamos algunos tópicos de ello: cuando Salvador Allende triunfó en las elecciones nacionales chilenas, los sufragantes no sabían hacia dónde los llevaría el nuevo mandatario, por eso soportaron las vicisitudes otorgadas por el marxismo-leninismo criollo con paciente resignación, no así el Alto Mando del ejército chileno que tomó la decisión de restablecer el sistema de mercado y la productividad para sacar a Chile del naufragio al que fue sometido por Allende y su grupo de pro-soviéticos y pro-cubanos entronizados en el Palacio de La Moneda.

            Con Boric la situación es diferente porque el pueblo chileno le eligió a sabiendas de lo que había sucedido con Salvador Allende en el pasado, un pésimo gobernante que sumió al país en la miseria y lo estaba entregando paulatinamente a los soviéticos y a los cubanos, quienes no salían del largo territorio chileno. Quizás quienes votaron por Boric han sido las mayorías jóvenes, quienes no vivieron ni un ápice el sufrimiento que les causó el desgobierno allendista, ni el golpe de Estado dado por Augusto Pinochet y talvez tampoco la dictadura pinochetista. Pero los viejos que, presuntamente, votaron por el nuevo presidente comunista, lo hicieron con el conocimiento fiel de que podría tratarse de otro error parecido a la elección de Allende.

            La gran pregunta que surge en Chile en la actualidad, cuando Boric no ha asumido todavía el poder, es: ¿Gobernará alejado de las políticas de Moscú, Caracas y de La Habana y no será, en modo alguno, una reiteración del acabose causado por la narco-dictadura de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela? Esa es la gran interrogante. Misma que nos formulamos en Perú cuando Pedro Castillo asumió la presidencia, pero hemos ido observando poco a poco que el maestro parece haber utilizado, únicamente, al partido comunista peruano a manera de plataforma política para ofrecer su candidatura al gran electorado y posteriormente triunfar en los comicios, según hemos observado fehacientemente; porque, en las

últimas semanas ha ido cambiando a parte de su Gabinete ministerial, dejando “en la cuneta” a los más recalcitrantes marxistas y tomando el sendero del centrismo, talvez un centro izquierdizante, pero centro al fin y al cabo. De tal forma que ya no se teme a Pedro Castillo como se le temía cuando presentó su postulación y ha apaciguado las aguas violentas, tanto en la oposición como en las Instituciones que velan por la democracia peruana.

            Algo semejante se espera de Gabriel Boric en Chile. Incluso, algunas de sus correligionarias han insistido en escribir en la red social Twitter, que no habrá acercamiento con los regímenes comunistas de América Latina y tampoco dictadura al mejor estilo de Allende. Veremos hasta qué punto estas afirmaciones serán ciertas con el paso de los meses, cuando Boric haya asumido el poder.

            Por supuesto que la misma molestia y la misma situación dubitativa la presenta la presidenta electa de Honduras, la esposa del lacayo de Hugo Chávez, Manuel Zelaya, quien fue bajado del poder mediante una asonada militar. La señora Xiomara Castro tendrá que comprender que asumirá un gobierno “prestado” por los militares, quienes le harían lo mismo que a su esposo si se entrega prostituidamente a los brazos de los venezolanos y cubanos. Y algo semejante ocurrirá en Chile con el ejército que se sabe, sobradamente, que es garante de la democracia y del sistema económico de mercado, del capitalismo al mejor estilo europeo occidental, japonés o estadounidense.

            En otras palabras, los soldados no van a permitir a otro Allende en Chile; ni a otra igual a “Mel” Zelaya en Honduras y eso, esperamos, que ambos presidentes recién electos lo tengan claro, tanto en América Central como en el lejano Cono sur. Y todo lo que sea asegurar las libertades ciudadanas, constitucionales y económicas, es bien visto por nosotros, quienes amamos, practicamos y creemos intrínsecamente en la libertad. Por eso deseamos que Boric no repita jamás la aventura suicida de Salvador Allende y sepa respetar los ideales del ser chileno.


Chernóbil, un Detallito muy Grandecito para ser Obviado por Rusia

 

Ante la inminencia de un ataque militar ruso a Ucrania, nos ha asaltado una preocupación y que la prensa mundial, especialmente la europea, no ha comentado siquiera ni de paso… y nos referimos a la planta nuclear de Chernóbil, donde ocurrió el desastre el 26 de abril de 1986, cuando explotó el reactor número 4 y causó el peor desastre de esta naturaleza en la historia de la humanidad.

            Recordemos que la nube radioactiva, empujada por el viento, abarcó a todo el Viejo Continente, desde Finlandia hasta Grecia y desde Ucrania hasta las islas británicas y más allá, al oeste, hacia el Atlántico abierto; y hacia el Este asiático.

            Lo cierto es que sellar el gran orificio del mismo reactor ha costado no solo millones de millones de Euros, sino las muertes de trabajadores por causa de la interminable radiación que hay en el lugar. Primeramente se tuvo que convencer a las autoridades soviéticas para que cerraran definitivamente la planta, cuyo nombre por sí solo mostraba el orgullo que sentían en el Kremlin por ese conglomerado de reactores, ya que le pusieron Central Nuclear Vladimir Ilich Lenin, el fundador de la desaparecida Unión Soviética y uno de los personajes más oscuros del devenir de la humanidad, causante de millones de muertes en Rusia y repúblicas satélites, a lo largo del Siglo XX.

            Finalmente, tras el convencimiento logrado por los gobiernos de los Estados Unidos, Alemania, Francia, Suecia, Reino Unido y otros, los soviéticos, después de que esas naciones “sacaran sus chequeras” y propusieran pagos exorbitantes, acataron el cierre definitivo del lugar y pensaran en tapar el enorme boquete causado por la explosión, ya que la fuga de material mortal seguía produciéndose (y continuará por miles de años más). Después de muchos intentos fallidos, porque la radiación seguía fugándose al exterior, ingenieros occidentales –porque los rusos mostraron una total incapacidad-, construyeron la cúpula actual (sarcófago), misma que tapará el sitio por espacio de un siglo aproximadamente. Fue inaugurada en noviembre del 2016, treinta años posteriores a la tragedia, tiene forma de arco, es gigantesco, con 110 metros de alto, 150 de ancho, 256 de largo y un peso de más de 30 mil toneladas. La finalidad, repetimos, es impedir que la fuga de radioactividad se siga dando y poniendo en peligro las vidas de millones de personas en Ucrania y países adyacentes.

             La obra fue financiada por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), tras lograr la colaboración de 28 países, que contribuyeron con €1417 millones. Fue construida por la empresa francesa Novarka.

            Yendo al punto medular de este editorial, recordemos que la planta nuclear siniestrada se encuentra en Ucrania precisamente, el país que está siendo amenazado por la irresponsabilidad criminal del dictador “de todas las Rusias”, Vladimir Putin. Y es bueno apuntar también aquí, que el escape de material radiactivo parece ser eterno; es decir, solamente podrá finalizar en el caso de que este planeta explote en mil pedazos y deje de existir; de lo contrario, la radiación seguirá ininterrumpidamente a lo largo de los milenos venideros. Así de serio es el problema.

            Es por todo ello que nos preocupa sobremanera la planta nuclear de Chernóbil, donde se produjo el peor accidente nuclear de la historia humana, muy superior al lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Japón, en 1945, por parte de los estadounidenses, al final de la Segunda Guerra Mundial. En otras palabras, lo sucedido en Ucrania superó al ataque nuclear al Japón 100 veces más en cuanto a la radiación y poder destructivo liberado. Por supuesto que el sarcófago está diseñado para soportar terremotos, huracanes, rayerías, fuertes tempestades causadas por el severo clima de la zona, no así para proteger al orificio del reactor 4 en el caso de que le sea lanzado un misil y en un eventual ataque del ejército ruso, ese sería el principal temor que asalta a muchísimos ucranianos, quienes experimentarían el escape de la radiación que el sarcófago ahora detiene. ¿Habrán pensado en ello Putin y sus Generales, antes de asestar el golpe contra los ucranianos?

            Incluso se podría dar el caso de que la misma resistencia ucraniana (los partisanos), una vez que los rusos se hayan apoderado del país, destruyan a la cúpula de Chernóbil, con el propósito de sabotear a los invasores y provocar otro desastre nuclear y así matar a miles de soldados extranjeros. Es así como esta planta nuclear siniestrada está camino a Kiev y tendrán que pasar junto a ella los regimientos invasores, antes de apoderarse de la Capital de Ucrania. Un detallito demasiado grande para ser obviado por el Kremlin y sus afanes imperialistas y sanguinarios.

            Aún la flama de la diplomacia no se ha apagado. Esperemos que resulte vencedora y la cordura se apodere de Putin y termine su errático sueño de conquista.


 Algunos Candidatos Ofenden Profundamente en

lo Personal

 

El proceso electoral en Costa Rica presentó, como nunca en su historia, a 25 candidatos a la presidencia de la República y ello, en lugar de beneficiar a los votantes, causó un inesperado abstencionismo que parecía ser mayoritario que el número de votantes a favor del candidato de las preferencias. Es decir, eran más los inconformes con las elecciones, con los candidatos, que aquellos votantes decantados en favor del vencedor.

              Dentro de esa gama de candidatos a la presidencia de la República de esta añeja democracia centroamericana, se dio un fenómeno que fue también inesperado, aunque fue en el aspecto psíquico, subjetivo, profundo y que ofendió a muchos ciudadanos que estaban dispuestos a acudir a las urnas para depositar el sufragio y fue... la falta de inteligencia y preparación de una candidata en particular.

             En procesos trasanteriores en Costa Rica, disgustaban  postulantes por su afiliación comunista, por representar a la clase poderosa económicamente, por actos corruptos del pasado, porque sus palabras discursivas dejaban entrever su falsedad, porque eran fanáticos de aquel dogma o ideología equis, o no representaban al centrismo que muchos anhelaban, etcétera, etcétera. Pero esta vez ha sido la falta de inteligencia de la candidata Lineth Saborío, quien, para ser mujer, maneja una retórica parca, nada clara, carente de significado, de mensaje elemental y popular y vacía. En otras palabras, esta candidata que representa al Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) (fuertemente cuestionado en el pasado por su evidente corrupción), "habla mucho, pero no dice nada." La parquedad de sus argumentos, ese querer decir algo y quedarse en el intento, lo que deja traslucir es su cerebro vacío de ideas -aunque sean sencillas-, de información y de razonamiento político, financiero, económico y social. La señora no sabe nada de nada. Figura ser igual a una cocinera a quien de repente convencieron para que presentara su candidatura en las elecciones del país, sin estar preparada para ello. Y la verdad... verla, obesa, mal presentada, pues ni el exceso de maquillaje la salva de la crítica ácida, y peor aún, escucharla... enfada, ofende a los oídos de quienes la hemos escuchado y analizado. Lineth Saborío no dice absolutamente nada. No tiene argumentos. No tiene conocimiento de la realidad circundante. No responde específicamente a las preguntas de los periodistas. No convence a quienes medianamente piensan, incluso. Aún así, es quien se mantiene en segundo lugar en la preferencia de los votantes. ¡Note usted el desparpajo, la incongruencia y el irracionalismo!

                 Y ese hecho de que muchos votantes la mantengan en el segundo puesto, se debe, en parte, a que el señor José María Figueres, del Partido Liberación Nacional (PLN), no les gusta para ocupar el puesto de Presidente de la República; y, en segundo término, porque la educación costarricense, el sistema educativo concebido como tal, ha hecho del ciudadano tan obtuso como la misma señora Saborío. Es decir, el votante busca sufragar por quien se parece a él en su manera de hablar, pensar y actuar. Votar por Lineth Saborío es votar por las palabras huecas, sin sentido, por la falta de argumentación, por el desconocimiento de la realidad nacional y por la peor candidata posible.

                Hay politólogos que explican el auge de Saborío, su segundo lugar en las simpatías de los votantes, porque los votantes del Partido Acción Ciudadana (PAC), hoy en el poder, están desencantados y han regresado a las filas de la Unidad Socialcristiana (PUSC), de donde un día, hace ocho años atrás, partieron para remozar las tiendas del PAC, pero ahora han regresado a su partido original. Esto quiere decir que ha habido una especie de "transmigración" de votantes en ambas direcciones: del PUSC hacia el PAC y, ahora, de regreso al PUSC. Ello explica el número de votantes del que hace gala la señora Saborío, a pesar de sus falencias personales e intelectuales.

                No faltará quien nos tache de machistas, groseros y anti-feministas. Pero a esos les diremos que en Costa Rica hay mujeres extraordinariamente inteligentes que pudieron haber optado por la presidencia de la República, pero no lo hicieron, porque no tienen la ambición ni el coraje suicida de Lineth Saborío y han preferido continuar en la tranquilidad de sus hogares, antes que exponerse a los avatares de la política. Lástima que esas mujeres no tomaron esa crucial decisión, justamente en un país donde abundan las mujeres profesionales, bellas, inteligentísimas, cultas y preparadas para administrar bien. Ha sido una gran lástima.

              Por el momento, preferimos no escuchar ni ver a la Saborío, porque nos ofende profundamente en nuestra inteligencia y sabemos que esa es una de las ofensas mayores que se le pueden hacer a otro ser humano... atacar a su inteligencia.   


 El Juego y el Re-Juego de Andrés Manuel López Obrador

 

El enclenque presidente de México, AMLO –según se le conoce por las siglas de su nombre-, sigue con su inacabable juego de agarrarse de la historia de su país y de España, específicamente de la Conquista, para desviar la atención de los profundísimos problemas que aquejan a los mexicanos durante su mandato.

            Da pena verle y da más pena escucharle en sus diarias conferencias de prensa ante periodistas nacionales y extranjeros, quienes tienen que luchar contra el sueño, pues AMLO es soporífero cuando habla y se mueve despaciosamente, como si estuviera en “cámara lenta”, igual a un reptil desperezándose al despertar de su letargo. Sus respuestas dan lástima, su voz extremadamente pausada, arranca bostezos que muchos comunicadores ya no saben disimular y la esencia de dichas respuestas es más sorprendente aún por la desfachatez que llevan implícita y porque se trata de un individuo de una cultura muy parca y nada asertivo de cara al público que espera, inútilmente, más y mejores argumentaciones; pero es incapaz de darlas.

            “Para muestra un botón”: la periodista que fue recientemente asesinada en Tijuana, y que irrumpió en media conferencia de prensa en una video-llamada, para rogarle al presidente mexicano que le salvara la vida, éste solo atinó a decir unas cuantas palabrejas balbuceadas y de las cuales se pudo entender que el Estado mexicano ya le había dado protección durante el tiempo reglamentario y no se podía hacer más y el resultado de ese ruego de la comunicadora Lourdes Maldonado, fue el asesinato tal y como ella lo temía. La masacraron a balazos cuando llegó a su casa de habitación y todos los dedos índices señalan a su ex jefe, Jaime Bonilla, empresario televisivo y senador gran amigo del mismísimo López Obrador. Lo cual significa que fue uno de los asesinatos más claros (y anunciados), que se iban a cometer, y del cual se conocía, anticipadamente, quien iba a pagar a los sicarios para ejecutar a la periodista. Pero AMLO ha negado que fuera Bonilla y ha dejado a la supuesta justicia mexicana que se encargue de dilucidar el crimen. Ese es el México de López Obrador y ese es precisamente… López Obrador, quien se supone es el protector de los derechos civiles de los mexicanos y sus propiedades. ¡Pero nó… el fulano es un fiasco de los más grandes que haya experimentado este país y con México, el resto de América Latina! Y si no ha podido salvar y garantizar la vida de una sola periodista… ¿Cómo lo iba a hacer con las de millones de mexicanos, si a la par de inútil y cobarde, es un irresponsable “de marca mayor,” el soporífero AMLO?

            Y mientras México se ahoga en narcotráfico, cárteles que se dividen al país, secuestros, asesinatos en masa de personas comunes y

periodistas, femicidios, bajísima producción, pobreza superlativa (miseria per cápita), concentración de la riqueza en manos de pocas familias (oligarquía deshumanizada), corrupción Estatal y general, analfabetismo impresionante y ex presidentes huyendo de la justicia en el extranjero, dentro de otras múltiples calamidades que se haría extenso nombrarlas aquí, AMLO sigue practicando un juego repetitivo para desviar la atención de estos hondos problemas nacionales: ¡Atacar a los españoles por el período de Conquista, cuando Hernán Cortés venció al Imperio Azteca! ¡Bendito Dios, este viejo soporífero está loco!

            Últimamente, atacó a las empresas españolas presentes en la actividad productiva mexicana y las acusó de sentirse “dueños de México”, en el caso del BANCOMER, la mayor filial de BBVA, cuando lanzó el dardo de que “el presidente del principal Banco español y extranjero en México, se siente dueño del país (y) ahora se sorprende.” También atacó a las firmas españolas Iberdrola, OHL y REPSOL y las acusó de “haber abusado de nuestro país y de nuestros pueblos.” Seguidamente amenazó velada y cobardemente con romper relaciones con España: “Vamos a dar tiempo (¿?)”, dijo el anciano entorpecido. Pero luego añadió, tratando de rectificar: “No se trata de ruptura (con los españoles), sino de una protesta fraterna.” La verdad, ya no sabe qué decir este inepto. De paso volvió a sugerir (con tono de exigencia), que España pida perdón a México por los excesos de la Conquista, hace muchos siglos atrás. Recordemos que López Obrador, este personaje ridículo, en el 2019 le envió una carta al Rey Felipe VI en la que le exigía que pidiera perdón a los mexicanos “por aquellos abusos cometidos por los conquistadores.” Por supuesto que no consiguió la disculpa del Monarca, pero hizo que las relaciones con España se resquebrajan irresponsablemente.

            En tales casos, las preguntas que surgen inevitablemente son: ¿En cuál época vive el presidente de México? ¿No hay nadie, entre tantos millones de mexicanos, que le recomiende la visita al psiquiatra; y es tan irresponsable y disfuncional el Senado de esa nación, que no nota que el presidente está diciendo incoherencias y no procede a destituirlo? Porque en otro país, López Obrador ya hubiera sido enviado a su casa de habitación o a un nosocomio especializado en graves casos de demencia. ¡Lamentable, muy lamentable que esto suceda, mientras México se hunde en medio de las lacras que hemos enumerado en las líneas anteriores!


 La Errática e Incoherente Decisión del Presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, solo tiene una Explicación: Ayudar a su Partido a Repuntar los Votos que el Electorado le Niega

 

De repente, mientras Europa y los Estados Unidos cerraban nuevamente sus fronteras y sus actividades humanas eran suspendidas por culpa de una nueva ola de contagios por la variante ómicron, el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, su ministro de Salud, Daniel Salas, y el nuevo titular de la Cartera de Educación, Steven González, anunciaron de manera rimbombante, que el curso lectivo del 2022 será presencial; es decir, con las aulas llenas hasta el tope, en todos los centros educativos del país. Mientras tanto, los casos de contagiados por causa del Covid chino, están disparados en toda Costa Rica y la alerta amarilla se ha encendido en todo el territorio nacional.

            ¿Qué le sucedió a Carlos Alvarado, el mandatario que tan atinadamente hizo frente a la pandemia china, dando muestras de sabiduría, a pesar de su juventud, y de cordura en la defensa de la salud y las vidas de los costarricenses? Y la única respuesta que se nos ocurre pensar y escribir, tiene que ver con la paupérrima situación de su partido, el PAC, que luce severamente desgastado, erosionado y sin posibilidad alguna de vencer nuevamente en las elecciones pautadas para este febrero próximo. Es más, las encuestas ubican al Partido Acción Ciudadana (PAC), en los últimos peldaños de la escala compuesta por los partidos políticos del país.

            ¿Pero qué tiene que ver el haber bajado la guardia ante el coronavirus chino con el repunte o caída del PAC? Mucho tiene que ver. Porque en estos días electorales, enfilados hacia las votaciones, permitir que los jóvenes y niños regresen a las aulas de manera masiva (y criminal e irresponsable), hará que los negocios ubicados alrededor de las escuelas y colegios, obtengan ganancias económicas, que las tiendas de ropa ganen dinero también con la venta de uniformes; lo mismo que las librerías con la venta de insumos escolares (libros, cuadernos, lápices, etcétera, etcétera); y los dueños de microbuses que transportan estudiantes, así mismo ganen su dinero, cuando todos esos comerciantes han sido severamente castigados por las restricciones de los tres años anteriores, ordenadas por el actual gobierno de Alvarado.

            En otras palabras, Carlos Alvarado quiere reactivar la economía doméstica (en el interior del país), para que esas personas, los dueños de sus negocios, beneficien al PAC con sus votos y se acallen las voces que critican la pésima gestión económica del actual equipo de finanzas del Estado. Por supuesto que se trata de una medida desesperada ante la inminente posibilidad de que el PAC llegue, incluso, a desaparecer, por el disgusto de los votantes, quienes han huido en estampida hacia el partido Unidad Socialcristiana (PUSC), cuya candidata ofrece, ofrece y ofrece, pero no dice cómo pondrá en funcionamiento esos ofrecimientos que son enteramente demagógicos y han salido de una mente poco brillante, en el caso de la señora Lineth Saborío, cuya postulación a la Presidencia de la República parece ser una absurda broma de un bromista trasnochado y hambriento, en media resaca por la ingesta de licor.

            El fenómeno sociológico y político que presenta el PAC es el siguiente: cuando dos expresidentes de la República fueron encarcelados por supuestos actos corruptos, los simpatizantes del PUSC huyeron en desbandada hacia el PAC; y ahora que este otro movimiento ha ejercido el poder de manera errática y deficiente, la misma cantidad de votantes ha regresado al PUSC. Son votantes sin ideología alguna que han encontrado “sombra y cobijo” ocasionalmente en ambos partidos y cuando no han satisfecho sus necesidades más elementales, han emigrado de uno hacia el otro y viceversa. Algo así como veletas o personas irresolutas, sumamente inseguras y analfabetas en cuestiones de política sencilla o básica.

            Retornando al tema central de este editorial: Carlos Alvarado ha hecho lo mismo que aquel pastor irresponsable y criminal, quien dejó abandonado a su rebaño de ovejas, a merced de los lobos y de la oscuridad de la noche; porque lanzar a los educadores y alumnos a las clases cien por ciento presenciales, es favorecer a la diseminación de la pandemia china y ocasionar cientos (quizás miles), de infectados más y muchas muertes de personas. ¿Qué es lo que procede en este caso? Repetir las mismas medidas que le hicieron grande y admirable a Alvarado, a su ministro Salas y al director de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), Alexander Solís: las restricciones vehiculares, la reducción de los aforos en salas de espectáculos, estadios y otros sitios de masas; la enseñanza virtual, el teletrabajo, la restricción vehicular durante las noches, etcétera, etcétera. Pero el presidente sigue guardando silencio, sigue ausente ante la prensa, no se deja ver ni escuchar y no echa para atrás en su decisión de exponer a los niños y jóvenes, cuando el ómicron ya está presente en casi toda Costa Rica.

            En el caso de que ocurra una desgracia a raíz de las muertes masivas, los costarricenses tendrán todo el derecho de señalar y culpar a sus jerarcas; pero da la impresión de que a Alvarado eso no lo mueve a rectificar, porque sigue empecinado, lleno de tozudez, en que los ciudadanos, los estudiantes, se expongan ante la nueva y mortal variante, con el fin de reactivar la economía y ello se traduzca en los votos que el moribundo y corrupto PAC necesita en estas próximas elecciones.  


 El Decadente Donald Trump Lidera al también Decadente Partido

Republicano

 

Una noticia reciente informa que los militantes del Partido Republicano -el mismo de Ronald Reagan y George Bush padre- y los miembros de su directorio político y financiero, aceptan, conciben y observan a Donald Trump -el mismo a quienes los fiscales estadounidenses están acusando de múltiples delitos en estos momentos-, como el verdadero, único y auténtico líder republicano. Es decir, en sus decadentes cerebros y manera de ver la realidad de los Estados Unidos, no existe, entre tantos millones de correligionarios de ese movimiento, un solo hombre que sea superior en todo a Trump. A ese extremo han llegado los seguidores de este bestial individuo. Lo anterior refleja lo mal que está la mitad del pueblo estadounidense en cuestión de analizar y sopesar a las personas que se postulan a elevados cargos dentro de la política, porque están cerrando filas detrás de un individuo que, además de inmoral, delincuente, sin principio alguno e inhumano, es un verdadero pelmazo, incapaz de articular un discurso de 50 palabras seguidas.

            Si los actuales republicanos tuvieran un ápice de razonamiento, estarían buscando a un líder genuino, un poco parecido a Reagan, o volviendo los ojos hacia Mike Pence, quien demostró ser un gentleman en el amplio sentido de la palabra. Pero nó… están siguiendo, por el contrario, iguales a ovejas hacia el matadero, a quien les va a proporcionar verdaderos dolores de cabeza y sufrimiento, en el caso de que regrese a la presidencia del país. Porque Trump es el firme candidato para ingresar a un hospital para dementes, su cerebro no funciona bien y está en consonancia con sus cimientos morales; es decir, los mismos son falsos, susceptibles y, por supuesto, extremadamente débiles.

            Donald Trump es el candidato representante de los motociclistas gordos y delincuentes que recorren a los Estados Unidos en pandillas, de los racistas, de los judíos ultra-ortodoxos quienes pagaron su campaña anterior contra Hillary Clinton; de las prostitutas y de todos aquellos que se opongan al sistema establecido y fundamentado en las tradiciones, en los valores y en el ser esencial norteamericano. Quienes ingresaron en hordas al Congreso, en Washington, hoy exactamente un año atrás, son esos a quienes nos estamos refiriendo: drogadictos (cocainómanos), ex militares frustrados de Vietnam, Afganistán y de todas aquellas naciones donde los gringos se han metido a deponer y poner dictadores, según les ha venido en gana. Esos, precisamente, componen la ralea más variopinta y estrafalaria que se han declarado fanáticos suyos. Y por eso, nunca antes los Estados Unidos habían peligrado tanto, desde sus mismas entrañas, con un individuo, como en este caso particular con Donald Trump, el menos político de cuantos políticos ha habido.

            Joe Biden, al cumplirse el primer año del asalto al Capitolio por parte de las hordas “trumpistas,” de toda esa gente mal vestida y con atuendos extravagantes que obedeció al pésimo, incoherente y cuasi-analfabeto discurso de su líder, Donald Trump, señaló en el Salón de las Estatuas del mismo Capitolio, durante su discurso, que Donald Trump propició que “por primera vez en nuestra historia, un presidente no solo perdió una elección, sino que trató de evitar el traspaso pacífico de poderes, cuando una turba violenta irrumpió en el capitolio.” Y agregó que Trump sigue mintiendo, no le bastó crear la red de mentiras para engañar a los republicanos al decir que fue víctima de un fraude electoral y lo ha hecho porque antepone sus intereses personales a los de la nación, “porque su propio y malherido ego le importa más que este país y porque no puede asumir que perdió.” Aseveró el actual mandatario.

            La verdad es que Donald Trump imaginó que continuaría en la Casa Blanca, desde donde conseguiría el Premio Nobel de la Paz que buscaba afanosamente, llevando a los talibanes nuevamente al poder, aviniendo a los judíos con los árabes y a los coreanos del norte con sus vecinos asiáticos. Era muy evidente que buscaba ese lauro para sí, para enseñarlo a su hijo menor y a sus nietos y enarbolarse más arriba que su archienemigo Barack Obama, el ex mandatario musulmán y negro, que lo supera en todo al deprimente Trump y por quien siente profunda envidia y un enorme sentimiento de frustración al compararse con aquel.

            Desgraciadamente para el mundo y especialmente para los Estados Unidos, Joe Biden “no está dando la talla,” es un presidente abucheado ahí donde va, principalmente por su error al sacar a las tropas de Afganistán y hacerlo de manera desorganizada, desordenada y en verdadera estampida cobarde; también obedeciendo a un pacto que el gordo Mike Pompeo había firmado con los talibanes en Doha, empujado por Trump y su yerno judío Jared Kuschner; porque si Biden estuviera en “la cresta de la ola”, gobernando como lo hizo Obama, ello significaría la sepultura política de Trump y su grupo de esquizoides que le siguen por doquier. Quienes sabemos de la peligrosidad de Trump, solo deseamos que sea juzgado apropiadamente y hallado culpable.

            Y para finalizar, diremos que Trump es un individuo decadente, sin cerebro y sin alma, que lidera a un partido que es exactamente igual a él… la decadencia absoluta.


 Después de un Durísimo 2021, ha llegado un Esperanzador 2022

 

En esta edición especial de su periódico THE CITY hacemos un recuento de las noticias más importantes e impactantes que se dieron en el año que nos acaba de abandonar y, si nos fijamos bien, han sido 12 meses para olvidar o guardar en la hemeroteca por su singular crueldad y el dolor que causó en los cinco continentes y en los cuatro puntos cardinales de nuestro sufrido globo terráqueo.

            En especial la economía general de las naciones, lo mismo que los procesos financieros individuales de las personas, sufrieron los embates de una crisis, quizás no vista en otros momentos en el devenir de la humanidad, cuando las empresas, emporios, imperios y/o mega-negocios se precipitaron al abismo, al vacío, porque sus fundadores y dueños no pudieron sostenerlos, mientras un invisible virus venido desde la China comunista hacía estragos en todas partes.

            Íntimamente, en esto del coronavirus llegado desde aquel país asiático, pienso que nos quedará la inmensa duda si fue una desgracia fraguada y creada en laboratorios chinos, auspiciados y al servicio del gobierno comunista o fue un “accidente,” debido al consumo de animales desagradables y nunca comestibles, que se venden en el mercado de Wuhan. Los mismos chinos han prohibido una y otra vez que los inspectores internacionales investiguen, analicen y saquen conclusiones certeras sobre el origen del Covid-19. Es uno de los secretos de Estado mejor guardados por un sistema represivo y criminal, el que se está dando en China en estos instantes.

            Y en el caso de que fuera algo premeditado, calculado y a todas luces, criminal… ¿Cuál fue el objetivo de los chinos para difundir dicho virus por todo el orbe? Simple: detener el auge de las superpotencias en los aspectos financieros y de productividad, para que no dejaran rezagada a la misma China, según venía dándose desde que el gobierno chino quiso competir con occidente. Por supuesto que ante la gravedad de los hechos, del coronavirus, la economía mundial no tuvo más remedio que contraerse, cayendo a márgenes nunca antes sucedidos de improductividad total, miseria extrema, quiebra de las mega-empresas y la aguda y nefasta situación que hemos estado atestiguando y, en muchos casos, experimentando.

            Empero, los chinos no tomaron en cuenta un detalle que posee el ser humano: el de la resiliencia, que es el mecanismo psíquico, espiritual y vivencial, inherente a toda persona, mediante el cual puede levantarse de los embates con los que la vida le golpea, superarlos y rehacer su vida productiva y dignamente. Por ello, al final del 2021, vimos en muchas naciones la manera como los pueblos retomaban la normalidad anterior y la productividad “alzaba vuelo” nuevamente. Desgraciadamente el coronavirus es un daño tan letal y tan difícil de combatir y vencer, que muta, cambia en su estructura molecular y crea variantes más fuertes que las anteriores. Algo, si se quiere, satánico, imposible de digerir para las personas comunes, que somos la mayoría, y por supuesto para los científicos que están luchando como nunca para encontrar soluciones a esta peste china.

            Así, el 2021 fue decantándose, fue llegando a su final, pero, quienes hemos quedado vivos, que somos la inmensa mayoría en el mundo, a pesar de lo que deseaban los líderes chinos, hemos renovado esperanzas porque este sea un planeta mejor, mayormente previsible en cuanto a los riesgos y enfermedades y hagamos de nuestra “casa”, la Tierra, un lugar donde podamos vivir, crecer, educarnos, trabajar, producir y vivir, rodeados de seguridad, racionalidad y, principalmente… solidaridad. Ahora que están identificados quiénes son los enemigos, la próxima guerra la podremos ganar fácilmente.


 Veintena de Desubicados, Incultos, Cuasi-Analfabetos y Payasos sin Maquillar se Postulan a la

Presidencia de un País

 

Costa Rica ha roto su propio record de postulaciones a la primera magistratura, con más de 25 candidatos que tratan de ganar las próximas elecciones que se celebrarán en febrero. Una cifra tan inesperada como sorprendente y nos causa mayor revuelo y sorpresa cuando analizamos a cada uno de los candidatos, porque la gran mayoría (o casi todos), no tienen experiencia en la administración pública y menos todavía en la administración de un pequeño negocio familiar o personal. Aun así, tienen la firme convicción de que pueden gobernar a un país, cuyas principales problemáticas son la corrupción endémica, arraigada en su burocracia Estatal y una maraña de leyes que se obstruyen unas a otras y se obstaculizan de igual manera y mutuamente.

            Pero todos creen que son capaces de llevar a “buen puerto esta nave que ha ido a la deriva” desde 1948, porque los políticos que presumían de tener las capacidades idóneas, fueron simplemente usurpadores del Estado y lo estafaron, lo saquearon y se enriquecieron gracias a sus prácticas corruptas, exceptuando a Rafael Ángel calderón Guardia, José Joaquín Trejos Fernández y Luis Alberto Monge, tres ex presidentes que trabajaron a favor de Costa Rica, modificaron lo que tenían que modificar y aportaron al beneficio de su pueblo. El resto de mandatarios, o fueron mediocres en una función pública igualmente mediocre, o tan corruptos como el que más…

            Volviendo al tema, los actuales candidatos parecen charlatanes entresacados de un mal chiste, contado en una fría noche de insomnio, a un público que observa incrédulo esas postulaciones a la presidencia de la República: hay comentaristas taurinos, periodistas que fueron pésimos profesionales en su momento (otros fueron rechazados a tiempo por el Tribunal Supremo de Elecciones); cristianos pentecostales (los más fanáticos que existen de la inmensa horda de esos creyenceros y vividores de la Biblia), y completan el grupo de los 25 incapaces, descentrados y ridículos candidatos, algunos (as) abogados (os), quienes despiertan tanta desconfianza como lo hicieron sus mismos colegas que una vez asaltaron al poder de este país e hicieron gestiones plenas de malversaciones, corruptelas y demás entuertos que retrocedieron al país, en lugar de hacerlo funcional, moderno y acorde con la decencia política. En otras palabras, un abogado en la política despierta tanta desconfianza y recelo, como cualquier delincuente que se hace a las calles para practicar sus fechorías.

            “Y el menos malo” se llama José María Figueres Olsen, quien fue presidente de la República y su gestión estuvo llena de actos reñidos con la honradez y la probidad. Es decir, el fulano tuvo que salir en carrera abierta hacia Europa, donde se nacionalizó ciudadano suizo, para escapar de la endeble justicia costarricense, que tampoco hizo nada por traerlo de regreso y sentarlo en los tribunales frente a un juez. El señor Figueres tiene mucho que explicar a su pueblo, a la prensa y a quienes imparten justicia; pero nadie se atreve llamarlo a cuentas… Y muy posiblemente sea el ganador de la contienda al final de la segunda ronda o balotaje que, con toda seguridad, se dará en esta nación centroamericana.

            De los 25 candidatos… no se logra construir un tercio de un cerebro normal de un político decente e inteligente. No tienen capacidad para nada, sus almas no saben nada de bondad, nobleza, gentileza, humildad y, principalmente, franqueza con ellos mismos, porque si fueran medianamente sinceros consigo mismos, nunca se hubieran postulado a un cargo tan serio como es la presidencia de un país fuertemente golpeado por la pandemia, la corrupción, el desempleo superlativo, la delincuencia callejera e Institucional y la crisis económica. Y en el caso de que alguno de ellos se acercara a nosotros a pedirnos el voto, es muy posible que reaccionemos de dos maneras: o le soltamos una carcajada en su propia cara por lo ridículo que es o nos encolerizamos y le diríamos una andanada de verdades que nunca se las dijeron en su propia casa.

            Los 25 parecen payasos sin maquillar antes de una función circense, porque no pueden ser tomados en serio en ningún momento ni lugar, porque la mayoría de ellos no toman un libro para leer siquiera su portada y saben tanto de política criolla o nacional, igual a un cerdo de física cuántica. Empero, en las bases de la población radica el ciudadano sencillo, ese que tiene en sus manos un arma letal en estos casos, configurada en el voto o el sufragio y son esas personas, tan escasamente versadas, tan incultas y tan poco instruidas, como lo son los 25 candidatos, quienes elegirán al presidente, los diputados (quienes ya están “sembrados” en los primeros cinco puestos por cada provincia), alcaldes y demás burócratas que se dedicarán a estafar al erario público por los siguientes cuatro años.

            A estos 25 charlatanes les faltaron personas sinceras al frente, que se encargaran de decirles las verdades sobre sus paupérrimas personalidades, les hicieran bajar a tierra y poner sus pies sobre las duras lozas de sus vidas, para que se dieran cuenta de sus verdaderas naturalezas: carentes, ignorantes y simples.


¿Costa Rica o Costa Corrupción?

 

¿Cuál es el verdadero nombre de este país centroamericano: Costa Rica o Costa Corrupción? Y lo preguntamos –sarcásticamente desde luego-, porque el cáncer de la corrupción en su vida cotidiana, tiene atrapado a esta pequeña nación que fue orgullo en todo el mundo hasta hace pocos años. Ciertamente la corrupción existía, aunque en los estamentos más elevados de los sucesivos gobiernos; es decir, el presidente que llegaba pobre al poder, salía millonario y dueño de varias empresas que creaba durante o al final de su mandato; pero, ahora, en el transcurso que lleva el nuevo milenio, la corrupción es cosa de cada día, de casi todas las personas y se ha convertido en una manera de vivir y de generar dinero.

            Los costarricenses, tanto del pueblo simple y sencillo, como de las Instituciones gubernamentales, practican los actos deleznables, reñidos con la honestidad y la moral, en dos direcciones: de arriba hacia abajo… del pináculo del Estado hasta las bases poblacionales; y de abajo hacia arriba, desde la médula misma del pueblo, hasta los dirigentes políticos incrustados en los distintos gobiernos. Todo es corrupto, todo es trampa, ardid, deseo inmisericorde de engañar a los demás y arrebatar el dinero ajeno, mediante la mentira, el truco barato y la felonía.

            En las décadas de los 50, 60 y 70, se decía abiertamente y con un dejo de temor, lo que era la vida en México, donde la corrupción campeaba ferozmente ante unas autoridades judiciales que no la combatían y se prestaban, más bien, para actuar de la misma manera. Ser corrupto, en aquellos años, era convertirse en un mexicano más, sin importar adónde se hubiera nacido en este  continente. También, las distintas dictaduras, ya fuesen militares o de izquierdas, la practicaban y era “un secreto a voces” que se conocía entre los ciudadanos de esas naciones. Mientras tanto, los costarricenses comentaban lo que sucedía en esos países, con un tono de “pureza” y de auto-halago, por no pertenecer ni practicar la misma suciedad o inmoralidad.

            Pero, poco a poco, fundamentados en un sistema educativo de por sí corrupto en lo más profundo de sus entrañas, con una burocracia anquilosada en las oficinas gubernamentales, cuyo único objetivo es mantenerse en esos despachos, ganar portentosos salarios mensuales y pensionarse de igual manera con un “jugoso” cheque, la corrupción se fue adueñando lentamente de la realidad y la cotidianidad costarricense. Primero, los políticos fueron marcando la pauta, fueron dando el mal ejemplo y, después, los mandos medios en el gobierno y la empresa privada se dieron a la tarea de estafar sin compasión a quienes pudieran y cuando pudieran; y el pueblo llano no se quedó atrás, en la estacada, sino que se dijo a sí mismo: “si nuestros gobernantes aplican la corrupción… ¿Qué nos impide que nosotros la ejerzamos también?”

            Un ejemplo de lo anterior se puede observar en algo tan inesperado como en el Cementerio Obrero, situado al oeste de la Capital, San José, donde cobran a los dueños de las lápidas (tumbas), 10 mil colones (moneda nacional), para que el mismo dueño pueda pintarlas y embellecerlas. Si no deposita ese dinero en la secretaría, donde una mujer gorda, cuestionada en otras oportunidades por sus prácticas inmorales, continúa al frente de esa Institución, cobrando dinero y muy probablemente… guardándose cantidades para sí. Es decir, si usted es dueño de una propiedad en el mencionado camposanto, tiene que pagar para embellecerlo o acicalarlo. ¿En cuál mente cabe tal cosa, tal acto, a todas luces reñido con la racionalidad, la lógica y solo explicable desde el ángulo de la corrupción?

            O sino, aquel empleado de un restaurante pequeño que reparte “volantes” anunciando que los platillos del menú serán rebajados en su valor monetario, a la mitad, por ese día; pero cuando ya has degustado la comida, vas a pagar…. la mentira aparece porque te cobran lo mismo estipulado en los precios y hasta unos miles de más. O en la tienda de ropa, cuando el vendedor que te atiende te da un precio y cuando vas a cancelar, te han subido el costo de esa prenda en unos pocos metros de distancia, sin importar que en la “colilla” que cuelga esté estipulado el verdadero precio.

            Esa es Costa Rica, donde la corrupción aparece en las cosas pequeñas o ínfimas y se precipita igual a una enorme cascada maloliente, desde las alturas del Estado, donde sus presidentes y ministros reciben coimas, regalías, cheques por debajo de sus escritorios, lavan dinero y desvían grandes cantidades del erario público hacia paraísos fiscales donde tienen sus cuentas bancarias. Lo mismo sucede con los alcaldes, que se unen con los narcotraficantes internacionales, los síndicos, diputados, etcétera, etcétera, etcétera. Algo así como si la corrupción fuera el “gran deporte nacional.”


Angela Merkel, una Mujer Única

 

El problema de ser sumamente eficiente en determinado trabajo, radica en que, tras la retirada de ese eficiente empleado, el vacío que deja es casi imposible de llenar. Es cuando el concepto de “ser imprescindible” adquiere cierta validez y nos hace cuestionarnos: ¿Realmente hay personas imprescindibles? Para ejemplarizar lo anterior, recordamos a la “Dama de Hierro” en Gran Bretaña, Margareth Thatcher, quien, tras su retirada por motivos de edad avanzada y cumplimiento de su ciclo, Inglaterra no encontró a nadie que se le pareciera o le llegara siquiera a “los talones.” Recordamos a los Primeros Ministros que le sucedieron, todos ellos varones, hombres que se suponían iban a ser más inteligentes que la Thatcher, si aplicamos el consabido machismo estereotipado; pero, la verdad, ninguno de ellos pudo sustituirla ni en mínimo grado.

            ¿Con Angela Merkel irá a suceder lo mismo en Alemania y en la Unión Europea (UE)?… Solo el paso del tiempo nos dará la respuesta que estamos buscando. Lo que sí es perentorio, ahora que la Canciller alemana se hará a un lado, es que el continente necesita de una persona que sea el eje central de la realidad diaria de Europa, y que sea conciliadora, equilibrada –algo así como el péndulo en las mesas de discusiones, oscilante entre lo asertivo y lo equivocado, entre el bien y el mal-, objetiva y ante cualquier otra premisa… que sea justa, capaz de dar a cada quien, a cada país, lo que realmente necesita y merece. La señora Merkel tenía esas innegables y admirables facultades y destrezas; por eso se hizo querer entre los miembros de la UE.

            La esperanza de que surgirá un nuevo líder cabal y centrado en la actual Alemania, nos hace revisar lo que ha sido la política interna de esta gran nación, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando apareció en su panorama político, Konrad Adenauer, y le siguieron otros hombres de extraordinario valor y sapiencia, en los nombres de Willy Brandt, Helmut Schmidt, Helmut Kohl, Gerhard Schroeder y la Canciller que pronto dirá adiós a Berlín… Angela Merkel. Partiendo de esa realidad histórica, es muy probable que Alemania nos depare a otra personalidad influyente y capaz de guiar al “tren” que supone ser la Unión Europea, con la cantidad de países que la componen y le dan vida.

            Es por lo anterior que consideramos que Frau Merkel es una mujer única, de parecido talante al Papa Juan Pablo II o de Sir Winston Churchill, europeos irrepetibles en el devenir de las épocas.

            ¿Pero qué encontrará en su oficina el nuevo Canciller alemán? Se llama Olaf Scholz y la famosa revista Der Spiegel no ha sido en nada bondadosa con él, puesto que en fechas anteriores lo describió como “la encarnación del aburrimiento”, debido a su perfil bajo y a su alergia a la polémica. Desde luego, la influyente magazine alemana en nada le ha favorecido con esas pocas, pero contundentes palabras; y la verdad es que Herr Scholz tendrá que darse un golpe en las mejillas para despertar a la realidad europea y de Alemania. A su favor cuenta con un país supra-ordenado y organizado, con los trabajadores de los sectores público y privado, bastante satisfechos con los salarios que Angela Merkel negoció para ellos a lo largo de los 16 años que estuvo al frente del gobierno; pero tendrá que vérselas con la nueva cepa del coronavirus chino que ya ha matado a miles de alemanes, desde que entró a este territorio; y en ese mismo escenario tendrá que lidiar con los no-vacunados que se resisten a creer que el covid chino existe y siguen jurando que todo lo pandémico se trata de un ardid de los gobiernos para dominar aún más a sus respectivos pueblos. Aparte de ello, deberá reactivar a la economía que ha sido severamente golpeada por la misma problemática del virus venido desde Wuhan, “Capital pandémica mundial.”

            La inmigración desordenada e inesperada que se cierne año tras año sobre las fronteras alemanas, desde Bielorrusia, cuya dictadura ha estado transportando por avión a los desplazados en las naciones de Oriente Próximo, es otro de los graves problemas que confrontan los alemanes, ante el enojo de los ciudadanos quienes ya no desean más asilados y un gobierno que, si les negara dicho asilo, tendrá una pésima imagen ante el resto de los países de la comunidad. De tal manera que Scholz deberá sacudirse su habitual “modorra”, que le ha conferido el calificativo de “hombre aburrido” y ponerse a trabajar como lo demanda la realidad de una Europa en extremo exigente con sus líderes políticos y administradores.

            La amenaza de una invasión del ejército ruso a Ucrania, plantea, en estos momentos precisos, una respuesta firme y tajante de parte de la UE y de la OTAN y en ambas instancias, Alemania lleva la “primera voz” y la decisión terminante. Y en todas esas circunstancias, con la señora Merkel conocíamos de antemano cuál iba a ser su respuesta y determinación, siempre sabia, ponderada y certera; pero con Scholz, la verdad, solo atinamos a recordar lo publicado en la revista Der Spiegel: “es la encarnación del aburrimiento.” Y lo peor será que ya no podremos llamar a Frau Merkel, para que ayude a solucionar lo que éste posiblemente no logre corregir, porque ella estará gozando de su vida privada, merecidamente.


El Inmenso, Extraño e Indigerible Poder

 de Cristina Fernández,

en Argentina

 

No le llega siquiera a los talones a la líder alemana Ángela Merkel, no es ni medianamente inteligente, no tiene elegancia, ni feminidad, ni discreta belleza de mujer siquiera, pero los argentinos la adoran, la tienen ahí… intocable por los tribunales de justicia, a pesar de que sus actos de corrupción reiterados son extraordinariamente evidentes y a plena luz del día. Pero, según hemos dicho, los argentinos la han subido a un pedestal que de ninguna manera se merece.

            Estamos hablando, por supuesto, de Cristina Fernández de Kirchner, quien llegó a la política detrás de la sombra de su esposo Néstor, y, tras la muerte de éste, la mujer desarrolló una ambición increíble, que dejó asombrados a muchísimos en América Latina, porque no sabemos de dónde y por qué obtuvo ese poder para engatusar y fascinar a los argentinos, a ese pueblo que presume de ser ingobernable, indomable y da muestras de su violencia e incultura en cualquier lugar del mundo donde les gusta andar repartidos, presumiendo de ser “internacionales.”

            Es decir, resulta contrastante que una mujer con las características físicas, mentales, políticas y espirituales de Cristina Fernández, tenga bajo el tacón de su zapato a todos los argentinos, que se dicen ser tan agresivos y no tolerantes de los desmanes de los demás, sean quienes sean; pero ahí están, comiendo, callados y sojuzgados, de la mano de esta antipática e insignificante mujercilla. Un hecho que nos dice que los argentinos no son “esa culebra con pelo que dicen ser.”

            Lo cierto, en retrospectiva, es que Cristina Elisabet Fernández Wilhelm, que es su nombre completo de soltera, nació en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, el 19 de febrero de 1953, y fue presidenta de este país del 2007 al 2015, desarrollando una gestión gubernamental plagada de entuertos, jugarretas oscuras y reñidas con la honestidad, con el propósito de dañar a sus adversarios internos. Se unió de manera abierta e irrestricta con los gobiernos que conformaron al neo-comunismo latinoamericano, al de Hugo Chávez, en Venezuela; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador; y por supuesto con el criminal Estado cubano, la tiranía de Fidel y Raúl Castro, en una clarísima confrontación con los Estados Unidos y la Unión Europea, aspectos que le trajeron no pocos problemas a la Argentina, debido a una política exterior teñida de “rojo comunista”. Al fin y al cabo, la misma actitud rebelde, irresponsable y peligrosa de Juan Domingo y Eva Perón, cuando fueron dictadores de la Argentina. Fue así como Cristina y su sedente período gubernamental, formaron parte de lo que el criminal Hugo Chávez llamó de manera rimbombante, “naciones del ALBA”, un frente de los gobiernos comunistas contra todo lo que oliera a los Estados Unidos y a la legalidad internacional. El narcotráfico, con sede en las selvas colombianas, auspiciado por los cárteles y la guerrilla izquierdista de las FARC, tuvo su asidero en los países componentes del ALBA, incluyendo al de Argentina por supuesto.

            Paralela e internamente, las reiteradas crisis socio-económicas del pueblo argentino fueron produciéndose durante el extenso trecho de tiempo que Cristina Fernández estuvo al frente de la Casa Rosada y la única forma que ideó esta mujer para salir de esa coyuntura repetida, fue endeudar más y más al país con los organismos internacionales que se decía combatir desde el ALBA, pero a los cuales echaba mano cada vez que necesitaba de los millonarios empréstitos.

            Cuando finalizó su gestión en el gobierno, cuando cesó de ser la presidenta, muchos creímos que la hora de poner en su lugar a este oscuro personaje, había llegado, ya que se le abrieron varias causas judiciales que tendían a enviarla a prisión inevitable e ineludiblemente. Por ejemplo, el encubrimiento de los perpetradores del atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocasionado el 18 de julio de 1994, cuando un coche-bomba causó destrozos cuantiosos y cobró las vidas de 85 personas y causó heridas a otras 300, Cristina Fernández hizo, durante su mandato, que los causantes no fueran requeridos por la fiscalía y les permitió absoluta impunidad. La causa que le fue abierta por “encubrimiento agravado y traición a la patria”, simplemente no prosperó cuando esta mujer movió todos “los hilos” que le favorecían y pudo sortear las acusaciones en su contra.

            Otros temas han sido las denuncias interpuestas contra ella misma, por distintas personas, en el 2007, 2010, 2013 y 2016, por supuesta usurpación de títulos académicos; sin embargo, resultó sobreseída cuando la Universidad Nacional de La Plata presentó los atestados que le pertenecían a la acusada. En el 2016, Cristina Fernández fue procesada por el cargo de defraudación al comprar millonarias cantidades de dólares “a futuro”, tal como se les llamó, y ordenar, posteriormente, una devaluación del peso argentino del 40 por ciento. Así resultaron favorecidos los compradores de la divisa estadounidense. En esos y en otros entuertos judiciales, esta mujer ha resultado intocable e invencible, prueba de su invulnerabilidad en este estrafalario país suramericano. Finalmente, durante el actual gobierno de Alberto Fernández, se autonombró vicepresidenta de la República y se ha mantenido entre bastidores manipulando al actual mandatario y ejerciendo ella misma el poder en la realidad de la Argentina. Un inmenso poder de una personalidad cuyos dones no son evidentes y mucho menos convincentes y cuya tarea para explicar su fenómeno político y psíquico, corresponde a los especialistas en psiquiatría y sociología, porque su poder es eso… un verdadero misterio para quienes estamos acostumbrados a los hechos normales dentro de la política mundial.


¿Quién es Johnny Araya, el Sempiterno

Alcalde de San José, Capital de

 Costa Rica?

 

Proviene de una familia campesina del cantón de Palmares, provincia de Alajuela; pero se trata de una familia con unas ínfulas de grandes estadistas que vienen desde “la noche de los tiempos”; esto significa que la idea de ser grandes políticos y administradores de la cosa pública, no sabemos de dónde la sacaron, pero proviene de varias generaciones atrás en este grupo familiar. El papá del actual alcalde, Johnny Araya, fue diputado en los albores de este país centroamericano y un hermano de su madre (tío de Johnny), llamado Luis Alberto Monge Álvarez, fue presidente de la República y un excelente presidente, dicho sea de paso. De lo mejor que ha tenido Costa Rica.

            Partiendo de esos hechos psicológico-familiares y ancestrales, podemos medio entender de dónde viene ese poderoso afán por subir al poder, acumular poder y vivir en función del mismo poder, un sentimiento que tienen profundamente arraigado el propio alcalde capitalino y su hermano Rolando, quien sigue con la permanente e irrevocable idea de ser presidente de los costarricenses, un anhelo que ha dejado de serlo para convertirse en una obsesión sin precedentes y que ha tomado visos de auténtico delirio en él.

            Solo así podemos explicar por qué Johnny Araya salió de la rural Palmares, se enroló en el Partido Liberación Nacional (PLN), el de mayor número de adeptos en esta nación, y logró escalar hasta convertirse en alcalde de la Capital, una ciudad que todavía no acaba de conocer en lo que atañe a su historia, tradiciones y costumbres, mismas que ha ido trastocando sin pedirle permiso a los josefinos y ha causado un verdadero caos socio-estructural en la ciudad. Agregado a lo anterior, tenemos que subrayar un fenómeno inconcebible dentro de una democracia, como se dicen tener los costarricenses y que es ampliamente reconocida en el ámbito internacional, y se refiere a la reelección consecutiva de los alcaldes, un hecho que los ha convertido en verdaderos tiranos –algunos de ellos-, imitadores de gansters al mejor estilo del Chicago de los años 30 y por supuesto, dictadores dentro de un sistema que se jacta de ser democrático. Johnny Araya lleva más de 30 años en la cúspide de la alcaldía, haciendo tangible y evidente aquello de que “el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente.”

            En ese extensísimo lapso de tiempo, Johnny Araya ha modificado el semblante de San José, ha borrado a barrios, calles y estructuras históricas con total prepotencia, sin preguntarle a los josefinos si lo que piensa hacer está bien o mal o si les molesta o no. Fundamentalmente lo ha hecho porque no conoce nada acerca de la idiosincrasia y tradiciones de los nacidos en esta Capital. Por ejemplo, borró de “un plumazo” al famoso Paseo de los Estudiantes e hizo construir lo que llamó “Barrio Chino”, borrando de la faz de la Tierra a una vía que era emblemática de la ciudad y formaba parte del nacimiento y crecimiento de varias generaciones de capitalinos, por donde pasaban a diario miles de estudiantes de colegios circunvecinos. En sí, el “barrio chino” ha sido un fracaso estructural, pues se inunda cuando llueve torrencialmente y los comerciantes pierden, además de clientes, millones de colones por la mercadería estropeada por el agua de la lluvia. Además, por las noches, la delincuencia se apodera de esa zona y se convierte en una trampa mortal para los transeúntes honorables.

            Aquí, justamente, recordamos aquella descripción que hicimos de San José en una oportunidad en un programa radial en el que participábamos. Dijimos: “San José, de día, durante las horas luz, es un inmenso bazar de norte a sur y de este a oeste, donde es posible encontrar y comprar desde un alfiler, hasta un enorme tractor para la labranza; pero, por las noches, la ciudad cambia y se convierte en un inmenso burdel, donde es posible observar a estadounidenses y europeos frecuentando los burdeles; prostitutas y travestidos en las esquinas céntricas y pederastas comprando los favores sexuales de niños (as) arrastrados (as) hasta el inframundo de la prostitución ilegal.” Y ante esa enorme problemática social, Johnny Araya no ha hecho absolutamente nada; lo mismo ante el auge de la indigencia, pues San José, a toda hora del día, presenta cuadros de alcoholismo, drogadicción y suciedad de personas que subsisten al margen de la sociedad.

            Su delirio por hacer parecer a la Capital de Costa Rica a Londres, París, Berlín o Barcelona, hizo cerrar el paso de los automóviles por el corazón de la ciudad, construir pseudo-boulevares, y con ello, acabó, asesinó, al comercio tradicional de la Avenida Central (las tiendas famosas de otras épocas fueron desapareciendo) y dio paso a los vendedores informales nicaragüenses, manejados por deshumanizados e insensibles colombianos, quienes los explotan al utilizarlos con las ventas de mercaderías de pésima calidad. Los enfrentamientos con la policía de Johnny Araya, son proverbiales mes tras mes, un espectáculo horroroso a los ojos de los turistas principalmente.

            Y para “cerrar con broche de oro” todo lo anterior (y dejamos mucho más en “el tintero”), Johnny Araya Monge gana más que el alcalde de Madrid… ¡Casi 9 millones de colones al mes! Un verdadero robo del dinero del pueblo, que le ha permitido la vida de lujo a este dictador de la alcaldía, hoy en la retina de las autoridades judiciales por actos de corrupción comprobados.


La Bocaza de Donald Trump

 

Hacemos constar que el sustantivo que quisimos usar –y no lo escribimos por respeto a quienes nos hacen el favor de leernos-, era “hocico”, para referirnos a esa abertura por la que Donald Trump emite gruñidos (pues lo que deja escuchar no son palabras y mucho menos argumentos), y engulle hamburguesas en cantidades industriales de un famoso restaurante de comidas rápidas. Y en su lugar redactamos “bocaza”, término que también le va a Trump, pero un poco más liviano que el otro vocablo.

            Colateralmente, nos imaginamos a esas personas que permanecen a diario conviviendo con el él, en el caso de Melania, la resignada y opacada esposa, cuyo papel de muñequita viviente parece ser lo único que el troglodita Trump le permite ejercer; sus hijos, especialmente el menor, y algunos subalternos que tienen que ver su detestable aspecto físico, su anti-carisma, diariamente, porque no tienen una alternativa de escape. Deben sentirse mal o… ¿Se habrán acostumbrado a este hipopótamo/humanoide? Solo así se puede explicar que estén tanto tiempo junto a él y tengan que aplaudirle sus insensateces, sus faltas de sentido, de lógica y sus exabruptos cuando se le ocurre soltarlos y que sucede a cada segundo que pasa en este planeta; amén de reírle sus pésimos y macabros chistes. Nos imaginamos que, si no lo hicieren, saldrían expulsados de una patada en sus traseros y por las ventanas de la famosa Torre Trump, edificada con mucho de corrupción, de arrogancia, orgullo superlativo y nada de humanismo.

            Ha sido tan nefasto su paso por la presidencia de los Estados Unidos, que se sigue hablando de él, pero en términos peyorativos y en los tribunales de justicia, donde se le abrirán varias causas en los meses subsiguientes. Por eso la pregunta que cabe aquí es: “¿Cómo un individuo tan tosco, rudimentario, antediluviano, escasamente inteligente y salvaje, en el caso de Donald Trump, puede hacer tanto daño a todo un pueblo y sus Instituciones, consideradas extraordinariamente sólidas, y en tan poco tiempo… tanto mal? Los estadounidenses tienen que haber aprendido algo de esta cruda lección de vida que les ha dado la decisión por haber llevado a la presidencia a un “hipopoteásico” de este calibre, justamente para no repetir “la dosis”, la terrible dosis, como nos imaginamos aprendieron con Richard Nixon, Jimmy Carter y los esposos Clinton, quienes fueron sumamente perjudiciales para toda la nación.

            Lo más reciente referido a Trump y sus alocuciones llenas de “nitroglicerina” en unos casos y veneno, en otros, se refiere a su ex vicepresidente, el caballeroso, pulcro, decente y elegante Mike Pence, de quien acaba de decir que “era lógico que la turba que atacó al Congreso –incitada por el mismo Trump-, estuviera presta a asesinar a Pence,” porque éste no cerró filas con el desorden, con la anarquía que los delincuentes sembraron y practicaron en la sede de los diputados. Es decir, Donald Trump ve con buenos ojos que la integridad física de Pence estuviera en peligro durante los aciagos hechos en los que murieron algunos manifestantes y por culpa de las incitaciones a la violencia que hizo el mismo Trump, con sus palabrejas en los medios de comunicación.

            Lo anterior quiere decir que Trump siempre ha reclamado y exigido lealtad de quienes se posan a su alrededor y trabajan para él; pero él no está obligado a ser leal con nadie, ni con sus propios hijos incluso. Mike Pence lo soportó los cuatro años que duró la pesadilla de su pseudo-administración presidencial y lo hizo con estoicismo, más silencios que oposición y no quiso destituirlo, como se lo pedían muchos otros que observaban con lucidez el caos que estaba causando el ex mandatario; pero ahora Trump ha dejado escuchar lo que guardaba en su negro corazón contra Mike Pence: si lo hubieran asesinado en el Congreso los Neanderthal que ingresaron en el recinto… ¡Hubiese sido el acto lógico a un hombre que no apoyó el salvajismo de aquella turba de salvajes! Y la pregunta que se desprende de esta argumentación, indefectiblemente es: ¿Lo hubiera asesinado el propio Donald Trump si hubiese estado al frente suyo? Nosotros creemos que sí, porque de parte de Trump se puede esperar cualquier acto reñido con el humanismo y el respeto a los bienes sagrados de las demás personas; en este caso, la vida de Mike Pence.

            Desgraciadamente, según sucede en muchos lapsos de la existencia humana, la dirigencia del Partido Republicano no tomará una decisión fulminante y determinante después de haber escuchado las palabras de Trump y le permitirán postularse en los siguientes comicios nacionales, una vez Joe Biden acabe su gestión. Sin duda, Trump es un ser perverso, dueño de un enorme corazón putrefacto y mal oliente.


Entre Anastasio Somoza y Daniel Ortega. Semejanzas y Diferencias

 

La principal semejanza entre estos dos oscuros personajes de la realidad nicaragüense, radica en que ambos eran dictadores (en el caso de Ortega, lo es en la actualidad y quién sabe por cuánto tiempo más). Otras semejanzas son, la crueldad con sus enemigos, a quienes recetaban prisión, desaparición, tortura, exilio y muerte. También son iguales en el tema de la perpetuidad en el poder, porque los dos son megalómanos, hambrientos de poderío, el estar por encima de las leyes, los seres humanos y de Dios mismo. La entrega del poder no estaba dentro del vocabulario y pensamiento de estos dos individuos, quienes, es muy posible, no contemplaron nunca la inminencia de la muerte, pues eso significaría alejarse definitivamente del gobierno, de la dictadura que ostentan. De hecho, esta enfermedad mental (la megalomanía), es característica de los dictadores, quienes, aun teniendo sus cuentas bancarias pletóricas de millones de dólares, producto del saqueo constante del Estado, cuando pierden el poder, no se van al exilio a vivir de sus caudales, sino que se quedan merodeando cerca de donde una vez gobernaron, observando la posibilidad de retornar y restablecer el régimen dictatorial que les fue arrebatado. Sino recordemos a Saddam Hussein, quien prefirió esconderse en un agujero, en el propio Irak, soñando con retornar a su dictadura.

            Retomando el hilo del tema, tanto Daniel Ortega como Anastasio Somoza, cimentaron sus dictaduras tiránicas en la fuerza y poderío del ejército, el servicio secreto y la policía política y civil, desde el punto de vista represivo, para perseguir, encarcelar y diezmar a sus enemigos y así asegurar sus posiciones en la cúspide del gobierno. Sin la obediencia, la lealtad y la seguridad de sus fuerzas armadas, ninguno de ellos hubiera permanecido en el poder, el dilatado tiempo que han durado, a través de décadas enteras. Una vez que estas fuerzas se alejan o se rinden ante la insubordinación de las gentes, los dictadores caen inobjetable y dramáticamente.

            Así mismo, ambos tiranos tenían el respaldo de dos superpotencias que les sostenían y estaban dispuestas a defenderlos en el caso necesario. Somoza cifraba su seguridad en los Estados Unidos, país donde obtuvo el grado de General, en la Academia de West Point; y Ortega lo hace actualmente con el respaldo de Rusia (antiguamente en la Unión Soviética), y Cuba. Los dos, con ese poderío a sus espaldas y con las fuerzas policiales interiores, hacen alarde de matonismo, de invencibilidad, prepotencia y omnipotencia, parecidos a dos dioses paganos, dueños de la vida y la muerte de los millones de nicaragüenses que conforman al grosor del pueblo. Hay más semejanzas entre ambos dictadores, pero se nos haría interminable este comentario editorial.

            En lo que estriba a las diferencias, hemos de decir que la principal de ellas era el nivel de vida que tenía el pueblo nicaragüense bajo la sombra de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, pues se vivía bien, la economía no tenía los sobresaltos que ha sufrido desde su derrocamiento. Somoza tenía excelentes relaciones con los gobiernos occidentales, especialmente con las superpotencias (Alemania, Francia, Inglaterra y por supuesto con los Estados Unidos), por ello las exportaciones e importaciones con esas naciones eran fluidas, abundantes y llenaban los escaparates de las tiendas, donde los ciudadanos compraban para vivir aceptablemente. Tampoco los exiliados –salvo que fueran comunistas-, se observaban en la vecina Costa Rica, tal y como se pueden ver ahora: miles de personas que no tienen nada que ver con los avatares de la política. El nicaragüense actual emigra en abierta desbandada, porque en su Nicaragua natal simplemente no hay manera de paliar la vida, porque el dictador actual, además de analfabeto y visceralmente inculto, es un inútil y no sabe, no puede, llenar los estómagos hambrientos de las gentes.

            Con Anastasio Somoza, si no te enfrentabas a su dictadura, tenías la posibilidad de vivir en paz hasta que te murieras por causa de la muerte natural; pero con Ortega te pueden detener simplemente porque un día cualquiera no fuiste a un mitin celebrado por este ser ignorante o no sintonizaste una emisora de radio Estatal, para escuchar una alocución de este dictadorzuelo atorrante. Es decir, con Somoza, siempre y cuando no profirieras opiniones contrarias a su régimen, podías moverte, divertirte en discotecas, cines y otros sitios de solaz, con la mayor libertad que quisieras. Con Ortega, la zozobra, la posibilidad de ser visitado en horas de la madrugada en tu propia casa y desaparecer para siempre en una mazmorra de la dictadura, te puede suceder en cualquier momento y por cualquier motivo, por insignificante que éste sea.

            La dictadura de Daniel Ortega es la de un Estado militarizado “hasta los dientes”, que se empecina a diario en avasallar a una población que no tiene trabajo, ni medicinas, ni educación, ni dinero, ni comida, ni futuro tampoco. Amén del sojuzgamiento absoluto a las otras dictaduras de Venezuela y Cuba, cuyos tiranos/asesinos, Nicolás Maduro y Raúl Castro (detrás de Díaz-Cannel), son quienes ordenan e imponen al analfabeto Daniel Ortega. Hay más diferencias, todas ellas abismales, pero son los nicaragüenses quienes dicen que “se vivía mejor con ‘mi General’ (Somoza), que con esta sabandija (Daniel Ortega)”, que hoy los tiene en la peor de las miserias materiales, espirituales y humanas. Esa es la voz del pueblo, su sincera y honesta opinión.


El “Showman” en el que se ha

 Convertido Daniel Ortega

 

El calificativo de farsante, en las tinieblas que son las elecciones en Nicaragua de este primer domingo de noviembre, no le sienta bien a Daniel Ortega, el dictador –que no sabemos por qué motivo no se declara “dictador” en el amplio sentido de la palabra y ya-, porque es un epíteto (característica natural del sustantivo, como “agua mojada” o “fuego ardiente”), muy desgastado, que siempre se le ha dicho desde que irrumpió en el escenario de la política nicaragüense en 1979, tras la huida de Anastasio Somoza Debayle.

            Sino que el adjetivo calificativo que mejor le sienta a este energúmeno y analfabeto que dice que gobierna a su país, sin saber absolutamente nada de gobernanza, es el anglicismo de “showman”, porque eso es lo que está montando en Nicaragua… un espectáculo para llamar la atención y lo ha logrado con creces, porque todo el hemisferio está hablando y escribiendo de él.

            Su comedia, apenas para ponerla en un escenario teatral, ha constado de tres actos, ayudado por su impresentable y horrenda mujer, Rosario “la bruja” Murillo: 1. Encarceló a todos sus opositores, a quienes pudieron arrebatarle el poder mediante los votos de los ciudadanos. 2. Convocó a los comicios este primer domingo de noviembre, a sabiendas de que los iba a ganar inobjetablemente, puesto que toda la oposición, o está en la cárcel o en el exilio, y 3. Le prohibió la entrada a la prensa internacional y a los observadores que hubieran podido verificar las irregularidades de dichas votaciones.

            Se convirtió en un “showman” barato y de mal gusto, que solo podría divertir a las clases sociales bajas, pero muy bajas, y que comulgan con sus malas prácticas tiránicas, en la oscuridad de su dictadura, donde el hambre, la falta de puestos de trabajo, narcotráfico, ínfima productividad, analfabetismo generalizado, nepotismo y violaciones a los derechos humanos, son los rasgos que la definen, que la describen y que le dan esa figura amorfa que posee ante los ojos del mundo civilizado.

            Ortega no hace gracia a nadie; talvez solo a sí mismo, a sus hijos que están distribuidos en todo el aparato gubernamental, a su horrible mujerzuela, mitad bruja y mitad bichejo indefinible (nepotistas), y a sus esbirros/serviles que pululan a su alrededor, esperando que el dictadorzuelo tropical les lance migajas al suelo para que puedan tomar algo de la dictadura que encabeza.

            Ya lo habíamos dicho en otro editorial, que Daniel Ortega hace lo que le viene en gana: encarcela, persigue, humilla y se mofa de los demás, porque los Estados Unidos, los organismos internacionales –inservibles desde su creación-, como la ONU, OEA y la Unión Europea, se lo permiten y solo atinan a amenazarlo con sanciones económicas que lo único que logran es empobrecer aún más al sufrido pueblo, pero que no toca las fortunas de quienes ostentan el poder, porque tienen sus billetes en paraísos fiscales. Es decir, “el castigo” de las sanciones económicas solo le dicen, entre líneas, a Ortega y su estrafalaria mujer, que los recursos, o la opción militar, de parte de los países democráticos, lo mismo que en los casos venezolano y boliviano, no se hará realidad en una invasión a Nicaragua, para sacarlo a él del poder. E interiormente, la policía y el ejército, armados hasta los dientes por Cuba, Venezuela y la otrora Unión Soviética, les son completamente fieles al tiranuelo centroamericano y están siempre dispuestos a sofocar cualquier alzamiento que se quiera dar, de parte de los opositores, los estudiantes o el grosor del pueblo. Daniel Ortega hoy se siente más seguro que nunca en su sillón dictatorial, lo mismo que Nicolás Maduro.

            Además, sabe que, después del ridículo de la huida de los marines estadounidenses de Afganistán, Joe Biden no está en condiciones, no tiene el valor ni las agallas, para meterse en un “rifirrafe” con Nicaragua, más todavía cuando su imagen ante los ojos de los votantes norteamericanos, transita por índices muy bajos. Por ello, Ortega se siente más seguro que nunca.

            ¿Y la oposición nativa, autóctona nicaragüense, qué sucede con ella? Nada, absolutamente nada. Solo le queda la alternativa de hacer manifestaciones en los países donde están los exiliados, hablar, hablar y hablar, hasta quedarse sin voz, ante los medios de prensa de esas mismas naciones, despotricando contra el dictador de Nicaragua y su paroxística mujer, Rosario “la hechicera” Murillo.

            Dos cosas: 1. Que Ortega se deje de espectáculos baratos y se declare “dueño” absoluto de Nicaragua, a la vieja usanza de los dictadores de los años 50, 60 y 70; y 2. Que se deje de convocatorias a elecciones falsas, sin sentido y que todos sabemos que no valen nada. Por lo menos, debería hacer gala de un poquito de sinceridad este analfabeto.


 La Vieja y Estúpida Europa

 

Durante la última Cumbre del G-20, el grupo conformado por las principales economías del mundo (excepto China y Rusia, que no fueron invitadas), se acordó algo que consideramos inaudito, algo así como el premio al asesinato, la violación constante a los derechos humanos, la delimitación al máximo de las libertades individuales y la humillación y anulación de la mujer, quien es usada únicamente para parir a sus hijos y aumentar el número de pobladores dentro de la sociedad. Nos referimos al nuevo gobierno talibán en Afganistán, al que le fue entregado el poder, gracias a los acuerdos que el imbécil ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pactó y firmó con estos asesinos radicales islámicos.

            El acuerdo y la decisión de este grupo de países industrializados, fue el de otorgar a los talibanes la astronómica cifra de € 1,000 millones de parte de la Unión Europea (UE); y otros € 300 millones, de parte de los Estados Unidos. Y con ese dinero, los talibanes podrán seguir lapidando a quienes infrinjan, supuestamente, sus leyes criminales, colgar a las personas de las grúas, azotar públicamente a las mujeres consideradas “pecadoras” y encarcelar y asesinar sin juicios previos, a quienes ellos consideren dignos de la muerte y la prisión.

            La vieja y estúpida Europa. Esta es la única verdad. Por un  lado, combate la llegada de africanos a las costas del sur europeo, en peligrosas pateras y levanta muros para que las familias sirias no se internen en su territorio; y por otro, regalan estas sumas de dinero que le han negado a los africanos, que bien lo necesitan para desarrollar sus sociedades carentes de lo elemental para vivir.

            Mario Draghi, presidente del Consejo de Ministros de Italia, anunció, exultante, el acuerdo logrado mediante esta Cumbre celebrada de manera virtual, como si se tratara de la mismísima solución al problema que están sufriendo los afganos actualmente; y lo que necesita este pueblo –y parece que los europeos no acaban de entenderlo-, es que le saquen de encima a los talibanes, que los lleven ante la justicia internacional y acaben con ese grupúsculo de asesinos de una vez por todas, para que Afganistán alcance la libertad y la democracia que tenía cuando las tropas aliadas permanecían en su territorio.

            Con la llegada de los talibanes al poder en Afganistán, los fondos de este país han sido congelados en los Bancos internacionales, y, según los economistas y sociólogos, ello está repercutiendo en el inicio de una crisis humanitaria en el interior de esta nación; por eso, la urgencia de hacerle llegar los fondos que el G-20 acaba de aprobar en su favor. En palabras textuales de Draghi, “hay que impedir el colapso económico del país, porque eso significa impedir que el sistema de pagos se derrumbe, algo que implicaría que no se podría seguir con la asistencia humanitaria. Y lo mismo sucede con el sistema bancario.” Es notorio entonces su enfoque simplista y absolutamente financiero, por encima de lo judicial que debería primar en todos los casos y llevar ante los tribunales a quienes dictan las ejecuciones de inocentes, corta de miembros de sus cuerpos y demás bestialidades que practican los talibanes contra quienes ellos creen merecedores. Es decir, la millonada de euros supone ser “un premio al salvajismo” de esa horda a la que Donald Trump permitió retornar al poder, cuando firmó los acuerdos de Doha y entregó y traicionó al pueblo afgano, entregándolo a las garras del fundamentalismo islámico.

            Reiteramos, lo que necesita con urgencia la población afgana, es la presencia de las tropas internacionales nuevamente en su territorio, para que los liberen de la criminalidad del régimen talibán; y una ayuda económica de esas características, solo significaría un repunte, un espaldarazo abierto e igualmente inhumano, a quienes perpetran asesinatos constantemente y a diario, en aras de las leyes de la sharia, que no son otra cosa que la práctica de la muerte, la pérdida de las libertades fundamentales y el retroceso a épocas más allá del feudalismo islámico.

            Aparte del tema humano, que, en todo caso es inútil e imposible de obviar cuando nos referimos a la situación actual de Afganistán, hay que recordar y tener siempre muy presente que los talibanes acaban de decirle a los estadounidenses que ellos no colaborarán en nada, por detener a los terroristas que acampen dentro de sus fronteras y emprendan desde aquí, atentados terroristas a mediana o gran escala, parecidos a los del 11 de septiembre del 2001, con la voladura del World Trade Center; es decir, esto significa que el talibán no está dispuesto a tender puentes en este ni en ningún otro sentido con los Estados Unidos y Europa. Lo mismo con la producción de opio, mediante la siembra de amapola, una actividad ilegal que siempre han llenado los bolsillos con millones de dólares a los talibanes, quienes practican la doble moral; o sea, castigan “los pecados” de su pueblo, pero llenan a otras naciones con droga que ellos cultivan, procesan, venden y fomentan.

            A la vieja y estúpida Europa lo que le falta es acabar con los talibanes para siempre, implantar la democracia en ese país y asegurar la paz y la convivencia pacífica en la región centro-asiática. Otras medidas distintas, son solo estupideces de gran calado.


El Final del Reinado de Angela Merkel

 

Amada por muchos alrededor del mundo, odiada por unos pocos, pero de ningún modo indiferente ante todos. Esa es la canciller de Alemania, Angela Dorothea Merkel (de apellido Kasner, de soltera), quien le demostró a los dictadores actuales y se lo hubiera demostrado también a aquellos que murieron antes de ella (Napoleón, Stalin, Lenin, Hitler, Mussolini y Francisco Franco), que para gobernar a Europa, para expandir su sombra (o su luz) por todo el viejo continente, no hace falta lanzar la aventura de una guerra de conquista, porque ella ha mandado en Europa desde que asumió el gobierno de la nación más poderosa de ese continente: la República Federal de Alemania.

            Nació en el puerto hanseático de Hamburgo, por entonces perteneciente a la Alemania Occidental (capitalista), un 17 de julio de 1954, diez años después del final de la Segunda Guerra Mundial. Su padre era un pastor luterano, llamado Horst Kasner; y su madre, la profesora de latín e inglés, Herlind Jentzsch (según su apellido de soltera); tiene dos hermanos, Marcus (n. 1957) e Irene (n. 1964).

            En su función pastoral, el papá tuvo que irse a vivir a la ciudad de Templin, para ejercer sus labores en la iglesia de Quitzow, en la República Democrática Alemana (DDR), un país dentro de la órbita del comunismo soviético. De tal manera, la influencia de sus padres fue sumamente enriquecedora, pues fue educada por una profesora y por un Pastor, de ahí, sin temor a equivocarnos, los sólidos principios que ha demostrado la señora Merkel a lo largo de su carrera política y su función pública al frente del gobierno de la Alemania reunificada y de la Unión Europea, pues, gobernar en Alemania significa, sin eufemismos, gobernar en el resto de Europa, tal el poder de este país en los aspectos productivos y económicos.

            Así mismo, el haber palpado con su propia experiencia lo que era el socialismo, el comunismo (para mejores señas), con toda su problemática ulterior y “de exportación”, fortaleció ricamente su concepto del mundo de la post-guerra y dentro de la llamada “guerra fría.” Es por ello que las relaciones bilaterales con la Rusia de Putin, han sido distendidas y apenas con problemas visibles y destacables. Es decir, la señora Merkel sabe cómo tratar al dictador actual de la Rusia post-soviética.

            Un pasaje particularmente llamativo fue el encuentro que tuvo (casual, por supuesto, porque Angela no lo buscó en modo alguno), con el dictador cubano Raúl Castro, quien ya había asumido la dictadura de Cuba, tras la muerte de su hermano Fidel. La Canciller alemana, a la postre la mujer más poderosa del mundo en ese (y este) momento, pasó al lado del dictadorzuelo caribeño, sin dirigirle la mirada, mientras aquel le rogaba con sus pupilas (curtidas por ver tantos fusilamientos de personas inocentes en la isla), que le saludara; pero se olvidó Castro Ruz que la señora Merkel conoce, con toda su profundidad, “el cáncer” social, económico y humano que significa el marxismo-leninismo, pues lo vivió con todo detalle e intensidad en su etapa de crecimiento y formación de sus conceptos más esenciales sobre el mundo que la rodeaba, en específico en la Alemania comunista, cuando su padre ejercía su labor pastoral en la extinta DDR. De tal manera, si Raúl Castro soñó, antes de aquella Cumbre de gobernantes, que iba a dialogar con Frau Merkel y la iba a convencer para que invirtiera dinero alemán en Cuba o enviara a alemanes a hacer turismo, le fallaron sus cálculos estrepitosamente, pues la Sra. Merkel dejó de creer en asesinos a muy temprana edad, al observar los malos ejemplos del dictador de Alemania Democrática, Erich Hoenecker, y del mismo soviético, Leonid Breznev, y su reacción al ver al carnicero de La Habana, fue pasar lo más alejada posible de él.

            Con respecto a la Unión Europea (UE), la Canciller alemana ha practicado una política basada en la cooperación, el entendimiento y el trato “de igual a igual”, esto es… totalmente horizontal y nunca vertical, aún a sabiendas de que ella gobernaba al país más poderoso del continente. De tal modo, nunca se escuchó, de parte de ningún líder del pasado y de la actualidad, expresarse mal de esta dama germana. Su trato respetuoso, comprensivo, hermanable y de infinita paciencia, le han valido más amigos y ningún detractor. Esas mismas actitudes las experimentó el demente Donald Trump cuando apareció en el Universo político mundial, con sus desplantes de matonismo y tratando de desdeñar (y pisotear) a la señora Merkel. Pero ella sabía que Trump iba a durar en la Casa Blanca lo mismo que un ave negra que cruza el cielo… es decir, tan solo cuatro años, pues ningún electorado, de ninguna democracia funcional, podía soportar a semejante pelmazo, en el caso del hoy ex presidente norteamericano.

            Al terminar el presente 2021, la Canciller de Alemania dirá adiós, después de 16 largos años al frente del gobierno de su país. Deja a una Alemania más moderna, más humana, con una imagen internacional que brilla como el oro y con una economía fortísima, así como le gusta a los germanos, gracias al trabajo constante. Sin duda alguna, el mundo la echará de menos…


 ¿Es Bueno para una Democracia la Postulación de 27 Candidatos a la Presidencia de la República?

 

Eso sucede precisamente en Costa Rica, la segunda democracia más vieja de América, después de los Estados Unidos. Es decir, para las elecciones generales que sucederán el próximo 2022, la espeluznante cifra de 27 candidatos se puede ver en las papeletas que les serán dadas a los votantes el día de las elecciones, para que elijan entre ese descomunal número.

            Nunca antes en la pequeña Costa Rica, de apenas 50,900 kilómetros cuadrados, se había dado tal fenómeno electoral, por eso la pregunta: ¿Es bueno, es sano para una democracia tantos candidatos postulados en una misma elección? Si comparamos a este país con su vecino, Nicaragua, donde el dictador Daniel Ortega ha ido encarcelando –ante la paciencia y omisión del “policía mundial”, los Estados Unidos-, a cada uno y a todos los posibles adversarios suyos, hasta quedar solitario para ser votado por el pueblo sojuzgado, entonces diremos que “sí es sano para la democracia que tanta persona dé su nombre al favor del votante.”

            Pero lo anterior es un caso extremo. Y en el contexto de la normalidad, de lo común, de lo tradicional y de lo que siempre hemos observado en las democracias funcionales y estables, una cantidad tan abultada de candidatos, parece irrisorio, una burla y hasta una broma liviana y que, por ninguna razón, puede ser tomada en cuenta, más aún, siempre dentro del caso de Costa Rica, si vemos rostros de candidatos que han sido comentaristas taurinos (malos por cierto), un médico que ha abandonado el hospital para ser varias veces diputado, en honor a su fanatismo por la política barata y otros individuos que carecen de las condiciones intelectuales, morales y psíquicas para ser mandatarios de un país que se vanagloria de ser serio y tener Instituciones serias.

            No queremos pensar si alguno de esos candidatos llegase a ganar los comicios y subir a la máxima magistratura de la nación, para hacer un desparpajo detrás del otro y a lo largo de cuatro años, que es el período presidencial en este país centroamericano. Y lo decimos porque conocemos a la mayoría de los postulantes y ninguno de ellos logra superar la medida que les hemos impuesto, de capacidad, honorabilidad, seriedad, honestidad e inteligencia. Pero ahí están, “se la están creyendo”, como dicen los costarricenses. “Se la están creyendo” y están creyendo que son capaces, muy capaces, de sacar a Costa Rica de la pobreza, el endeudamiento superlativo con los organismos internacionales, de vencer al covid venido desde China; en síntesis, de sacar a este pueblo lejos de todos los males que lo aquejan. Y no es que se “la estén creyendo”, sino que se están “autoengañando”, porque ninguno de ellos tiene esa capacidad que se necesita para gobernar eficientemente a una república. Incluso hemos visto en el pasado a muchos presidentes en ejercicio, provistos de masters en economía, ciencias políticas y demás títulos, quienes han causado solo desastres desde su Despacho presidencial. Es decir, si no pudieron “los tuertos”, menos podrán los “ciegos.”

            Definitivamente no es bueno ese número (27), candidatos a la presidencia del país, pero no tanto por la aritmética, sino por la calidad de cada uno de ellos. Muy pocos de esos veinte y siete, por no decir ninguno, están capacitados para ser mandatarios de un país, así sea una lejana y perdida isla en la inmensidad del Océano Pacífico. Y precisamente por esa falta de capacidad, cuando observamos una y otra vez la lista, nos asaltan varias emociones: risa, burla, incredulidad, alucinación, silencio por lo absortos que quedamos y cólera, porque no es concebible que tanto incapaz –política y administrativamente hablando-, vaya a salir el día de las elecciones a solicitar el voto de los ciudadanos. ¿Con cuáles credenciales se atreve a tanto? Parece un gran irrespeto al pueblo costarricense.

            Pero lo más preocupante resulta ser cuando observamos nueva y detenidamente a los 27, tratando de encontrar a uno solo que satisfaga nuestras expectativas y no hallamos a ninguno. ¿Será que hace falta otra papeleta provista de otros 27 más para que el votante tenga otra alternativa?

            Lo que más nos preocupa se fundamenta en que el manejo o la administración de un país, no es un juego de niños, o, en este caso… de charlatanes. El arte de gobernar es algo muy serio y ya hemos visto en otros países cuando se le ha entregado la administración política y económica a un incapaz, las barbaridades que hace, los entuertos que causa y los peligros a los que conduce a ese pueblo. El caso reciente de Donald Trump en los Estados Unidos, un degenerado sexual, psicópata que considera a las mujeres objetos de placer y con una vida empresarial fracasada, condujeron a una parte importante de los ciudadanos a atacar al Capitolio, por ejemplo, donde murieron algunos de esos invasores empujados por la retórica demencial de ese ex presidente que no quería abandonar el poder.

          Quizás tanta mediocridad e inutilidad humana y política, sea el signo de los tiempos, donde el hombre histriónico es el que ejerce su dominio, con su deficiente naturaleza. Talvez eso sea lo único que existe y no deja opción alguna a los votantes. Posiblemente…


 Carlos Alvarado, “el Señor de los Impuestos”

 

El Presidente de la República de Costa Rica, Carlos Alvarado Quesada, ya tiene su sitio en la historia. ¡Y vaya si le ha costado caro entrar en esa página que las enciclopedias le tenían reservada, en unión con el destino! En el desarrollo de este Editorial explicaremos el porqué.

            Cuando resultó electo, por esas cosas extrañas que producen los votantes dentro de una democracia funcional, como es la costarricense, sentimos una especie de desazón y decepción, porque el individuo había salido no sabemos de dónde, cuándo y porqué. Era toda una incógnita. Además, pertenece a un partido, el Acción Ciudadana, de corta existencia en la vida política del país, pero con un bagaje de corrupción impresionante (el anterior gobierno, de Luis Guillermo Solís, desapareció del erario público, millones de millones de colones, favorecido por una impunidad descarada de parte de la Fiscalía General).

            Además, Alvarado no ganó las elecciones de hace cuatro años atrás, sino que su adversario –otro fulano sin carisma alguno, llamado Fabricio Alvarado-, fue quien perdió las votaciones por atacar a la Virgen de Los Ángeles, a la postre Patrona de Costa Rica y venerada por la enorme y mayoritaria cantidad de católicos. Es decir, durante el proselitismo de la segunda ronda electoral, los compañeros de Fabricio, evangélicos pentecostales (los más fanáticos dentro de las sectas cristianas existentes), atacaron a la Madre de Jesucristo y ello propició su derrota, porque sus seguidores católicos le negaron sus votos. ¡Tremendo error, garrafal error cometieron en perjuicio de su candidato presidencial!

            Fabricio Alvarado comprendió que a muchos de sus asesores y colaboradores cercanos, hay que cerrarles sus bocas para que no “se paseen” en el triunfo electoral. Lo anterior fue un claro ejemplo de que, en materia de valores y tradiciones cristianas, existen conceptos que, si son transgredidos, se tornan imperdonables; y a este candidato, en aquel entonces, le costó carísimo y lo pagó con la derrota. Incluso, el actual presidente, Carlos Alvarado, aprovechó la coyuntura de su adversario y llevó a su mamá al Santuario Nacional, donde yace la imagen y la adoración de la Virgen Patrona de Costa Rica, y ese gesto le atrajo miles de miles de votos. Así “se cocinó” su triunfo y así llegó a la Casa de Gobierno.

            Pero le ha tocado horrendo. Su administración estuvo golpeada fuertemente por el coronavirus llegado desde China, creado por los chinos y esparcido por los mismos chinos por el mundo. Solo por su posición firme y valiente, ha podido insertarse en las páginas de la historia costarricense, como subrayamos al inicio de este comentario editorial. Y ya lo hemos dicho: tenía dentro de su Gabinete a dos funcionarios de extraordinario valor, valientes, muy perseverantes, muy profesionales e identificados totalmente con la causa que el mandatario les encomendó enfrentar y combatir: la lucha contra el Covid chino. Ellos son el médico y Ministro de Salud, Daniel Salas Peraza; y el presidente de la Comisión Nacional de Emergencias, Alexander Solís. Ellos dos solitos “tomaron al miura por los cuernos” y se han liado con la problemática del virus chino, que arrancó las vidas a más de 7 mil ciudadanos de este país. Y, sin ellos, el gobierno de Carlos Alvarado hubiera naufragado con toda seguridad.

            Por esta sola razón, se le conocerá a Alvarado como el “presidente de la pandemia”, en los registros escritos que le darán forma a la crónica histórica; por encima, incluso, de otros presidentes cuyos super-egos son más gigantescos que los de Winston Churchill o de Mahatma Ghandi, y que, a la hora de las verdades, fueron unos presidentes de Costa Rica, menos que mediocres; y estamos refiriéndonos a varios que des-gobernaron a este país antes de Carlos Alvarado (exceptuando a don Luis Alberto Monge Álvarez).

            No obstante lo anterior, “el pecado”, el enorme error de Alvarado ha sido el de recargar sobre los hombros y sufrimiento del pueblo costarricense, golpeado por el desempleo, la quiebra de sus negocios, la criminal delincuencia (autóctona y extranjera), y la ferocidad del Covid chino, una enorme cantidad de impuestos, que van, en forma ascendente, desde lo más insignificante, hasta lo más portentoso. Es decir, el presidente Alvarado ha creado impuestos incluso para los bostezos de las personas y sus mascotas. ¡Para todo y para todos! Y en lugar de ser “el Señor de los Anillos”, es el “Señor de los Impuestos.” Y por esa razón, su partido, el PAC, prácticamente desaparecerá en las próximas votaciones de febrero próximo. No encontró otra manera de recaudar dinero para el fisco Estatal, el señor Alvarado Quesada y ello ha empañado bastante su valiente batalla contra el coronavirus creado por la China comunista.

              Y ante esta postura suya, los demagogos y oportunistas de otros partidos, principalmente de Liberación Nacional, le están haciendo añicos con una propaganda que tiende a ser rastrera y mal intencionada.

            Lo que no sabemos es, si en estas decisiones económicas tomadas por Alvarado, fue mal aconsejado por aberrados subalternos o las tomó durante sus largas noches de insomnio. Fuere como fuere, ello equilibra su buen trabajo en salud y lo sitúa en un claro/oscuro nada favorable.


 La Miopía Social de las Superpotencias con Respecto a los Países

 

Subdesarrollados, se les ha Devuelto en Peligrosa e Incómoda Inmigración

Todo acto, responsable o irresponsable, tiene sus consecuencias. Hasta la frialdad y la indiferencia, generan sus contratiempos. Y precisamente en lo que respecta a la política de las superpotencias (económicas nos referimos), y su relación con los países pobres, ha sido esa… glacial, absolutamente indiferente o mostrando apenas un parco interés al conceder ayuda por medio de las famosas ONGs, que se han convertido, con el paso de los años, en verdaderas organizaciones que acumulan riqueza en beneficio de ellas mismas y de nadie más.

            Desgraciadamente, las naciones poderosas, sus líderes y pueblos, no acaban de entender que vivimos en un único planeta, que los millones de millones de habitantes, de todas las razas, credos políticos y religiosos, no podemos diseminarnos por la galaxia en los demás planetas y distanciarnos, porque “somos diferentes” y queremos vivir nuestras vidas según se nos antoje. No tenemos otra opción que la de vivir todos juntos en esta Tierra donde nacimos, crecimos, trabajamos y subsistimos a diario. Pero el comportamiento de los ciudadanos y políticos estadounidenses, por ejemplo (o de los franceses, italianos, australianos, canadienses y demás), ha sido volver sus rostros hacia el lado opuesto y no observar la miseria de naciones como las del “Cuerno” de África o del sudeste asiático y otras más que se nos haría extenso mencionar aquí, pero que todos sabemos dónde están ubicadas, en cuáles continentes y la clase de padecimientos y carencias que sufren, muchas veces por culpa del ingrato y criminal coloniaje al que se vieron sometidas a mediados del Siglo XVIII y hasta muy avanzado del Siglo XX, incluso.

            Es un hecho de que, quienes tienen poder económico o material, no podrán vivir nunca en paz si tienen a dos vecinos, uno a cada lado, que padecen pobreza extrema, porque, tarde o temprano, les asaltarán para robarles o les estarán tocando a sus puertas para pedirles ayuda, constantemente. Los estadounidenses, japoneses y europeos, no acaban de comprender esto.

            Según expusimos arriba, vivimos en “una casa única” que es este planeta, nuestra atmósfera supone ser el mismo “techo” para toda la humanidad y no podemos abandonarla. Y la pobreza y su “hermana mayor, la miseria,” es semejante al hecho cuando vivimos en una misma morada y varios de nuestros hermanos no tienen trabajo y pasan necesidades. Valga la analogía, porque, en menor escala, eso es lo que sucede cuando somos indiferentes y no prestamos ayuda a nuestros congéneres que tienen urgencias monetarias, médicas y alimentarias.

            Quienes sufren las carencias lo tienen más claro que aquellos que las han provocado; es decir, los haitianos, guatemaltecos, africanos, salvadoreños y hondureños que deciden abandonar a sus respectivos países y caminar extraordinarias distancias, salvando las fronteras y obstáculos naturales y delincuenciales en cada nación que atraviesan, saben que los causantes directos e indirectos, son los Estados Unidos, en el caso de Latinoamérica; y los ciudadanos de Oriente Próximo, saben certeramente que sus desgracias comenzaron con el colonialismo francés e inglés y el yihadismo que los estadounidenses, con sus guerras fallidas, han insuflado en los terroristas y por ello emigran, caminando, hacia el corazón del continente europeo. La misma decisión la toman los africanos cuando se lanzan al Mediterráneo en barcazas endebles e inseguras, para llegar a las islas italianas o griegas o a las costas españolas. Todo este fenómeno migratorio tiene su origen en la indiferencia de los poderosos económicamente.

            La miopía social de las superpotencias, con respecto a los países subdesarrollados y sus pueblos, se les ha devuelto en peligrosa e incómoda inmigración que se agolpa en sus fronteras en forma de miles de miles de personas que han migrado, que buscan trabajo, seguridad, pan y un poco de tranquilidad para sus golpeadas vidas. En otras palabras, si los poderosos hubiesen invertido (dijimos “invertido” y nunca “regalado”), parte de sus caudales, en el desarrollo de las naciones pobres, en estos momentos sus ciudadanos estarían cómodamente en sus centros laborales y viviendo en sus hogares confiados y satisfechos, sin el reto de emigrar con todos los peligros inherentes que esa determinación conlleva.

            La pregunta resultante, entonces, es: ¿Todavía hay tiempo para ayudar a esos gobiernos, para combatir a la corrupción de sus políticos, para generar empleo por medio de la instalación de subsidiarias de sus grandes empresas o desean seguir con la misma actitud indiferente y frívola, que redunda en la inmigración masiva? Por lo pronto, lo que observamos es a los ejércitos y policías europeos, construyendo muros para que los afganos, palestinos, sirios y africanos no puedan subirlos ni entrar a sus países. Lo mismo hacen los norteamericanos. Otras soluciones, simplemente… no se les ocurren, tienen sus cerebros obstruidos.  


 En Costa Rica, el Resucitador de Cadáveres

 

Dentro de la política, quienes estamos disconformes con ciertos grupos que ostentan el poder, ya sean oligarquías al mejor estilo hispanoamericano o grupúsculos de cafetín, sacados del club de amiguetes, tenemos dos opciones para que desaparezcan esos corruptos incrustados en los avatares de dicha actividad: 1. Que sean aprehendidos “con las manos en la masa”, efectuando sus actos corruptos y llevados a los tribunales para ser enjuiciados y se vean obligados, por vergüenza o porque “sus acciones (carismáticas)” han caído hasta lo más bajo; y/o 2. Esperar que el tiempo transcurra hasta que se hagan viejos y se les cierren, naturalmente, todas las posibilidades para regresar al tinglado político y no puedan subir al gobierno a hacer de las suyas.

            Dichosamente, la segunda opción es la que más observamos en las naciones de América Latina, cuando, envejecidos y totalmente desprestigiados, se conforman con ver el proselitismo y las elecciones desde sus cómodas mansiones –todas ellas construidas con fondos del Estado y de manera delictiva-, por medio de la televisión. Sin embargo, se ha dado una tercera opción para esos politicastros y se fundamenta en que son “sacados de sus criptas, resucitados e insertados nuevamente en los gobiernos.” Es algo sorprendente para quienes ya le habíamos dado gracias al Cielo porque aquellos corruptos de grueso cuño, el tiempo y la vejez los habían enterrado prácticamente y no se hablaba de ellos, más allá del contexto de la historia reciente del país.

            Con destino a las elecciones presidenciales del 2022, el candidato que actualmente tiene las preferencias de la mayoría de los votantes, es José María Figueres Olsen, quien fue presidente de Costa Rica anteriormente y dejó un sinsabor al huir –literalmente- a Suiza y España, para no ser aprehendido por la justicia y ser procesado por actos evidentemente corruptos. Pero en un pueblo (el costarricense), mayoritariamente inculto en materia política y con una profunda y peligrosa amnesia, este individuo ahora goza de ese “olvido” de la gran mayoría y luce como el próximo gobernante de esta nación. Hasta aquí, nuestro estupor parecía moderado ante los aspavientos del fulano en cuestión; pero todavía faltaba lo peor: que el mismo Figueres sacara de su sepultura, de su lápida blanca y en descomposición, “al cadáver político” de Rodrigo Arias Sánchez, hermano del ex presidente Oscar Arias, muy cuestionado por actos reñidos con la moral (tocamientos a varias mujeres sin el consentimiento de ellas, para ser más concretos), y de quien se duda del mismo modo, de su moral personal; es decir, Rodrigo Arias no es recomendable por ningún motivo para que ejerza nuevamente cargos públicos. Sin embargo, Figueres Olsen le ha otorgado la candidatura a una diputación al Parlamento costarricense, en el primer lugar por la provincia de San José. Esto significa que será elegido ipso facto, debido a que los cinco primeros lugares en la papeleta de votación por las diputaciones, son elegidas con una facilidad pasmosa e inquebrantable. De tal manera, Rodrigo Arias Sánchez, gane o pierda Figueres las elecciones venideras, será diputado por el Partido Liberación Nacional (PLN), se caiga el mundo o continúe girando. Es de las pocas cosas en el Universo que se cumplen inexorablemente: la llegada a la Asamblea Legislativa cuando alguien se presenta ante el electorado en el primer lugar por la ciudad Capital. Una vez en el Congreso, será jefe de fracción y muy posiblemente, presidente de dicho parlamento. Tal el grado de influencia que recuperará ese fulano, a partir del momento cuando Figueres Olsen dijo las palabras milagrosas, se levantó la tapa de la cripta y salió caminando el cadáver político de Rodrigo Arias Sánchez, un individuo por el que nadie daba un céntimo siquiera, debido a su desgaste, su mala fama y su erosión sin retorno, dentro del espectro de la política nacional. Pero así han sucedido las cosas.

            Todo país necesita gente nueva, de las generaciones de jóvenes pensantes, con cerebros y mentalidades frescas, de avanzada, modernistas y llenas de anhelos, proyectos y planteamientos que redunden en favor de la patria; y desenterrar a esos cadáveres políticos que arrastran errores de cálculo anteriores, un historial pleno de corrupción y actos sospechosos por su gran dosis de inmoralidad, significa, además del error que lleva inherente el acto, hacer retroceder a la nación, a sus Instituciones y correr el riesgo de que regresen al seno del Estado con sus prácticas anteriores y quizás… peores.

            Costa Rica –y con ella Hispanoamérica al completo-, siempre, desde que tenemos memoria, ha estado gobernada por élites de poder, ricachones, quienes creen en las ventajas que les da su dinero y actúan en consecuencia y solo la vejez y la muerte, los ha hecho alejarse de la actividad política. Tal el poderío y los círculos de influencias que han acuñado a lo largo del tiempo. No obstante, esos “resucitadores de cadáveres” han surgido también de manera inusitada, inesperada e irresponsable en perjuicio de estos pobres pueblos estafados y vueltos a estafar. No es justo y tampoco aceptable que esos mismos personajes oscuros regresen con sus prácticas deshonestas para repetir el mismo daño que ya habían causado en beneficio propio y en detrimento de lo que siempre se ha considerado, son Instituciones sagradas y al servicio de los ciudadanos nobles y confiados. No es justo ni recomendable.


 En Costa Rica,

El Último Gobierno del Partido Acción Ciudadana

 

A raíz de la evidentísima corrupción de algunos expresidentes de la República, el votante costarricense se decantó por llevar al poder al entonces nuevo partido Acción Ciudadana (PAC), un movimiento que se fortaleció con la desbandada de miles de votantes de la llamada Unidad Socialcristiana, inmersa en actos bochornosos de corrupción. De tal manera, era de esperar que en las siguientes elecciones, después de haber metido a dos ex mandatarios a la cárcel, el ganador fuera el PAC, tal y como sucedió aritméticamente.

            Después de varias décadas de gobiernos de dos partidos únicamente (Liberación Nacional y la Unidad Socialcristiana), había arribado al Ejecutivo un movimiento diferente, por lo menos en cuanto a bandera, demás signos externos y algunos rostros juveniles, y su primer presidente fue Luis Guillermo Solís, antiguo militante de Liberación. En este punto en concreto, hay que subrayar que el PAC fue algo así como “un Frankenstein político”, puesto que nació y se fortaleció con “restos humanos” de otros movimientos, que “se reciclaron” bajo un nuevo estandarte o nuevos colores: eran personas de los dos partidos mayoritarios que ya mencionamos y, por lo tanto, con las mismas ideas, costumbres, manías y por supuesto… con los mismos vicios.

            Esa primera administración de Solís fue deficiente, escandalosamente deficiente… “Los mismos restos mortuorios que fueron desenterrados del cementerio” para conformar al “Frankenstein político,” causaron inestabilidad e inseguridad en la población con actos corruptos de gran envergadura, como desaparecer miles de millones de colones (moneda nacional), del fisco Estatal, sin que la policía actuara en consecuencia y sin que se diera una explicación más o menos convincente del destino de ese dinero. Es decir, aquellos corruptos que una vez cohabitaron políticamente en Liberación Nacional y en la Unidad, se valieron de la fe y las esperanzas del pueblo, para llegar nuevamente al poder para hacer de las suyas…

            En las siguientes elecciones creímos que el PAC estaba “enterrado” debido a ese fraude fiscal y a la ineficacia e indolencia de su ex mandatario, Guillermo Solís, quien no hizo absolutamente nada a favor del país; pero no fue así, porque el costarricense le dio el voto masivamente y de manera consecutiva y llegó al gobierno Carlos Alvarado, un supuesto periodista y escritor (¿?), cuyo único trabajo ha sido el de crear impuestos al ciudadano, según él para favorecer a la economía global del Estado. Impuestos hasta a “los bostezos” de las personas y a todo donde a él y a sus inútiles ministros de Hacienda se les ocurra. Ha sangrado al pueblo en medio de la mortal pandemia creada y diseminada por los chinos comunistas, sin el menor pudor ni consideración. Fundamentado en estos errores de bulto y en otros más que se haría extenso enumerar, el PAC tendría que ser derrotado inobjetablemente y enterrado para siempre en Costa Rica. Pero el votante de esta nación es impredecible en ese sentido y podría “resucitarlo” y darle la venia de un tercer período al frente del gobierno.

             Aquí la lógica matemática y política no existe, porque este es un ciudadano completamente diferente, en el sentido peyorativo, al resto de los latinoamericanos y europeos. O sea, en una nación provista de cultura electoral, el PAC debería estar viviendo sus últimos arrebatos o “coletazos” para utilizar una expresión popular.

            La pregunta resultante de todo ello sería: ¿Volverán los costarricenses al bipartidismo o en este caso particular al mono-partidismo con Liberación Nacional, puesto que la Unidad Socialcristiana es un remedo de lo que fue, sin líderes, liderazgo, sin ideas y sin gentes pensantes? Por lo anterior, estas elecciones a celebrarse en el 2022 serán cruciales en el devenir de esta nación centroamericana y marcarán un rumbo nuevo, siempre y cuando el votante no se decante por favorecer por tercera oportunidad al PAC, un temor bien fundamentado si tomamos en cuenta que el candidato del liberacionismo –José María Figueres Olsen-, tiene una deuda por pagar con la justicia, después de haber huido a Europa para no ser apresado; y “el analfabetismo” congénito del votante de este país, que vota sin razonar por quién ni por qué.

            Del gobierno de Alvarado, que ya está por expirar, rescatamos el manejo de la pandemia china por parte de su ministro de Salud, Daniel Salas; y del jefe de la Comisión Nacional de Emergencia, Alexander Solís, dos funcionarios eficientísimos, muy responsables y profundamente comprometidos con las necesidades exigidas por la realidad costarricense. Sin ellos dos, el actual gobierno del PAC hubiera sucumbido catastróficamente y posiblemente el ciudadano estaría inmerso en lo peor de la pandemia originada en China. Aparte de lo anterior, no creemos que se pueda rescatar nada digno ni agradable del Gabinete que conforma al gobierno de Costa Rica. Finalmente, la lógica indica que esta será la última administración del PAC, aunque –repetimos-, al votante de este país no le interesa mucho “la lógica.”


 En Perú, Pedro Castillo Rectifica.

¿Qué Vendrá Después?

 

Parece que quienes sentimos temor ante el nuevo gobierno de corte marxista en el Perú, nos hemos equivocado en cuanto a la peligrosidad del Gabinete ministerial que el mandatario Pedro Castillo presentó a la prensa y a su pueblo. Y decimos que nos equivocamos porque, a pocas fechas de haber asumido el poder, se ha venido abajo el mismo grupúsculo de ministros, igual a una torre de naipes.

            Francamente creímos que el viraje iba a ser radical, agresivo, profundo y decidido hacia la dictadura marxista, al mejor estilo de Cuba o Venezuela, pero no ha sido así dichosamente para los peruanos y los latinoamericanos en general. Lo que parecía sólido como una roca en cuestión ideológica, no era más que arena en el mar… débil, manejable y voluble.

            Posiblemente el presidente en funciones, Pedro Castillo, el maestro del enorme sombrero y el gigantesco lápiz en su mano izquierda, tenga un ápice de inteligencia y se le iluminó precisamente ese hemisferio del cerebro y se acordó que su país, su gente, es indomable, que tiene las cárceles llenas de ex presidentes de la república y los que no están ahí entre barrotes, se encuentran en decidida huida por distintos países donde los convenios de extradición no existen, con respecto al Perú. Es posible que Castillo se haya llenado de temor y determinó que no quiere ir a una celda parecida a la del asesino maoísta del Sendero Luminoso, recientemente cremado, Abimael Guzmán, a quien le metieron cerca de 10 cadenas perpetuas, para pudrirlo en la cárcel en la isla donde lo mantenían rodeado de militares, ya que es una Base del ejército.

            Los peruanos no toleran absolutamente nada a los políticos y eso es encomiable, ejemplar y copiable en otros países de América.

            Hay quienes dicen que la decisión de Castillo por apartar de su Gabinete a los marxistas más radicales, se debe al hecho de que no quiere ser manipulado por Vladimir Cerrón, quien realmente es un peligro para el sistema democrático y las libertades, ahí donde se pose, dentro o fuera del Perú. Si es así como citan los analistas de la realidad política peruana, Pedro Castillo ha demostrado carácter, independencia, personalidad, aplomo y el deseo de complacer a los demócratas antes que a los comunistas. Sin Cerrón respirándole en el cuello, el mandatario podrá gobernar a sus anchas, mejor, con determinación propia, de acuerdo a sus valores, concepto de la vida y la realidad del país. Cerrón era algo así como “el titiritero” dueño y manipulador de las marionetas. Y eso lo sabía América entera y lo comentábamos todos en este continente, con la vergüenza incluida en el rostro y alma de Castillo.

            Antes de la renuncia de casi todo su grupo ministerial, ya había apartado del poder a uno de los hombres más peligrosos del subcontinente, “el peón de La Habana en el ajedrez político peruano”, el anciano venenoso Héctor Béjar, obligado a dimitir después de 19 días de haber asumido su cargo dentro del gobierno, por criticar a la marina y catalogarla de “la verdadera terrorista” y no el Sendero Luminoso. Es decir, además de criminales estos marxistas-leninistas vendidos a la dictadura cubana, son descerebrados o nada inteligentes, al enfrentarse con la fuerza militar, que es bastante poderosa e influyente dentro de esta nación.

            La siguiente renuncia, temprana por demás, ha sido la de Guido Bellido, quien era “los oídos” y el brazo ejecutor del “titiritero” Vladimir Cerrón dentro del actual gobierno de Castillo. Simplemente Bellido equivocó el camino y se convirtió, desde el primer día, en “la piedra en el zapato” del mandatario, un obstáculo bastante molesto que no dejaba caminar al nuevo gobierno y tenía sobre sí la antipatía casi general del pueblo, precisamente por su odio a la comunidad LGTBI y por la mujer, contra quien siempre aconsejó maltratar y denigrar en toda su expresión. Era tal el anticarisma de Bellido, que muchos le consideraron el verdadero poder en la sombra y a espaldas de Pedro Castillo y así la situación comenzaba mal para la nueva administración.

            De tal manera que el presidente ha destituido a 6 de sus 19 ministros, concretamente a los más radicales dentro del comunismo criollo, algo que el partido de Cerrón, Perú Libre, que llevó a Castillo a ganar las pasadas elecciones, ha considerado “una traición a todas las mayorías.” Pero, detrás de esa retórica marxista barata, lo que ha traicionado Castillo es la permanencia de Vladimir Cerrón en el Palacio de Gobierno, imponiéndole al oído lo que tenía que decir y hacer. Alguien lo resumió muy bien de esta manera: “Si algún día Cerrón o Bellido, quien encontró casi por azar al maestro rural y le ofreció la candidatura de Perú Libre, pensaron en él como un hombre de paja, (pero) en este día su creación ha tomado vida propia.” Amén.


En América Latina hay un

Asesino Menos

 

En un principio, las promesas, la utopía que vende el comunismo (en todas su variantes y ramificaciones ideológicas), gustan a los oídos de los campesinos y los desposeídos que habitan en poblaciones pequeñas y en las grandes ciudades también; pero cuando comienzan a percatarse y conocer a cabalidad los métodos que utilizan los líderes guerrilleros y sus esbirros, hacen que se aparten de ellos, con ese miedo instintivo que aquellos despiertan estúpidamente.

            Es decir, los crímenes y abusos inhumanos cometidos por las guerrillas de izquierdas, principalmente en América Latina, no solo atentan contra los gobiernos que dicen combatir, sino también contra los ciudadanos inocentes que han quedado atrapados entre los dos fuegos: el gubernamental y el subversivo, y lo que es peor… contra los movimientos mismos que se han erigido como salvadores de la clase baja ante la riqueza de quienes ostentan el poder. Son estúpidos, son ineptos, son unos imbéciles que se echan a todas las personas en contra, crean enemistades y un panorama de terror del que todos quieren escapar.

            Eso hizo exactamente el criminal que acaba de morir en prisión, llamado Abimael Guzmán, un imbécil que querían atrapar tanto los jueces y autoridades peruanas, como los mismos peruanos componentes del grosor de la población común y corriente, porque fue demasiado el derrame de sangre de inocentes a raíz de los atentados con carros/bomba en los que murieron indiscriminadamente personas comprometidas con el gobierno de turno,  igual que aquellos que iban pasando por las aceras de Lima cuando los autos explotaron. En esas detonaciones de altísimo poder, murieron mujeres, niños, trabajadores del ayuntamiento que limpiaban los desagües, policías y todo aquel que estuviera en el sitio equivocado de la explosión y la matanza. Esos actos, precisamente, abrieron los ojos de la población peruana y llegaron a la inevitable conclusión de que a Guzmán había que capturarlo, procesarlo y hasta aniquilarlo en un paredón de fusilamiento; pero cuando fue aprehendido por un comando especial, le dieron cadena perpetua, un castigo también acorde con su criminalidad sin comparación.

            Las décadas de los 50, 60, 70 y 80 fueron prolijas en esta clase de criminales que aparecían de cuando en cuando en las naciones suramericanas y sus nombres aún resuenan siempre asociados con la sangre vertida de los inocentes y con una psiquis individual propia de esquizofrénicos y sádicos salvajes, simpatizantes del caos y el dolor. Sino recordemos al peor de ellos: Ernesto “che” Guevara, el vagabundo asesino cuya afición por fusilar a los inocentes lo llevó al África, México, Cuba, Guatemala y por último a Bolivia, donde los mismos campesinos e indígenas lo delataron al ejército boliviano, que le dio muerte con relativa facilidad. Los asesinatos del “che” Guevara son famosos a lo largo de América Latina, contra personas que no tenían nada que ver con su supuesta guerra de guerrillas contra la burguesía tradicional y los gobiernos instaurados.

            Luego pareció otro demente de parecido calibre, en Venezuela, cuyo nombre de combate fue “Carlos”, a quien el escritor irlandés, Frederick Forsyth, apodó “el chacal”, cuando publicó su famosa novela “El Día de El Chacal”, en el que hacía referencia a este dinamitero venezolano que cobró las vidas de muchas personas, también inocentes, principalmente en el corazón de Europa. Lo último que se supo de este desalmado terrorista de izquierdas, fue su aprehensión en Sudán, sudeste de África, por un comando de la policía francesa, se le llevó a París donde se le juzgó y se le dio cadena perpetua por sus atentados terroristas y sus crímenes. Dicen que se paseaba entre los demás prisioneros como si fuese un gran personaje, dejando de lado la basura que realmente es, auto-engañándose impostando una actitud y un donaire que no le corresponde a su naturaleza de criminal dinamitero.

            En estos últimos años, los guerrilleros colombianos de las FARC, también equivocando sus caminos, secuestraron a niños campesinos e indígenas, violaron a sus madres y masacraron a sus padres; y lo mismo hicieron con sus atentados en las principales ciudades de Colombia, ganándose la antipatía de la población en general. Incluso, sus líderes, quienes abandonaron la lucha armada, no pueden caminar libremente por ninguna urbe de este país, porque son insultados y corren el peligro de ser lapidados por los mismos pobladores que no olvidan sus crímenes. Aparte del trasiego de drogas que practicaron, paralelamente a sus asesinatos en las selvas y demás sitios de esta nación.

            Con la muerte del peruano Abimael Guzmán, fundador del genocida Sendero Luminoso, ha desaparecido un criminal más, del mismo corte de los que hemos enumerado aquí en este editorial: repudiado, odiado, detestado y rechazado en todas sus formas por los peruanos nobles, trabajadores y sencillos, componentes de la nacionalidad de este país. “El senderista” se ganó ese desprecio, justamente por sus actos criminales, siempre oscilantes entre el sadismo y la esquizofrenia. Muy pocos hablarán, a hurtadillas, de él, y tendrán que ser, entonces, tan criminales como el mismo Guzmán.


 

Con el Paso de los Días Iremos Conociendo la Orientación que Llevará el Gobierno Talibán

 

Lo que sabemos de esta gente es lo que mostraron la primera vez cuando se hicieron con el poder en Afganistán y lo que vimos cuando el ejército de los Estados Unidos abandonó al país hace pocos días. Precisamente lo que se cuenta de los talibanes no es agradable y el hecho de observar a decenas de personas tratando de subir a los grandes aviones militares en el aeropuerto de Kabul para escapar del nuevo gobierno talibán, habla más que mil palabras: los talibanes siembran el terror en el interior de Afganistán, fundamentados en sus leyes coránicas llevadas al extremo de los extremos.

            La primera vez que estuvieron en el poder demostraron su odio a Occidente, su profunda animadversión al modernismo y al modo de vida de las naciones europeas, principalmente. Basaron su economía, primordialmente, en el cultivo de la amapola y su proceso en opio, para exportarlo después hacia esas naciones que tanto detestan. Paralelamente, dieron cobijo y protección a los terroristas de al-Qaeda y de su territorio partió la orden para volar el World Trade Center (Torres Gemelas), de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001. Fueron aliados de Osama bin-Laden y lo apoyaron en todas sus manifestaciones terroristas e ideológicas. ¿Y en la actualidad, cuál será la orientación que tomará el nuevo gobierno talibán, después de su entrada triunfal en Kabul? ¿Repetirán los errores del pasado que hicieron que los occidentales se enfrascaran en una larga guerra por 20 años, y los botarán del poder nuevamente? Recordemos que… quien no aprende de las lecciones de la historia, está condenado a repetir los errores garrafales, según cita la máxima harto conocida.

            Europa observa a los talibanes con cautela, con frialdad y no sin alerta previa ante posibles ataques terroristas que podrían partir nuevamente desde Afganistán. Los Estados Unidos sienten una lógica desconfianza, más todavía cuando las voladuras de las Torres Gemelas se gestaron en suelo afgano, con el auspicio y la connivencia de los talibanes, grandes amigos del jeque Osama bin-Laden. Y en el fondo, tanto en la sede de la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica, como en la Casa Blanca, en Washington, están a la espera del desarrollo de los acontecimientos en esta nación centro-asiática. Es por ello que se desprenden las siguientes preguntas: ¿Tomará nuevamente fuerza al-Qaeda, bajo el alero de los talibanes? ¿Reiniciarán los ataques terroristas, de igual o parecida forma como a principios del presente milenio? ¿Retornará la exportación de opio? ¿Tendrán las naciones occidentales que recurrir nuevamente a la fuerza militar para deponer o hacer entender a los talibanes sobre el daño que están causando? ¿Será capaz Joe Biden de retractarse de su decisión al sacar a las tropas estadounidenses, para atacar otra vez a la dictadura de los talibanes? Todo lo que podamos contestar al respecto, será absoluta especulación, pues los hechos todavía no han acaecido y talvez no sucedan nunca, si los talibanes dan “un golpe de timón” y enrumban su nave hacia otro destino, diferente al de su primer mandato en Afganistán.

            Si en cada mente de los líderes talibanes que han formado al nuevo Gabinete, hay un poco de sabiduría, están obligados a no repetir los errores anteriores. Si quieren mantenerse en el poder, deberán tender puentes de entendimiento con los países vecinos, especialmente con aquellos que tienen el apoyo de Rusia, como Tayikistán, cuyo gobierno ve a los talibanes con sumo recelo y está a la defensiva. Hasta el momento, cuentan con “la bendición” de los chinos comunistas que han llegado a Kabul para llenar el vacío dejado por los Estados Unidos y la Unión Europea y observan la posibilidad de ganar un aliado en su intención de dominación mundial que tienen los dirigentes de Beijing. Los iraníes también miran con buenos ojos a los nuevos gobernantes afganos y piensan ganarlos para su esfera de influencia en Oriente Próximo y su enfrentamiento interminable con Arabia Saudita, algunos Emiratos e Israel.

            Ahora, si los talibanes no desean el progreso, rearmarse (pues son “señores de la guerra” por antonomasia), establecer vínculos comerciales y hacer de Afganistán una nación próspera, que es el primer y último objetivo de todo gobierno, entonces estarán condenados a vivir en la Edad de Piedra, tal y como es su manera de observar y concebir la vida, con todas las implicaciones, defectos, retrocesos, criminalidades y aislamiento peligroso, tal y como lo hicieron durante su primera administración, antes de la llegada de las tropas occidentales. Replegarse hacia ellos mismos, no sería conveniente y mucho menos si piensan violar los derechos humanos de las mujeres y de aquellos a quienes ellos consideren infieles al Profeta Mahoma y sus enseñanzas.

            En otras palabras, si se abren al mundo exterior de manera razonable, civilizada y humanista, los resultados podrían sorprenderles a los talibanes mismos; pero si piensan seguir con la confrontación con occidente, la aritmética le dará el mismo resultado: la enemistad global y muy probablemente otra invasión de las tropas extranjeras y el derrocamiento de su régimen retrógrado y sangriento.

         En los talibanes descansa la elección que hoy se le presenta.


 La Educación y la Cultura Políticas son tan Necesarias en un País Democrático, como el Aire que Respiramos

 

Tomamos, a manera de inicio, la máxima del filósofo cínico Diógenes, quien dijo con toda precisión… “el peor pecado de la humanidad es la ignorancia.” ¡Cuánta razón tuvo el pensador griego cuando enunció la sentencia anterior! Porque con base en la ignorancia se han propiciado las peores tragedias de la historia y de la actualidad en todos los ámbitos donde ha estado involucrado el ser humano.

            En la política es donde vemos con mayor asiduidad la intromisión de la ignorancia de las personas, propiamente de los votantes en el contexto de la democracia, cuando ejercen sus votos casi “a ciegas”, sin conocer o haber analizado detenida y previamente a los candidatos. Resultado de esto, han sido dictadores como Hugo Chávez en Venezuela y más atrás, el chileno Salvador Allende, ambos comunistas, los que hundieron hasta lo más profundo a sus respectivos países, no sin haberlos entregado previamente al comunismo cubano.

            Fundamentalmente, para no cometer esos graves errores que podrían perjudicar a la patria, es importante la educación cívica o política, para crear una cultura afín y que el votante, el ciudadano común y corriente sepa con certeza quién podría ser propicio para ejercer la administración del país y quién no, por el contrario.

            Dentro de esa pedagogía política, habría que hacer énfasis en la memoria individual y colectiva del votante, para que recuerde lo que han hecho o dejado de hacer los candidatos a la presidencia de la República, los yerros de unos y de otros y los aciertos, en el caso de que los hubiesen tenido en beneficio del mismo país.

            Desarrollar en el ciudadano la habilidad para analizar a quienes le piden el sufragio, si vale la pena votar por él o nó; y, sobre todo, hacer hincapié en que la política es una manera de vivir, de actuar, “de respirar” cada día y descartar la creencia de que se hace política solamente cuando vamos al recinto a sufragar, porque se ha constatado que casi todos los pueblos sienten y viven el fervor democrático, solamente el propio día de las elecciones y lo que ha sucedido antes y después de esa fecha precisa, no les importa y se “desintonizan” de los avatares una vez que el candidato ha sido elegido para el alto cargo. Es decir, el papel “fiscalizador” de parte del votante no existe en la realidad, mucho menos la crítica realista y justa, para quienes han llegado al poder.

            De tal manera que “política es una forma de vida, de respirar, de  empaparse de lo que hacen o dejen de hacer los administradores en el seno del gobierno.” El ciudadano, por lo tanto, no debería despegarse nunca de lo que está sucediendo en el Palacio de Gobierno y exigir, en el momento exacto, porque se enmienden los caminos y se “destuerzan los entuertos.”

            Es imprescindible que el votante sepa dilucidar la diferencia entre los términos “demagogia”, “seriedad”, “honestidad”, “farsa”, “engaño” y “sinceridad”; que entienda con toda propiedad cuando el candidato habla sandeces o con imágenes ilusionistas y con proyectos utópicos o con todo realismo, veracidad y franqueza. Así por ejemplo, los alemanes aprendieron mediante una lección muy dura, después de que el nazismo se posesionó durante 12 largos años con una feroz dictadura que causó la peor destrucción que pueblo alguno haya sufrido en la historia de la humanidad, que lo vivido fue profundo, doloroso, crudo y les hizo continuar por el sendero de la democracia y alejados siempre de los “ismos” del comunismo, marxismo, fascismo, socialismo, nacionalsocialismo y demás…

            El alemán medio supo amargamente y después de ver las ruinas de sus ciudades destrozadas por los bombardeos aéreos de los Aliados, que aquellos discursos encendidos de Hitler y sus secuaces, solo tenían la intención de engañar a las masas populares para conducirlas a la destrucción y al aniquilamiento. Es por esa razón que los alemanes, a partir de 1945, durante la reconstrucción de su país, misma que duró hasta 1972, no confía en aquel que mueve demasiado su bocaza para emitir palabras, desconfía plenamente de los demagogos, de la retórica en función únicamente de la retórica y nunca de la verdad. Es por ello que, si estás hablando demasiado delante de un alemán, no te extrañe si se marcha y te deja hablando solo o te dice que te calles. La palabrería barata y desligada de la verdad, aturde y trae pésimos recuerdos a los ciudadanos alemanes, porque mediante los discursos delirantes, los nazis y los comunistas destrozaron a su hermoso y culto país entre 1939 y 1945.

            Valga el ejemplo anterior para enseñarnos a buscar siempre la verdad en boca de los políticos y más importante que el sofismo, que el verbo, que la palabra hablada, son las obras. Es aquí donde recordamos aquel viejo dicho popular de que “obras son amores y no buenas razones.” Y con fundamento en esto, los políticos que solicitan nuestros votos deberán demostrar qué han hecho a lo largo de sus vidas a favor de la sociedad, de sus pueblos y de su patria. Por supuesto que ser consciente de lo anterior en nuestra postura de votantes, sería muy incómodo para los engañistas; por ello preguntamos: ¿Será por miedo a un votante culto que los políticos no implementan esas enseñanzas que les harían parecer defectuosos, mentirosos e incapaces de cumplir sus promesas y sus argumentos delirantes? Vaya usted a saber…


Biden Espera que Ocurra un Gran Acontecimiento

 

Los políticos se valen de todo y Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, es un político por antonomasia. Él sabe que está en una situación engorrosa, no deseada por ningún personaje que quiere hacer su trabajo tranquilamente y ser admirado, si se pudiere. Lo sabe y le mortifica en alto grado.

            Lo de Afganistán ha sido “la metedura de pata” más tempranera para un mandatario de esta gran potencia, porque, por lo general, los presidentes norteamericanos se equivocan en esa magnitud, a mitad de sus administraciones o al final, pero nunca al principio. Sin embargo, Biden tiene a su favor el paso del tiempo, si lo vemos con cierto optimismo. Porque el hecho de haber cometido el criminal error en Afganistán, al salir en franca y humillante huida, dejando a la vera del camino a colaboradores afganos, a sus familias e incluso a ciudadanos estadounidenses, no tiene parangón en el devenir histórico de esta nación. Y si le sumamos a esta barbarie las armas y vehículos de guerra que abandonó y que ahora están en poder del talibán, más el asesinato perpetrado en el aeropuerto de Kabul de 13 marines, por parte de una facción del Estado Islámico (Isis o Daesh), la posición de Biden en la Casa Blanca, prácticamente lo obliga a renunciar o ser destituido y llevarlo a un Consejo de Guerra por “alta traición a la Patria.” Pero, repetimos, el tiempo juega a su favor.

            Él espera, con su olfato de animal político, que suceda un acontecimiento de gran envergadura en estos tres años y resto que le quedan por transitar en la presidencia y en los que él podría erigirse como “el salvador de la situación” y retomar el papel del “Superman” que todo mandatario de los Estados Unidos quiere para sí. Y en el caso de que no suceda nada espectacular que lo ayude en su imagen, pues… lo podría provocar de alguna manera, mediante otra invasión militar aquí, allá o acullá; enviando tropas para restituir en el poder a algún presidente depuesto en África o América Latina. ¡Vaya usted a saber el conejo enorme que se podría sacar de su chistera!

            De hecho ya amenazó a Rusia con represalias si se propasara con algún país europeo; pero los rusos pueden estar confiados en estos momentos, porque la moral del Pentágono y sus tropas está por los suelos, después de que los talibanes, mal armados, les hicieron huir de Afganistán. Vladimir Putin está exultante, pues los rusos permanecen con la moral al tope después de la Gran Guerra Patria, cuando expulsaron a los nazis de su extenso territorio y, recientemente, acabaron con el Daesh en Siria e Irak. Los rusos, valga la pena decirlo, no padecen de la cobardía ni la falta de destreza militar de los norteamericanos, que ha quedado patente en Vietnam, Bahía Cochinos, Somalia, Irak y muy recientemente en suelo afgano.

            Retornando al asunto medular de este editorial, Biden está tratando de “subir sus acciones” políticas que atraviesan su mínimo valor “y nadie quiere comprarlas”; por eso acaba de decir que los expedientes secretos que se refieren al atentado de al-Qaeda a las Torres Gemelas (World Trade Center), de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001, podrán ser desclasificados próximamente. Es notorio que el presidente quiere tapar, pasar el cortinaje que encubra su “elefanteásico” error en Afganistán. Es evidente que se está agarrando de cualquier cosa para que el pueblo norteamericano y los analistas, no sigan torturándole remachando su impericia, su cobardía y su miopía, al ordenar la salida del ejército estadounidense y con ello, permitir el arribo nuevamente de los talibanes al poder. En otros términos, Biden se ha aliado al destino inmediato y lejano, para que le salve la imagen.

            Él, mejor que nadie, sabe que el paso de los años cura absolutamente todo y puede cerrar las heridas más profundas. ¡Quién más que él que perdió a su esposa e hijos en un accidente automovilístico y que superó un aneurisma! ¡Quién más que él que supo resarcirse de esos golpes al alma, rotundamente traumáticos, y supo redireccionar exitosamente su vida privada y profesional, hasta alcanzar la presidencia de la primera potencia mundial! Joe Biden puede sentarse cómodamente detrás de su escritorio en la Oficina Oval, para esperar que el destino le brinde la oportunidad de borrar su fallo garrafal afgano.

            Aunque también podría suceder el caso contrario: que otro acontecimiento de parecida envergadura, a nivel internacional, le enlode todavía más y el destino le sea adverso nuevamente, igual que en épocas pasadas. Pero Biden no baraja esa opción, no la piensa siquiera y sigue esperando ese “gran golpe de efecto” que le hará “subir el valor de sus acciones políticas” y encumbrarle al sitial en el que estaba cuando derrotó al demente Donald Trump, en las elecciones recién pasadas. ¿Qué podría suceder a favor de Joe Biden? No lo sabemos. No nos atrevemos a conjeturar. Pero si estamos seguros que tendrá que estar lejos del aspecto militar, pues, en estos momentos, nadie, alrededor de la Tierra, apuesta un dólar siquiera por el ejército estadounidense que va de derrota en derrota desde Vietnam. Mientras tanto, el abuelo Biden sigue esperando…